33.
—¿Por qué me vendiste a Alaska?
—Vi la oportunidad y lo hice —Rusia se encogió de hombros.
—Yo creo que hay una razón.
—No.
—Ya dime, Ruru —lo miró suplicante.
—Necesitaba dinero.
USA bufó, pero quedó satisfecho momentáneamente con esa respuesta.
Pero eso fue una vil mentira.
Años atrás, Rusia hizo una promesa hacia su padre.
—Si puedes, deshazte de Alaska.
—Pero padre...
—Dáselo a USA.
—¿Por qué?
—Es su bastardo... Mi bastardo... Es mi secreto, respétalo y cumple mi petición.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top