Capítulo 2 (Michael)

Me encuentro sentado frente al ordenador esperando el reporte del idiota de Dereck mientras la música de Bon Jovi llenaba la habitación. Suena la letra de It's my life y yo muevo feliz la cabeza a la par que tarareo la canción, esta melodía siempre me alegraba.

It's my life.
It's now or never.
I ain't gonna live forever.
I just want to live while I'm alive.

Aún faltaban diez minutos para las nueve en punto de la noche, la hora acordada para que el cambiaformas se pusiera en contacto conmigo. Según su reporte de ayer se encontraba tras una nueva pista, quizás hoy nos contara algo más divertido e interesante que los típicos reportes de: viajé, miré, no encontré nada. Pero como dice el viejo dicho popular: El que espera desespera, y mi compañero Robert no podría estar más de acuerdo con ello.

— ¿Quieres estarte quieto y no mover más la pierna? —preguntó exasperado.

Soy consiente entonces del tic nervioso que se había apoderado de mí, no me había percatado hasta este momento.

«Mierda, estoy demasiado emocionado… ¿o quizás desesperado?»

—Joder lo siento, es que tal parece que el maldito reloj no avanza.

—Quizás yo pueda ahuyentarte esa tensión del cuerpo—dice Robert mientras deslizaba una mano por mi entrepierna, la cual aparto con una simple palmada, y adquiero un tono indiferente.

—Gracias amigo, pero creo que paso—mi compañero gruñe, pero obedientemente termina de apartar su mano.

Robert, al igual que yo, pertenecía a la manada de los hombres lobos. Su alta estatura, ojos azules, pelo castaño y despampanante sonrisa han roto uno que otro corazón en el pueblo. En otras palabras, podemos decir que es un bombón en toda regla con quien me enredé una vez en una noche salvaje y, aunque no estuvo nada mal, para que mentirle. Mi norma de vida era no liarme con el mismo chico por más de una noche, aunque estuviera más caliente que el infierno, y sí, dije chico…soy gay.

Cero ataduras…
Cero amores…
Cero besos…
Solo puro sexo… Ese era yo, un completo idiota.

Miro el reloj, las nueve en punto.

«¡Por fin!»

Reviso una vez más el ordenador solo para descubrir que el cambiaformas sigue desconectado. ¿Por qué demorara tanto hoy? Algo comienza a dejar de agradarme, ya la canción de Bon Jovi no produce el mismo efecto de relajación que tenía en un inicio.

Dereck nunca se ha retrasado en ponerse en contacto. Trato de evitar la paranoia y decido aguardar cinco minutos más antes de revisar el rastreador, lo más probable es que haya tenido un contratiempo, a pesar de que algo en mi interior grita que no es así. O sea, es Dereck, él nunca tiene contratiempos…es Don Perfecto.

«Es irónico que a pesar de que me cae como el culo piense en su persona como alguien sumamente perfecto.»

—Sabes que sigo sin perder las esperanzas de que me concedas una segunda noche de placer con tu cuerpo. —Vuelve Robert a insinuárseme.

Que pesado esta hoy el lobo.

—Pues espera sentado, no vaya a ser que te canses y déjame en paz que no ando de buen humor precisamente—respondo dejando ver mi inquietud.

— ¿Qué ocurre? —Pregunta con sorna— ¿Tu gatito no te escribe?

Considero la opción de partirle la cara, pero dudo que a Ryan le hiciese gracia una pelea, además no me apetecería admitir que la discusión es por Dereck, por lo que me conformo en lanzarle una mirada asesina antes de volver a consultar el reloj.

Nueve y cinco minutos, reviso por última vez el correo en el ordenado, pero sigo sin rastros del cambiaformas.

—Busca a Ryan rápido y dile que venga— informo a Robert quien al notar el tono serio de mi voz ni protesta.

Tecleo rápidamente una serie de códigos y en fracción de segundos aparece en la pantalla todos los detalles del rastreador de Dereck y para mi espanto esta desconectado. Esto es muy malo, eso solo puede anunciar lo peor.

Salgo corriendo de la habitación y bajo las escaleras hacia el bar para esperar a Ryan. El cuarto de los ordenadores junto al resto de la casa se encontraba en la planta superior, mientras que en la planta baja está el casi recién inaugurado bar The Millennium, mi gran orgullo y fruto de toda una vida de esfuerzo.

Media hora después aparece Ryan acompañado de Dylan, hermano de Dereck y líder de los cambiaformas. Robert no llega con ellos, lo cual es una buena señal porque no estoy para sus estúpidas insinuaciones en este momento.

— ¿Qué ocurre? —interroga Dylan exaltado.

—Está desconectado.

Ninguno necesita más información para saber a qué me refiero y sin más demora subimos los tres al cuarto de ordenadores.

— ¿Puedes localizar donde se encontraba por última vez antes de desconectarse? —Es Ryan quien pregunta esta vez.

— ¿Preguntas o afirmas? —digo tratando de relajar la ansiedad de todos, incluso la mía.

No necesito mucho tiempo para encontrar lo que me han pedido.

—Ahí está, la última actividad del chip rastreador se registra en un antro muy popular de Los Ángeles que fue inaugurado hace pocos meses. Comencemos a buscarlo allí.

El silencio que crece a mis espaldas me hace girarme en mi asiento para toparme con el ceño fruncido de Dylan y el gesto preocupado de Ryan.

—No iremos a buscarle. —Se atreve a confirmar el primero.

Es como si un cubo de hielo cayese sobre mi cuerpo. ¿Qué mierda está hablando el maldito cambiaformas?

— ¿Cómo puedes decir eso? ¿Y todo lo que hemos trabajado buscando a los híbridos? ¿Qué pasa con tu hermano? —grito levantándome de un salto de la silla.

Alucino, no acabo de creer lo que mis oídos escuchaban. Miro a Ryan en busca de ayuda, pero este se mantiene en total silencio. Ante mi cara de perplejidad el cambiaformas continúo:

—La misión puede continuar sin él, Dereck eligió ir solo y no pondré en peligro a ninguno del clan solo para recuperar su cadáver. Además, estoy seguro que así lo hubiese querido él.

«¿Está de broma? Tiene que estarlo…Es su hermano por el amor de Dios.»

La rabia hirvió por mi cuerpo. Deseaba matar a este tipo, pero Ryan con un movimiento de la mano me ruega calma, nunca es una buena idea enfrentarse a un alfa. Por su parte, Dylan no se hizo de rogar, dio media vuelta abandonando así la habitación. Patrañas y escusas es lo único que había salido de su boca, me alegro que abandonara mi casa. ¿Así lo hubiese querido Dereck? Besa mi culo…hasta yo, que no me llevo bien con el cambiaformas sé que Dereck jamás hubiese dejado atrás a un amigo herido. Era solo una excusa de Dylan para deshacerse de su hermano, todos sabían que no le quería.

Cuando ya no quedaba rastros de su presencia por todo el local me atrevo a mostrar mi enfado.

—No estarás de acuerdo con esa barbaridad ¿o sí?

Estoy enojado y furioso y mi amigo lo percibía.

—Sabes que nunca estaré de acuerdo con ello, pero…

— ¿Pero? —le interrumpí—¡Pero!

«Por Dios Ryan, ¡tú también no!» Grita mi enojada mente.

—Pero no pienso mandar a ninguno de los chicos solo, Dereck era el mejor en su rama y aun así mira lo que le sucedió. Lo mejor sería enviar a un grupo en su búsqueda y como mínimo tardarían tres días en partir y eso podría ser muy tarde para nuestro amigo.

Al igual que yo Ryan siente que Dereck aún vive, solo que parece dudarlo más.

—Iré yo primero, puedo partir ahora mismo. Esta misión también es mía y no dejaré que se vaya todo a la mierda.

— ¡Estás loco! —se quejó Ryan—. Michael, ni siquiera tienes experiencia en trabajo de campo.

—No me importa.

No sé de donde saqué el coraje para enfrentarme a Ryan, no como un amigo sino como mi alfa. Vaya, tal parece que lo de respetar a los líderes hoy no está siendo lo mío. Podría buscarme que me expulsen de la manada.

Sostuvimos la mirada uno del otro por varios segundos cuando mi contrincante pareció percibir algo que le causo gracia. Aun con su voz media enojada preguntó:

— ¿Solo deseas ir por la misión?

Un escalofrió recorre mi espina dorsal, incluso por un breve instante se me resecó la boca sintiéndome incapaz de contestar. Debo de concentrarme bien para formar una idea coherente y poder responder a la pregunta.

—Claro que sí, he trabajado mucho en ello como para que todo se eche a perder solo porque ese idiota se dejó atrapar.

Pensé notar una pequeña comisura en los labios de Ryan a modo de sonrisa, pero fue tan rápido que no podría asegurarlo. Finalmente soltando un pequeño suspiro de pesar mi compañero me dijo en tono de rendición:

—Lo siento Michael, pero no permitiré que mi mejor amigo se dirija voluntariamente a su muerte. —Antes que pudiese reprocharle, continua—. Es una orden del alfa y debes acatarla.

Y sin más se marchó dejándome en completa soledad con los ordenadores. Mire la puerta por la que Ryan salió y luego a la pantalla que marcaba en rojo la última localización de Dereck. La pequeña voz en mi cabeza sigue gritando que el cambiaformas está vivo, no obstante, también puede estar herido, el tiempo es crucial para Dereck. Esa única línea de pensamiento es la que me lanza directo a la locura.

—Esta vez no alfa… esta vez no.

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