Capítulo 19 (Dereck)

Han pasado tres días desde las duras palabras que le dediqué a Michael y la charla que tuve con Marcos, luego de ambos sucesos no he vuelto a saber más nada del lobo o del vampiro, la verdad es que no había escuchado más nada de nadie que no fuesen los híbridos. Tampoco había querido volver a arriesgarme a contactar con Marcos puestos que Erick no me pierde ni pie ni pisada, no me deja solo ni un segundo y cuando no puede estar él presente manda a alguien más a vigilarme; es como estar en una maldita cárcel. Por ello, no tengo ni la más mínima idea de cuál sería el siguiente paso. Solo me queda tener paciencia y esperar.

Sin embargo, es difícil pensar así cuando el tiempo se está acabando, cuando las vidas de todos están en riesgo. En pocos días los híbridos de Erick estarían listos para atacar el pueblo y era más que conocido que muchos de los buenos guerreros se hallan aquí en Los Ángeles. Si Erick lograba completar este ataque ya nada los detendría, ni siquiera el propio alfa.

«Nada puede hacer un solo hombre contra todo un ejército, por mucho poder que tenga este hombre.»

El maldito híbrido no ha dejado de repetirme todos los planes que tiene para mí, las entrañas se me retuercen, aun no me transforma, pero pronto lo hará, pronto me convertirá en uno de ellos, el único motivo por el que no lo ha hecho es que teme que me rebele al igual que él se ha estado rebelando a su propio líder.

Aunque tiene razón en temerlo, de tener el poder para salir de aquí no dudaría en utilizarlo ni una sola vez.

Estamos en la casa del medio del bosque, la habitación en que nos hallamos parece ser la oficina privada de Erick, insiste en tenerme aquí día y noche para que supuestamente reforcemos nuestra relación, como si existiera tal cosa entre nosotros. El híbrido revisa unos papeles en su escritorio mientras yo me mantengo a varios metros de distancia contemplando la imagen del oscuro bosque en medio de la noche.

—¿Te gustaría un trago? —pregunta el rubio mientras señala una pequeña despensa de licores en uno de los extremos de la habitación.

Gruño a manera de respuesta, pero esta acción solo parece divertir más al híbrido. Puedo sentir como sus pasos se alejan del escritorio para dirigirse a la licorera, le miro de reojo, no quiero perderle ni pie ni pisada. Llena un ancho vaso de cristal de lo que parece ser whisky y le vierte tres cubos de hielo. Da media vuelta y regresa a la silla tras su mesa, luego de probar el primer sorbo del oscuro líquido me observa.

—Conversemos un poco—sugiere, aunque ambos sabemos que no hay ni pizca de amabilidad en ello, quiera yo o no de todos modos Erick va a hablar—. Cuéntame pantera ¿Crees que tus seguidores se unan a nuestras filas cuando te convirtamos en híbridos?

Ahora soy yo quien suelta una sonrisa cínica.

—Yo no tengo seguidores Erick.

El híbrido realiza un gesto con la mano quitándole importancia a mis palabras.

—Tonterías, claro que los tienes, posees muy buenos soldados bajo tu mando que te seguirían hasta el infierno, te respetan y te aprecian.

Me giro completamente para mirarle, aunque deseo ocultarlo, mi rostro refleja furia.

—Les enseñe a mis soldados a serles fiel a su líder—remarco mis últimas palabras y el híbrido ni siquiera se inmuta por ello.

—Un muy buen consejo, pero tú eres el verdadero líder, así que no estarían incumpliendo tus enseñanzas. —Su sonrisa se amplía permitiéndome ver sus colmillos, le sostengo de manera firme la mirada—. ¿Sabes Dereck? Te deseaba tanto a mi lado como uno de los míos que hice una muy buena labor investigándote, —Se toca el pecho con la palma de la mano—. Lo digo desde la más pura modestia—retoma su pose relajada—. Resulta que entre todo lo que descubrí había algo muy interesante, tú eres el hermano mayor, tú eres el verdadero líder de los cambiaformas ¿cierto?

Gruño por segunda vez, este sujeto en verdad había descubierto demasiado.

—Naciste antes que tu hermano, eras el jefe del clan por derecho y, sin embargo, te negaste a serlo, imagino que por tu condición de pantera y que muchos de mente cerrada piensen que estas maldito.

Lleva el vaso de whisky a sus labios para tomar un segundo sorbo. No me sorprende que Erick haya investigado sobre mí, pero el escuchar toda esa vieja historia de sus labios me hacen contener la respiración. El híbrido nota mi incomodidad y prosigue, aunque yo vuelvo a dirigir la vista al paisaje nocturno a través de la ventana de cristal.

—Simplemente Dylan merece ser el líder—declaro fríamente.

—No me hagas reír Dereck, tu hermano ni siquiera sabe liderar, de otra manera porque la mayor parte del clan te sigue a ti. —Se levanta de su silla y se acerca de forma suave—. Incluso prefirió dejarte morir en mis manos porque tiene miedo de que regreses y tomes el lugar que te corresponde. Si hace eso por su hermano ¿qué puede esperar el resto de él?

Frunzo el ceño, en verdad me había dado un golpe bajo; no obstante, hace mucho tiempo que superé la indiferencia de Dylan hacia mi persona. Tampoco me interesa quitar a mi hermano del poder luego de que fui yo quien lo puso ahí, aun así, había muchos que no entendían este dato.

—Entonces Dereck ¿convencerías a tus cambiaformas de unirse a mí? —susurra a mi lado y el asco me recorre el cuerpo.

A pesar de esta sensación logro mostrar una sonrisa de superioridad.

—Aunque no obedezcan a Dylan los cambiaformas obedecerán a Ryan y lucharan por él hasta la muerte si es necesario, ustedes mataron a muchos de sus amigos y familiares más cercanos, nunca se unirán a ti, les das asco—le observo de reojo—. No traicionarían a su jefe, al igual que lo estás haciendo tú.

Erick es quien gruñe esta vez mostrando todo su enojo y molestia. Estoy completamente seguro que si fuese otra persona la que le dice esas palabras ya le habría arrancado la cabeza de un solo movimiento, no dudo que tenga la fuerza suficiente para lograrlo. Por lo visto es un tema sensible para él ¿Quién lo diría?

—Ese mocoso que Zack designó como líder jamás será el indicado para comandar a los híbridos. —Por primera vez desde que le conozco lo veo completamente furioso.

Sus ojos poseen un color rojo sangre intenso y su mandíbula se encuentra fuertemente apretada. No disimula para nada la tensión que se apodera de su cuerpo.  La fuerza con la que sostiene el vaso es tanta que casi puedo jurar que el cristal se romperá en cualquier momento. Furia e ira es todo lo que se respira en la habitación.

—Yo ayude a Zack desde un inicio, los híbridos me conocen y respetan—termina arrojando el vaso contra el suelo provocando que este estalle en mil pedazos, aun así, siento como controla su fuerza—. Yo soy quien ha logrado que muchos clanes se unan a nosotros y se arrodillen ante nuestra fortaleza—alza la voz, a cada segundo que pasa es como si la locura se apoderase de él—. ¡No voy a permitir que ese maldito idiota interfiera en mis planes! ¡Yo debo ser el líder, no él!

Su respiración es fuerte y agitada, aunque poco a poco vuelve a retomar la compostura y normaliza su voz. Regresa a ser el mismo Erick frío e indescifrable que tanto me estaba jodiendo la vida.

—Tú y yo nos parecemos Dereck—intenta a sonreír, pero en sus ojos solo destaca la pura locura—. Otras personas intentan arrebatarnos el poder que por derecho nos pertenece, la multitud nos considera líderes, aunque haya seres intentando ocupar nuestro lugar.

Sonrío sin ánimo alguno. Los deseos de golpearle me recorren; no obstante, soy consciente que obedecer a estas ansias no sería una buena opción, solo puedo conformarme respondiéndole con indiferencia.

—Yo nunca seré igual a una rata como tu Erick.

De un rápido movimiento el híbrido sostiene con fuerza mi pelo. Siento el dolor de su agarre en mi cabeza, pero me niego a demostrarlo, no pienso darle el gusto quejándome. El híbrido rubio jala mis cabellos para inclinar mi cabeza hacia atrás a la par que se inclina hacia mí de manera que nuestros rostros estén tan solo a pocos centímetros uno de otro. Puedo sentir su aliento sobre mi piel cuando habla, es repugnante.

—Piensa lo que quieras pequeña pantera—susurra arrastrando cada palabra—. Sin embargo, dentro de poco todos tus amigos estarán muertos—sonríe—. Ya veremos a quien va tu lealtad en esos momentos y te recomiendo, Dereck, que elijas bien.

Al soltar mi cabello arroja mi cabeza con fuerza hacia un costado. Regresa con calma a su escritorio sin prestar atención a los cristales rotos del suelo y vuelve a examinar los documentos sobre la mesa.

—Pronto no quedará rastro de las personas que tanto te empeñas en proteger, es mejor que los olvides ya.

Volteo la mirada para observar el oscuro bosque que conforma el paisaje al otro lado de la ventana. La noche reina impidiendo que la visibilidad llegue muy lejos, aun así, hay algo que resalta como faro de luz en medio de las tinieblas. Una sonrisa se apodera de mi rostro al notar el hermoso lobo blanco que sobresale entre los arboles a pocos metros de la casa.

El lobo me mira, yo lo miro, no puedo evitar el alivio que invade mi interior. Ha vuelto. Miro de nuevo a Erick con la sonrisa instalada en mi rostro.

—Eso ya lo veremos híbrido, ya lo veremos.

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