|CAPÍTULO 16|
Había terminado una llamada, era Aly. Quería saber cuál era mi horario de salida del trabajo para poder pasar por mí. Le había dicho que estaría bien y que no necesitaba preocuparse por mí. Alyssa había venido a Los Ángeles por asuntos de trabajo y quería aprovechar la oportunidad para acompañarme de regreso a casa.
—¿Dónde me llevarás, Amo?—pregunte acostada en su regazo, mirándolo sútilmente a los ojos.
—Es una sorpresa —respondió jugueteando el brazalete de oro que me había regalado.
—¿No puedes decirme tan siquiera algún detalle?
Nego con la cabeza.
***
Me llevo a una tienda de lencería pero esto no era la única sorpresa, había algo más, debido a que quería comprarme ropa nueva para una ocasión especial.
—¿Te gusta?—pregunte a mi Amo.
Estaba contestando un mensaje mediante por chat, casi nunca lo veía escribiendo un mensaje de texto, usualmente son llamadas hablando en italiano.
—¿Qué?
—Si te gusta, este conjunto —camine hacia él y tome su mano, la coloque sobre una cadena enganchada a un collar de cuero.
Sonrío.
—Me encantaría verte sin el —contestó tirando de la cadena, bajando mi rostro al suyo, con una mano me tomo bruscamente besándome con deseo.
¡Dios!
Me agache un poco más para darle mayor acceso a jalar más de la cadena, no dudo en hacerlo. Ahora me encontraba de rodillas delante de él.
—Sé lo que quieres, gatita —comenzo a quitarse el cinturón para luego hacer una especie de esposa con el—. Solo pídelo.
Solto la cadena y me giro hacia una posición trasera, tomo mis manos y coloco la esposa hecha con su cinturón en mis manos, jalo el pedazo de cuero para ajustarlo a mis muñecas, lo apretó con fuerza para que no lograra realizar algún movimiento con mis manos.
Se puso de pie y jalo de la cadena hasta llevarme al probador. Reclino mi espalda, obteniendo una vista perfecta de mi trasero, hizo a un lado la tela de mis bragas y comenzo a penetrar con su polla dentro de mí.
—Más... Por favor.
—¿Así, gatita?—dijo aumentando el ritmo y movimiento sus caderas circular dentro de mí.
—Ohh, dios —gemí.
Quito sus manos de mi cadera para dirigirlo a mi coño mojado. Lo acaricio suavemente tomando toda mi húmedad con sus dedos.
Dios estoy tan mojada.
Ingreso los dos dedos de en medio dentro de mi vagina húmeda, comenzo con movimiento suaves y luego aumentaba más la velocidad, tanto de mastubarme como penetrar dentro de mí.
—¿Te gusta?—jadeo al aumentar más su ritmo.
Jadee al sentir como entraba aún más dentro de mí y como recorría con sus dedos mi coño.
No quiero que pares.
—¿Quieres más?
Asentí.
—¿Si que, gatita?—susurro.
—Quiero más, por favor, Amo.
Aumento su ritmo cada vez más, entraba y salía dentro de mí de ambas zonas.
Ya no podía más, me temblaban las piernas.
—No te vengas.
—¿Qué?—gemí.
—Tienes prohibido venirte —ordeno—. Si te vienes, recibirás un castigo.
Maldición, no pudo venirme.
Asentí.
Salia y entraba dentro de mí, sus caderas se movían dentro de mí, aceleraba cada vez sus movimientos y yo gemía al sentir como estaba cerca del orgasmo.
Dios, no puedo venirme.
Comenzo a torturarme metiendo tres dedos más dentro de mi vagina. con una estimulaba mi clítoris y con las otras dos recorría mis paredes vaginales, abriendo más el camino y tomando toda la humedad dentro de mí para llevarlo a su boca y saborearlo con sus labios.
—Por favor, papi.
Me tomo bruscamente y me reclino aún más en la pared, obteniendo una vista más placentera de mis nalgas que ya se encontraban rojas por la fuerza con la cuál entraba dentro de mí. Jalo más de la cadena haciendo mirarlo a los ojos.
Sabía que le había calentado que yo le hable así, la forma en la que me miraba y la sonrisa que me dedicaba, estaba claro que le excito porque sentí que su polla se puso más erecta y gruesa.
—Vuelve a llamarme así —ordeno.
—Papi, por favor —jadee al sentir como empujaba fuertemente su polla dentro de mí.
Mis piernas temblaban...
Dio un par de palmadas en mi coño.
—Me encanta verte rogarme por querer tener un orgasmo —gimió—. Pero me encanta más hacerte sufrir y no obtener lo que quieres.
Aumento más sus movimientos y aceleraba más su ritmo, haciendo sonar el choque de nuestros cuerpos sudados, realizaba movimientos circulares con sus caderas para adentrarse dentro de mí.
Grite cuando sentí que metió su gran polla dentro mí.
—Ohh, dios —jadee al sentir como me caída un líquido caliente entre mis piernas y en mis nalgas, también se había venido.
Jadeó.
Mierda me he venido.
Solto la cadena y salió dentro de mí.
Me importaba un carajo si nos había escuchado, ahora solo me importaba el castigo que iba a recibir.
Me enderece por completo y él ya estaba enfrente de mí a unos cuantos pasos.
—Límpiame, gatita.
Asentí y me puse de rodillas frente de él, tomando su polla e introduciendolo dentro de mí boca, limpiando todo el semen que había en su pene.
Gruño al sentir que comence a masturbarlo con mi boca.
Tomaba su húmedad de arriba para abajo conla lengua y pellizcaba sus testículos para luego lamerlos también.
—Joder —jadeo.
Aumentaba mis movimientos con la lengua, primero lo recorría de arriba abajo, lentamente, luego lamía su glande y lo incitaba con movimientos lentos y bruscos.
—¡Dios, ya mama mi verga, Jane!—me tomo de la cabeza e hizo que introduzca mi boca dentro de su polla, jadee al sentir como chocaba la punta de su pene en mi garganta.
—Tú sabes como ponerme caliente y duro a la vez —solto mi cabeza—. Mírame, Jane, mírame mientras me la chupas.
Lo hice, lo mire a los ojos y vi como sus pupilas se dilataban, mientras yo aumentaba mis movimientos.
Grito al sentir el orgasmo.
Inundo mi boca con sus jugos, no dude ni un segundo y me trague todo su esperma. Saque su polla dentro de mí, lamiendo la punta y limpiando toda la húmedad que había dentro de el.
***
Las rejas de la gran mansión se abrieron lentamente, Christopher introdujo el auto dentro de la gran casa. La mansión se encontraba bien iluminada por luces de distintos tamaños, en medio había una gran fuente, la cuál rebosaba de agua y había flores y plantas de distintos colores y especies.
Era la casa de sus padres. Miraba la casa imponente de sus padres, era hermosa y de gran porte.
—¿Estás lista?
Asentí, mordiéndome el labio.
Aparco el auto el auto y lo apago. Bajo del auto y se dirigió a abrir la puerta del copiloto, donde me encontraba, abrió la puerta y le entregue mis bragas que hace unas horas me había ordenado hacer cuando nos encontrábamos en la tienda de lencería.
Sonrió tomando mis bragas y los metió en el bolsillo de su traje. Me tomo de la mano y me ayudo a bajar, me ayudo a ponerme de pie para no tropezar con mi largo vestido verde esmeralda de satín con una gran abertura en la pierna derecha, acompañado con unos tacones de punta delgada plateados, mi madre me había regalado unos pendientes plateados de tuerca con temperamento de flores verdes y un collar de diamantes en forma de gota de agua en medio, rodeado de hojas. era un regalo de Christopher.
Había un pavo real caminando lentamente, cuando de pronto abrió todas sus plumas, mostrando su gran belleza.
Demasiado hermoso.
Christopher enredo su brazo al mío, caminando ambos en silencio hacia la puerta principal de la casa.
—Recuerda tu lugar —susurro a mi oído.
—Sé cuál es mi lugar, Señor —conteste con la vista fija aen la puerta, la cuál poco tiempo después fue abierta por un joven.
—Señor Barber, señorita —saludo amablemente e hizo una seña, indicándonos pasar—. Los esperan en el comedor.
La casa estaba decorada de todo tipo de adornos, flores, cuadros y esculturas
El suelo era de un bello mármol, el cuál relucía de lo limpio que estaba. Había muchos invitados con antifaces, ya que se trataba de una fiesta de disfraces de antifaces. Christopher llevaba un antifaz mitad negro y mitad dorado con decorados negro y dorado, mientras el mío era un antifaz plateado con decorados del mismo color, muy elegante.
Christopher saludo a un par de personas y me presento a la gente que él conocía como su novia.
Creí que era una broma.
Cuando comenzamos a caminar hacia dirección al comedor, le pregunte:
—¿Por qué le dijiste que soy tu novia?—cuestione.
—Porque eres mi novia —sonrió.
—Debes estar bromeando —reí mientras caminábamos y me detuve al darme cuenta que ya estábamos a unos metros de entrar al comedor.
Mi cara lo dijo todo, estaba nerviosa y comence a sudar.
—Tranquila, si no te sientes cómoda eres libre de decirmelo —acarició mi mano.
—Sí, señor.
Mis dedos se cerraron sobre el brazo de Christopher con intensidad; en el comedor había diez sillas, las cuáles eran ocupadas por su padre y su madre; había una chica de tez clara y cabello oscuro.
—Buenas noches —saludó Christopher serio—. Madre, padre, hermana y hermano, ella es Jane, mi pareja.
Sonreí.
—Jane, ellos son Gianna y Scott, mis hermanos —murmuro—. Robert y Chiara, mis padres.
—Un placer conocerlos —susurre sonrojándome.
—Bienvenida —comentaron ambos hermanos.
—¿Tu pareja, hijo?—pregunto su madre con alegría, como si fuera la primera vez que su hijo lleva a una mujer a su casa—¿Por qué no nos dijiste nada, cariño?
Su madre era una mujer guapa que a pesar de ser mayor conservaba algunos rasgos bellos, tenía ojos azules, estaba vestida de un vestido azul rey de mangas largas sueltas de una tela tipo transparente y en medio había un decorado dorado.
—Porque hemos comenzado a salir hace algún par de meses.
—¿Meses?—gruño su padre, un hombre con bastantes canas y con pocas mechas de cabello negro, usaba un traje gris pero no traía puesto el chaleco—¿Y por qué jamás la trajiste a presentársela a tu madre?
Su padre estaba en forma y musculoso para la edad que tenía aparentaba tener menos, también tenía varios tatuajes que son tapados por su camisa blanca de manga larga.
Fruncí el ceño.
Christopher ignoro por completo su comentario.
—Eso no te incube, padre —respondió la chica de cabello oscuro, vestida con un vestido morado cruzado de una tela brillosa. Era su hermana.
—Nunca la trajiste porque ella es una de esas mujer, ¿cierto? —espeto su padre nuevamente—. Es una...
¿Su padre iba a llamarme puta? ¿Él sabe el tipo de relaciones que tenemos?
Realmente no lo sabía. No sabía ni porqué su madre comenzó a atacar a mí persona, si se supone que debería estar feliz por su hijo que trajo su nueva pareja a su hogar.
—Cierra la boca, Barber —gritó su hermano golpeando la mesa.
Sobresalte asustada.
Parece que a nadie le sorprendió lo que había eso él hermano de Chris, porque nadie se inmuto a excepción de mí.
—Les pido que por favor guarden sus estúpidos comentarios acerca de mi novia—comento dirigiéndose especialmente a su padre—, porque la verán usualmente acá, les guste o no —dirigió una mirada de furia a su padre—. Me importa una absoluta mierda lo que pienses de ella y solo te pido que ahora nos dejes comer, tranquilamente.
Su padre sonrió burlonamente.
Christopher abrió la silla para que pudiese sentarme, luego él se sentó a mi lado. Yo solo respiraba pero me sentía realmente incómoda y sé notaba, porque estaba sonrojada; a decir verdad Christopher no se encontraba tan preocupado como lo estaba yo, al contrario no le afecto en lo más mínimo la actitud de su maldito padre.
Los meseros comenzaron a servir la cena, era un platillo bastante elegante era carne de cordero bañada en una especie de jugo café, la carne estaba acompañada de verduras. Coloqué verduras en ambos platos, también puré de papa.
Christopher sonrió.
Tome los cubiertos y comence a cenar. La comida estaba en su punto y era bastante deliciosa.
De pronto entro un mesero con una botella de vino italiano, por supuesto su familia tenían gustos finos y caros.
Él jovén le sirvio primero a la madre, luego al padre, para seguir con los hermanos y servirnos luego a nosotros dos.
—Gracias.
Él chico se retiro con la botella de vino y nosotros nos quedamos en silencio comiendo, al fondo se escuchaba música elegante que provenía del salón de afuera.
Comencé a masticar otro pedazo de carne y bebí de mi vino.
—¿De dónde eres?—me cuestiono la mujer de cabello castaño claro.
—Nací en Washington y me mudé hace un año a Santa Mónica.
—¿Por qué decidiste mudarte a Santa Mónica?—murmuro, su voz era dulce y delicada—. Washington es muy bonito y grande.
—Conseguí un empleo acá y Alyssa, mi mejor amiga, abrió su clínica para atender a sus pacientes
—¿En serio?—respondió—. Me alegro mucho por ambas.
—Gracias —sonreí.
—¿Cuál es tu profesión?—preguntó ahora su padre mirándome fijamente a los ojos.
Mi cuerpo temblaba y no sabía porqué.
No le temía, no tenía razón alguna, el hecho que no me acepte como pareja de su hijo no debería hacerme sentir miedo hacia él.
—¿Perdón?—balbuceé.
¿Por qué le interesa saber de mí? Si hace unos minutos me estaba ofendiendo.
—¿Cuál es tu profesión?
Voltee a ver a Christopher, él solo veía con odio a su padre como si quisiera arrancarle la cabeza en ese mismo instante.
—Estudié periodismo y trabajo como asistente personal en la empresa de su hijo.
Asintió un par de veces y miro a ver a su hijo con decepción. Christopher solo aumento más sus ganas de querer asesinarlo.
Los meseros regresaron y recogieron los cubiertos. Regresaron momentos después con bandejas llenas de bocadillos y un par de bebidas de colores, lo colocaron sobre la mesa, cuando de pronto se empezaron a escuchar gritos de niños que se dirigían al comedor corriendo, uno de ellos, el más pequeño, hizo que por poco uno de los meseros tropiece.
—Denver, cálmate —lo reprendió su madre, la hermana de Christopher.
Era un niño precioso de grandes ojos grises, eran los ojos de su padre, el señor que se encontraba a lado de Gianna, era joven al igual que ella, él llevaba un traje morado oscuro.
—Mami, ¿puedes darme una galleta?—balbuceo, no tenía más que cuatro años—¿Quién es ella?
Su madre le tendió una galleta y él le dio un bocado.
—Ella es la novia de tío, Christopher.
—Es hermosa —musito y sonrió a su madre, ella asintió.
—Gracias, pequeño —susurre—. Tú también, además tienes ojos bonitos.
Se sonrojó y rió.
Christopher coloco su mano alrededor de mi cintura pegándome más a su cuerpo y beso mi mejilla.
—Ella es Jane, Denver —se acerco más al pequeño—. Quiero que la trates bien, ¿si?
Él niño asintió.
—¡Aly!—se puso de pie y comenzó a correr en busca de la chica a la que llamaba Aly.
—Lo siento, es muy hiperactivo —susurro su madre.
—No te preocupes.
—¿Quién es Aly?—pregunto Christopher—¿Es uno de sus amigos imaginarios?
Su hermana puso los ojos en blanco.
Cuando él pequeño Denver apareció jugando con un avioncito, haciendo sonidos y detrás de él venía una chica, la cuál no se le veía el rostro ya que estaba hablando con uno de los invitados, reía, cuando de pronto su mirada se dirigió hacia el comedor, en sus brazos traía a una bebé de par de seis meses de edad.
¡Dios!
¿Qué hacía Alyssa aquí?
Caminaba a un paso lento y elegante, llevaba un vestido largo rosado de tirantes con la parte inferior tipo corset que resaltaba su figura con abertura en la espalda, tenía un par de pendientes de oro y un collar de corazón.
—Alyssa.
—Jane —contesto sorprendida.
—¿Qué haces acá?—nos preguntamos ambas al mismo tiempo.
Todos fruncieron el ceño a excepción de el padre de Christopher.
Scott se puso de pie y abrió la silla para que Alyssa pudiera sentarse. Ella le entrego la bebé a su madre, la cuál comenzo a llorar porque la separaron de Alyssa.
—Disculpen —murmuro Gianna poniéndose de pie y llevando consigo a la bebé a las afueras del comedor.
—¿Se conocen?—pregunto Chiara.
—Sí, somos mejores amigas —respondimos ambas.
Él padre soltó una carcajada. Alyssa y yo volteamos al mismo tiempo para mirarlo con el ceño fruncido.
Alyssa también lo odiaba, quizás también la trato como una mierda él muy cabrón.
—Qué coincidencia las dos mejores amigas andan con los hermanos, ¿no?—escupió—. Luego dirán que no estuve en lo cierto que son unas par caza fortunas.
Christopher se puso de pie y tomo a su padre del traje, apuntando con su puño apunto de pegarle.
—¡Christopher, no!—grito su madre.
—Caleb, saca a Denver de aquí —ordeno Scott.
Él pobre hombre no lo penso dos veces y recogió al niño que se encontraba jugando en suelo con sus juguetes y lo saco del comedor.
—¡Por favor, Christopher!—suplique—. Suelta a tu padre.
—Le advertí, Jane que te deje de faltarte al respecto —espeto—. Le dije que nos deje en paz.
—¡Eres un cobarde!—grito su padre—¡Pegame, cabrón!
Su hermano ya estaba de pie cuando Christopher le metió tremendo puñetazo a la cara de su padre, este no dudo en devolverle la paliza, la nariz del padre estaba goteando de sangre y la cara de Christopher estaba roja.
—¡Suéltalo!—le grito Scott a su padre.
Su padre seguía golpeando a su propio hijo y Scott tomo a Christopher, él cuál tenía las manos manchadas de sangre de su padre, se arrebataba de su hermano con ganas de seguir golpeando al estúpido de su padre.
—Madre no debiste invitar a este, imbécil —grito Christopher limpiándose la sangre de su rostro.
—Alyssa habla a los de seguridad y pide que saquen esta mierda de aquí —dijo señalando a su esposo.
Alyssa no lo dudo, se puso de pie y fue corriendo a hablar a los de seguridad. No tardaron mucho cuando entraron y tomaron a Robert, quién protestó y dijo:
—Yo conozco la salida perfectamente de mi antigua casa, no necesito a un par de idiotas que me guien —escupió.
Salió junto a los de seguridad, aporreando la puerta y dejándonos a solas con el gran espectáculo que acababa de dar.
—Lo siento mucho, chicas —sollozo la madre—. No querías hacerlas pasar por esto.
—No tiene porqué disculparse, señora Chiara.
Alyssa y yo la tomamos de la mano, apretandola suavemente.
Me puse de pie y fui en busca de Christopher que salió momentos después que su padre.
Lo encontre en la pequeña biblioteca de la casa de su madre, sentando en la oscuridad, encendí la luz y allí estaba él con el rostro todo golpeado.
Me miro y bebió de su vaso de whisky que tenía en su mano.
—Señor, yo no...
—No es tu culpa, Jane —murmuro—. Fue mía por decirte como era mi padre, antes de traerte acá.
—No tienes porque disculparte.
—Sí tengo, Jane —continuó—. Él te ha ofendido.
Camine más hacia él y me arrodille delante suyo.
—No me importa lo que él diga.
—¿Cómo puedes estar segura de eso?
Si me importaba porque quería dejarle en claro que no era ninguna puta que yo estaba con su hijo porque así lo decidí.
—¿Dime?—me tomo del mentón y me hizo mirarle a los ojos—. También a tu amiga le ha faltado el respecto, ¿crees que a ella le importe?
Encogí los hombros y después asentí.
Alyssa tampoco soportaría que le hablen así.
—Olvidémoslo, por favor —susurre acariciando su rostro—. Solo quiero recordar esto como un momento especial, no como algo cruel, no vale la pena perder el tiempo como alguien como tu padre.
—Eso no se olvida de un día para otro, Jane —beso mis nudillos—. Prometí protegerse, cuidarte y respetarte, no voy a pasar por alto esto.
—Lo sé.
—¿Hay algo que te preocupa?
—¿Qué?—balbucee.
—Cuando me llamaste anteayer.
—No importa.
—Tu voz era diferente, como si estuvieras asustada.
—¿De qué hablas?—me sobresalte.
—¿Algo te sucedió de camino a casa?—murmuro—. Tardaste tanto tiempo en contestar mis mensajes.
Comence a recordar cuando comenzaron a seguirme, lo asustada que me encontraba y la llamada de un desconocido acosandome mientras me bañaba.
—No, no —musite.
—Entonces, ¿por qué estás llorando?—
No me había percatado que las lágrimas comenzaron a salir y a gotear por todo mi rostro.
—Porque tengo miedo de quién pueda estar allí afuera —solloce—. No sé quién estaba siguiéndome y quién estaba espiándome en mi propia casa.
Se puso de pie y yo me pase a caer, ya que me encontraba apoyada entre sus piernas.
—¿Por qué no me dijiste que te estaban siguiendo?—gruñó.
—Porque tenía miedo.
—Jane no puedo protegerte si no confías en mí —contesto—. Tienes que confiar en mí, decirme todo lo que te asusta y todo lo que te preocupa, sino esto no funcionara.
—No quería preocuparte.
—Eres mi Sumisa y debo ver por ti, sino te he fallado como Amo.
—Pero no me has fallado —exclame poniéndome de pie.
—Sí, lo he hecho, debí cuidarte —me tomo del mentón—. De ahora en adelante saldrás bajo mi cuidado y no quiero ninguna protestas, ¿entendido?
—Sí, Amo.
Asintió.
—Quiero que estés bien.
Asentí.
Salí de la habitación en busca del botiquín de emergencia. Entre al baño de invitados y allí estaba Alyssa limpiando sus manos.
—¿Jane?—susurro.
—¿Sabes dónde está el botiquín de primeros auxilios?
—Debe estar allí abajo —señaló con ell dedo índice una pequeña puerta. Lo abrí y allí estaba el botiquín, lo agarre y me puse de pie.
—¿Desde cuándo andas con el hermano de Christopher?
—Casi un año estamos juntos —murmuro sin mirarme en la cara.
Dios, ¿Por qué nunca me lo había presentado? Yo estaría feliz porque conoció a alguien.
—¿Un año?
Asintió con la cabeza.
—¿Por que nunca lo conocí?—indage—. Me alegra que hayas conocido a alguien, pero no me hubiera gustado conocerlo en esta situación.
—Lo sé.
—¿Dónde se conocieron?
No respondió.
—¿Dónde se conocieron, Aly?—volví a preguntar.
—Él es uno de mis pacientes —balbuceo—. Scott tuvo muchos traumas en su infancia eso ocasionó le ocasionó tener trastorno de personalidad y caer en una severa depresión y en varias ocasiones intento suicidarse.
Mierda.
—¿Fueron ocasionados por su padre?
Asintió.
—Su padre le hizo tanto daño, Jane —susurro—. No te imaginarás toda la mierda que le hizo.
Era de imaginar que era un padre ausente y abusivo.
—¿Qué le hizo?—tome a Alyssa del rostro, haciendo que me mire.
—Pronto lo sabrás —continuó—. Solo te puedo decir que odiarás a Christopher por eso.
—Alyssa, dimelo.
—No puedo, Jane —murmuro—. No es mi derecho contarte acerca de ello.
Salió del baño y me dejo a solas con mis pensamientos.
¿Qué le habrá hecho su padre y por qué Christopher era culpable?
¿Le hicieron algo malo ambos?
Es su hermano, no podría hacerle algo así.
***
Comence a limpiarle con alcohol la sangre seca de su rostro y las llagas que su padre le había dejado. Gruñó al sentir como esta le ardía y en como daba toquecitos fuertes con el algodón.
—Estoy bien así —me tomo de los brazos y los apartó de su rostro.
Asentí.
—Has estado callada desde que fuiste por el botiquín, ¿sucede algo?
—¿Qué le hizo tu padre a tu hermano?—mi labio superior temblaba.
—Mi padre nunca lo trataba bien, lo odiaba, decía que Scott era débil —prosiguió—. Lo golpeaba con látigos, sogas, cables y todo lo que estaba a su vista.
—¿Por qué?
—No tengo idea, Jane —susurro—. Mi padre nunca nos ha querido, nunca.
—Pero si son sus hijos —balbucee.
Sonrió.
—Mi Robert podrá ser mi padre pero nunca estuvo presente —espetó—. Después que nació mi hermana engaño a mi madre con su mejor amiga porque mi madre no le dió el heredero que tanto anhelaba.
—Lo siento.
—No puedes cambiar a las personas, solo te toca aceptar como realmente son —susurro—. Como arden en su perfecto caos, como los consume el fuego de su mismo infierno y como los corrompe el mal.
Las lágrimas caían de mi rostro, me cargo y me subió a su regazo, acariciando mi cintura para luego besarme, no cruelmente, sino un beso sublime y silencioso.
Se desabrocho el pantalón, bajo la cremallera de su pantalón, saco su polla erecta, hizo un lado la falda de mi vestido e introdujo su pene dentro de mí.
Gemí al sentir lo hinchada que estaba.
Comenzó a bombear dentro de mí, saliendo y entrando. Empece a menear mis caderas al mismo ritmo que él, jadeaba al sentir como salía y entraba dentro de mí. Cada vez aumentaba su velocidad, nuestros cuerpos chocaban, nuestra respiración se aceleraba cada vez más y entraba más dentro de mí.
Grite su nombre arqueando mi espalda al sentir el orgasmo llegar, en como él se venía dentro de mí, como su polla se hinchaba cada que sacaba su semen dentro de mi coño y como rozaba la punta de su glande en mi clítoris hinchado.
—Linda, gatita —susurro pasando lentamente su pene por clítoris e ingresarlo nuevamente a mi coño.
—Ohh, señor...
———————————————————
Edit hecho por:SBelltrx en EditorialSalem
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