Capítulo 19 (Tobías)

Sangre, mucha sangre brota de mi cuerpo con cada latigazo que cae sobre mi espalda. Quieren que suplique, que llore, pero me niego a darles ese placer y sigo sin fuerzas para defenderme. «Solo me divierto un poco contigo pequeña rata voladora». — Escucho que me dice Zack, mi agresor— «Pronto vendrá tu amado a buscarte y ambos morirán» «Todo esto ha sido tu maldita culpa» «Le he perdido por ti y me las vas a pagar, ambos me las pagarán».

Abro los ojos sobresaltado, no era un sueño lo que acabo de tener, sino un recuerdo. Miro a mi alrededor desconcertado sin saber bien que día es o donde estoy. Unos rápidos vistazos a la habitación aclaran parte de mi confusión: Me encuentro sobre una cama con corchas blancas y muchos aparatos conectados a mi cuerpo, la extrema limpieza y el olor a desinfectante son los que terminan por revelarme el lugar, ando en una habitación de hospital.

Fuera del desconcierto y con mis sentidos más activados puedo escuchar a dos personas hablando fuera de la habitación, por las voces reconozco que se tratan de Ryan y Dereck.

— ¿Alguna novedad? —preguntaba Ryan.

—Aún no encontramos al muchacho que estaba con ustedes, desapareció como si fuese una sombra.

—Necesitamos encontrarlo urgentemente, arriesgó su vida para salvar a Tobías y de seguro que no se lo perdonaran.

—Puedo asegurar que tengo a mis mejores hombres buscándolo, también intentamos hallar información real sobre los híbridos. Te juro que encontraremos al muchacho.

— ¿Cómo está Tobías?

—El veneno de su cuerpo que lo mantenía inconsciente ha desaparecido casi por completo, dentro de poco despertará.

—Gracias Dereck. —El alivio en su voz es palpable—. Gracias por quedarte con él mientras fui a ver a los ancianos, tomate un descanso yo vigilaré la habitación a partir de ahora.

Luego de eso, por el sonido de unos pasos alejándose, supuse que Dereck se seguía las órdenes del alfa lobo y se marchaba. Siento como Ryan camina de un lado a otro frente a la entrada de la habitación, su aroma delataba nerviosismo. Puedo escuchar sus pasos acercándose y alejándose de la puerta repetidas veces. Parece inseguro de entrar «¿Qué le ocurre?»

— ¿No piensas pasar a saludar cachorro? —pregunto, tal vez de esta manera termine por decidirse.

La puerta se abre y allí está Ryan, tan guapo como siempre, con unos cuantos rasguños en sus brazos, pero nada grabe. Sus labios muestran una sonrisa que no llega a sus ojos, algo no va bien.

—Has despertado, ¿Cómo te sientes? —Se adentra a la habitación, sin embargo, no se acerca a mi cama. Algo es seguro, no me esperaba esta actitud por su parte.

—Estoy bien, oí que no han encontrado a Logan aún. — Ante su confusión aclaro—. El chico que nos ayudó.

—Aun no, pero ya lo encontraremos, por lo menos ahora sé su nombre.

Sonríe un poco.

—Arriesgó su vida para ayudarme, debo devolverle el favor.

Ryan solo asiente. —Nos ayudó a todos, lo encontraré y estará bajo mi protección.

Continuamos callados unos segundos, la tensión que produce el silencio es un poco incómoda; no obstante, no quiero ser el primero en hablar, se nota que Ryan necesita decirme algo y no encuentra las palabras, quiero darle su tiempo.

—Los híbridos han huido, si es cierto lo que dijo Zack, en busca de su nuevo líder, debemos estar preparados.

—Lamento lo de tu hermano. —Se le notaba el dolor en la mirada cuando decía su nombre, aunque trate de ocultarlo.

—Ese fue el camino que eligió, él solo sello su destino—declara a la vez que se encoge de hombros— ¿Recuerdas a Thomas, el cambiaformas que había sobrevivido al ataque? —Asiento—. Resulta que estaba bajo las ordenes de Zack, le prometieron poder y volverlo uno de los suyos a cambio de que llevase a las rondas de patrullas a los lugares donde serían asesinados, pero a último momento se arrepintió por miedo, por eso se veía tan atemorizado cuando vine a interrogarlo al hospital, como Zack estaba conmigo sabía que sería su fin si decía algo. Ahora es que entiendo porque Thomas lo miraba con tanto terror, no fui capaz de darme cuenta en ese momento.

—Ryan, no es tu culpa. — Sé la respuesta a la siguiente pregunta, la culpa en la voz de Ryan me lo confirma, pero, aun así, siento que debo realizar la interrogante— ¿Dónde está Thomas ahora?

—Lo han matado, encontramos sus restos en una de las estancias del antiguo hospital psiquiátrico donde estabas prisionero.

Siento pena por el chico, después de todo no era más que un niño al que utilizaron para fines mayores. Pero eso no es todo lo que Ryan viene a decirme. Está ahora más nervioso que cuando entró antes, sigue caminando de un lado a otro de la habitación, sea lo que sea, algo me dice que no me va a gustar.

—Ryan. —Capto su atención, intento sonar calmado—. No has venido a contarme nada de eso, así que suéltalo ya ¿Qué ocurre?

La tención de sus labios apretados aumenta, con paso lento, por primera vez desde que llegó a la habitación, se sitúa junto a la cama y toma mi mano.

—Tobías, te amo más que a nada en el mundo y moriría si te ocurriese algo por mi culpa, lo que te ha pasado: tu secuestro, que incriminaran a los vampiros, tu tortura...todo ha sido por relacionarte conmigo. —«¡Oh oh, no me gusta el camino que esto está tomando!»—. El peligro no ha acabado y la mejor manera que tengo para protegerte es alejarme de ti.

«¡¿Pero qué mierda está diciendo este tío?!»

— ¿Estás rompiendo conmigo? —pregunto furioso y anonadado.

—Yo...lo siento, es lo mejor.

Hecho una fiera arranco todos los cables que hay conectados a mi cuerpo y me levanto de la cama.

— ¿Lo mejor para quién? ¿Para ti? —No doy chance a que responda, asesto un golpe contra su mandíbula arrojándolo contra la pared.

Me duele un poco el puño dado que aún me siento débil, pero vale la pena.

—Eres un imbécil egoísta, siempre es lo que sientas tú ¿Y qué pasa con lo que quiero yo? — Estoy harto, siempre le he comprendido y he tenido paciencia, pero eso se acabó.

«Ryan Shayne me va a escuchar ahora».

—Tobías, por favor entiende...

—No entiendo ni una mierda. —Le interrumpo—. Eres un maldito cobarde que ante el primer problema se echa para atrás, pues te cuento algo Ryan, para eso no son las parejas, ellas están para ayudarse y apoyarse en los momentos difíciles siendo uno el sostén del otro, pero claro el señor solo se ve lo que siente él. — Sé que parezco un loco dramático y sarcástico, ahora mismo no evidencio exactamente mi seriedad habitual, pero ya no puedo parar—. Tú no lo haces para protegerme, sino porque tienes miedo.

Ambos permanecemos callados por unos minutos, Ryan solo se toca el punto donde mi puño impactó contra su rostro. Debo hacer algo o se irá y esta vez para siempre. Y yo no quiero eso.

—Escucha lo que te voy a decir pedazo de imbécil. — No es la mejor manera de comenzar una declaración, pero ya no hay vuelta atrás—. Hay algo bueno teniéndote a mi lado y no creo que exista otro lugar del mundo en el que desee estar, te necesito conmigo... te necesito porque no deseas hacerme daño y solo quieres amarme al igual que yo a ti... te necesito porque sé que eres alguien que en verdad me necesita...hago todo lo posible para demostrarte que te amo... te odio por hacerme ver tan vulnerable ante ti y hacerme depender de ti. Ya no puedo darme el lujo de perderte...Simplemente no quiero...

Me hubiese encanado decirle un par de cosas más, pero no me da tiempo. Ryan se abalanza sobre mis labios devorándolos salvajemente, no dudo que, de ser capaz, ahora mismo, me encontraría llorando. Me abraza y aprieta contra su cuerpo y volvía a besar una y otra vez cada parte de mi rostro.

—Lo siendo, no volveré a decir algo así en mi vida, te amo, por favor perdóname.

La paz regresa a mi cuerpo. Le abrazo también sin la intención de soltarlo mientras recorro todo su cuerpo con mis manos para terminar levantando su camisa poco a poco.

—Estamos en un hospital y tú aun no te recuperas. —Su voz tiene un poco de regaño, sin embargo, el deseo que se nota en él me impulsa a seguir con mis actos.

—Estoy bien y lo deseo. Por el hospital no te preocupes. —Sonrío con malicia—, Para todo hay una primera vez—Me burlo.

—¡Estás loco ¡—responde, pero no me detiene.

Caminamos juntos hacia la camilla mientras nos quitábamos la ropa el uno al otro a la misma vez. Nos tocamos, besamos e hicimos el amor con anhelo y deseo...mucho deseo. Luego de un rato de inagotable pasión, permanecimos acostados juntos, Ryan apoyado sobre su brazo mirándome fijamente y acariciando mi rostro con la otra mano.

—No pienso dejarte marchar nunca más en mi vida.

—Eso espero—comento sonriendo.

—Te lo prometo mi vampiro, te amaré ahora y siempre.

Con una sonrisa en los labios volvimos a fundirnos en un tierno beso que me encargaré que se repita por el resto de nuestras vidas.

FIN.

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