Epílogo

Quizá no era lo mejor que podría habérsele ocurrido para sorprender a Mina el día de Navidad, pero estaba muy contenta con el resultado.

Han estaba acomodando los adornos del árbol mientras Chaeyoung ponía luces a lo largo del salón; se notaba la dedicación en cada cosa, lo bonito que se veía aquel lugar a pesar de ser un espacio no muy grande demostraba que el cariño lo podía todo.

Chaeyoung le pidió a Han que fuera a cambiar su ropa, puesto que ya casi sería hora de cenar y Mina llegaría en cualquier momento.

Acomodar los regalos bajo el árbol fue sin duda lo más emocionante del mundo para Chaeyoung. El pequeño amigo que tenía había estado mirando un tren en el centro comercial siempre que pasaban por fuera de la tienda, y ambas jóvenes habían ahorrado todo lo que podían hasta que pudieron comprar uno para él.

Chaeyoung esperaba que esa Navidad fuera perfecta, así que no podía encontrarse más feliz.

Mina llegó a las 10 de la noche en punto, justo cuando Chaeyoung servía la comida en los platos.

—Lo siento, me demoré un poco más porque tuve que ir a buscar algo. ¿Cómo estás hoy Jisung?

—Bien, Chaeyoungie y yo hicimos un árbol de Navidad muy muuuy grande en la sala.

—Está muy bonito... Chaeyoung,¿Puedes venir conmigo un segundo?

Jamás hablaban de esos temas cuando estaban con el pequeño pero ahora Mina necesitaba decirle a Chaeyoung lo que el médico y la policía le habían dicho sobre el pequeño.

Llevaban unas semanas tratando de averiguar el porque Han Jisung había terminado en un hogar de menores, y esa investigación había dado sus frutos esa mañana.

—Chae, Han ha sufrido mucho, como temíamos. Fue abandonado por su madre el día de su cumpleaños en un parque de diversiones, por lo que sabía la persona del hogar. Poco tiempo después de haber llegado allí, todos los niños lo molestaron y lo golpearon hasta que ya no dijo nada, escapó una semana antes de que Momo lo encontrara.

—Entiendo.

Chaeyoung miraba el piso, jugando con sus manos de manera nerviosa, pero no podía ponerse así. Debía estar bien y feliz para que Han se sintiera seguro con ellas, para que pudiera disfrutar una Navidad como si fueran una familia. Le sonrió a Mina, diciéndole que entre las dos saldrían adelante y lograrían que Han fuera el niño más feliz del mundo si se podía.

Cenaron en la tranquilidad de una noche sin inconvenientes. La japonesa miraba el reloj ansiosa, ya quería que fuera media noche. Sólo eso quedaba esperar, porque ya había llamado a Chaeyoung para desearle una feliz Navidad en donde quiera que estuviera y podría jurar que escuchó la voz de Dahyun también al otro lado del teléfono.

Habían decidido la fiesta juntas lo cual alegraba mucho el corazoncito de Chaeyoung.

Sentadas en el sillón, mirando como Han se emocionaba al ver una película sobre pingüinos, ambas jóvenes notaron que faltaban pocos minutos para media noche. Y no, no le prohibirían al pequeño abrir sus regalos. A Chaeyoung no le importaba que la tradición fuera abrirlos en la mañana, ella quería ver el brillo en los ojos del pequeño al ver su juguete nuevo. (Acá se abren inmediatamente son las 12, pero no sé allá).

Mina no le había comentado a Chaeyoung que tenía un regalo especial para ella, pero ahí se encontraba una cajita pequeña, envuelta en papel de regalo con pequeños pingüinitos, bajo el árbol de Navidad. Casi escondido.

—¡Minari, Chaeyoungie, ¡Es hora de abrir los regalos!

Chaeyoung se agachó a la altura del pequeño y le entregó la gigantesca caja para él sólo. No tardaron mucho en romper el papel entre los dos, y Mina no podía asegurar cual de los dos se encontraba más emocionado.

El tren hizo su aparición triunfal mientras Han parecía no poder creer lo que estaba viendo. Él nunca había recibido un regalo tan enorme y bonito, era lo que más quería y ahora estaba ahí frente a él.

—¿Te gusta?, Mina y yo pensamos que podías jugar con él hoy mismo aquí, podemos poner las vías y te ayudaremos a... —

—Chae...

La castaña se quedó mirando la conmovedora escena, Han se había tirado a los brazos de Chaeyoung de manera espontánea y la coreana quedó tan sorprendida como Mina.

Sus brazos rodearon el menudo cuerpo ligeramente y se permitió dejar escapar ligeras lágrimas de felicidad, alivio y quien sabe cuantas emociones más que sintió en ese momento. ¿Así se había sentido Mina el día que él la abrazó?, tenía un pequeño mundo justo entre sus brazos, un mundo frágil e incomprendido que acababa de depositar su cariño en ella. Mina se les unió momentos después, para luego darle paso a la misión de armar las vías del pequeño tren para jugar.

Eran dos chicas y un pequeño que había llegado en busca de su ayuda, antes una chica con miedos y otra con una manera de ayudarla.

Han aún tenía regalos bajo el árbol para él. De Momo, Dahyun y sus nuevos amigos de la clase de Chaeyoung.

Pero Mina quizo que Chaeyoung abriera el suyo primero, síp, esa diminuta cajita que contenía quizá lo más importante de todo el universo, al menos de su pequeño universo.

—Este dice...Que es para Chae.

—¡Chaeyoungie, tienes un regalo!

—Sí, Han. Pero tú tienes muchos más.

Chaeyoung tomó la cajita entre sus delgados dedos y quitó el moño para ver su interior.

Un anillo.

—No es el más bonito, ni el más caro, ni el más buscado por el mundo. Pero está todo mi amor allí. Prometí que lo tomaríamos despacio, en pequeños pasitos de pingüino como los que están grabados en el interior del anillo, pero aún así... ¿Quieres casarte conmigo, Chaeyoungie?

¿Quién habría pensado que esa chica que ni siquiera era capaz de ir a la escuela, terminaría encontrando todo lo que necesitaba gracias a la pequeña niña de cabellos rojos que entró un día a su casa?

Fin💕.

¡Fin!, esta linda historia Michaeng ha llegado a su final, pero no crean que será la única en irse, SSA está a un capítulo jeje, bueno, nos veremos pronto en mis otras historias; más que todo que he creado un nuevo horario y actualizaré más seguido ^^.

Espero que les haya gustado, no olviden votar, comentar y seguirme para más contenido <3.

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