Capítulo 13 (Ryan)

El resto del día transcurre muy atareado, en primer lugar: no logré localizar a mi hermano Zack y eso me preocupaba mucho, por no decir demasiado. No contestaba el móvil y con todos los peligros que amenazaban por ahí no me agradaba su falta de noticias, aunque estoy seguro de que estaría bien. Su comportamiento quizás no había sido el mejor en la morgue, pero continuaba siendo mi hermano y le quería.

En segundo lugar: A pesar de todo lo que descubrimos en estos dos últimos días, no nos encontrábamos ni remotamente cerca de capturar a los culpables de tanto alboroto. Los malditos capullos tal parece que siempre van un paso por delante de nosotros.

Creo que una de las cosas positivas que sucedieron fue que Dereck me convenció de hablar con Dylan, el líder cambiaformas. Sea como sea, muchos de los suyos también fueron atacados y su ayuda sería de gran utilidad, aunque, lo que realmente me convenció fue lo que Dereck dijo:

—Dylan ama ser líder y debido a ello tiene muchos defectos. —Le vi tragar en seco y me preocupó, quizás hubiese mucho detrás de esa simple frase—. Pero jamás haría algo que pusiese en peligro o lastimase a alguien de su clan.

Eso me hizo recordar cuando el líder cambiaformas rogo, ante las diversas manadas, que cuidase del joven Thomas. Los líderes de los clanes generalmente prefieren morir antes que dar su brazo a torcer o dejar su orgullo de lado. Si el cambiaformas se comportó así es porque en verdad se preocupa por los suyos, aunque lo de "ama ser líder" me dejó un poco dubitativo. Algo me dice que esa obsesión o bien podría traernos problemas a nosotros o se los había dado a Dereck alguna vez.

Le pedí al segundo al mando de los cambiaformas que fuese él quien informase de todo a Dylan y que se asegurase de que solo lo supiesen cambiaformas de extrema confianza. Dado que Dereck estaba acostumbrado a ser un guerrero deduje que sabría tener la discreción necesaria para tratar el tema.

Ya comienza a caer la noche cuando Tobías y yo regresamos a la cabaña. Me encuentro exhausto y sin energías, el día ha sido uno de los más agotadores que he tenido en mi vida. Aun así, necesito hacer algo que llevo un tiempo deseando realizar y no me apetece demorarlo aún más. Si hay algo que me ha enseñado toda esta situación es que el futuro es una carta en blanco, nunca sabremos que puede suceder mañana y es por ello que debemos aprovechar el ahora.

«Yo quiero aprovechar el presente con mi chico».

—Haremos una breve parada antes de llegar a casa.

— ¿Pasa algo? — pregunta Tobías en alerta roja, sonrío para calmarle, entiendo que la situación nos tiene a todos así.

—Deseo mostrarte algo.

La suavidad es mi voz y el tono relajado parecen relajar a mi acompañante que tampoco hizo más preguntas, mejor. Deseo que sea una sorpresa lo que quiero enseñarle por lo que procuro no lucir demasiado emocionado. También intento no pensar mucho en ello, no quiero que descubra de qué se trata debido a mis gestos o pensamientos.

Unos kilómetros antes de llegar a la cabaña nos encontramos a la entrada de un espeso bosque que rodea mis terrenos, un lugar ideal para lo que estoy a punto de mostrarle. Detengo la camioneta y bajo de ella con Tobías siguiéndome los pasos.

— ¿A dónde vamos? — pregunta este cada vez más confundido.

—Pronto lo sabrás— contesto tomando su mano, jalo a Tobías hasta mi lado para depositar un gentil beso en su mejilla—, Demos un paseo.

Le sugiero y me divierto notando como la mirada de perplejidad aumenta en su rostro a cada segundo que transcurre. Caminamos directo al bosque sin decir nada, solo sostenidos de las manos. El lugar era muy tranquilo, lo único que interrumpía el silencio era el sonido de algunos animales y del viento contra las hojas y ramas de árboles. Pasan varios minutos y cuando me aseguré de hemos perdido por completo de vista la carretera giro hacia Tobías.

—Con todos los problemas que hay no hemos tenido casi tiempo para nosotros y para relajarnos.

Mi voz sale casi como una disculpa, por un instante anhelo que nos hubiésemos conocidos en otras circunstancias: En un momento donde pudiéramos salir con tranquilidad, en que las diferencias entre seres sobrenaturales no nos estuviesen jodiendo...aunque quizás si todo fuese de un modo distinto nunca nos hubiésemos hablado.

—Mira Ryan, no tienes que preocuparte por eso. —Intenta consolarme, lo sé—. No es tu culpa y es algo que nos supera, pero...

—Pero aun así quiero aprovechar todo el tiempo libre que tenga para estar a tu lado. — le interrumpo, no quiero retrasarme ni un solo segundo más, lo que voy a mostrarle es un paso muy importante para nuestra relación—. Necesito compartir algo muy íntimo contigo.

Retrocedo unos pasos a la par que me quito la camisa. El rostro de Tobías continúa mostrándose confuso hasta que, al parecer, comienza a intuir de qué se trata.

Cierro los ojos y permito que mi cuerpo se relaje dejando a mi espíritu lobo tomar el control de mi ser.

Comienzo a sentir su energía vital extendiéndose a lo largo de mis brazos y piernas. La primera transformación, para los novatos, es muy dolorosa, sin embargo, yo llevo años realizándola. En vez de dolor tan solo siento el poder del animal que habita en mí, me hace sentir completo y poderoso. Era mi otro lado, mi otra piel y aprendí a aceptar todo eso.

Caigo de rodillas en el suelo mientras mis uñas comienzan a alargarse convirtiéndose en garras afiladas y puntiagudas. De igual manera el pelaje marrón rojizo emana de mi piel cubriendo cada centímetro de mí cuerpo. Mi cara se alargaba en forma de hocico a la par que una enorme cola sobresale al otro extremo de mi cuerpo.

La transformación no suele durar mucho, generalmente en pocos segundos está completa pues es en la forma que luchamos y nos defendemos, sin embargo, he elegido hacerlo lento y pausado para que el vampiro note cada detalle del proceso. Luego de unos minutos, Tobías se encuentra observando al enorme lobo en el que me había convertido, quizás dos o tres metros más grandes y con mucho más pelaje que los lobos comunes.

Es raro que alguien que no fuese de la manada viese nuestra transformación, por ello quise mostrarle a Tobías y crear una nueva unión entre nosotros. Esta es mi forma de decirle que voy en serio, que ya no me importa más nada además de él. También es mi forma silenciosa de disculparme por lo capullo que he sido las últimas semanas.

—Eres asombroso— dice mi vampiro aun anonadado—. A pesar de todos mis siglos de vida, jamás he visto algo tan mágico.

— ¿Tan viejo eres? — bromeo.

—Ni te lo imaginas. — Sonríe.

Al encontrarme transformado no soy capaz de hablar de la manera convencional, por lo que debo de utilizar la telepatía. Con alguien que no fuese un lobo o un cambiaformas sería un problema, pero en el caso de Tobías, debido a nuestra unión especial y a los poderes de él no era ningún impedimento. Claro, todo es más sencillo cuando le permito que indague abiertamente en mi mente.

Me acerco a mi amado y comienzo a restregar mi pelaje contra sus piernas. Se agacha junto a mí y pasa sus manos de manera que acaricia mi cabeza y orejas. Ahora mismo parezco más un cachorro mimado que un lobo gigante, pero no me importa, tan solo disfruto de la sensación.

—Eres hermoso— murmura.

De haberme encontrado en mi estado humano el sonrojo se hubiese apoderado de mis mejillas. Tobías me abrazó por un par de minutos. Puedo sentir como su rostro se pierde entre mi pelaje rojizo.

—Necesito correr un poco, mi lobo me lo exige.

— ¿Te gustaría una carrera? — Me reta.

— ¿Crees que puedas seguirme el ritmo ya a tu edad? — Me burlo un poco, aunque Tobías no me lo ha confirmado imagino que tiene quizás más de cinco siglos de antigüedad.

«¿Quién lo diría? Soy el bebé de la relación».

—Tendrás que comprobarlo por ti mismo.

Y sin necesidad de más palabras echó a correr. Me quedo sorprendido por su velocidad y, sin embargo, para él parece solamente una caminata, sería divertido verle en su máximo potencial. La excitación y la adrenalina recorren mis venas pidiendo incorporarme a la carrera y estar a su lado.

Le persigo, no pensaba perderlo de vista. Es sorprendente poder correr juntos uno al lado del otro, ser libres. Parece que el tiempo a nuestro alrededor se había detenido y lo único que importaba era nuestro momento especial.

Pasaron unas horas cuando el cielo oscureció dando entrada a la noche. Habíamos reído, corrido e incluso, cazado juntos algún que otro animalito, pero algo en el ambiente cambiaba y hacía que mi pelaje se erizara. Y no hablo exactamente en el buen sentido, la sensación que tengo ahora en mis entrañas no es para nada agradable.

Retomo mi forma humana y abrazo a Tobías.

—Ha sido un día largo y agotador. Deberíamos regresar a casa antes de que anochezca más.

El vampiro solo me devuelve el abrazo y asiente.

—Sí vamos. —Se empina un poco para susurrar contra mi oído—. Tengo planeado algunas cosas para ti cuando regresemos pequeño lobo. —La sonrisa de Tobías es pícara y sus ojos lujuriosos, no puedo evitar volverme loco por él.

Continuamos el camino que nos quedaba hasta la cabaña una vez que regresamos a la camioneta, me siento un poco incómodo y no pude evitar mantener mis sentidos en alerta durante el breve viaje. Algo no me gusta, tan solo espero que Tobías no lo notase, pero, por alguna extraña sensación, no puedo evitar pensar que algo o alguien nos vigila desde la oscuridad del bosque.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top