capítulo veintisiete.
(Celine Dion - All by my self)
Cuando era joven.
Nunca necesité a nadie.
Y hacer el amor era sólo por diversión.
Esos días se han ido.
Felix entró en la sala, con el rostro agachado y compungido por la tristeza, a pasos lentos y lamentables. Encontró a sus padres, a Jisung y a Minho, todos con una expresión de gran preocupación.
- ¿Lix, te encuentras bien?
La pregunta de Jisung le supo irónica y se negó a contestarla porque, posiblemente, terminaría llorando frente a todos. Debían ser las hormonas, se dijo, aunque nunca fue muy fuerte en lo relacionado a sus sentimientos. Un tonto sentimental.
- Dejaste a Bang Chan irse -mencionó Momo con cautela.
- ¿Debía permitirle quedarse? -preguntó en tono sarcástico, algo ácido para ocultar el dolor que sentía.
- Él te explicó que...
- Sí, lo escuché, mamá, pero eso no cambia lo que yo siento.
- Quiso salvarte -mencionó Heechul en tono sigiloso.
- ¿Vas a defenderlo, papá? -soltó disgustado-. Él me rechazó por ser un doncel, y poco o nada le hubiese importado que yo estuviese embarazado.
- Si es así, ¿por qué vino hasta aquí? En medio del territorio de la mafia, completamente dispuesto a correr con las consecuencias.
- Vino a explicarme porqué quiso capturarlo, yo lo escuché y perdoné, es todo.
Viviendo sola.
Pienso en todos los amigos que he conocido.
Cuando los llamo por teléfono.
Nadie está en casa.
Heechul resopló.
A pesar de que Felix no era su hijo de sangre, sí que poseía la misma terquedad que tanto Heechul como Momo poseían, y el mafioso conocía de primera mano que tan peligrosa se volvía esa terquedad. Momo muchas veces se alejó de su esposo por esa misma cualidad, y varias peleas se libraron en su nombre. Heechul entendía a Bang Chan, podía imaginarse una situación así, y, si bien pudo actuar mejor, a veces las emociones tienden a controlar más de tu cuerpo de lo que podrías permitir.
Recordó la pregunta de Bang Chan: ¿Enviarías a Momo a la cárcel sabiendo que está esperando a tu hijo?
La respuesta absoluta era 'no', y siempre lo sería aún cuando lo amenazaran con su propia vida.
- ¿Y estás feliz con tu decisión?
La pregunta la hizo Heechul sabiendo que tocaría un nervio sensible al hacerlo, y apelaba a esa sensibilidad para que su hijo se diera cuenta del error que cometía al ser tan terco. Un error podía acarrear una vida de miseria, y el arrepentimiento junto a la tristeza son muy mala compañía con quienes vivir tantos años.
- Sí.
Se atrevió a mentirles a todos, con la mirada delatando sus verdaderos sentimientos, teñida de gris y negro.
Completamente sola.
No quiero estar.
Completamente sola.
Ya no.
Heechul asintió poco complacido, antes de que un escándalo se escuchase afuera de la casa. Hombres hablando en tono alto, moviéndose a prisa por la propiedad. El mafioso se puso en alerta. A los pocos segundos, la puerta de entrada de la casa se abrió, y dos hombres traían sujeto a Bang Chan por los brazos. El policía estaba inconsciente, con la frente sangrando por una cortada en la frente, cerca de la línea del cuero cabelludo.
- ¿Qué sucedió? -atinó a preguntar Heechul.
- Alguien les disparó a los neumáticos del auto y se estrelló contra los árboles del camino, a medio kilómetro de aquí.
- Llévenlo a la recámara de huéspedes -ordenó-. Llamaré al médico -dijo, caminando fuera de la habitación bajo la angustiada mirada de su primer hijo.
Felix estaba pálido, apenas con la respiración necesaria para seguir viviendo y amenazado por un pronto desmayo. Ver a su ex-amante así fue como... como experimentar la muerte en carne propia. Y puede que Bang Chan no estuviese tan herido, fuera de peligro de muerte, pero eso no disminuía su dolor o su culpa. Porque sí, se sentía culpable. Él lo obligó a irse, y quizás de no hacerlo entonces Bang Chan no estaría lastimado.
Es difícil estar segura.
A veces, me siento tan insegura.
Y el amor es tan distante y oscuro.
Hace falta la cura.
Momo sujetó a su primogénito por los hombros, advirtiendo que pronto él se desmayaría por el miedo y la impresión.
- ¿Qu-qué le...? -balbuceaba, intentando que una pregunta coherente saliera de sus labios.
- Se llama represalia, Felix, y fue porque tu novio no fue capaz de hacer lo que la mafia Bae le ordenó. -La voz de su hermano menor y heredero del trono de la mafia Kim, Seugmin, llamó su atención. Ubicado en la entrada de la casa junto a su pareja, Changbin, el hombrecito mantenía un aura intimidante, oscura a pesar de ser tan pequeño.
- ¿De qué hablas, Seungmin? -cuestionó su madre.
- El fiscal que amenazó al Comandante Bang es el tío de tu exnovio, Felix, el hijo y heredero de la mafia Bae -indicó el joven acercándose a su familia-. Seungjae está en la cárcel porque tu novio lo envió allí, y su tío se encargó de asesinar a su hermano, así tendría el camino libre para heredar la mafia.
- Y sólo le quedábamos nosotros -mencionó Momo, comprendiendo la situación.
- Así es. Lo único que le impide hacerse de la mafia más poderosa de Seúl, somos nosotros.
- La actual mafia más poderosa.
- Siendo fiscal era muy sencillo no sólo ocupar a su gente a la mafia sino también a la policía par capturarlos a papá y a ti.
- Luego irían por Seungmin -complementó Changbin.
- Y siendo que Bang Chan ahora sabe quien lo empujó a hacerlo, no se iban a arriesgar a que indagara más y descubriera que en lugar de servir a la justicia estaba jugando indirectamente dentro de la mafia Bae.
Completamente sola.
No quiero estar.
Completamente sola.
Ya no.
El joven abogado soltó un jadeo antes de salir corriendo escaleras arriba directo a la recámara donde estaría su amante. Con las piernas temblando, el corazón latiendo agitado, su cuerpo estaba al borde de un colapso.
- Quiero a todos los hombres buscando a esos malditos bastardos -ordenó Seungmin en tono fuerte-, si fueron lo suficientemente valientes para atacar en mi casa entonces van a conocer a un verdadero Kim.
No era de sorprender que Seungmin fuera el heredero de la mafia Kim, con lo sanguinario y vengativo que era lo verdaderamente sorprendente era que tenía pareja.
- El médico está por llegar -informó Heechul profundamente molesto-. Seungmin, sígueme -ordenó, sacando de su pantalón un revolver-. Momo, llévalos a la recámara de Bang Chan, ahí estarán a salvo.
Momo, Jisung, Minho y Changbin acataron la orden de Heechul y se dirigieron a pasos rápidos a la habitación de Bang Chan, cruzando el ancho pasillo del segundo piso hasta la cuarta recámara. Entraron y de pronto los lamentos de Felix los recibieron. Completamente devastado sobre el cuerpo inconsciente de Bang Chan, lloraba e hipaba entre quejidos y balbuceos.
- Lo s-siento -repetía una y otra vez-. Por favor despierta, te necesito.
"Te perdono, pero por favor despierta..."
Completamente sola.
No quiero estar.
Completamente sola.
Ya no.
- El medico está por llegar, Lix, calma -decía Jisung-. Bang Chan estará bien.
Tal vez la herida no se veía mal; tal vez no era de peligro, pero Felix sabía que a veces las pequeñas heridas crean gigantescos hematomas en tu interior que se regaban como un cáncer hasta destruir todo por completo. Sabía que su drama era particularmente innecesario, pero con justa razón pues el susto lo empujaba al borde de los nervios.
- Jisung, trae el botiquín del baño -pidió Momo dispuesto a desinfectar la herida en la frente del oficial ante la tardanza del médico.
Jisung corrió a prisas en busca del botiquín, le pasó el alcohol y algodón con los que Momo comenzó a limpiar la cortada. Bang Chan hacía muecas con los labios por el ardor y poco a poco sus ojos fueron abriéndose ante el fuerte aroma. Desorientado y con la vista borrosa, logró enfocar una figura frente a él. Cabellera castaña, piel clara, delgado... ¿Felix? Pero no estaba solo, detrás estaban otras manchas que Bang Chan supuso eran personas. Poco a poco comenzó a ver con claridad y no sólo el bello rostro de su amado doncel lo recibió sino el de Minho y Jisung.
- ¿Channie? -La dulce voz de Felix lo llamó.
- ¿F-Felix?
- ¿Cómo te sientes?
- Bien.
Cuando era joven.
Nunca necesité a nadie.
Y hacer el amor era sólo por diversión.
Esos días se han ido.
Pero, en su cabeza persistía el fuerte dolor del golpe, las punzadas constantes como si alguien le martilleara la cabeza. Intentó incorporarse, pero ni su cabeza ni su cuerpo se sintieron bien con ello, así que volvió a acostarse para suplir sus dolencias.
- ¿Pueden ir a buscar al médico? -requirió Felix con la oculta intención de conversar con Bang Chan. Sus familiares parecieron notarlo y todos se retiraron-. Tú..., fuiste atacado por la mafia Bae.
Ese fue el inicio de una insípida conversación, casi como si ambos fuesen perfectos extraños que por primera vez entablaban una charla. Y dolía, aquel sentimiento tan frío lastimaba su carne, pasando por sus huesos hasta calar profundo en sus corazones.
- ¿La mafia?
- El fiscal es tío de Sungjae, el hombre que capturaste hace un par de meses por estar involucrado en la mafia Bae, y tras haber asesinado a su hermano ya sólo estaba la mafia de mi padre en su camino para liderar Seúl.
Por un instante, Bang Chan se sintió con uno de sus subordinados de la policía, recibiendo un informe sobre la situación, igual de impersonal y robótico. Supuso que verdaderamente lo perdió, lo perdió todo cuando apenas comenzaba a tenerlo.
- Fue venganza por no atraparlos -dedujo el oficial.
- Así es.
Un silencio asfixiante los embargó dando por terminado el reporte, y Bang Chan no quiso saber más, nada sobre lo que pasó. Se sintió rendido ante el pandemónium que sus sentimientos daban inicio en su interior.
Completamente sola.
No quiero estar.
Completamente sola.
Ya no.
- Bang Chan, ¿te encuentras bien?
El Comandante se preguntó si la interrogante presentada por Felix se debía a sus malestares físicos o por el mal aspecto que lucía en el exterior, sus ojos entristecidos, sus labios en un rictus perfecto, y su entrecejo ligeramente fruncido. La melancolía estaba perfectamente dibujada en sus facciones.
- Sí -respondió, mintiendo con descaro.
- Te marchaste.
- ¿No fue eso lo que tú me pediste?
Esa pregunta fue una daga al pecho de Felix, embarrada con su propia culpa, con el veneno que sus propios insensatos labios soltaron sin medir sus consecuencias.
- ¿Querías que me marchara o no? -le preguntó con tono serio.
- N-no -admitió con la vergüenza agolpándose en sus mejillas.
- Pero si no me ibas a perdonar, ¿por qué querías que me quedara? -quiso saber él-. Sin tu perdón, quedarme hubiese sido tan inútil como insensato.
Completamente sola.
No quiero vivir.
- Te rendiste, te rendiste conmigo.
- No me rendí -confesó-, pero por el momento presenté la retirada de una guerra que tu diste por ganada desde el inicio. ¿Qué conseguiría?
- No lo sé.
- Me tachaste de egoísta, pero lo eres tu también reteniéndome a tu lado sin haberme dado tu perdón. ¿O es que crees que vivir así es correcto?
- No, lo lamento, Chan.
- No te disculpes -le rogó con la voz dulce, pasando la palma de su mano por la tersa mejilla de Felix-. Yo sólo quiero tu perdón, muñeco.
No quiero vivir.
Completamente sola, sola, ya no.
Completamente sola, ya no.
El joven abogado saltó contra el cuerpo de Bang Chan, sus brazos deteniendo una abrupta caída sobre el convaleciente oficial. Sus labios se unieron en un inocente beso que representaba la redención de todo error que cualesquiera de los dos pudieron cometer en nombre de su amor.
- Perdóname, Bang Chan, no quería lastimarte con mi propio dolor.
- Yo te causé ese dolor, yo soy el que debe rogar tu perdón.
- Por mi perdón ahora estás en medio de una guerra entre mafias -hipó Felix, esbozando una tenue sonrisa.
- Por ti, me uniría hasta a la mafia, todo con tal de protegerte.
Completamente sola.
No quiero vivir.
Yo nunca, nunca, nunca.
Necesité a nadie.
꒰୨ 💣 ୧꒱
¡gracias por leer! <3
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