Capítulo 1 (Dereck)
El aroma del alcohol, la lujuria, las drogas, los humanos y la alta música me ayudan a pasar inadvertido entre la multitud de la discoteca; no obstante, la ropa de cuero negro, mi alta estatura y el verde intenso de mis ojos provocaban alguna que otra mirada de curiosidad a mi persona.
Hace dos semanas el equipo de rastreo que dirijo mando una posible ubicación de los híbridos en este antro de perdiciones ubicado en el centro de Los Ángeles, no dude ni un segundo en dirigirme hacia acá. Como no estaba dispuesto a arriesgarme a poner a ninguno de mis amigos en peligro nuevamente, tomé la repentina y rápida decisión de venir solo. En un inicio Ryan, el alfa de los lobos y por jerarquía el líder del pueblo, no se mostró de acuerdo con mi argumento. Ryan era sumamente protector con su gente, daba la vida por cualquiera de los miembros de la manada o de los clanes allegados, si a esto le sumamos que en los últimos tiempos ha encontrado a su pareja destinada y su hermano de crianza nos traicionó a todos, digamos que su nivel de sobreprotección subió varios escalones. Sin embargo, ante la falta de ideas y el temor de más muertes terminó aceptando mi decisión. Puede que no fuera la más sensata, pero si la más segura.
No obstante, para mi seguridad acordamos que traería conmigo en todo momento un rastreador que debe mantenerse encendido, además, cada noche que pase fuera del pueblo es necesario que escribiese un informe sobre mis avances del día, tanto buenos como malos. En caso de que alguna de esas cosas no sucediera significaba mi captura, o peor, mi muerte.
Recuerdo que algunos de mis camaradas se opusieron a mi osadía, pero todos saben que cuando el alfa ordena algo hay que acatarlo sin oponer resistencia. Entre los que deseaban acompañarme se encontraba Michael, el mejor amigo de Ryan y uno de los mejores rastreadores e informáticos de todos los Estados Unidos, eso hombre había hackeado más información en una hora que días en el año. Sin embargo, su deseo de ayudarme no era por evitar que me ocurriese lo peor, sino porque era el único que pensaba que jodería la misión. Sonrío al recordar la testarudez y el orgullo del pequeño lobo rubio, su mal carácter hacia mi persona me divertía y a la vez me desconcertaban.
La verdad no recuerdo que él me hiciera algo a mí o yo a él y, aun así, habíamos discutido y chocado desde el minuto uno en que nos conocimos.
Volviendo a concentrarme en la misión, continúo observando detenidamente la pista de baile y sus alrededores. Sentado en la barra de bebidas me percato como al otro extremo de la estancia un grupo de hombres trajeados y piel sorprendentemente pálida atraviesan la puerta de un reservado custodiada por dos hombres, el único problema es que no se trataban de seres humanos sino de híbridos. Reconocería esos ojos color rojo sangre en cualquier lugar que los viese.
Cuando finalmente desaparecen de mi vista me levanto con total naturalidad del asiento y me dirijo a donde he visto a esas criaturas segundos antes. Para mi sorpresa, cuando me acerco los gorilas que vigilaban el reservado han desaparecido, algo menos por lo que preocuparme.
Miro a mis espaldas para cerciorarme que nadie me vigila, aunque como era de esperar todos se encuentran tan abstraídos en su propia diversión que no se percatan de mis acciones. Soy una sombra, o más bien un fantasma en medio de la multitud. Otra ventaja de haber venido solo.
Me encuentro caminando por un estrecho pasillo en completa oscuridad, si no fuese por mis habilidades de cambiaforma sería toda una dificultad caminar sin romperme algún diente. Comparado a la habitación anterior esta se encuentra sumida en un silencio y una tranquilidad que me pone los pelos de punta. Apuesto lo que sea a que las paredes tienen aislante de sonido, de otra manera tanto silencio es casi imposible.
Si antes no me gustaba este sitio ahora me agrada menos. Cada poro de mi cuerpo grita la palabra PELIGRO. Por unos segundos el instinto de supervivencia que habita en mí me ordena salir corriendo, pero evito prestarle atención. Nunca me ha gustado ese instinto, un poco cobarde si me preguntan.
Luego de unos minutos de caminata veo una puerta que no está del todo cerrada, los olores que emanan desde el otro lado me hacen saber que la habitación no se encuentra vacía. Al asomarme por la pequeña abertura enloquezco asombrado con lo que veo ante mis ojos.
Jaulas llenas de vampiros, hombres lobos y cambiaformas se alzan ante mi ocupando la mayor parte del espacio de la habitación, sin embargo, cada uno de ellos se encuentran sedados o dormidos como si fuesen simples cachorros en una perrera, los colores pálidos en sus rostros son casi antinaturales y sus ojos están escasos de cualquier tipo de vida. Deben de haberlos drogado al igual que a Tobías, el líder de los vampiros y pareja de Ryan, meses atrás cuando fue secuestrado por los híbridos que provocaban las matanzas que azoraron el pueblo, aunque es evidente que estos sobrenaturales han recibido las dosis en mayor medida.
En el centro de la estancia se halla una mesa circular rodeada también por un grupo de seres sobrenaturales variados, no solo híbridos sino también algunos cambiaformas y vampiros. Esta imagen me lleva a preguntarme hasta qué punto se estará expandiendo la corrupción entre las diversas especies, ¿Cuántos traidores caminarán entre nosotros día a día? Con sumo cuidado para que no detecten mi presencia me acerco aún más a la abertura para escuchar la conversación que ahí se mantenía.
—La droga que se le ha aplicado a esas fieras admito que nos ha dejado bastante complacidos—habló uno de los cambiaformas señalando con su mano derecha las enormes jaulas de metal mientras que con la otra fumaba un cigarrillo—. Espero que podamos cerrar nuestro acuerdo muy pronto.
Sabía que en este antro se realizaban algunos negocios ilícitos, pero jamás hubiese imaginado que llegasen a niveles de tráfico de criaturas o propagación de drogas que pudieran ser la perdición de los sobrenaturales.
Con una sonrisa que permitió ver con claridad los colmillos de uno de los híbridos, este respondió:
—Tranquilo Axel, antes de cerrar cualquier negocio debes ayudar a nuestro nuevo líder justo como prometieron tú y los tuyos.
—Me encuentro a su entera disposición— respondió el ahora conocido como Axel—. Aunque no estoy muy claro de lo que desean de mí.
Su curiosidad era autentica.
—No es un secreto para nadie que nuestro antiguo líder y creador fue asesinado hace unos meses—contestó nuevamente el híbrido quien parecía ser el portavoz de la reunión—. El nuevo jefe ha quedado con la tarea de vengarlo, además, nuestros contrincantes conocen mucho sobre los híbridos para nuestro propio bien. Tu trabajo consiste en ayudarnos a desaparecer a cada uno de ellos.
No me cabe la menor duda que se referían a mi gente, además del creador que hablaban debía de ser Zack, el difunto hermano de Ryan, por su causa perdimos a muchos seres queridos meses atrás, incluso el alfa estuvo al punto de perder a Tobías. Zack había estado enamorado de Ryan al parecer, creó la nueva raza de híbridos en busca de un poder inmenso que solo pudiesen controlar él y Ryan, pero ante la aparición de Tobías y el rechazo del alfa de los lobos, Zack se descontrolo y lo cegó su deseo de venganza.
Uno de los vampiros de la habitación se acercó al híbrido para susurrarle algo al oído que no fui capaz de escuchar, este asintió brevemente y despidió al vampiro para volver a dirigirse a sus acompañantes.
—Aunque, debo informarte que nuestro líder posee gran interés en unir a alguno de esos chicos a nuestras filas de híbridos, yo comparto esta opinión, nuestros adversarios poseen fuertes guerreros, como por ejemplo el querido invitado secreto que escucha tras la puerta—diciendo esto miró con sus sangrientos ojos carmesíes en mi dirección mostrando una sonrisa que consiguió helarme la sangre—. Que descortés de tu parte no pasar a saludar, pero debe ser mi culpa por no invitarte a entrar.
La puerta se abrió repentinamente dejándome por completo a la vista de todos los presentes.
«Se están burlando de mí…»
Escapar no era una opción: ni me apetecía, ni me lo permitirían. Avanzo lentamente al interior de la estancia sin dejar de estar atento a lo que me rodea. El vampiro de minutos antes vuelve junto al híbrido, esta vez para entregarle una carpeta. Ahora entiendo, lo que le había susurrado segundos antes, era sobre mi presencia. El híbrido abre la carpeta, la observa y me dice:
—Con que eres Dereck, tienes un excelente historial: jefe de rastreo, segundo al mando de los cambiaformas y, ¡Oh! Que interesante. —Abre los ojos con verdadero asombro y diversión—. Una pantera, pensé que estaban extintas, pero ya veo que me equivoqué
Sus palabras me dejan fuera de combate.
«¿Cómo diablos sabe eso?»
Sin mostrar mi desconcierto respondo:
—Lamento no encontrarme en igualdad de información.
—Soy Eric, portavoz del nuevo líder híbrido…
Un pinchazo en la parte posterior de mi cuello me deja fuera de combate. Siento que me debilito por completo y no puedo evitar caer al suelo a la par que maldigo por haber bajado mi guardia. Antes de perder el conocimiento escucho como Eric vuelve a hablar:
—Y tranquilo pequeña pantera, muy pronto nos conocerás mejor.
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