Capítulo 24: Castiel
Cuando Samson y yo llegamos a América por medio de un hechizo de traslado, Ryan y el resto nos comentaron como Reyes y Robert habían desaparecido sin dejar ningún rastro detrás de ellos; por la falta de noticias de Declan y el hecho de que no me había avisado de nada de esto antes que el resto deduzco que algo muy malo también le ha pasado a él. Samson no estaba para nada contento con esto último y tuve que sujetarlo para que no golpease a alguien por la frustración.
Comprendí verdaderamente su estrés cuando el hombre que reconocí como Michael se acercó a mí para contarme el motivo por el que Robert se encontraba en el hospital. El hecho de que me dijese que Robert estaba embarazado creo un mí una contradicción de sentimientos y necesidades; por un lado, quería reír y saltar de la alegría, por otro, la reocupación se acrecentó el doble, ya no era solo Robert quien estaba en peligro, sino también mi futuro hijo. Una parte de mi cerebro tenía dudas de como todo esto era posible, pero recuerdo que Declan una vez me prometió que tendría familia, así que de seguro el podrá darme respuestas.
«Primero tienes que encontrarlo». Recordó mi cerebro «Primero tienes que encontrarlos a todos».
La habitación del hospital había estado desolada, sin rastro de sangre ni síntomas de peleas; la única pista que teníamos era un hechizo de reconocimiento que mostraba la utilización de magia negra y antigua en ese lugar. Magia que permitiría dejar a Declan fuera de guerra. Liar pensó bien cada uno de sus trucos para enfrentarse a nosotros, supo manipularnos hasta conseguir lo que quería; mi única pregunta es cómo logró conocer los secretos de las antiguas artes; ni siquiera yo, el primer sobrenatural sabía de ellos.
Por suerte para mí, Samson también utiliza sus propios y sucios secretos. No pregunté cómo y él tampoco me dio explicaciones, en lugar de ello me ofreció la solución que necesitaba cuando sentí que me sumergía en penumbras. No soy ingenuo ni idiota, sé que Samson tiene sus propios motivos y no solo me ayuda por la bondad en su corazón; todo lo contrario, no obstante, mientras pueda recuperar a mi pareja y al hijo que viene en camino poco me interesan sus verdaderos motivos.
Luego de algunas horas sin respuestas ni salidas, Samson realizó un hechizo vinculante entre yo y Robert; solo utilizando unas gotas de mi sangre y el vínculo natural que existía entre los dos, Samson fue capaz de entrelazar nuestras almas al cien por ciento; ahora no solo éramos pareja, sino que nos convertimos en un alma en dos cuerpos distintos. Me hubiese gustado tener la aprobación de Robert para algo tan íntimo, sin embargo, ahora que su vida está en peligro estoy dispuesto a ganarme su odio si con ello puedo salvarlo.
Cuando el hechizo estuvo culminado, fue capaz de sentir todo con una nueva perspectiva, en el interior de mi mente podía sentir también los pensamientos de Robert, podía sentir su presencia, aunque su cuerpo se encontrara lejos. Así fue como le ubiqué, así fue como logré sentirle a pesar de la distancia y me adentré en el bosque sin tener claro en qué punto exacto estaba. Solo podía ver la cueva a través de sus pensamientos y mientras más fuerte fuese el alivio significaba que más cerca estaba mi lobo. Fue así como di con él. Fue así como encontré el sitio.
Cuando sentimos el olor de Declan y Reyes junto a Robert supimos que estábamos en el lugar correcto. Junto conmigo y con Samson, también vinieron Dylan, Tobías y Dereck; el resto esperaba nuestra señal en caso de que fuese necesario y Michael dirigía las operaciones por medio de rastreadores y su ordenador.
—Estén atentos —anuncié, incluso desde fuera de la cueva podía sentir lar vibras de poder que emanaban de la zona.
Sin embargo, Liar no ha sido idiota hasta este momento y no iba a comenzar ahora. Conoce mi punto débil y sabe cómo hacerme entrar sin pensar dos veces en las consecuencias. Cuando sentí el grito de dolor de Robert en el interior de la cueva entre, sintiendo la ira recorrer cada uno de mis poros. Mi brazo dolía, pero sé que la molestia no provenía de mí, sino de una herida causada en el cuerpo de mi lobo.
Escucho los gritos de mis compañeros mencionando mi nombre, pero solo tengo mente para rescatar a Robert, necesito verle bien y vivo. Cuando avanzo en la penumbra puedo ver las siluetas de los cuerpos arrojadas en el suelo y la figura de Declan en la pared, no obstante, solo tengo ojos para Robert. Mi sangre se paraliza cuando noto su cuerpo amarrado y sangrante del lobo acostado en el suelo. De su hombro emana puro líquido carmesí y puedo ver una daga atravesar la herida. El grito de dolor sale de sus labios y me lanzo sobre él intentando incorporarle.
—Estoy aquí cariño, no pasa nada, vine a sacarte de este lío.
—Castiel...
Sus palabras salen con dudas y entre jadeos, le cuesta hablar y examino la zona de la herida. No creo que sea seguro sacar el puñal en este mismo instante dado que en el segundo que lo haga la herida se volverá automáticamente más grabe.
Intento arrancar las cadenas de sus cuellos y manos para llevármelo mientras el resto llega a sacar a los otros, pero la sensación del metal quema mis dedos como si estuviera sosteniendo hierro caliente.
—¡Castiel! —Robert grita la advertencia, pero es demasiado tarde.
Había estado demasiado concentrado en liberar a Robert que no me percaté de la presencia a mis espaldas. En un solo instante sentí mi cuerpo lanzado contra la pared de piedra fría y ramas que emanaban de ella sujetándome a la misma en la zona de mi cuello. Cortando mi respiración e inmovilizando mi cuerpo contra el muro. Ante mí, la figura de Liar se muestra, la sonrisa desequilibrada llena sus ojos, en una de sus manos sostiene una larga espada mientras que la otra se halla alzada en el aire como controlando las enredaderas que me sostienen.
Ahora es que intento ver toda la situación, en la pared opuesta Declan parece desmayado, casi muerto, como un cuerpo sin alma. Cerca de Robert que aun sangraba, se halla Reyes y, para mi sorpresa, tan solo mira la situación con ojos atentos, como si meditara y una pequeña sonrisa curva sus labios.
—¡Hijo de puta! —chilla Robert con roña mientras que Liar continúa centrado en cortarme la respiración.
—No te lo tomes a mal— le responde el psicópata sin ofenderse—. No ha sido personal contigo, incluso me agradabas, pero algunos sacrificios deben hacerse y la sangre debe correr si queremos el nuevo imperio.
Intento romper la vegetación que me mantiene atado, sin embargo, vuelvo a sentir el ardor del fuego cuando intento tocarlas, como si la magia negra impidiese que pudiésemos liberarnos de los amarres y, de paso, restringe nuestras fuerzas. Esto solo deja una oportunidad, si queremos salir de aquí el portador de la magia debe morir.
Solo siento que el aire retorna a mis pulmones cuando Liar es lanzado al otro lado de la cueva por una ola de energía proveniente de Samson; el sobrenatural corre hacia la figura de Declan mientras que Dylan se acerca a Reyes, solo en este instante este último parece recobrar el rastro de humanidad en sus ojos. Sin embargo, ambos la debilidad de un hombre en muchas ocasiones se vuelven sus propios sentimientos. Solo bastó un momento de distracción de ambos para que Liar se recuperase y les atara a ellos también al suelo.
—Samson —menciono con alegría—. ¿Quién diría que también eres un desertor de la ley sobre la antigua magia? —La sonrisa histérica llena sus labios—. Pero sigues siendo débil, la magia solo es fuerte cuando la practicas y yo he sacrificado la sangre de los ancianos para ganar poderes. —Liar sostiene los cabellos de Samson con fuerza y los jala hacia atrás de manera que el cuello del cambiaformas queda totalmente expuesto. Acerca la punta de la espalda sin cuidado ninguno y roza el filo de la hoja en su piel hasta provocar una pequeña gota de sangre por la misma—. Siempre te he querido muerto —susurra casi a modo de reflexión y puede apreciarse el asco en sus palabras hacia Samson—. Siempre luciendo tan superior cuando en verdad eres un saco de pulgas que no sirve para nada; una pequeña mierda abandonada. Quise matarte primero, pero eso habría despertado la ira de Declan y yo los necesitaba a ambos distraídos; era más sencillo echarlos a pelear por la posible culpabilidad de los híbridos; ahora sí te mataré.
Alza la espada con rumbo al cuello ajeno, sin embargo, cuando ya está cerca de la piel de Samson la voz de Reyes interrumpe el acto.
—Liar. —Hay seriedad en sus palabras, casi un espíritu de mandato—. No te he dado permiso para matar a ninguno de ellos aún.
Y por raro que parezca las palabras parecen tener efecto en el pequeño fanático, su cuerpo tiembla como si tuviese miedo por la frialdad en la voz del híbrido. Liar se aleja de Samson y mira con una ligera sonrisa a Reyes.
—Lo siento mi Lord, pensé que lo querría muerto luego de todos los problemas que causó.
—Lo quiero muerto. —afirma Reyes e incluso Dylan le mira asombrado—. Pero lo haré yo, tú has cumplido, me has recordado lo que más anhelaba, suéltame y podré convertirte Liar.
—Reyes...— comienza a quejarse Robert, pero una sola mirada del híbrido le detiene en el acto antes de retornar su atención a Liar.
El chico se acerca con una sonrisa y con un chasquido de dedos los amarres desaparecen del cuello de Reyes. Los ojos del híbrido adquieren un intensó color escarlata mientras camina hacia Liar masajeando su cuello para relajar los músculos doloridos.
—Has sido un buen muchacho y te daré tu recompensa. —Reyes toma la mano de Liar y le quita la espada con suavidad—. No necesitas esto si te voy a convertir.
—Gracias amo, mi amo.
El niño casi tiembla de la alegría cuando Reyes le acaricia el rostro.
—Muéstrame tu cuello, te convertiré y luego mataremos al resto.
Liar luce casi excitado por las palabras y alza la cabeza dejando vía libre Reyes; solo en ese instante todo quedó claro. El rostro de Reyes se transformó en pocos segundos de la seriedad al asco puro. Fue un solo movimiento, rápido y preciso, la hoja de la espada brilló en el aire y en pocos segundos rasgaba el cuello de Liar hasta separar la cabeza de sus hombros.
—Ahí tienes tu recompensa.
Puede que un humano normal no hubiese sido capaz de lograr ese golpe, pero la fuerza de los híbridos era tanta que no tuvo problema alguno en romper el hueso del cuello. La sangre salpico el rostro de Reyes que hizo una mueca de asco mientras se limpiaba.
—Cuando aprenderán que eso de dominar el mundo es solo para villanos de Marvel y DC.
Los agarres de las ramas cesaron y solo pude correr a sostener el cuerpo de Robert que aun sangraba.
—Cariño, —susurro las palabras mientras beso su frente—. Te llevaré a casa.
Miro a mis espaldas y Reyes parece estar con Dylan mientras que Samson intenta cargar el cuerpo de Declan aun inconsciente. Lo importante es que todos están a salvo. Yo solo necesito sacar de este sitio a mi pareja.
***
Pasaron dos días desde el rescate de la cueva y Robert permanecía en el hospital, le habían hecho muchas pruebas y sometido a una cirugía para sacar la daga de su cuerpo; por lo visto la hoja había cortado zonas importantes, pero con el tratamiento y su recuperación sobrenatural se esperaba que recuperase la movilidad del brazo pronto. Las pruebas de sangre también indicaron que no había problemas con el bebé.
En los pocos momentos que me había separado de mi pareja aproveché para acercarme a Declan y que este me contara como había sido posible. El Dios me dio la información que necesitaba, pero dejó en claro que no explicaría más hasta que no hablase con Robert primero. Declan parecía un poco ansioso y preocupado desde que despertó de los hechizos de Liar, miraba con atención sobre sus espaldas y, por si fuese peor, volvía a notarse distante de Samson.
Aunque ese no era mi tema como para meterme en el medio.
El otro punto que ha transcurrido en estos días es que Reyes nos explicó su plan. Utilizó el fanatismo de Liar a su favor, se había dado cuenta de la fe ciega que el sobrenatural le tenía y no lo dudó en utilizar a su favor. Reyes dejó su punto claro, nadie hacía daño a las personas bajo su protección ni atacaban a su pareja. Liar había tenido su futuro sellado incluso antes de conformar su retorcido plan.
Cuando finalmente me dijeron que habían de realizarle todas las pruebas médicas correspondientes a Robert volví a su habitación, tampoco había profundizado en conversaciones con él dado que primero quería estar seguro de su condición médica.
Al entrar a la habitación los claros ojos del lobo chocan con los míos y avanzo con suavidad hasta llegar a la silla junto a Robert.
—¿Cómo te sientes? —interrogo con cuidado.
El lobo tan solo asiente con suavidad mientras me observa.
—Estoy mejor. —Su mirada recorre mi cuerpo y antes de que me pregunte ya imagino lo que dirá—. ¿Dónde están tus alas?
—Las oculté, no quería asustar a nadie aquí.
No sabía cómo aceptarían a un dragón caminando entre el resto de sobrenaturales con las alas expuestas.
—Déjame verlas, las extrañe.
El brillo cristalino en los ojos de Robert oprime mi corazón y antes de darme cuenta estoy extendiendo mis alas en mi cuerpo. La habitación parece más pequeña con ellas fuera, sin embargo, ver la sonrisa en el rostro de Robert hace que la incomodidad valga la pena. Cuando levanta su mano para rozar mi rostro siento el nudo de emociones estallar en mi garganta y las lágrimas bajar por mis mejillas. Me acerco más a su cuerpo hasta dejar mi rostro oculto en su pecho.
—Lo siento, te puse en peligro, no te cuidé; perdóname.
Me siento inútil por no haber protegido de manera segura a mi pareja.
—Lo siento, te falle.
Siento como Robert se mueve y cuando quiero darme cuenta sostiene mi rostro entre sus manos con suavidad.
—Te quiero.
La confesión me deja helado por unos instantes y el lobo aprovecha ese tiempo para besar mis labios con cariño antes de volver a hablar.
—Te quiero, antes de todo esto, me di cuenta lo mucho que te extrañaba y te quería conmigo; tuve miedo, pero no fue por Liar, sino porque no sabía de ti y tenía terror de que algo te hubiese sucedido; no supe enfrentar mis propias emociones y decírtelo antes; yo también te quiero, también eres mi m'iohmas.
Me siento en la cama junto a Robert y le abrazo al mismo tiempo que beso sus labios con cariño; nunca imagine que podría sentirme tan bien. Tan lleno. Un pequeño carraspeo desde la puerta nos hace detener el beso y alzar las miradas. Declan nos observa con una sonrisa en los labios y luego su mirada se centra en Robert.
—Imagino que esta es tu respuesta pequeño lobo; ¿esta es tu elección a la proposición que te hice?
Observo a Robert con confusión, pero mi lobo solo sonríe y me abraza más.
—Nunca hubo otra elección Declan, Castiel es mío, esta es la vida que quiero.
Declan asiente y se da media vuelta para marcharse, pero antes de que lo haga me pongo en pie sin soltar la mano de Robert.
—¡Papá! —le llamo y puedo ver como Declan se detiene sorprendido, hace demasiados siglos no le llamaba de esa forma—. Gracias, por darme la familia que quería, por protegerlos y por formar parte de ella.
Declan se gira y me observa, ninguno de los dos fuimos buenos con las palabras nunca, pero las miradas lo dicen todo, las emociones reinan.
—Siempre serás mi bebé Castiel.
Y sin esperar respuestas vuelve a salir. Solo observo la puerta aun sintiendo demasiado agradecimiento en el cuerpo. Luego de eso observo a Robert, pienso que estará confundido por escucharme decirle papá a Declan, pero solo sonríe.
—Te lo explicaré...
Pero el lobo niega con su cabeza.
—Ya lo sé todo.
—¿Y no te molesta?
Vuelve a negar.
—Yo también le estoy agradecido por mostrarme la verdad, por darme la oportunidad de tenerte a ti y al bebé.
Sonrío y me siento a su lado besándole y sosteniéndolo entre mis manos.
—No volveré a dejarte ir Robert, serás mío hasta el fin de los tiempos.
—Y siempre estaré feliz por ello, porque por primera vez, me he dado cuenta de lo que de verdad importa en el mundo.
—¿Y qué es eso?
—Nosotros dragón, ahora y siempre, solo nosotros.
Por primera vez no me importa que tan larga sea mi vida, porque sé que cada mañana, el lobo del que me enamoré estará a mi lado.
Fin.
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