Capítulo 8: Castiel
Puedo sentir las palabras del anciano Samson llegando a mis oídos, sin embargo, el significado de las mismas se pierde en un mar de bruma; mi cerebro solo está pendiente a una cosa: los labios de Robert.
Han pasado dos días desde nuestro encuentro en la torre y no he olvidado ni un solo instante como se sentía el cuerpo del lobo contra el mío, su dureza y, a su vez, la calma que me transmitía. La forma en la que se abrió para mí y correspondió a mi toque, adoré la manera en que se aferró a mis cabellos negándose a que retrocediera. No me faltó la necesidad y el deseo de hacerle mío en ese mismo instante, en ese mismo lugar, el único sitio de todo el castillo en el que me siento totalmente en privacidad sin que nadie me vigilé a pesar de que el lugar es mío, es por ello que lo compartí con Robert. No obstante, retrocedí a tiempo dándome cuenta de que lo mejor era no seguir, mi lobo se hubiese arrepentido casi al instante y vaya si tengo razón que estos dos días he sentido la manera en que me evita.
Debo de admitir que el hombre es todo un misterio para mí, actúa como si no quisiera ningún tipo de relación, pero he visto el anhelo con el que observa a sus amigos juntos cuando piensa que nadie se da cuenta. He visto su interés y deseo por mí, sin embargo, lo oculta detrás de una barrera de frialdad para impedirme llegar a él. El único momento en que vi algo de debilidad en su mirada fue cuando mencionaron al otro lobo Michael…
El celo arde en mis entrañas solo de recordarlo, ¿cómo es posible que sienta tanto odio por una persona que ni siquiera conozco? Es fácil, Robert siente algo por él, solo que aún no sé en qué nivel. Por lo que entendí de la conversación de Robert, Dylan y Reyes el famoso lobo rubio tiene una pareja que resulta ser el líder de los felinos y Robert se le acerca para molestar al gato, ¿qué más hay detrás de eso?
—No me fío de ellos Castiel —el gruñido escapa de los labios de Samson—. Deberías dejarme enviarlos a todos a un calabozo mientras consideramos si son buenos o no para nuestra comunidad.
Debo buscar en mi mente las palabras que escuché de manera inconsciente de parte del anciano para entender todo lo que me está diciendo. Algo curioso sobre los ancianos es que a pesar de este título prácticamente ninguno presenta la apariencia de una persona mayor a los cincuenta. En estos casos están Liar y Samson, el primero con rostro de un chico de la edad de Reyes mientras que el segundo parece de contemporáneo de alguien de cuarenta, aunque sé que tiene mucha más edad; su cabello es de un castaño caoba que cae largo hasta mediación de la espalda por un costado de su rostro y sus ojos son de un tono negro profundo. Hay una enorme frialdad en sus pupilas, pero, sobre todo, hay miedo.
—¿Me estás ordenando que encierre a mi compañero en una celda solo por tu propio temor y cobardía a lo que no conoces?
No alzo la voz en ningún instante, sin embargo, la frialdad de mis palabras provoca un estremecimiento en el anciano líder. Este gira su mirada hacia Liar que le acompañaba y yo hago lo mismo, el menor de los dos incluso temblaba con mi presencia, ambos son lo suficientemente inteligentes para saber que no deben retarme.
—Quizás puedas guardarlo en sus aposentos —sugiere Samson sin alzar su mirada hacia mí—. Después de todo, él ayudó a los híbridos en contra de los intereses de su clan, dejemos la celda solo para los dos híbridos.
Un gruñido escapa de mis labios y el anciano vuelve a estremecerse.
—Sugiero, Samson, que pienses bien tus palabras antes de decirlas; Reyes es un dolor en el culo, pero te recuerdo que su hermano está emparejado y tiene hijos con un antiguo muy poderoso, no querrás enojar a un vampiro, creo que sabes lo crueles que pueden llegar a ser, sobre todo Marcos.
—Pero…
—¿Qué piensas tú de todo esto Liar? —No dejo que Samson hable, en lugar de ello le pregunto al otro hombre.
—No creo que Robert fuese en contra de los intereses de su gente cuando ayudó a Reyes, creo que los defendió, además, el clan de alguna manera creo una tregua con Reyes cuando este devolvió a Logan, creo que los híbridos problemáticos son aquellos que se han girado de bando y están en contra de su líder. Quizás solo debamos mantener a Reyes encerrado hasta que sepamos lo mismo que él sobre los traidores.
—Reyes debería estar encerrado toda su vida, es un peligro para el resto de las razas igual que su pareja, son impulsivos, sangrientos y una plaga —ruge el primer anciano.
Voy a responder cuando siento una divertida risa desde la entrada y, cuando me giro, los ojos carmesíes de Reyes se mantienen fijos en nosotros.
—Que tierno que pienses cosas tan lindas de mí.
Suspiro, en verdad que el mocoso es una molestia y no tiene nada que ver con que sea híbrido.
—Los híbridos no serán un problema por ahora. —sentencio—. Muchos de los primeros clanes fueron híbridos, solo que la sangre de ellos se perdió cuando los sobrenaturales tan solo comenzaron a emparejarse entre ellos y las guerras mataron a muchos.
Noto como Reyes hace un puchero.
—O sea que ni siquiera soy original. —Sin embargo, la falsa angustia no les llega a los ojos—. Vamos lagartija, dile a los vejestorios estos que se larguen de una vez, necesitamos hablar y estoy seguro que mi conversación te interesará más que la de estos dos.
Un gruñido escapa de mis labios, el mocoso irreverente me ha llamado lagartija.
—¿Por qué querría hablar yo contigo?
—Porque es sobre Robert…
Una sonrisa maliciosa llena sus labios cuando nota mi ansiedad y la manera en que he caído en su trampa; alzo la mano y despido a los dos ancianos. Noto el enojo en Samson dado que le despaché para conversar con el híbrido que tanto aborrece, no obstante, ambos ancianos obedecen mis órdenes y abandonan la sala. Reyes cierra la puerta detrás de él y camina en mi dirección.
—¿Por qué quieres hablar de mi pareja?
—Porque es obvio que necesitas mi ayuda, tu solo no serás capaz de convencerlo; no puedes amar a alguien que no quiere ser amado. —Hay sequedad en sus palabras.
—¿Por qué quieres ayudarme?
—Porque Robert es lo más cercano que tengo a un mejor amigo.
—Pensaba que los psicópatas no presentaban esas emociones ni deseos de amistad hacia otras personas.
Reyes no luce ofendido con mis palabras, todo lo contrario, el híbrido líder tan solo sonríe más.
—Por eso he dicho que es lo más cercano a un mejor amigo, además me agrada el chucho, no me respeta ni me teme y eso merece que lo admire, incluso tenía bolas para desafiarme y burlarse de mí cuando me emparejé que Dylan. —Se encoje de hombros—. Además, me aburro mucho en este sitio.
Y ahí está el verdadero motivo de su bondad, no puedo evitar sonreír, este hombre está loco, pero me agrada y ya que está tan dispuesto a ayudarme voy a aprovecharlo.
—¿Quién es Michael?
La pregunta sale sola de mis labios, es el primer problema que debo afrontar; no mentí cuando dije que lucharía por Robert, aunque este tuviese alguien esperándole, sin embargo, si ese chico no es un problema todo será más sencillo.
Reyes hizo una mueca.
—Es mi cuñado, creo que aún no me quiere. —Hizo un puchero de dolor que obviamente no sentía—. Fue el enredo de una noche de Robert una vez.
—¿Una noche?
—Exacto. Michael nunca repetía con la misma persona por más de una noche, hasta que conoció a Dereck obviamente, aunque creo que tu lobo al inicio siempre esperó repitiera con él.
—¿Robert se enamoró?
Reyes pensó la respuesta antes de hablar.
—Creo que al inicio pensaba que sí, pero luego de ver lo que era la pasión entre una verdadera pareja solo se dio cuenta que lo que sentía por Michael era mucho cariño y afecto; aunque son buenos amigos.
—Dijiste que se le seguía insinuando— le acuso.
—Para molestar a mi cuñado obviamente.
—¿Y entonces por qué no quiere pareja?
Vuelve a encogerse de hombros el de ojos rojos.
—Porque un corazón roto querría arriesgarse a que se lo vuelvan a romper, además no le creas tanto, es obvio que quiere una pareja, tú lo sabes, yo lo sé; muéstraselo a él.
—¿Y cómo sugieres que lo haga?
Me mata tener que admitir delante de este mocoso que no tengo ni puñeta idea de cómo acercarme del todo a Robert, pero no voy a dejar que mi orgullo ponga otra barrera innecesaria entre nosotros.
—Para comenzar, que tal si dejas la tontería, si el chucho te evita amárralo a una cama para que te hable.
—¿Eres un poco salvaje?
La sonrisa de maldad se apodera de Reyes mientras camina a la puerta para salir.
—¿Lo soy o es tu lobo quien necesita eso? Deberías pensarlo Castiel, tu tiempo se agota.
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