VI

Era de mañana y la alarma acaba de sonar, pero aquel erizo de vetas rojas se negaba a despertar. Razón por la que rompió el despartador de un solo golpe y se escondió bajo las blancas sábanas de su cama. No obstante, el tono de su celular comenzó a sonar. Lo que no le dejó otra opción que contestar.

-¿¡Qué demonios quieres!? - grita molesto al ver interrumpido su sueño.

-Ignoraré ese maldito humor que tienes y tú mediras bien tus palabras erizo idiota. - la voz de su compañera de trabajo lo obligó a controlarse de mandarla al diablo - ¿Cómo has estado Shadow? - Rouge suavizó su tono.

-¿Cómo quieres que esté Rouge? - dice divertido, pero se nota que sus ánimos no son los más optimos gracias a su triste voz - Amy sigue sin darme alguna señal de vida y yo lo único que puedo hacer es escribirle cartas que tal vez ni siquiera se moleste en leer. - una sonrisa aparece en el rostro del azabache - Soy un verdadero imbécil, ¿no lo crees? - de repente sus lágrimas salen sin permiso - La perdí por algo que ya ni siquiera importaba.

-Shad, tranquilízate. - dice preocupada la vampiresa desde la otra línea - Más te vale estar listo dentro de una hora, que tú y yo iremos a comer al centro comercial.

-Rouge te agradezco el gesto, pero lo último que quiero hacer es salir.

-¡No es una pregunta Shadow! - exclama la vampiresa albina - Iré por tí dentro de una hora. Más te vale estar listo para cuando llegue o yo misma me encargaré de sacarte a patadas.

Tras esas palabras la llamada se dió por finalizada. Lo normal habría sido que a Shadow no le importase siquiera las amenazas de su compañera, pero su estado no lo dejaba actuar con normalidad. Por lo que se levantó perezoso de su cama y a paso lento se dirigió al baño para darse una ducha. No se molestó en calentar el agua, en realidad, ni siquiera sentía lo helada que se encontraba.

-Solo fue un sueño. - susurra para sí mismo mientras el agua sigue cayendo sobre él - Justo cuando pensaba que por fin logré estrecharte entre mis brazos como antes. Amy, te lo ruego, no me dejes sólo. No quiero estar sólo de nuevo.

***

Nadie contestaba por más que llamase. De modo que la vampiresa albina no tuvo más remedio que derribar la puerta con una de sus fuertes patadas. Apenas entró a la casa se alarmó por el silencio.

-¡¡¡Shadow!!! - grita presa de la desesperación.

-¿Rouge? - un susurro apenas audible viene desde el sillón de la sala de estar.

Por lo que la albina corre asustada a la sala de estar temiendo lo peor. Sin embargo, se encontró con un erizo de vetas rojas recostado y somnoliento. Sus ojos estaban un poco hinchados, muestra de que había llorado un poco más cuando colgaron. Sus púas estaban algo húmedas lo que significaba que acababa de darse una ducha. Estaba bien. La ahora tranquila Rouge no pudo dejar escapar un suspiro de alivio y sonreir agradecida de que Shadow no haya cometido ninguna locura.

-Despierta, gran idiota, que tenemos que darnos prisa. - dice con amabilidad.

-Es el centro comercial Rouge. - responde todavía adormilado el erizo de vetas rojas - No irá a ninguna parte por más tarde que lleguemos.

-Es cierto. - dice pensativa - Pero lo mejor siempre se termina rápido. Así que no te hagas de rogar Shadow y date prisa.

-Como quieras.

A pesar de que se ofreció de llevar a Rouge al centro comercial con un Caos Control, esta lo rechazó con la excusa de que quería disfrutar de su nuevo auto. Sin atreverse a darle la contra Shadow accedió y tomó lugar junto a ella en el asiento del acompañante. Era un día con mucho sol, lo que no era de su gusto debido a la molestia que este provocaba en sus ojos. Tras estar varios días encerrado en su casa no era de extrañar que eso sucediera.

-Falta poco para llegar. - anuncia Rouge a nuestro deprimido erizo.

-Puede que no haya salido últimamente, pero no he olvidado el camino Rouge. - le responde un sarcástico Shadow que se encuentra aburrido observando a través de la ventana.

-Como digas mi niño. - dice burlona Rouge al notar una muestra de la personalidad normal del erizo.

Al cabo de unos pocos minutos llegan a su destino. Incluso no tardan en encontrar un espacio para etacionar el auto. A regañadientes Rouge obliga a Shadow a bajarse para comer algo. Sin más opción el erizo azabache la sigue dos pasos detrás de ella. Se dirigen a un pequeño restaurante, el mismo al que solía invitar a Amy, donde encuentran una mesa libre.

-¿Cómo está ella? - cuestiona de forma repentina el azabache a su compañera - Seguro que ya debes haberla visto.

-Hace una semana que ya está en su casa. - dice con voz preocupada la peliblanca - Sin embargo, al igual que tú se la pasa encerrada en su habitación.

-Le hice daño. - agacha su mirada el azabache - Si pudiera compensar lo que pasó de alguna forma...

-Ya lo estás intentando Shadow. - afirma Rouge - Le escribes todos los días sin dejar que tu orgullo te frene. Viniendo de tí debo decir que estoy impresionada.

-Mi orgullo no vale nada cuando de trata de Amy. - dice algo bajo - Si es por ella no me importaría ser humillado por el mismo Sonic.

-No creo que lleguemos a extremos todavía Shadow. - dice algo extrañada Rouge, por lo general, siempre lo llama "Faker" en lugar de Sonic - Por cierto, no solo te traje aquí para comer. Escuché que en la librería llegaron nuevos libros, entre ellos, los que vas esperando más de un mes.

-Esa es una buena noticia. - dice un poco más animado el azabache - Iré a verlos en cuanto terminemos de comer.

-Mientras tú vas por tus libros, yo iré por esos vestidos que me llaman desde los escaparates. - responde emocionada la peliblanca.

-Entonces será como digas. - dice Shadow viendo que ya les traen la comida.

Apenas le ponen el plato delante el erizo empieza a degustarlo. Había pasado un tiempo desde que no comía, pero no por eso dejaría sus modales de lado. A pequeños bocados fue como terminó con su repentino almuerzo. Tras pagar la cuenta, un agradecimiento porque Rouge lo sacara de su casa, el azabache se dirigió a la librería para comprar los libros que por tanto tiempo había esperado.

Ingresó al lugar de manera casual. Se dirigió a las estanterías de las novedades y comenzó a buscar los que eran de su interés. No pasó mucho tiempo hasta que sintió ese inolvidable aroma que lo traía loco desde hace mucho. Se escondió tras los estantes y siguió de manera sigilosa aquel aroma. Justo en la sección de romance se encontraba ella.

Sus púas estan un poco más largas, se ve más delgada que antes, incluso se revelaban pequeñas ojeras bajo sus ojos. Pero no hay ninguna duda de que es ella, mi Amy. Lo má seguro es que en cuanto me vea se ponga a gritar, pero vale el riesgo.

-Señorita Amy. - de repente la pequeña conejita aparece junto a la eriza de ojos jade - ¿Tardará un poco más?

-Creo que me tomará un poco más de tiempo Cream. - responde con una sonrisa la pelirosa - Si quieres puedes adelantarte a casa.

-No hay problema señorita Amy. - responde con alegría Cream - Puedo esperarla cuanto quiera. Estaré en la sección de cocina por ahora, cuando termine no dude en llamarme.

-Así lo haré. - se limita a decir Amy.

Mientras tanto Shadow pensaba en la mejor forma de acercarse a ella sin armar escándalo y correr el riesgo de que la pequeña conejita llame a Sonic. Decidió esperar a que Amy se acercara a él, pues bien sabía que ella estaría buscando algo en específico. Un libro que ya tenía en su poder.

-Idiota. - susurró de repente la ojijade mientras observaba un libro con una rosa roja en la portada.

Esto llamó la atención de Shadow, quien todavía estaba esperando tras el estante a que Amy se acercara. Se asomó un poco y logró verla. Una triste sonrisa adornaba su rostro, además, de pequeñas lágrimas que caían por sus mejillas. Como antes estás lágrimas eran como cristales clavados ya no solo en su corazón, sino también en su alma. No lo soportó más y supo que ese era el momento indicado. Se acercó sigiloso, sin hacer ningún ruido. El lugar estaba vacío, de modo que nadie más sería testigo de ese pequeño secuestro. No perdió tiempo, en cuanto la tuvo cerca, sujetó su brazo y jaló de ella hacia el espacio oculto que les brindaba aquel estante. Amy estaba a punto de gritar, pero fue callada por la mano del azabache que la miraba con añoranza.

-Tranquilízate y no grites. - dijo serio y casi tenebroso - Sólo te pido que me escuches un momento.

Amy estaba asustada y sin saber que otra cosa hacer para salir corriendo mordió la mano de Shadow. El azabache solo mostró una mueca de dolor, pero se negó a retirar su mano ya que conocía el riesgo que estaba corriendo.

-Antes de que me acuses por acoso, deja que te explique. - susurra el azabache sin romper el contacto visual - Solo vine porque me dijeron que llegaron los libros que esperaba, no tenía idea de que te encontraría y mucho menos en esta sección. - se acerca al oído de la eriza y comienza a susurrarle - He escuchado que te la pasas encerrada en casa, no deberías Amy. Tú eres un ser que nació para disfrutar las cosas bellas de la vida. Aunque admito que me pongo un poco celoso de toda esa belleza ya que se roba tu encantadora mirada.

De repente muchas más lágrimas son las que deja caer Amy al tener a aquel azabache de frente. Shadow se sorprende por esto, pero de inmediato quita su mano de la boca de Amy y en su lugar limpia sus lágrimas con ambos pulgares. La eriza se queda sin palabras y se limita a terminar de escuchar lo que el erizo tiene que decir.

-Eres hermosa cuando lloras. - dice con una sonrisa en sus labios - Pero eres toda una diosa cuando sonríes. Amy sé bien todo el daño que te he causado, no espero que por este casual y mágico momento vayas a perdonarme. Sin  embargo, quisiera saber... ¿las leíste?

La pequeña eriza rosa se sorprendió por la repentina pregunta del azabache. Era obvio que se lo preguntaría en algún momento, pero esperaba algo más como un secuetro y gritos orgullosos por parte de la última forma de vida perfecta.

-Sí. - respondió finalmente con una voz quebradiza.

-No sabes cuan aliviado estoy de saberlo. - dice mucho más tranquilo Shadow - Entonces significa que todavía tengo una oportunidad. Gracias dulzura, gracias.

Ella quizo responder, pero fue callada por un leve y fugaz beso. No pudo si quiera reaccionar a eso cuando tras un Caos Control el azabache desapareció.

Ese peculiar sabor a chocolate se quedó en sus labios. Simplemente, no podía creer que se diera semejante encuentro en tan extraño lugar. Quizo llamarlo para que regresara, no era posible que ese tonto se saliera con la suya una vez más.

-¿Señorita Amy? - pero la voz de su amiga la frenó de actuar.

-Aquí estoy Cream. - dijo ocultando muy bien la impresión de aquel encuentro - Regresemos a casa.

Se acercaron a la caja registradora donde una agradable jovencita las atendía. Pero antes de que pudiera pagar.

-No será necesario. - la detuvo la empleada - Su cuenta ya ha sido saldada señorita Rose. Además, me dijeron que agregara este libro a su compra.

"Manía de amor."

El libro que llevaba buscando desde que llegó a la librería. No tuvo que ser una adivina para saber de quien se trataba. Después de todo, Shadow siempre compartió su gusto por la poesía. Aunque todavía se encontraba dudosa por sus sentimientos.

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Holiwis mis sensuales lectoras y lectores.

Espero que hayan disfrutado del capítulo de hoy.

De ser así no olviden pircarle a la torpe y sensual estrella. Además, de dejarme sus opiniones en los comentarios.

También les agradezco por todo el apoyo y paciencia que le brindan a esta historia.

Los amodoro.

Sin más que decir...

...Eve cambio y fuera.

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