Extra: Un San Valentín Sangriento

Los sucesos de esta mini historia ocurren después de los hechos del 5to libro de la saga, por lo que si no la han leído puede contener algunos spoilers.

Este extra serà una mini història indepemdiente entre Reyes y Dylan. Espero que la disfruten.

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Reyes miraba con curiosidad como sus amigos charlaban y se reían a la par que examinaban los diferentes objetos entre sus manos; incluso Logan se notaba emocionado por la animada conversación e intercambiaba ideas con Michael y Tobías sobre lo que serían mejores regalos para sus respectivas parejas. Aunque no es de extrañar, Logan había conseguido integrarse mucho mejor que Reyes entre la comunidad de cambiaformas, su querido gemelo siempre atrajo a las personas con su adorable ternura y, de igual manera, siempre se mostró interesado y divertido por las fiestas. Logan se había llevado un aspecto más sociable en la personalidad de ambos.

Por otro lado, Reyes continuaba pasando trabajo para entender algunas emociones que sabía que eran naturales para el resto de las personas y, que por raro que parezca, no parecían tener efecto en él.

—En serio, ¿por qué hacemos esto? —interrogó por décima vez en lo que iba de hora.

Michael suspiro con exasperación, sin embargo, un brillo de diversión centelleó en sus ojos.

—De verdad que eres un pequeño psicópata molesto. ¿Es la primera vez que pasas San Valentín con una pareja?

Reyes no respondió, tan solo se recostó en su propio asiento bebiendo de su botellín de cerveza y gruñendo como un niño pequeño.

—No lo molestes, —defendió Logan más que divertido la situación; si había dos personas que aprendieron a conocer a Reyes debajo de su fachada de tipo rudo esos eran su gemelo y su pareja—. Reyes nunca tuvo parejas fijas ni fue muy dado a festejar nada.

No hay reproche en la voz de Logan, el pequeño solo intentaba explicar los sucesos y el funcionamiento de la mente de su hermano.

—No entiendo porque tanto alboroto por una simple fecha; es como si solo vieras a tu pareja ese día en el año; es estúpido.

—Tienes razón y a la vez no —aclaró Tobías que se había mantenido callado hasta ese momento—. No es necesario mostrarle el afecto que le posees a tú pareja solo en este día; sin embargo, San Valentín se ha vuelto como una tradición importante en el mundo humano, no es solo un día más en el calendario sino una forma de venerarse; es un complemento para el resto del año, la posibilidad de poder celebrar algo juntos.

—¿Y me dices que a sus parejas les gustan esas chorradas?

Logan sonrío.

—Marcos dice que no es importante, pero Ayana me contó que está preparando una cena especial solo para nosotros mañana; estoy seguro que Dylan también intentará darte algo especial.

Y solo con esas palabras Logan logró que el rostro de Reyes se sonrojara. Sí, el híbrido era un psicópata, una maquina entrenada para matar. Pero con mucho afecto hacia el antes cambiaformas tigre. Reyes puede que no procesara las emociones como el resto de los sobrenaturales normales, no obstante, sabe que daría su vida por Dylan sin planteárselo dos veces, sabe que mataría a cualquiera que le hiciera daño a su pareja, y de hecho lo ha hecho; si eso no es amor Reyes no sabe lo que es. Dylan logró que el líder híbrido cambiase sus prioridades y anhelase algo en el mundo que nunca pensó que tendría: el afecto de otra persona. Y solo por eso Dylan merecía el mejor regalo del mundo en San Valentín, aunque no terminaba de comprender del todo la celebración.

—¿Qué se supone que se regala en San Valentín? —preguntó a pesar de su orgullo, la celebración era al otro día, por lo que tenía menos de veinticuatro horas para conseguir un regalo digno de su minino.

—Pues...

Comenzó a hablar Michael, sin embargo, a mediación de la frase su móvil comenzó a sonar interrumpiéndole de lleno. A medida que escuchaba al rubio al otro lado de la línea su rostro se volvió más serio y preocupado.

—Subiremos en unos segundos. —respondió a la persona del teléfono y luego de colgar—. Robert quiere vernos, por lo visto hay problemas.

***

Subieron todos juntos a las habitaciones en la planta superior del bar de Michael; en esa zona no solo se encontraba la casa del rubio, sino también el cuartel informático de los cambiaformas dado que el lobo era el técnico principal. Al entrar en uno de los cuartos, un hombre esbelto de cabellos marrones y casi que celestes se encontraba sentado en una de las sillas; quizás si el resto no estuviese adaptado a lidiar con Omegas o sucesos extraños en sus vidas el hecho de que el chico de oscuros cabellos tuviera su barriga hinchada fuese raro, sin embargo, últimamente como que se volvía demasiado común ver hombres embarazados.

Robert había descubierto que esperaba un bebé hace par de meses atrás, cuando un loco psicópata le secuestró para intentar convencer a Reyes de que volviese a ser líder de los híbridos. Al inicio fue sorprendente dado que Robert no era Omega, sin embargo, todo pareció ser debido a que su pareja tenía la capacidad de embarazar al ser con el que tuviese un vínculo sin importar su sexo.

—Por fin llegan— Se quejó el lobo haciendo una mueca al girarse hacia el resto debido al tamaño de su barriga, el bebé estaba destinado a nacer en cualquier momento y a cada segundo que pasaba más agotado estaba Robert por el embarazo—. Llamé también al resto de chicos, espero que no demoren, esto no se ve demasiado lindo.

—¿Qué ocurre? —interrogó Reyes sentándose en una de las sillas disponibles.

Robert paseo su mirada por cada uno de los presentes hasta que por fin frunció el ceño.

—Los híbridos están molestando de nuevo, cada vez son más seguido encontrarlos haciendo trabajos ilegales entre los humanos; lo malo es que están llamando demasiado la atención. —Se centró en Reyes—. Creo que podría tratarse de uno de los grupos que te traicionó cuando la rebelión de Erick.

Hace casi dos años, antes de que Reyes pasara a formar parte del bando de los buenos, algunos de los híbridos que supuestamente debían de obedecerle le dieron la espalda y comenzaron a secuestrar sobrenaturales, traficar drogas y asesinar humanos; todo esto llamó demasiado la atención y los problemas comenzaron a surgir cuando sangre inocente comenzó a caer.

—¿Cómo estás seguro de ello? —interrogó Logan un poco temeroso.

A sabiendas de lo mucho que Reyes se preocupaba por su gemelo, este había sido secuestrado y sometido a varias torturas hasta que Michael y su pareja Dereck le encontraron y rescataron en Los Ángeles.

Robert suspiro volviendo su vista al ordenador.

—Estuve revisando los expedientes policiales de algunos y se remontan a antes de la muerte de Erick.

—¿Qué están haciendo en esta ocasión?

La voz de Reyes suena fría y distante, verdaderamente enojada.

—Tráfico de animales, aunque creo que, la verdad, están experimentando en ellos los venenos híbridos, también han muerto varios seres humanos.

—¿Y dónde están ahora?

—En un pueblo cercano, siguiendo la ruta sesenta y seis hacia el norte. Hay unas ocho horas de diferencia para llegar.

Reyes suspiro, le gustara o no estaba obligado a ir; el problema con los híbridos rebeldes era suyo y necesitaba afrontarlo. Gruñó un poco molesto, solo el viaje le quitaría tiempo para buscar un regalo decente para Dylan.

—Preparen un equipo de búsqueda, me marcho en una hora.

—Mañana es San Valentín —le recuerda Logan con suavidad.

—Estaré aquí antes de que termine el día y, con suerte, obsequiándole a Dylan el corazón de una de esas parias asquerosas.

***

Reyes gruñía molesto mientras observaba el antiguo almacén abandonado; o al menos abandonado por humanos. Su interior estaba lleno de jaulas con animales encerrados y varios híbridos vigilando la zona. Robert había tenido razón cuando le informó sobre los planes de las malditas sanguijuelas sangrientas; no solo traficaban, sino también estaban experimentando, probando en las pobres criaturas un nuevo veneno. Habían estado conduciendo toda la noche para ser capaces de llegar de forma sigilosa y atraparlos con las manos en la masa.

Cuando Reyes se despidió de Dylan hace unas nueve horas el antiguo cambiaformas tigre le prometió que entendía que tuviera que irse y que le esperaría sin importar el tiempo, había querido ir con él, pero Reyes se negó. Estaba demasiado sobreprotector con su pareja desde que casi se muere y hubo que transformarlo de urgencias.

En su lugar, había pedido que le acompañara Dereck y Tobías junto algunos otros sobrenaturales mientras que el resto de sus amigos dirigían las operaciones desde el pueblo. Había seleccionado a la pantera y al vampiro dado que ambos tenían experiencias luchando con híbridos a campo abierto y sabían lo rastreros que podían llegar a ser.

—¿Y cómo se supone que entremos ahí?

Interrogó Dereck, llevaba horas queriendo saber el magnífico plan con el que Reyes contaba. Sin embargo, estaba a punto de llevarse un buen fiasco. Reyes sacó su pistola y preparó el cargamento; en su mayoría con municiones de las balas mortales creadas por los híbridos, sin la cura los pobres desgraciados que resultaran heridos rogarían por morir rápido, de otra manera sufrirían en su miseria durante horas.

—Yo digo que entremos por el frente, que nos den bien la bienvenida.

Tobías sonrío.

—Sigues muy enojado porque hoy es San Valentín y aún no tienes un regalo para Dylan.

Reyes gruñó en ira.

—Estos hijos de puta no me han dejado buscarle un regalo a mi gatito, ahora no sé qué comprarle y sigo sin entender que es esta mierda de San Valentín.

Dereck se burló.

—Sí, definitivamente estás enojado. —Luego observó hacia el almacén—. Hay híbridos y algunos cambiaformas felinos y arañas; joder, odio las arañas.

Reyes se levantó de su escondite y comenzó a caminar.

—Solo intenta que no te de su sangre, después huelen espantosos.

Caminó directo a la entrada del almacén con Dereck y Tobías siguiéndole los talones mientras que el resto de hombres continuaban en las sombras rodeando el sitio para tender una emboscada y de esa manera que no quedara ninguno. Cuando los primeros híbridos visualizaron al equipo Reyes solo sonrío y antes de disparar preguntó:

—¿Me han echado de menos?

Solo duró unos instantes, sin embargo, antes de que la bala impactase en la cabeza del híbrido y este cayera al suelo lleno de sangre su pudo apreciar la mirada de horror en sus ojos. Ninguno quiso seguir a Reyes en su momento, pero si algo era seguro, es que todos le temían al mocoso.

Cuando el primer muerto cayó los tiros comenzaron a sonar de forma automática. La sangre llenaba los suelos y solo se escuchaban gritos de dolor. Reyes pudo sentir algún disparo en su cuerpo, sin embargo, sonrío a pesar de la molestia, los híbridos eran tan tontos que ni sabían utilizar su propio veneno para atacar. El verdadero problema fueron las arañas; las muy perras se transformaron y si una araña pequeña era molesta o adorable según el punto de mira; una que tuviese el tamaño de un gran danés asustaba a muerte.

Reyes tuvo que quitarse a más de una de encima. Las peludas patas eran sumamente repugnantes y molestas, pero lo peor de todo era su boca. Los cambiaformas arañas desprendían venenos naturales que incluso podían inmovilizar a las presas por horas; por ello lo más seguro para matarlas era un tiro en el centro de la cabeza.

Reyes alzó su arma y volvió a disparar, el tiro fue certero, sin embargo, la sangre salpicó encima de él provocando gritos de horror en la boca del híbrido.

—Esto es asqueroso—chillo molesto mientras veía la negra sangre de la araña en su ropa.

Cuando los disparos comenzaron a cesar había muchos enemigos muertos y otros habían salido huyendo. Del equipo de Reyes no había perdidas, aunque algún que otro cambiaformas se encontraba herido. Por lo que Reyes suministro antídotos contra veneno en el caso de que alguno tuviese heridas mortales. Cuando se acercó a las jaulas notó que había todo tipo de animales: perros, gatos, leones, caballos...; cada uno de ellos en su propio encierro y sometido a feos tratamientos.

—Deberíamos llamar a la protección animal humana más cercana, ellos podrán ver que hacer. —sugirió Dereck; no obstante, Reyes no le mirada, su visión estaba centrada en una de las pequeñas criaturas de la jaula.

—Háganlo, es hora de volver a casa.

***

Luego de ocho horas más de retorno y dos que Reyes utilizó para darle a Ryan el parte de la misión y quitarse toda la sangre, logró volver a la cabaña que compartía con Dylan. Comenzaba a oscurecer, lo que marcaba casi el final de San Valentín, y decir que el híbrido lo había pasado lleno de sangre y arrancando cabezas, sin embargo, esta absurda misión le había ayudado a encontrar lo que pensaba sería el regalo ideal para Dylan.

Aunque Reyes se había mostrado tranquilo y desinteresado el día anterior cuando hablaba con sus amigos, la verdad es que ahora estaba muy nervioso y casi que temblaba. Entro a la casa dejando una pequeña cesta en la entrada mientras que se abría camino en la casa. El lugar estaba oscuro y solo decorado con algunas velas y lámparas en baja iluminación, aun así, Reyes podía notar los pétalos de rosas en el suelo y el olor a jazmín en el aire.

Cuando avanzó un poco más; Reyes visualizó a Dylan en la mesa del comedor de pie junto a una de las sillas. La mesa tenía un hermoso mantel rojo con la tonalidad de los ojos de Reyes; varias velas decoraban la mesa y había una pequeña campana en el centro ocultando algo.

—Bienvenido a casa.

Reyes sintió como su pecho se oprimía con las palabras que se había acostumbrado tanto a recibir y sin pensarlo demasiado salto sobre el cuerpo de Dylan rodeando su cintura con sus piernas. ¡Mierda!, su pareja sí le había preparado algo muy especial como Logan dijo, este día si era especial para todos al fin y al cabo y si eso hacía feliz a Dylan, Reyes se esforzaría por entender.

—Feliz San Valentín fierecilla. —susurro Dylan al oído de Reyes mientras que le daba pequeños besos—. Me alegro tenerte sano y salvo.

—Feliz San Valentín minino, siento mucho haber demorado.

Reyes se giró hacia su pareja y tomando el rostro de Dylan entre sus manos le beso con anhelo y ansias, ahora estaba agradecido de haberse bañado antes de llegar a la casa.

—¿Qué es esto? —preguntó con curiosidad mirando la mesa a su espalda.

—TE tengo un regalo.

Dylan sentó a Reyes en el borde de la mesa y tomo la bandeja con la campana sobre ella. El gato parecía un poco nervioso, pero de igual manera feliz.

—Tómalo.

Reyes alzo la campana y sus labios se secaron por lo que vio. En el centro de la bandeja se encontraba un hermoso anillo de plata con un rubí en el centro enmarcado por las espirales del mismo modelo del anillo. Su garganta se secó y sus manos temblaron al tomar la elegante pieza.

—Esto...

—Cásate conmigo.

Pidió Dylan con una sonrisa en los labios y tomando el anillo, alzó la mano de Reyes y lo depositó en el dedo anular. El híbrido parecía haber perdido el hablar por unos instantes hasta que volvió a alzar la vista a los ojos ahora rojos de Dylan.

—Tardaste tanto en pedírmelo gatito, claro que me caso.

Reyes volvió a besar con cariño y afecto mezclando su propio sabor y olor con el de Dylan. Estaba feliz y animado; la alegría recorriendo cada uno de sus poros, solo con este hombre no se sentía como un maldito asesino, todo lo contrario; sentía que por fin tenía oportunidades de una vida normal. De amar y ser amado.

Solo se separó de Dylan cuando unos pequeños gruñidos y ronroneos cortaron la atmosfera del beso.

—Tu regalo nos está llamando.

Confusión y duda reinaron en los ojos de Dylan, sin embargo, dejó que Reyes se pusiera en pie y lo dirigiese a la entrada de la casa. Reyes tomó la pequeña cesta y sacó de ella un pequeño tigre bebé de color blanco y ojos azules y lo colocó en las manos de Dylan que parecía en shock por unos instantes.

Reyes sabe que desde que transformó a su pareja en híbrido este no ha sido capaz de volver a controlar al ciento por cien a su tigre interior y, aunque Dylan nunca lo ha dicho en voz alta, extraña al felino cada día que pasa. Reyes había visto al pequeño animal en los almacenes de los híbridos y antes que llegaran los de protección animal lo tomó con la esperanza de que Dylan volviese a sentirse feliz por tener a un pequeño tigre junto a él. Además, había un segundo motivo. Por todos los ataques de los híbridos retrasaron la idea de tener bebés, quizás este gatito podría ser su bebé mientras tanto.

Finalmente, Dylan sonrío y abrazó al tigre. Sus ojos estaban llenos de emoción y sentimientos. Tomo a Reyes de la cintura y volvió a besarlo.

—Gracias cariño, es lo mejor que pudiese haber pedido nunca.

Reyes le devolvió el beso y luego guio a Dylan a su habitación.

—Te amo.

Y por primera vez en su vida, Reyes comenzó a entender la felicidad causada por un San Valentín, lo importante no era el día; eran ellos y las promesas de su vida juntos...

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