Capítulo 14: Castiel
Observo como Robert se aleja de mi junto con Declan y no puedo evitar la sensación que oprime mi pecho; es difícil de describir, pero se siente un puro amargor que tiñe mi vista de rojo, por primera vez en mucho tiempo quiero arrancarle la cabeza a alguien o destruir algo. Un segundo olor de amargura llena el ambiente, sin embargo, en esta ocasión el malestar no proviene de mí. Giro la vista y noto que Samson observa con la misma intensidad a mi lobo y al otro sobrenatural, el hombre carga su propio odio contra el dúo, no obstante, es evidente que no todo su rencor va dirigido hacia Robert, por el contrario, a este puedo jurar que solo le dedica desconfianza mientras que los sentimientos más amargos se los reserva a Declan.
Suspiro, siempre es así cada vez que se encuentran, que yo esté en la misma habitación tan solo le agrega espinas al asunto. Me sorprende que Declan se metiese en una orden directa de Samson, suele evitarlo a pesar de tener el poder suficiente para sobrepasarle en rango. Sin embargo, esa historia no es mía para contar, ellos tienen sus propios problemas y yo tengo los míos. Metí la pata a fondo hoy con Robert.
—No sabía que tu novio y Declan fuesen tan cercanos. —La amenazante y oscura voz de Samson suena a mi lado y me doy cuenta de que he estado observando fijamente el lugar por el que Declan y Robert se marcharon hace apenas segundos.
Tan solo asiento.
—Yo tampoco lo sabía —respondo, no voy a mentir, tengo la misma desconfianza hacia Declan que tiene Samson en estos momentos, estar cerca de él generalmente llama a problemas.
—¿Es seguro? Creo que ambos sabemos que las pequeñas obsesiones de Declan pueden crear dolores de cabeza y muchos problemas.
—Sobre todo lo sabes tú ¿no? —contesto a la defensiva, pero en el fondo me hallo de acuerdo con Samson. Cuando Declan está tan cercano a alguien es porque posee profundo interés, en el fondo quiere algo, no digo que sea mala persona, sino alguien que se aburre con facilidad. Al notar como el ceño de Samson se profundiza suspiro—. Al menos Declan no lo meterá en un calabozo.
Ahora es Samson quien sonríe. Su risa es oscura y en ningún momento llega a sus ojos.
—Si te sirve de consuelo tu chico no me importa, pero no me gustan sus amigos.
—Reyes no hizo esto. —Señalo hacia la sala de reuniones que continúa plagada de sangre.
—No he dicho que lo haya hecho, pero incluso tú debes admitir que la persona detrás de esto anhela llamar la atención del híbrido y, mientras no la consiga, que nos asegura que no habrá más muertes.
En ese lado Samson no tiene razón. Recojo un poco mis alas y avanzo hacia la estancia donde encontramos el cadáver. Examino con cuidado las palabras escritas en sangre en la pared, por el olor de la sangre no hay duda de que fueron puestas con la misma sangre del anciano muerto. ¡Mierda!
Esto no solo fue un asesinato al azar. Hay crueldad y quizás un poco de demencia en los actos. Hay ansias de poder y un claro indicio de que la persona detrás del crimen no nos teme.
—Debemos de estar preparados para otro ataque, ningún anciano o residente del castillo debería ir solo —sugiero aun con voz pensativa.
La verdad es que esta idea nos dará doble funcionalidad, puede que Samson aún no lo haya afirmado, pero sé que piensa como yo. No estamos seguros de si el asesino es alguien dentro del castillo o alguien de fuera; no obstante, por la facilidad con la que ha ingresado y ha asesinado a un anciano me atrevo a apostar de que se trata de alguien de dentro, algún conocido traicionándonos. Si las personas van en compañía es menos difícil que ocurra otra muerte. Dudo que el criminal quiera demostrar aun su presencia.
—¿Vas a ayudarnos con esto? —Aunque el rostro de Samson no refleja sorpresa puedo notar que su mirada si posee una pizca de asombro, generalmente me mantengo alejado de cualquier problema con los ancianos.
—Mi pareja está envuelta en este asunto, no voy a dejarle solo.
La sonrisa cruel retorna a los labios del otro cambiaformas.
—Por lo que observé no creo que el hombre desee estar cerca de ti. —Gruño molesto y esto solo hace que sonría más a la par que se aleja de mi—. Mantenlo vigilado, no quiero meter en una cárcel al perro faldero del gran y poderoso dragón Castiel.
—Yo no tuve la culpa de lo que sucedió Samson. —rujo molesto y el hombre se detiene sin mirarme.
—Tienes razón, no la tuviste, pero eso no significa que no estuvieses envuelto en el asunto.
Y sin decir ni una palabra más Samson se aleja de mí. Suspiro, la verdad es que no puedo evitar sentir un poco de empatía por la situación del hombre. Solo los antiguos dioses saben que yo estaría peor si estuviese en su situación. Samson ha sido inteligente y ha utilizado la rabia a su favor, yo no habría sido tan fuerte, por el contrario, sé que hubiese terminado salvaje o arremetiendo contra la persona que creo culpable.
Viendo a Samson es evidente que el amor no siempre es bonito, a veces nos destruye y nos degrada, nos vuelve fríos y sin empatía. Quizás en una época estuve dispuesto a ser así, pero ya no. Quiero a mi lobo conmigo y, a pesar de las duras palabras que este me dedica, sé que también se siente atraído por mí. Tan solo debo de demostrárselo. Pero primero debo de solucionar mi situación actual con él.
La furia y los celos de esta mañana me hicieron decir cosas que no quería. No tuve ningún derecho en sacarle en cara su antigua relación con Michael, ya Reyes me contó que fue algo de una noche y yo tampoco he sido santo en el pasado; no soy virgen hace demasiados siglos, pero la sola idea de que Robert pueda continuar poseyendo sentimientos por el otro lobo me aterra y, a pesar de todo, tampoco puedo odiar a Michael. No cuando confirmé lo mucho que se preocupa por mi pareja y lo mucho que desea que Robert encuentre a alguien que le haga creer que merece ser amado. Yo quiero ser ese alguien.
Camino por el castillo en busca del lobo, siguiendo su aroma; no obstante, incluso antes de llegar sé dónde se halla. Solo hay un lugar en el que Declan se refugia en cada ocasión que viene al castillo y de seguro que es ahí donde ha llevado a Robert y al resto.
Me detengo en la entrada de la biblioteca de manera silenciosa, observando detenidamente lo que sucede en el interior. Robert, Reyes y Dylan se encuentran frente a un ordenador conversando con Ryan mientras que Declan solo les observa desde una esquina. Noto que en la pantalla se encuentran las figuras de varias personas, dos de ellos son Ryan y Tobías, también hay un hombre rubio lleno de tatuajes que reconozco como Michael y un cuarto hombre abrazando a este que no reconozco, pero es evidente por el comportamiento que es su pareja.
La cara de Ryan muestra un verdadero enojo y soy consciente de que ya le han narrado los sucesos de esta mañana.
—Debimos habernos quedado. —Escucho que se queja el líder y para mi sorpresa es Reyes quien le responde.
—No te lo tomes a mal, pero tu presencia no iba a cambiar nada; no todos los psicópatas se intimidan por un grande y malo alfa.
—Tú, por ejemplo —contraataca el vampiro al otro lado de la pantalla.
—Efectivamente.
—Al menos si nos quedábamos con ustedes no afrontarían solos esto.
Ahora es Robert quien habla.
—Reyes tiene razón Ryan, no ibas a hacer de mucha ayuda aquí, el objetivo es Reyes, no ninguno de nosotros; además, solo discutirías con los ancianos, después de todo eres un alfa protector. —suspira—. Ahora que estás planeando tu bebé con Tobías no debes de cambiar por nada ese pensamiento, nosotros vigilaremos nuestras espaldas y cuando se acabe el mes volveremos a casa.
—¿Vas a volver también? —interroga Michael y hay duda en su rostro, no hay que ser muy inteligente para saber por qué.
—No tengo motivos para quedarme…´
La conversación continúa, pero no puedo continuar prestándole atención. Antes de darme cuenta ya no estoy solo en este lado de la estancia, sino que me hallo acompañado de un hombre con la apariencia de un chico de dieciséis años, sus cabellos rubios en rizos sobre su frente llenan su rostro y sus ojos azules fijos en mí.
—No te han dicho que es de mala educación escuchar a escondidas Castiel, no recuerdo haberte enseñado estas cosas.
Volteo la mirada en su dirección.
—No recuerdo que siempre te metieses en los asuntos ajenos y, sin embargo, aquí estás Declan.
—Si no hubiese interferido tu novio estaría en una celda y no hubieses podido oponerte a la decisión de Samson.
—¿Y tú buena voluntad fue por ayudarme o por molestar a Samson?
Pregunto y, por unos segundos, puedo notar como la tensión cubre cada uno de los músculos de su cuerpo. Su sonrisa es forzada, pero a ojos de alguien que no le conozca luciría genuina. Por suerte he conocido a este hombre por demasiado tiempo, para ser más exactos, desde siempre.
—Me agrada Robert y no quiero problemas con Samson, solo interferí porque fue necesario.
Y por unos instantes le creo. En los últimos siglos me di cuenta de que Declan ha intentado esquivar al consejo casi tanto como yo, solo que él presenta motivos más personales.
—Quiero que te alejes de Robert.
—¿Por qué? —interroga con falsa ingenuidad.
—Ocasionas demasiados problemas.
—Solo quiero mostrarle la verdad.
—Aléjate de él, me toca a mí contarle.
—Pero él no te escucha a ti, no acabas de verlo, quiere irse. Yo solo no deseo que su propio vínculo vaya en contra de su felicidad, quiero darle la elección.
La rabia me recorre el cuerpo y siento fuego formarse en mi garganta a medida que mis alas se extienden. Esta vez me cuesta más contener el enojo de mi voz.
—¿Me estás amenazando con quitarme a mi pareja?
Declan alza su mano y acaricia mi mejilla con suavidad. Su cuerpo está relajado, no siente mi amenaza, no soy un problema para él.
—No cariño, nunca te haría daño, después de todo siempre te elegí a ti. —Una pizca de dolor se forma en sus ojos—. Pero el chico sabrá la verdad y tú también debes decidir muchas cosas, aún tienen tiempo Castiel, tiempo para que ambos se enamoren en verdad, es lo que quiero para ti.
Y sin decir nada más Declan vuelve junto al grupo que aun discute, noto los ojos de Robert sobre mí de manera curiosa en esta ocasión, su ceño un poco fruncido cuando pasea su mirada entre Declan y yo, sin embargo, no se acerca, no me dice nada. Doy media vuelta y salgo de la estancia pensando en las palabras de Declan. Robert merece todas las verdades, pero tengo miedo de que aun sabiéndolas se vaya, aun así, el rubio tiene razón, no puedo forzarle ni engañarle.
Solo me queda enseñarle la verdad de mí y tener la esperanza de que, después de ver mi verdadero yo, me elija…eso quiero, que me elija a mí…
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