3.
Era su primer encuentro y ya llevaban como 10 minutos mirándose con desprecio.
—No voy a hacer tratos con una mujer.
—No tienes opción, comunista —sonrió falsamente, perdida en la ira.
—Solo eres una mujer histérica.
USA abofeteó a URSS apenas segundos después de escuchar esa estupidez.
—¡Te falta un par de huevos extra para que un mocoso como tú pueda decirme histérica!
—Señorita USA por favor —intentaron calmarla.
—Eres una atrevida —URSS sonrió.
—No voy a tolerar ofensas —se acomodó las gafas—. Si quieres aliados, trátalos como iguales... niño.
Era una situación muy tensa, una época difícil, y dos representaciones totalmente incompatibles.
Todos los presentes esperaban que eso terminara en una guerra.
Pero no fue así.
—Parece que nos vamos a llevar bien.
Gobernantes presentes se miraron entre sí. ¿Acaso URSS estaba sonriendo alegremente?
—Nos va a tocar fingir que sí —chistó la norteamericana.
Los humanos presentes no entendieron lo que pasó ahí. Pero pasó.
—Podemos negociar.
—Lo primero que exijo es que tu muchedumbre de soldados deje de mirarme como a carne fresca o les meteré una bala por el culo —USA golpeó el pecho del soviético con su dedo y lo miró directamente a los ojos—. Y no estoy jugando.
—Veré que puedo hacer.
—Solo hazlo.
Notas finales:
A URSS le gustan las mujeres con carácter.
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