Capítulo 4 ( Michael)
—Han pasado varios días desde que llegaste a Los Ángeles y sigues sin ningún rastro de Dereck ¿qué diablos esperas para regresar?
La voz de Ryan sonaba furiosa al otro extremo del teléfono, aún no se toma bien que le hubiese desobedecido y venido en busca del cambiaformas.
—Dame solo un día más, sé que sigue allá fuera, está vivo, lo puedo sentir.
Escucho a Ryan resoplar por lo bajo, en el fondo, sé que es mayor su preocupación que la molestia que siente hacia mí.
—Escucha Ryan, un día más y si no encuentro ninguna pista del gatito regreso y enfrentaré las consecuencias por desobedecer al alfa.
El silencio al otro lado de la línea indica que está pensando mi propuesta. La desobediencia a mi alfa podría costarme incluso la expulsión de la manada, mi falta de respeto se podría entender como una burla hacia el líder, una rebeldía, pero esto es algo que necesito hacer, no solo por Dereck, sino también por mí mismo. Debo demostrar que no solo sirvo para estar detrás de un ordenador o servir tragos en el bar. El recuerdo de mi estancia en el orfanato se apodera de mi mente, vuelvo a ser ese pequeño niño que lucha por darse un lugar en la vida.
—De acuerdo Michael. Tienes veinticuatro horas, si para cuando se acabe el tiempo no has conseguido nada deberás regresar y afrontar el castigo—sentencia el alfa antes de cortar la llamada.
Apago el teléfono y examino la habitación a mí alrededor. Estoy en el cuarto de hotel que ocupó Dereck antes de desaparecer por completo. Han pasado tres días desde que llegué a Los Ángeles y, ante la falta de noticias del cambiaformas, el gerente no tuvo ningún problema en alquilarme la habitación por una suma considerable de dinero.
En cuanto Ryan se marchó de mi casa hace tres días no dude ni por un segundo en tomar mi mochila con unas cuantas pertenencias y el dinero suficiente para el viaje, tome mi camioneta y ahora eme aquí, en una sucia habitación de hotel a punto de ser castigado por mi desobediencia y queriendo matar al lindo gatito por no aparecer.
No hay ninguna pertenencia de Dereck que me brinde alguna pista. La noche pasada, estuve en el club donde el localizador fue rastreado por última vez, pero nada, solo un callejón sin salida, sin embargo, la presencia de tantos cambiaformas e híbridos en un antro supuestamente para humanos me hacen levantar sospechas sobre el lugar.
«El gatito tuvo que estar tras algo importante o descubrir lo que no debía, de no ser así ¿Por qué se ha esfumado como arte de magia?»
— ¿Dónde diablos te has metido gatito? —pregunto más para mí mismo que para obtener respuesta.
Necesito una ducha caliente para refrescar mis ideas. Mientras el agua cae por mi cuerpo rememoro la última vez que le vi en el cumpleaños de Ryan: esos ojos verdes que me desafiaban a cada momento y antes de que pudiese evitarlo habían pasado a formar parte de mis más escandalosos sueños. No entiendo porque, pero el cambiaformas poseía algo que me era imposible no dirigirle la palabra cada vez que nuestros caminos se encontraban. Bajo esa mirada fría y distante que aparentaba yo percibía mucho más, en el fondo siento que es muy parecido a mí, además, jamás he conocido a una persona que tuviese la habilidad de alterarme y molestarme como él, me desconcierta y perturba.
—Solo necesito una señal de que sigues vivo, un milagro, por favor—susurro recostado contra la pared del baño.
¡Mierda! Estoy al borde de la locura.
A decir verdad, me siento demasiado impotente y sin la posibilidad de hacer mucho, no logro obtener un rastro claro del cambiaformas. Quizás si hubiese insistido más en ver con él desde el inicio nada de esto estuviese pasando, el muy imbécil ha jodido la misión.
«¿Y en verdad lo haces porque te preocupa la misión?» Gruño al sentir la tan familiar voz en mi cabeza, ha estado dejándome susurros raros desde la desaparición del felino. Sobre todo, susurros de preocupación. Yo no soy así, nunca me preocupo por algo que no sea mi pellejo o el pellejo de alguien muy cercano, Dereck no entra en ninguna de esas clasificaciones.
El sonido de una alarma llega desde la habitación para cortar el hilo de mis pensamientos. Debe ser Ryan volviéndome a llamar para montarme otra bronca, no deja de hacerlo desde que me marche. Cierro el grifo del agua y enrollando una toalla blanca alrededor de mi cintura mientras voy en busca del móvil. Ignoro las gotas de agua que caen al suelo volviendo la estancia un verdadero desastre.
Tomo el teléfono celular, pero no hay ni rastro de llamada, no obstante, el parpadeo de una luz en el ordenador que siempre llevo conmigo llama mi atención. Reviso con mayor profundidad la pantalla del mismo y una ola de emoción me golpea cuando veo que el parpadeo proviene del programa de rastreo que conecta directamente al localizador de Dereck.
«Ha vuelto a aparecer, ¡Está vivo!» La emoción crece como volcán en erupción en mi interior, no puedo creerlo, solo soy capaz de sonreír debido al grato alivio que me corroe. Quiero llamar a todos y gritar a los cuatro vientos que lo sabía, que nunca me confundí. ¡Dereck Darnell está vivo! Ubico las coordenadas que señala en un mapa de la ciudad y me da como resultado un antiguo puerto pesquero abandonado.
No lo pienso dos veces, arrojo la toalla al suelo y me visto con unos pantalones de cuero, camisa negra y un par de botas de motorista. Es plena noche, la mayoría de las criaturas sobrenaturales estarán rondando por las calles y debo tener cuidado. Puede ser también una trampa para atraparme, pero no deseo arriesgarme a perder la única señal de vida que he recibido de Dereck en varios días. Quizás sería más inteligente avisar a los rastreadores más experimentados sobre la señal de vida de Dereck, pero yo siempre me he caracterizado por ser más impulsivo que inteligente.
«¡Qué irónico que un Hacker diga eso!»
No sé en qué estado se encuentre por lo que en una mochila tomo algunos elementos médicos del botiquín de primeros auxilios de la habitación del hotel. Recojo de igual forma una pistola que he traído conmigo en caso de que fuese necesario su uso, tomo el móvil en el que he anotado las coordenadas, la laptop, las llaves de la camioneta y me marcho en busca del cambiaformas.
Manejo a toda prisa esquivando el tráfico hacia un antiguo puerto pesquero en los límites de la ciudad, al llegar solo encuentro unos diez o quince almacenes abandonados. Con el móvil en la mano para no perder el rastro camino entre ellos hasta encontrar en el que se halla el rastreador. Sin embargo, al llegar, me obligo a parar en seco y ocultarme en la oscuridad. Dos criaturas que no me tardo en identificar como híbridas custodian la entrada del almacén donde supuestamente se encuentran mi cambiaformas.
«¡Mi Cambiaformas! ¡Qué mierdas estoy pensando!» Trato de apartar esa idea de mi cabeza y concentrarme en como entrar ahí.
Saco el revolver que llevo guardado en mis pantalones y realizo varios disparos a unos latones de basura que se encuentra a pocos metros de mí, pero en sentido opuesto a donde están los guardias.
— ¿Has escuchado eso? —pregunta el más grande de los dos.
—Ha venido de ahí.
Ambos se dirigen al sitio donde realicé los disparos, cuando están lo suficiente alejados me acerco a la puerta del almacén y entro en la estancia, un truco viejo, la verdad no creí que funcionara. Cierro justo al tiempo en que ambos híbridos regresan.
— Ha debido de ser algún animal o algo
Respiro nuevamente con normalidad, no encontraron la camioneta y mucho menos sospecha de mi presencia, parece demasiado fácil para mi gusto, pero no me detengo en ello, comienzo a buscar alrededor una señal de vida. El almacén está sumido en la oscuridad, aunque no es un problema para mi vista de lobo, no quiero llamar en voz alta en caso de alguna trampa por lo que solo examino el lugar.
Encuentro una enorme jaula de metal, miro el rastreador y me dice que la señal localizadora viene de ahí. Agudizo todos los sentidos, Dereck está aquí puedo sentirlo. De repente, una mano toma mi cuello y tira hacia la jaula levantándome unos centímetros del suelo. Deslizo la mirada desde su brazo magullado hasta un rostro lleno de suciedad, aun así, el verde esmeralda en sus ojos no me hace dudar ni por un segundo de quien se trata.
—También me alegro de verte gatito—digo entre jadeos, muy herido no debe estar cuando está dejándome sin respirar con tanta facilidad.
Su mirada de furia pasa a convertirse en sorpresa soltando su agarre y permitiéndome que vuelva a tocar el piso. Siento como mis pulmones arden en busca del oxígeno que me estaba siendo negado.
«Maldito animal, para la próxima que te rescate una rata.»
—Michael ¿qué demonios haces en este lugar?
—Solo estaba de paso y pase en saludar no te jode. —Mi voz más irónica no puede sonar—. Te estoy salvando. —Fijo la vista en el pequeño chico en el suelo tras de Dereck— ¿Amigo o enemigo? —pregunto señalando.
—Es Logan, le tienen prisionero, pero es una larga historia ¿quién más ha venido contigo?
Logan, le he encontrado también. Por Dios, vengo a por uno y me llevo dos. Debe ser mi día de suerte. Miro directo a los ojos de Dereck por segunda vez y, desde antes de hablar, sé que no le va a gustar mi respuesta.
—Lo siento gatito, vengo solo.
No sé si el gesto de su cara refleja admiración o desconcierto, pero me encanta ver como se contrae su mandíbula cuando le llamo gato, extrañaba eso.
— ¿Estás loco? —Sí, está enojado.
—Sigue así y te quedaras en la jaula por buen tiempo minino. —Y quitando el tono broma añado—. Me encontraba en la ciudad persiguiendo tu rastro cuando el localizador volvió a conectar.
— ¿Te permitieron venir solo? —Ahora esta curioso.
—Digamos que tengo veinticuatro horas para sacarte de aquí y afrontar problemas por desobedecer al alfa.
—¡Estás demente! —Se muestra realmente enojado, aunque no estoy seguro de la razón—. Podrías hasta perder tu lugar en la manada, podrían matarte.
—Pues perdón por ser el único interesado en venir a salvarte el culo. —Ahora el molesto soy yo.
¿Cómo mierda se atreve a hablarme en ese tono cuando me importa más su vida que a su patético hermano? Ambos alzamos la voz, no nos importa que vengan los vigilantes. Nos miramos de forma desafiante, retándonos en quien aparta la vista primero.
—Pueden dejar de pelear ya los enamorados para que escapemos—dice Logan mirándonos con guasa—. Ya tendrán tiempo de coquetear luego, prefiero que no nos maten ahora.
Gracias a Dios la oscuridad no permite que se vea mi sonrojo. Entre ambos, me indican como abrir la jaula y así lo hago. A pesar de la droga que dice que está en su sistema, Dereck ha recuperado la mayoría de sus fuerzas, no obstante, Logan aún necesita ayuda para caminar.
— ¿Cómo nos marchamos de este lugar? —pregunta el pequeño híbrido.
—Tengo la camioneta escondida entre los almacenes.
— ¿Y cómo llegamos a la camioneta? —Habla Dereck esta vez.
—Ya eso es más complicado gatito, tendrás que ayudarme a pensar en un plan. —Y para mi satisfacción, Dereck vuelve a gruñir.
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