capítulo quince.

Era de noche, Bang Chan estaba de turno hasta dentro de un par de horas cuando se suponía que Minho lo reemplazaría. La noche parecía tranquila, pocas llamadas de emergencia y menos disturbios de los que ocurrieron en la tarde. Su celular vibró sobre la mesa de madera cuando recibió un mensaje distrayéndolo de la aburrida revisión de parte policiales que sus subordinados le entregaron. Tomó su celular y leyó el mensaje, era Felix.

¿Ya conseguiste la dirección de mi departamento?

Una sonrisa brotó en sus labios, y cuando quiso responder, le llegó otro mensaje.

¿Debería convencerte de venir?

Y subsiguiente llegó un video cuya portada era tan sugerente como el contenido. Abrió el video, siendo cuidadoso de que la puerta estuviese cerrada y que nadie lo interrumpiera.

Vio la esponjosa retaguardia de su novio contra la cámara, sus lindas piernas apoyadas contra la cama, desnudo y gloriosamente caliente. Lo vio menear su culo tentándole, acariciando deliciosamente su entrada con los dedos de su diestra, estaban mojados, supuso que con lubricante; entonces, insertó los dedos en su entrada y se autopenetró con ellos mientras de sus labios escapaban gemidos placenteros.

El miembro de Bang Chan estaba duro con eso, rogando poder estar con Felix para ayudarle a darse placer. Bajó la bragueta de su pantalón y sacó su pene de entre su bóxer para poder darle la atención que necesitaba, acariciándolo de arriba abajo, presionando su glande hasta sentirlo mojado por el pre semen, tan morboso como lo sentía, quería tener la boca húmeda de Felix alrededor de su falo, succionándolo hasta el borde de la locura.

En la mano de Felix estaba un buttplug color plomo de conejo cuya longitud tenía círculos seguidos alrededor del tronco hasta llegar a una punta delgada. Lo insertó lenta y tortuosamente en su culo, entre jadeos y palabras sucias que hicieron explotar la mente de Bang Chan.

- Rico -gimió con descaro al terminar de insertarlo-. Mmgh...

Lo vio erguirse para decirle:

-¿Vendrás?

El video terminó, y Bang Chan se sintió frustrado al no poder eyacular aún, necesitaba a su muñeco para eso, de preferencia sobre la cama con el culo en pompa y suplicando por ser follado como la sucia perra necesitada que era. Soltó una maldición antes de tomar el teléfono fijo de su despacho para llamar con urgencia a Jisung.

- Necesito el número de Jisung, ahora -demandó.

- ¿Para qué necesitas el número de mi novio? -inquirió el rubio con un tono de celos en la voz.

- Quiero preguntarle la dirección de Felix.

- ¿Qué te hace pensar que te la dará si Felix no lo ha hecho?

Subido sobre el escenario, ansioso y asustado, semidesnudo y expuesto a las lujuriosas miradas que se posaban sobre las curvas de su afeminado cuerpo.

- ¡Un millón a la...

Tenía un punto, pero en esta ocasión estaba empecinado en conseguir lo que quería.

- Por favor, en verdad lo necesito.

Minho bufó, pero finalmente le pasó el número con la advertencia de no hacer enojar al chico. Bang Chan marcó el número y esperó a que el muchacho contestara. Los timbres del teléfono le ponían aún más ansioso, tan desesperado que estaba a punto de arrancarse los cabellos. Finalmente, el joven contestó.

- ¿Si?

- Jisung, soy Bang Chan, amigo de Minho. Necesito tu ayuda.

- Oh, Hola Bang Chan. ¿Qué necesitas?

- La dirección de Felix, es urgente.

- Yo... realmente no puedo darte esa información. Lo siento.

- Por favor, en verdad lo necesito.

Jisung se mostró renuente al inicio, y por un segundo Bang Chan sintió el sabor de la derrota, amarga y desilusionante, pero algo se le ocurrió que podría resultar para convencer al terco chico.

- ¿Y si le doy a Minho unas vacaciones para que esté contigo?

- Eso no...

- Por favor, hazlo por Felix.

Bufando y refunfuñando, el joven chico accedió a proporcionarle la información que quería, y la alegría que el alto sintió no pudo ser mayor que hasta se la contagió al muchacho.

Tomó su chaqueta azul marino y salió corriendo de la estación tras dejar encargado su puesto a uno de sus subordinados. Condujo a prisas y casi incumpliendo los límites de velocidad hasta que logró llegar a casa del conejo pervertido. Subió hasta el quinto piso y llamó a la puerta, tres golpes subsecuentes bastaron para que Felix le abriera. El joven abogado no estaba sorprendido, en realidad, en su rostro lucía una pícara sonrisa y unos ojos brillantes, llenos de entusiasmo. Bang Chan recabó en que su muñeco no vestía más que un suéter blanco lo suficientemente grande y holgado para que le cubriese hasta casi todo el trasero.

- Entonces, llegaste.

El policía entró y cerró la puerta.

- ¿Vestido así le abres a las personas?

Felix soltó una risilla divertida por sus ocurrencias.

- No, sólo a ti. Jisung me llamó diciendo que pediste mi dirección -comentó mientras lo guiaba por la sala hasta un sofá donde ambos tomaron asiento.

Cuando su trasero se asentó sobre el esponjoso sofá, sintió como aquello que aún tenía metido en el culo se introducía más profundo, acariciando las paredes de su entrada de forma algo brusca. Sus mejillas se sonrojaron y de su boca quiso escapar un gemido por la sensación.

- De haber sabido que conseguir tu dirección era tan sencillo, hace tiempo que le hubiese hablado a Jisung.

- En realidad, Jisung no es siempre tan complaciente. ¿Qué le dijiste para convencerlo?

- Le ofrecí unas vacaciones con Minho -admitió colorado.

Felix se carcajeó por lo fácil que debió ser, y se sintió algo ofendido de que su hermano lo vendiese por algo como eso. No se lo reprocharía porque después de todo ambos disfrutaría de su soltura de lengua.

- ¿Te gustó tanto lo que te envié como para que vinieras corriendo? -increpó el joven tomando asiento sobre el regazo de Bang Chan, con sus piernas a los costados del otro.

- Tú sabes cómo tentar al mismísimo demonio.

- Mira lo que me hiciste hacer -se quejaba entre pucheros mientras su diestra tomó la zurda de Bang Chan para llevarla hasta su trasero-. Tuve que restregarte mi trasero en la cara para que finalmente vinieses por mí.

Bang Chan le besó en los labios, cayendo rendido ante esos labios esponjosos que le llamaban como el Diablo al pecador.

- Ahora puedes volver a hacerlo, si quieres.

La mano que sujetaba la de Bang Chan en su trasero, le hizo tocar la esponjosa colita de conejo del buttplug, e inmediatamente el policía comenzó a juguetear con el mismo, moviéndolo en círculos.

- Eres un muñeco sucio, y me encanta -gruñó el mayor empujando su propia ingle contra la de Felix.

- Channie -llamó Felix con voz desesperada mientras su cadera se molía descarada contra la entrepierna dura del ajeno-. Estoy duro y mojado.

Y el Comandante lo sabía, los dedos que sujetaban el juguete insertado en el culo del chico podían sentir la humedad que de su entrada se deslizaba, Felix se retiró el suéter dejando a la vista su desnudo cuerpo. Sus pezones rosados estaban erguidos por el frío del ambiente, su vientre plano siguiendo las curvas de sus caderas, y su sonrosado pene contra la camisa celeste del policía.

Bang Chan le robó un beso antes de recostar a Felix en el sofá, posicionándose él mismo sobre el chico. Felix movió sus caderas contra Bang Chan como una súplica a que lo tomase rápido, y esa fue suficiente petición para el alto como para desprenderse de sus prendas con la rapidez posible, sólo quedando con sus pantalones. Su miembro estaba afuera, listo para empujarse por el estrecho canal que le llevaría al paraíso.

- Te ves demasiado lindo con esto en tu culo -halagó moviendo el buttplug de adentro hacia afuera, creando obscenos sonidos cuando los anillos se deslizaban a través de los pliegues de su entrada.

- Necesitaba estar preparado para ti -argumentó él-. Sólo quítalo y...

- No voy a quitártelo, muñeco, pienso follarte con esto metido en ti también.

El culo del chico se humedeció aún más con la idea, y su pene se sacudió con fiereza, lloroso por sentir ese placer tan morboso de inmediato. Bang Chan no lo decepcionó, y con cuidado comenzó a meter su miembro en la estrecha cavidad, su pene rozando cínico el juguete de metal, sintiendo un placer indescriptible a medida que avanzaba.

- Ahh, mmgh... ¡Bang Chan! -chilló el joven.

- Estás malditamente estrecho, conejito.

- Más, quiero más.

La ingle del alto comenzó a golpear fuerte contra la intimidad de Felix haciendo rebotar al pene del chico. Felix se arqueaba placenteramente al sentir los vigorosos espasmos que le recorrían el cuerpo a cada penetración.

- Me siento tan lleno -jadeó.

- Y voy a llenarte aún más, bebé.

La cordura de Bang Chan saltó por la borda al ver a su muñeco acariciarse los pezones con ávida hambre, necesitado y ansioso; los estiró y apretujó relamiéndose los labios. Era una imagen muy erótica.

- Fóllame, ¡Ah, así, fóllame duro!

La zurda de Bang Chan tiró del cabello de Felix hacia atrás, dejando expuesto su blanquecino cuello para poder morderlo y lamerlo, dejando marcas prominentes a lo largo que demarcaban la propiedad de Bang Chan.

- ¡Ahí, tócame ahí!

- Oh, mi conejito -gruñó el oficial antes de sacar su pene de la caliente cavidad-. Quiero que me cabalgues.

A Felix se le hizo agua la boca. Bang Chan se sentó sobre el sofá y palmeó sus piernas para que el pequeño conejito se acercara. Así fue. Felix se dejó caer sobre el miembro de Bang Chan teniendo cuidado con que el buttplug no se saliera o le causara daño. Chilló extasiado.

- Tan grueso, oh.

- Vamos, bebé, sé un buen conejito y compláceme.

Las caderas de Felix comenzaron a moverse, al inicio lentamente según se iba acoplando a los objetos en su interior. Saltaba fuerte con ayuda de Bang Chan que lo sujetaba por la cintura; con sus manos se apoyaba en los fuertes hombros ajenos.

- Quiero... ¡ah! Quiero correrme.

Y poco faltó para que el semen caliente de Felix saliera disparado de su pene contra el pecho del alto. Entonces, Bang Chan penetró con rapidez desesperada contra ese culo que estaba por regalarle un excelente orgasmo. Su blanco esperma quedó impregnado en Felix y comenzó a deslizarse hacia abajo a medida que retiraba su miembro de la profanada cavidad.

- Muñeco, debes sacarme más a menudo del trabajo.

- O podemos usar tu oficina otra vez.

- Eres insaciable, y así me gustas.

- Chan, te quiero.

- También yo, muñeco.

Se dieron un beso profundo, entrelazando sus lenguas y dejando que sus labios se acariciaran sin pudor alguno. Sin embargo, un sonido estrepitoso, ensordecedor, los hizo separarse de golpe. Un disparo impactó contra la ventana de junto al sofá, provino desde afuera y tenía como objetivo la pareja. Los vidrios estallaron y saltaron por todo el piso.

- ¡¿Qué demonios fue eso?!

Felix estaba pálido, sus labios boquiabiertos, y con ojos asustados.

- Debemos salir de aquí -consiguió decir entre jadeos temerosos.

꒰୨ 💣 ୧꒱

¡Hola! Aquí otro capítulo más, espero que les haya gustado <3

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