Capítulo 10 (Ryan)

ATENCIÓN: ESTE CAPÍTULO CONTIENE SEXO Y ESCENAS MUY HOT, SI ERES DÉBIL D CORAZÓN O NO TE GUSTAN REALMENTE ESTAS NOVELAS NO LO LEAS, PERO SI REALMENTE HAS LLEGADO HASTA AQUI Y DECIDES LEERLO TE ASEGURO QUE LO DISFRUTARÁS D LO LINDO😈😈

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~••~•~•~•

No me percaté de cuanto echaba de menos su sabor hasta que lo volví a tener entre mis brazos y su boca chocando contra la mía. El mundo, mi mundo, comenzaba nuevamente a tener sentido. Ya podía estallar la tercera guerra mundial que no me interesaba mientras Tobías siguiese en mis brazos.

Si bien al inicio Tobías se tensó con mi toque no pasó demasiado tiempo a que envolviese sus manos en mi cuello.

No podía resistirme a la sensación que causaba saborear cada centímetro de su boca con movimientos suaves pero intensos. La cooperación de mi acompañante junto con los movimientos de su lengua causaba en mí una gran excitación. Mi mente me decía que debía parar y terminar de arreglarlo todo con Tobías, mientras que mis instintos más animales exigían que lo desnudase ahora mismo y lo hiciese mío.

Estaba inseguro sobre qué hacer, cuando los brazos de mi chico se colocaron alrededor de mi cuello dándome la respuesta que necesitaba: debía dejar de lado los razonamientos, seguir mis instintos y dejar que la situación siguiese por si sola su rumbo. Ya lo perdí una vez por dejar que el miedo se apoderase de mi mente y eso no podía repetirse.

Apretando más mi agarre a su espalda lo acerco todo lo que pude a mi cuerpo. No tengo la intención de dejarlo marchar y deseo que él lo note. Luego de unos minutos que a mí me parecieron infinitos entre besos y caricias, nos separamos un poco para recuperar la respiración y, aun sin soltarlo, poso mi frente sobre la suya.

—Elige de una vez maldito lobo, me estas volviendo loco—dice Tobías entre jadeos.

—Te elijo a ti, ahora y siempre.

Ver nuevamente la sonrisa del vampiro volvió a llenar mi mundo de color. Fue como si todo tuviese sentido ahora, el rompecabezas se ha armado por completo, por fin tengo a mi pareja destinada conmigo y ahora más que nunca me siento idiota por haber desperdiciado tanto tiempo de su compañía, pero no permitiré que eso vuelva a suceder nunca más.

— ¿Y qué pasa con lo que piense tu gente? —pregunta el vampiro alzando la ceja.

—Me importa una mierda lo que piense el resto. Llevo toda la vida esperándote y ahora que te tengo no te dejaré marchar.

—Tardaste mucho en darte cuenta idiota—habla Tobías volviendo a cerrar mis labios con un beso.

El calor en la habitación ascendía a cada instante que pasaba, a la par de que la erección en mi entrepierna se acrecentaba. Nunca había sentido esta sensación besando a nadie, si esto continuaba así iba a correrme incluso antes de pasar a la siguiente fase. Ni siquiera me siento capaz de apartar las manos de su cuerpo.

«¡Dios! No me creo que este chorreando tanto solo por un beso».

Continuamos besándonos mientras subíamos las escaleras en busca de mi habitación lo más rápido posible. Al entrar no recuerdo en qué momento las camisas de ambos terminaron en el suelo. Me quedé observando el pálido cuerpo de Tobías, estaba totalmente esculpido con la grandeza de una escultura de mármol griega. A pesar de ser delgado tenia los bíceps y los abdominales bien definidos.

Comencé a lamer mis labios inconscientemente.

Tobías se arrodillo frente a mí para desabrochar mi pantalón y cuando comprendí sus intenciones lo detuve poniéndolo de pie gentilmente.

—No debes hacerlo si no lo deseas, no quiero presionarte a nada.

Me encontraba muy nervioso, era mi primera experiencia con un hombre y aunque sabía lo que me gustaba a mí no entendía cómo proceder para que disfrutara mi pareja. Tobías al percatarse de mis pensamientos me regalo una cariñosa sonrisa.

—Relájate y disfruta de la experiencia, prometo que la pasaras bien—dicho esto retornó a su labor de desabrochar mis pantalones.

Mis piernas comenzaron a temblar cuando depositó un suave beso en mi pene aun cubierto por el bóxer.

Nunca he tenido a un hombre realizándome sexo oral y la sensación es fantástica. No era virgen, he tenido anteriormente diversos encuentros con mujeres, pero ninguna se comparaba a esto. Era tanto el temblor de mis piernas que tuve que luchar para mantenerme en pie. Con un ágil movimiento Tobías retiró mis calzoncillos y comenzó lo que sería una exquisita chupada de mi erecto miembro.

Trabaja en mi húmeda punta como si estuviese saboreando un caramelo, es una acción tan erótica que soy incapaz de mirar en otra dirección. Su mano se ocupa de la parte donde su boca no alcanza, masajeando y moviéndose a la par de está, tomándome hasta el inicio y de regreso al punto inicial. No aguantaré mucho más, necesito hacerlo mío. Los espasmos comenzaban a apoderarse de mi cuerpo, tengo que resistir en varias ocasiones los deseos de gritar. Mis manos aprietan sus cabellos mientras mis caderas se sacuden y mueven adelante y atrás.

«¡Debo poseerlo ya!».

Trago el nudo que se forma en mi garganta por los nervios. Tomo a Tobías por las manos alzándolo para besarlo, di media vuelta con él en brazos y lo arrojo sobre la cama de cara a mí.

Me inclino y beso la pálida piel de su abdomen con mis manos deslizándose por todo su cuerpo a la par que lo saboreaba. Todo él se tensa de excitación a medida que desciendo para atrapar con la lengua las primeras gotas de su líquido pre-seminal.

Comienzo a separarle las piernas, su cabeza cae hacia el colchón y un gemido que escapa de su garganta mientras acaricio la húmeda punta de su erección.

Su cuerpo está completamente arqueado para entregarse a mí. Es irresistible, es belleza, es erotismo, es fuego ardiente, es deseo puro.... Tomo un pequeño pomo de lubricante que se halla en un gabetero junto a la cama y echando un buen chorro en mis manos empiezo a jugar con mis dedos en su agujero, es sumamente apretado y puedo sentís como su calor me envuelve.

Quiero estar dentro de él y sentir su estrechez alrededor de mi miembro, pero primero debo de prepararlo correctamente para no hacerle daño por lo que empiezo a meter y sacar mi dedo y, cuando Tobías se encontraba totalmente cómodo, introduzco otro más.

—Hazlo ya—suplica con sus ojos cargados de anhelo.

Estas dos palabras fueron todo lo que necesitaba para destruir mi autocontrol.

Coloco la punta de mi miembro en su entrada y antes que nada planto un gentil y sensual beso en sus labios. Muevo mis caderas lentamente introduciéndome cada vez más en su interior. Sus dedos aprietan mi espalda mientras que con un ágil movimiento sus colmillos rasgan la piel de mi hombro derecho marcándome como suyo, como su pareja.

A medida que me muevo más rápido en su interior, el lobo que habita dentro de mí me exige que, al igual que él segundos antes, lo marque como mío para reafirmar el hecho de que Tobías no le pertenecería a nadie más y así lo hice. Traspaso con mis afilados colmillos caninos la pálida piel de porcelana y unas finas líneas de sangre contrastan sobre su cuerpo.

Sus piernas envuelven mis caderas. El calor y la excitación, ambos acompañados del intenso sabor de la sangre, nos empujan a ambos al límite de la locura. Nuestros cuerpos se mueven salvajemente por si mismos ahora, el deseo predomina sobre toda lógica y sentido.

—Tobías—susurro sin poder evitarlo.

—Me vengo. —Sus manos se agarran más fuerte a mi espalda mientras un grito de placer escapa de sus labios y su blanco y cálido liquido llenaba nuestros abdómenes.

No aguanto ni un minuto más y mi orgasmo sale con igual fuerza llenando por completo el interior de Tobías de mí, grité. Me desplomo sobre el vampiro, ambos tratando de recuperar la respiración, agitados y sudorosos, intentando ver o sentir algo más además que el acelerado latido de nuestros corazones. Finalmente retrocedo y planto un beso en su frente. Nos miramos un par de minutos a los ojos hasta que Tobías es quien da el primer paso en hablar:

—Para ser tu primera vez con un hombre—jadea—, Lo has hecho increíblemente bien chucho.

Asiento con la cabeza. Su actitud provocadora, que tanto amo y a la vez me desespera, ha vuelto a nuestra relación.

«Gracias a Dios» Es mi único pensamiento al sentir que he recuperado por completo a mi chico.

—Ven, vamos a darnos una ducha—contesto antes de volver a besarle.

Incluso mientras le jalo conmigo al baño y el agua tibia cae sobre nuestros sudados cuerpos, soy incapaz de apartarme de él. No recuerdo la última vez que fui tan feliz por algo, o mejor dicho por alguien.

Cuando regresamos del baño continuamos lo que sería la primera de muchas noches de nuestras largas vidas amándonos y haciendo el amor. He tenido una segunda oportunidad a su lado, y esta vez no tengo la más mínima intensión en dejarle marchar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top