Capítulo 22
Christian
La oscuridad siempre estuvo ahí, era mi amiga, éramos un solo ser. Pero, ahora se sentía fría y distante, no pertenecía a mi cuerpo. Era ajena.
Era la oscuridad que yo temía, la indicaba soledad y destrucción; no era donde resaltaban las estrellas y los poetas le narraban versos a la luna. Este prometía muerte; pero nunca le temí a ella.
Solo me preocupaba esa voz que susurraba en mi cabeza, la del hombre al que no le confesé todo lo que llevaba en el corazón.
Y sentí terror, horror de que mi tiempo pudiera acabarse y no verlo nunca.
¡Pum! Era como una bala en medio del maldito pecho.
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