18.
USA estaba cansado y hambriento por el entrenamiento con su pelotón, por eso bostezaba, pero no esperó que lo estuvieran espiando.
—¿Tienes hambre, mami? —Georgia se acercó.
—Que no soy tu mamá —suspiró.
—Te traje una patata.
USA sonrió, porque esos niños muchas veces traspasaban su alma paternal con aquellos detalles tan simples.
—Ay, qué lindo eres.
—Toma —le dio su regalo y sonrió.
—Georgia... —sintió un escalofrío—. ¡Esto no es una patata!
Entonces dio un grito en alerta, tan fuerte como sus pulmones daban, para que todos se quitaran del camino antes de arrojar la granada y proteger con su cuerpo a Georgia.
Pero no hubo explosión.
Solo un gran y horrendo susto.
Porque, al parecer, Georgia descubrió el almacén de armamento disfuncional y sustrajo una patata explosiva.
El regaño fue inevitable y, aun así, USA consoló al pequeño Geogia hasta que este dejó de llorar y se quedó dormido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top