Capítulo 6: Castiel

Ignoro al resto de sobrenaturales en la sala sean o no ancianos; mis ojos tan solo están fijos en la fría mirada del lobo que intenta negar nuestro vínculo; han pasado dos días desde su llegada y, si en algún momento Robert esperó que nuestra unión se hiciese menos fuerte a base del rechazo a su desinterés, está muy equivocado. Con cada hora, minuto o segundo que transcurre mis ansias de tenerle crecen por segundos; mientras más huye de mí más anhelo mantenerme cerca, sacar al cazador que habita en mi interior y convencer al hombre lobo de que soy lo mejor para él, que a pesar de que se niegue a tener pareja yo me niego a perderlo o solo ignorarlo.

Sin embargo, me he dado cuenta de que la presión no es la forma más segura de acercarme, el acoso solo provoca que se aleje más; la verdad no tengo muy claro cómo actuar, estoy en un terreno nuevo. He ganado poder y respeto con mi historia y eso ha asegurado de que a los lugares donde llego no me nieguen nada, no obstante, todo con este lobo es tan diferente.
Luego de que salí de la habitación la primera noche comencé a mirarle incluso a la distancia; como su rostro se relaja y expresa un universo de emociones cuando piensa que nadie le está mirando, la forma en la que intenta actuar frío y distante, pero al mismo tiempo se preocupa de que su alfa y su marido no pierdan la oportunidad de tener un bebé; como prefiere cargar con la culpa de ser un traidor ante los ancianos solo por proteger a las personas de su pueblo que, sin duda alguna, muchos le han dado la espalda. Es divertida la manera en que se queja del jefe de los híbridos y lo mucho que este le molesta, pero siempre se encuentra sonriendo al chico cuando este dice una tontería o burlándose de él; no me cabe duda en que lo considera un amigo.

Todas esas emociones que Robert afirma no sentir están ahí. Tan solo el hermoso lobo ha elegido ignorarlas, la pregunta es... ¿por qué?

Samson, el jefe del consejo de ancianos, no ha parado ni un segundo de interrogar a los sobrenaturales desde la mañana siguiente a la noche en que llegaron. Es obvia su desconfianza por los híbridos y por los alfas lobo y vampiro que parecen haberlos aceptado con tanta facilidad, sin embargo, hay más en el anciano, mucho más a que desee proteger a la raza sobrenatural: tiene miedo, miedo de los híbridos, miedo de los cambios. Tiene terror a lo que no conoce, lleva tanto tiempo en el poder que teme que esta nueva raza le arrebate en eso.
Pero todos en esta sala se equivocan, los híbridos no son una nueva raza; existieron hace demasiados siglos atrás, existieron antes que la mayoría de los sobrenaturales de esta saga; fueron la primera descendencia de los antiguos que existieron en ese momento, los conocí y los vi desarrollarse, sin embargo, poco a poco desaparecieron; cuando los grupos y divisiones fueron creados, antes de las grandes guerras, ya no había híbridos en este mundo. La diferencia de aquellos primeros con estos que tengo delante de mí es que su creador fue inteligente, quería una raza para matar y tomo lo más fuerte del ADN de cada especie. Que Reyes sea un pequeño psicópata sin escrúpulos solo ha sido un mini bono extra a esa ecuación.

—Robert, ¿estás seguro de esto? —El alfa de los lobos, Ryan, pregunta casi por quinta durante la reunión.

Es obvio que el hombre no se siente cómodo dejando a varios de los suyos en este sitio, se preocupa por Robert, porque asuma todas las culpas. No puedo evitar sentir sentimientos encontrados en mi interior, por un lado quiero tener yo ese puesto de ser la persona que se preocupe por él y, por otra parte, me siento alegre de que confíen en él y no le den la espalda. Ryan me lanza una mirada de reojo con el ceño fruncido, no me cabe duda de que es una de las personas que no confía es en mí. Tobías debió de decirle lo que sabía, aunque la verdad no ando muy seguro de hasta dónde llega el conocimiento del vampiro sobre mi persona.

Las risas cómplices del híbrido líder y los intercambios de miradas pícaras con Robert también demuestran que conocen nuestra situación, aunque a este punto de la reunión dudo que no haya una persona en todo el castillo que sepa sobre nosotros. Quizás por eso los ancianos también estén nerviosos, una ofensa contra mi pareja y serán hombres muertos.

—Estoy seguro Ryan, debes irte junto con Tobías, Dylan y yo nos encargaremos de que Reyes se comporte.

—Yo me comporto —respondió el aludido con falsa molestia —. No actúen como si fuese un malcriado.

—Entonces no actúes como malcriado mi pequeña fierecilla. —Sonríe Dylan a la par que pasa su mano por la cintura de Reyes y lo acerca a él de forma cariñosa. Es divertido ver como el pequeño psicópata actúa como si no le importase nada, pero al mismo tiempo se derrite ante el toque del cambiaformas.

Alzo mis ojos hacia Robert y, por unos instantes, le sorprendo mirando a la pareja. Hay una pizca de anhelo y alguna otra emoción que no puedo descifrar es sus ojos. El lobo es como un complicado acertijo niega la necesidad de cualquier emoción que le haga sentirse débil, sin embargo, al mismo tiempo parece desearlas tanto. ¿Qué diablos le sucedió a mi hombre para que esté tan dañado?

Ryan carraspea su garganta antes de volver a retomar la palabra.

—Robert, pediré a Michael que mantenga el contacto constante contigo, quiero informes diarios. —Noto como el lobo se tensa ante el nombre de la persona que desconozco, no puedo evitar el gruñido que escapa de mi garganta y la ola de celos que me invade al notar cierto brillo de calidez en la mirada de Robert, brillo que nunca he visto y que no me agrada que sea a raíz de otro hombre, sin embargo, esa chispa de emoción se difuminó tan rápido como vino—. Además, estoy seguro que Dereck estará más tranquilo si tiene noticias de Dylan.

—Mi hermano sabe que estaré bien con Reyes y Robert.

—Tu hermano se cortaría la cabeza antes de admitir que confía en Robert gatito. -Se burla Reyes ganándose un gruñido de Robert—. ¿Qué? No es mi culpa que continúes coqueteando con su pareja, aunque sea solo para molestarle.

La ola de rabia me recorre y antes de darme cuenta mis alas se están expandiendo de manera amenazadora, no he dicho ni una palabra hasta el momento, sin embargo, estoy seguro que cada uno de los sobrenaturales presentes pueden sentir la ira salir por mis poros. Los ancianos bajan la cabeza con miedo, por otro lado, Tobías y Ryan intercambian miradas cómplices, Tobías con una sonrisa en sus labios como si hubiese ganado alguna apuesta contra su marido el cual solo voltea su mirada. Reyes por su parte no deja de reír abiertamente.

—¿Por qué no te callas la boca de una maldita vez? —el gruñido viene con una advertencia y luego de eso se gira hacia Ryan —. Enviaré los informes y si no hay más nada que discutir doy esta charla por terminada, —Se pone en pie, pero antes de salir de la habitación vuelve a mirar a su alfa—. Suerte con el bebé.

Y sin más se marcha.

No lo dudo, me pongo de pie dispuesto a salir detrás de él, sin embargo, la voz de Tobías a mis espaldas me detiene.

—¿Vas a cuidarlo?

Giro la mirada sobre mis hombros, las facciones de su cara revelan una verdadera preocupación.

—¿Qué te hace pensar que no protegeré a mi pareja?

Ahora es el lobo el que se pone en pie.

—Marcos nos habló de ti. —Rememoro en mi cabeza el nombre y no tardo demasiado en ponerle un rostro a la persona, Marcos, al igual que yo un antiguo, uno de los primeros vampiros realmente poderosos y, sin embargo, a mi lado continuaba siendo un niño pequeño.

—Entonces les habrá mencionado que no pienso dañar lo que quiero.

—También nos mencionó que si deseas algo vas por ello y lo tomas —aclaró Tobías-. No será así de sencillo con Robert, él no...

—Él lo necesitará. —Todos giramos hacia Reyes cuando habla y, por primera vez desde que le conozco, hay una frialdad lógica en su mirada, está hablando serio, sin burlas ni nada por el estilo en su voz—. Robert necesita a este troglodita, sin ofender —aclara—. Robert necesita que le protejan a él cuando es él quien siempre puso las necesidades de otros sobre las suyas, necesita que velen por él, pero sin dañar si orgullo ya de por sí magullado. La pregunta es... ¿podrás hacerle entender que él necesita eso? Estás en una cuerda floja dragón, tienes un mes para perder o ganar... ¿dejarías tu orgullo por tu pareja o tu deseo de dominar superará la necesidad de protegerle?

No respondo, no hay respuesta momentánea a eso dado que ninguna de las dos preguntas merece una reacción por impulso. En su lugar me alejo caminando. Buscando el rastro de mi pareja, siguiéndole hasta dar con él. Robert había regresado a la habitación, a nuestra recamara, aunque no he dormido ahí ni una sola vez para darle su espacio. Incluso antes de abrir la puerta puedo sentirle inquieto dando paseos de un lado a otro por la estancia; al entrar veo que está de espaldas a mí, mirando el paisaje de las Tierras Altas por el balcón, sin embargo, por la tensión en su cuerpo y lo agitada que se vuelve su respiración sé que sabe que estoy en la recamara.

—¿No te han enseñado a tocar la puerta? —Su pregunta es seca, no se gira para mirarme y aprovecho para avanzar en su dirección, estoy tan cerca de él que si estiro la mano podré tocarle la parte trasera de su cuello.

No respondo por unos instantes. Solo aprovecho el momento para respirar su aroma, el suave olor a lavanda me relaja y, antes de darme cuenta, acaricio sus cabellos. Espero que se aparte, pero noto como su postura se relaja ante mi toque.

No puedo dejar de pensar en las cosas que dijo Reyes en la habitación de abajo.

«Robert está tan adaptado a sacrificar su propia alegría por el resto que necesita que alguien finalmente le recuerde que él también merece ser feliz».

Yo quiero ser ese alguien, quiero que él me deje ser ese alguien.

—¿Por qué no quieres una pareja? —Es la primera pregunta que escapa de mis labios.

El silencio se apodera de la estancia, pienso que Robert no responderá, pero al final comienza a hablar.

—Las relaciones son complicadas, las personas salen heridas ¿quién necesita eso? ¿por qué querría eso? No necesito que mi felicidad esté sujeta a la de otra persona.

—¿Piensas que no serías feliz si tu pareja no lo es?

—Pienso que si mi pareja no fuese feliz movería cielo y tierra para que lo fuese, pero no creo necesitar esa responsabilidad sobre mí.

—Tus amigos lucen felices, no parecen arrepentidos de sus vínculos.

—Y, aun así, les he visto sufrir, les he visto herirse entre ellos o casi morir desesperados cuando sus parejas salen heridas...no quiero eso.

Finalmente se gira en mi dirección.

—No tenemos que aceptar este vínculo, me iré en un mes y cada uno segura con su vida como si nada. El destino no tiene por qué tener la razón siempre. No tenemos que querernos solo porque un vínculo lo dice.

Sonrío y no puedo evitar alzar mi mano para acariciar su mejilla. La piel se siente suave bajo mi tacto.

—Tienes razón m'ionmhas. No debemos de querernos solo porque un vínculo marcado por los antiguos dioses lo diga. Los vínculos crean una unión, una pequeña atracción, te permite reconocer a la pareja con la que serás feliz en tu vida; hay vínculos que no funcionan, nada es perfecto, sin embargo, no te equivoques. —Me acerco lo suficiente para que mi aliento roce la piel de su mejilla y un enorme regocijo crece en mi interior cuando percibo su estremecimiento-. No te deseo porque el vínculo lo dice, te deseo porque en estos dos días que te he observado has llegado a llamar mi atención. No mentí con lo que te dije m'ionmhas, cuando deseo algo no dudo, voy por él y lo tomo.

Robert pasa su lengua por sus labios y no estoy seguro si lo hace de una manera consciente o no, pero el punto es que me hace anhelar tanto...

—¿Qué significa eso que me dijiste?
Sonrío con malicia y me acerco a su oído para susurrar.

—Te lo diré cuando estés preparado. —Me alejo lo suficiente para mirarle a los ojos y no dudo en tomar su mano—. Ahora ven conmigo m'ionmhas, tenemos cosas de las que hablar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top