Capítulo 5 (Dereck)
Pasamos alrededor de quince minutes pensando una vía de escape y siempre encontrábamos dos problemas para ello. El primero: aún no había recuperado el ciento por cien de mis fuerzas por lo que no sería conveniente transformarme en animal, el segundo problema: no solo debemos concentrarnos en el escape y defensa, sino también, en la protección y traslado de Logan que, en estos momentos era un peso muerto al no poder utilizar sus piernas debido al exceso de droga en su sistema.
—Tengo una idea—enuncia Michael mientras me ofrece una pistola que guardaba en la parte trasera de sus pantalones—. Tú usarás esto, yo llevaré a Logan.
—Tu solo no puedes llevarle.
—Tienes razón, ahora no puedo, pero si me transformo en lobo sí.
No quería arriesgarme a ello, tengo miedo que no pudiese defenderlos a ambos mientras Michael estaba en su forma licantropa. Me había pasado un poco gritándole anteriormente, pero fui invadido por un gran temor a que le hubiera ocurrido algo mientras venía en mi búsqueda y, a su vez, me puse feliz de pensar que le importaba tanto como para afrontar tal riesgo, en verdad no entendía a este lobo que causaba tantas emociones en mi persona en menos de un minuto. Michael debió percibir mi duda e inquietud pues agregó.
—Escucha Dereck, no tenemos muchas alternativas para salir de este lugar, con el arma podrás defenderte bien y yo como un lobo podré llevar a Logan sin problema alguno y a la vez cuidarnos.
—Creo que tiene razón. —Le apoya el eludido que hasta el momento no había opinado sobre nuestros planes; inconscientemente le gruño un poco.
Me mataba admitir que ambos tenían razón, toda idea de fuga era un suicidio en estos momentos, no existe manera segura de escapar de este lugar, incluso si hieren a Michael en su forma lobo podrá recuperarse en cuestión de minutos, por lo que resignándome ante la mejor idea que ha surgido hasta el momento asiento para aceptar. Sin embargo, no puedo evitar la inquietud que recorre mi cuerpo.
«¡Maldita sea! Una peligrosa misión y prácticamente voy con dos suicidas. Gracias a Dios soy el hombre de hielo y puedo ocultar mis emociones.» El sarcasmo vibra en esa última frase dado que por lo visto el día de hoy Michael logra percibir todo lo que pienso.
—De acuerdo, será de esa manera.
Tomo la pistola que Michael aun ofrece y acto seguido este comienza a quitarse la ropa lentamente.
—Por suerte tengo otra muda de pantalones y camisa en la camioneta—ríe mientras se quita la camisa y comienza a desabrocharse los pantalones.
Tanto para los Hombre Lobo como para los Cambiaformas era totalmente normal andar la mayoría del tiempo con más de una muda de ropa arriba. Siempre que nos transformábamos terminábamos destrozando las prendas y es muy incómodo andar desnudo si necesitamos volver a nuestra forma humana.
Siento como mi pulso se acelera. «¡Mierda!» no lleva bóxeres puestos, está completamente desnudo ante mí ¿Acaso este hombre quería provocarme una epilepsia? Siento mi boca volverse agua y mi entrepierna endurecerse, jamás en mi vida me ha ocurrido esto con ninguna persona, hasta el momento jamás había visto a Michael con ojos lujuriosos, pero al tenerle desnudo ante mí las cosas cambiaban demasiado, siempre he sido demasiado consciente de su presencia en una habitación para mi propio bien, pero esto…esto es cruzar los límites. Los tatuajes en sus manos y espalda solo resaltan la bella palidez de sus músculos bien definidos. Y sí, es rubio natural, acabo de comprobarlo.
De repente su rostro se contrae, no sé qué hacer o a donde ver, es la primera vez que observo la transformación de un licano. Las uñas de sus dedos comienzan a extenderse volviéndose afiladas garras. Su columna se expande a la medida correcta a la par que el espeso pelaje comienza a brotar de cada poro de su cuerpo, su cara se alarga conformando un estilizado hocico. La transformación dura fracción de segundos cuando, finalmente, tengo ante mí un hermoso lobo blanco un poco más grande que los lobos normales.
He visto muchos lobos a lo largo de mi vida, pero ninguna que se pudiese comparar a la blancura de la nieve.
—Listo, entrégame al chico— pide Michael mediante la telepatía.
Al ser los cambiaformas casi primos lejanos de los lycan no paso trabajo para entender lo que dice el lobo que se encuentra ante mí, no obstante, para Logan no es tan fácil. A pesar de ser un híbrido con el ADN de ambas especies, de no ser cambiaformas u hombre lobo desde su nacimiento dificultan su lenguaje telepático, solo puede escuchar a Michael si este último lo desea. Incluso los telépatas pasan trabajo para leer las mentes cuando los cambiaformas u hombres lobos están en su forma animal, es como si los escudos de la mente se reforzaran en el cambio.
Cargo a Logan y lo recuesto sobre el lomo de Michael, el chico se veía extremadamente pequeño sobre el gran lobo. Aprovecho para permitirme rozar el blanco y liso pelaje, se siente demasiado bien al tacto. Tengo que obligarme a apartarme, no es el momento ni el lugar, sin embargo, sé que esta es una oportunidad que no volveré a tener.
—Michael te mantendrá a salvo, yo saldré antes para despejar el camino—informo al joven híbrido.
—Ten cuidado por favor. —La preocupación de Michael se sentía verdadera, no era la falsa protección que he sentido de tantos de mis camaradas de manada. Niego con la cabeza, no debo permitirme pensar esas cosas es estos momentos.
Me acerco a la enorme puerta del almacén y algo raro ocurre: no siento la presencia de los guardias que han estado todos estos días vigilándonos. Aun así, prefiero no decir nada para evitar el caos. Michael y Logan tenían razón, esta era la oportunidad para escapar y debemos aprovecharla, aunque no puedo dejar de pensar que nos dirigimos a una trampa.
Con cautela abro la puerta para asomarme y confirmo mi teoría, estamos completamente solos, los guardias han desaparecido y no puedo sentir su presencia a toda la redonda. Doy los primeros pasos fuera del enorme almacén e informo al lobo que me sigue que se mantenga cerca y cuide su espalda.
Apunto en todas direcciones con el arma en la mano mientras mantengo todos mis sentidos en alerta máxima, o por lo menos hasta donde la droga lo permite, algunos de sus efectos continúan latentes en mi sangre. Michael dirige la segunda parte del camino hacia donde se encuentra la camioneta aparcada, su pelaje blanco resalta como un faro de luz en medio de la noche, tan solo espero que no le vean, se convertiría en un blanco fácil.
Pero nada, no hay ni un híbrido u otra criatura sobrenatural a toda la redonda, algo no está bien, me inquieta tanto silencio, es justo como en el antro cuando fui capturado: la calma que antecede a la tormenta. Sé que mis acompañantes pueden sentirlo también, Michael no deja de mirar en todas direcciones y Logan, aunque con los ojos cerrados, escucha cada detalle de su alrededor.
—Dereck, algo no está bien—resalta Michael lo evidente.
No respondo, solo sigo al tanto. Llegamos al vehículo y todo parece estar en calma. Es demasiada calma, no se sienten ni tan siquiera los sonidos de los animales en la noche, no hay aves, no hay insectos…nada.
—Está justo como la dejé.
— ¿Seguro? —Quiero saber.
—Sí, sin embargo, el olor a híbrido inunda el interior de la camioneta.
—Tal vez la encontraron y estén buscando en los alrededores—propone Logan.
Acepto de mala gana esa idea, aún era muy sospechoso, pero no iba a quedarme para averiguar que tramaban. Abro la parte trasera de la camioneta para que Michael entrase en su forma lobuna junto al chico y rápidamente me dirijo yo al asiento del conductor. Enciendo la camioneta y piso el acelerador con todas mis fuerzas.
Cuando nos encontramos a la salida del puerto, Michael comienza su transformación a humano y acto seguido se viste. Tanto él como Logan vuelven a respirar con calma. Miro al espejo retrovisor para darle un último ojazo a lo que dejamos atrás cuando mi sangre se congela con la figura que veo reflejada en el vidrio: Erick se alza ante los almacenes con una gran sonrisa en el rostro, no nos persigue, no hace nada para detenernos, solo se queda ahí en pie.
Observo como introduce la mano en uno de los bolsillos de su costoso traje y saca algún objeto pequeño, acto seguido bajo el asiento del conductor empieza a sonar el timbre de un teléfono móvil, alargo la mano y lo agarro, número desconocido.
—Eso no estaba ahí antes. —Escucho como dice Michael desde los asientos traseros, la alarma y la curiosidad reinan en su voz, pero a mí no me sorprende.
Descuelgo la llamada sin apartar la vista del retrovisor y escucho a Erick hablar.
—Veo que el perrito ha cumplido su misión. —Su tono es el mismo de siempre: divertido y cínico, puedo jurar que las náuseas me invaden con solo oírle hablar—. Comienza el juego del gato y el ratón.
— ¿Qué planeas? —Mi voz sale más alto de lo que deseo— ¿Por qué no nos capturaste ahora? Aun estas a tiempo, ¿acaso no sería lo suficientemente divertido para ti?
—No habrá necesidad de correr en tu búsqueda pequeña pantera, eso solo haría que quisieras escapar. —Suelta una rápida risa—. Tú solo vendrás a mí en muy poco tiempo Dereck, recuérdalo, serás mío. —Y acto seguido colgó la llamada dejando más confundido y preocupado de lo que ya estaba.
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