Capítulo 16 (Ryan)
—Dale tiempo, no olvides que fuiste tú quien lo envió a la mierda.
Un sonoro gruñido escapa de mi garganta y frunzo el ceño. Las palabras de Michael no me tranquilizan para nada. Llevo tres días sin que Tobías me devuelva las llamadas o vaya a visitarme; y la tensión se apodera por completo de mí a cada nuevo segundo que pasa.
—No lo envié a la mierda, yo solo...—No estoy seguro de como completar esa frase cuando la verdad es que sí fui yo quien lo apartó, aun así, no me gusta la manera en que Michael lo dice.
Nos encontramos en el The Millennium, luego de tantos días pensando en todo lo que ha sucedido me doy cuenta de lo idiota que he sido con Tobías, otra vez. Él solo trató de apoyarme y yo, nuevamente, le hice a un lado con mi carácter. No me sorprende que no responda a mis llamadas.
— ¿No te cansas de meter la pata? —pregunta Michael con una sonrisa en los labios mientras toma un sorbo de su Coca-Cola.
—No estoy de humor para bromas amigo.
—No bromeo Ryan. —Su tono de voz ahora sonaba mucho más serio, deja la bebida a un lado de la barra para mirarme fijamente—, Es cierto que pasaste un shock con lo de Zack, pero eso no significa que apartes de tu lado a las personas que realmente se preocupen por ti, o que crees, que eres el único que sufrió con todo eso ¡Reacciona y termina de darte cuenta de una vez que no eres la víctima! ¡El vampiro lo ha pasado peor que tú todo este tiempo! Es el que siempre tuvo que soportar los insultos de tu hermano y que ahora para colmo lo has echado a un lado. Ryan, que Tobías sea la persona destinada para ti no significa que te deba perdonar siempre. —Suaviza su voz de una manera gentil—. Si realmente lo amas no esperes a que te responda una llamada: sal, búscalo, dile lo que sientes, bésalo y hazle el amor como si no hubiese un maldito mañana, pero, sobre todo, no lo dejes marchar o vivirás lo que te queda de vida arrepintiéndote de ser un completo imbécil.
Las palabras de mi amigo me conmueven, tiene razón, ya basta de quedarme quieto sin hacer nada esperando a que las cosas se resuelvan por sí solas.
—Eres un capullo—digo en burla—, pero me has salvado el trasero dos veces ya.
Michael vuelve a sonreír y continua con su Coca-Cola.
—Entonces Romeo, ¿Vas a ir en busca de tu Julieta?
Una sonora carcajada sale de mis labios. Así es mi mejor amigo, en un segundo te otorga el mejor consejero del mundo y al otro se convierte en el idiota más grande que pudiese existir. No entiendo su personalidad en lo más mínimo o el porqué de sus actos, pero le aprecio.
—Iría a por mí Julieta en este mismo segundo si supiese donde vive.
Por raro que parezca y a pesar de todo el tiempo que llevamos juntos, nuestros encuentros siempre fueron en mi casa. No tengo ni la más remota idea de donde comenzar a buscarle.
—Por suerte para ti, los vampiros rondan mucho el bar últimamente y he escuchado ciertas cosas.
— ¿Ahora eres mi hada madrina?
—Vamos, antes que cambie de opinión.
Montamos a mi camioneta y emprendemos la marcha, solo hablamos lo necesario como para que Michael me indique el camino que debemos tomar y poder llegar a donde los vampiros. La seguridad que había conseguido en el bar poco a poco fue desapareciendo a medida que nos acercábamos. No me encuentro seguro de las palabras que le diría a Tobías cuando le viese o si él las escucharía, sin embargo, no estoy dispuesto a marcharme sin intentarlo, aunque tenga que raptarlo para conseguirlo.
Cuando Michael me pide que detenga el auto nos encontramos frente a una gran casa de estilo victoriano, quizás de finales del siglo XIX, construida en su mayor parte con maderas preciosas y esculturas decorativas. A pesar de haber observado la edificación, jamás me hubiera pasado por la mente que era la morada de un grupo de vampiros.
—Dios, ¿Cuántos vampiros caben ahí? —pregunto anonadado.
—Yo apostaría que muchos, sin embargo, tu novio es el único morador. —Ante mi mirada de asombro se explica—. La casa perteneció a su familia hace siglos y por ello es el único propietario, aunque de vez en cuando abandonaba el pueblo para que no sospecharan que no envejecía.
— ¿Los investigaste cuando llegaron al pueblo?
—Por supuesto. —A veces, debido al carácter infantil de Michael, llego a olvidar que es todo un genio en rastreo e investigación, es como llevar una enciclopedia andante con todos los datos de las criaturas del pueblo junto a mí.
Nada más bajar del carro la puerta de la casa se abre, sin embargo, quien la atraviesa no es Tobías, sino Marcos y por las facciones de su rostro es sencillo deducir que algo no anda bien.
— ¡Dime que está contigo!
Su usual serenidad se encontraba ausente y no me gusta para nada lo que acaba de decirme. Es muy claro que se refiere a mi vampiro, pero aun así me atrevo a preguntar.
— ¿Dónde está Tobías?
—Se supone que estaba en tu casa, hace tres días que no viene.
Tres días, la fecha exacta que no lograba contactar con él.
—Yo no me he encontrado muy bien en los últimos días. —Siento la bilis del estómago subir por mi garganta—, Él decidió darme un tiempo a solas para relajarme.
«¡No! Él no decidió nada, o había decidido por los dos y ahora siento una ola de pánico propagarse por cada fibra de mi cuerpo».
—Entonces debe ser verdad, ellos lo tienen. — Antes de que me dé chance a preguntar a qué se refiere, Marcos continua—. Encontré una nota hoy en la mañana en la que me informaban que han secuestrado al líder, también me dan las coordenadas exactas para llegar a donde sea que se encuentre, iba ahora a buscarte para informarte. Todo esto es demasiado raro Ryan.
Marcos me extiende la nota y percibo un olor muy familiar en ella. Un olor que no tardo en identificar como el mismo que hemos sentido en las escenas donde han asesinado a nuestros compañeros estos últimos meses y que, por ende, solo pueden significar malas noticias. Es el mismo aroma que se ha relacionado a cada uno de los cadáveres. Mire la nota a mayor profundidad para buscar alguna pista o señal oculta, el mensaje dice:
Diez kilómetros al norte del pueblo, encontrarás las ruinas de una antigua construcción, Ahí tienen al vampiro. ¡No se fíen de nadie!, hasta su sombra puede traicionarlos, es una trampa ¡Sálvenlo!, le queda poco tiempo.
La nota no se halla firmada por nadie y eso solo provoca que todo el misterio se acrecenté más. Las piernas comienzan a flaquearme, todo mi mundo se encuentra al borde de un abismo sujeto por una fina cuerda, una fina cuerda que ya comienza a deshacerse.
—Debemos reunir a los hombres urgentemente—comunico a ambos presentes—. Michael, llama a Dereck e infórmale sobre lo sucedido, Marcos y yo localizaremos a cuantos podamos, al parecer la batalla se acerca, ya hicieron el primer ataque.
—Ryan, es difícil, pero debemos analizar la situación, lo más probables es que nos preparen una emboscada—puntualiza Michael.
Sé que sus palabras son ciertas, esa misma nota lo dice, no podemos confiar en nadie, ni siquiera en el propio escritor de la carta. Es más que evidente que todo esto no es más que una trampa y, sin embargo, yo estoy dispuesto a caer en ella. Tengo que salvar a Tobías.
—Si es una trampa con gusto iré a ella, ustedes pueden ordenar bien a los soldados que irán, sin embargo, yo me marcho ya. — una idea atraviesa como un rayo mi mente—, Esto ha sido un golpe directo contra mí y da por seguro que se los devolveré.
Siento a mi lobo interior rugir de furia, mis compañeros, a pesar que se notan preocupados, asientes a mis órdenes y ambos se ponen en marcha. Yo observo la nota unos segundos más y sin pensarlo dos veces, dejo que mi forma licántropa se manifiesta para luego salir corriendo rumbo en dirección sur. Quien sea que haya hecho esto me aseguraré de que no termine el día con vida.
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