*Hilo color rubí
(Subida originalmente a Quotev por mí). (Foto del departamento de Tom, The End part 2).
(Se recomienda leer en Navegador u otra página, el orden de la app deja anti estético la lectura).
Los temas triviales llegaron hasta la nube mediante cada paso que daba el dúo. (T/N) pudo apartar por unos segundos los golpes que su cuerpo experimentaba. A decir verdad, era impresionante que sus piernas no llegaran a temblar como gelatina después de todo el impacto físico, psicológico y espiritual que pasaba en su círculo vicioso.
Por consiguiente, oyó todo tipo de información que Matt soltaba. De la misma forma que empezaba a abrirse medianamente a él...
La noción del tiempo estaba en un frasco hermético del cual ninguno indagó. Tarde o temprano cayeron en cuenta la hora. En resumen, volvieron a la función. La vista sería espléndida de no ser porque sus lugares fueron arrebatados... Sin dejar que su humor se estropee, el ojizarco tironea del brazo de su acompañante por el genuino deseo de mostrarle el otro lado que la naturaleza ofrecía.
Unas mariposas del tipo monarca estuvo aleteando sin preocupaciones entre las flores. (T/N) se preguntó en silencio si algún día podría tener una en sus manos, sin necesidad de lastimar sus alas. En el transcurso de sus pensamientos, la realidad se decodifica de la aberración. En efecto, fue el síntoma del problema. Pues todos los rostros de los supuestos ingleses, se volvieron borrones. Algunos más pálidos que otros, sin ojos ni bocas...
Cuando la mujer unidimensional sube la mirada, es cuando todo vuelve a la 'normalidad'. Como si nada pasara bajo sus cansado ser.
Recordó el malestar con olor a suero.
También la marca de sus uñas en la piel de sus manos.
Si Matt no estuviera cerca, sus pestañas de roce aguado sería el síntoma de necesitar el velo de protección. Sería apócrifo de su parte si llegase a admitir que no lo deseaba. Convencerse a uno mismo era toda una historia.
Qué hipofrenia.
Aparentemente su amigo centró su mirada oceánica (majestuoso como el Titanic) en un campo de flores coloridas. Un proyecto por el ministerio londinense de provocar más color verde en la 'gris' ciudad.
"Oye, ¿recuerdas algo de tu hogar?"
Dentro la mente de (T/N), dicha palabra era muy fuerte para describir su unidad doméstica. Igualmente tardó en contestar, debía ser cautelosa con su revelación.
"Algo así... Tengo alguna que otra epifanía cada tanto". Demasiado dudosa para proseguir, sintió consuelo en su oceánica mirada. "Era mucho más humilde que Londres en general, sí. Tampoco me quejo, al menos fui afortunada en recibir educación y techo". —En un triste recuerdo, ahogó toda calumnia del pasado—, en breve estudió los gestos del mayor.
Matt sintió que tocaba un tema delicado. La declaración le dejó con muchas dudas y... pena. No obstante, evitó lanzar preguntas curiosas que podría arruinar el calmado ambiente.
Sinceramente, todo era incierto respecto a la chica, caminaba y existía. Sus ojos (c/o) andaban desafiantes ante el destino. Tal y como lo haría un animal a sabiendas de que perdió todo.
Quedó paradisíaco por el misterio de su persona.
"Será tonto, pero tenía amigos, sí. Igualmente sufría de soledad. Me di cuenta de esto: si te distraes con gente, tu cerebro puede callarse. Si tus distracciones arreglan sus asuntos de sus vidas sin ti, tu cerebro ya no se calla". Parecía tan solemne la continuación de su experiencia. Al oírla hablar, Matt sintió un pinchazo en su corazón.
Sintió empatía.
"Ahora estoy en un lugar desconocido, no sé si sentirme sola, o consolada por la ayuda que me brindan". Puntualizó diciendo en voz baja. El mayor ni habló en todo momento, sino prestó oído a sus palabras.
De nuevo, él se puso en sus zapatos. Y con una iniciativa irreconocible, puso su mano blanquecina en su hombro volviendo a sonreír.
(T/N) lo miró perpleja.
"¿Sabes qué?" Comenzó decidido, "te ayudaré a no sentirte así, ya verás que todo se va a solucionar".
Empatía humana o no, Matt casi juró verse así mismo en ella. Algo de su esencia le recordó a su indefenso yo de cuando era niño.
Ahora la ayudará de verdad-verdad.
(T/N) empezó a sonreír. Una calidez fraternal se extendió por todo su ser. ¿Era esto un sueño? Si es así, por favor no la despierten.
No la despierten.
—🕗—
"Tal vez use este de aquí".
Con mucha vergüenza, la joven agarró una prenda de la caja. Aquellas eran ropas de la hermana de Edd, la cual gentilmente prestó ayuda a la situación de la extranjera. Si algún día la ve, seguro serán grandes amigas.
El conjunto escogido era sencillo; unas botas/zapatos deportivos, una blusa/remera de mangas largas, con pantalones oscuros y por supuesto, a cortesía de la casa: un anillo dorado. Todo con un ligero aroma femenino de la hermana de Edd.
Sin dudas, estuvo feliz. No solo conoció a sus héroes de la animación y entretenimiento, también indirectamente a los hermanos de Edd.
Si pudiera, lloraría aquí mismo.
"¿Te sientes mejor?"
Ella se sobresalta al volver a su realidad, cierto que Matt estaba con ella, en él excéntrico departamento. La joven asiente con la cabeza. Dejando de lado su emotividad.
"Sí, de hecho, ¿podrías decirle a la hermana de Edd lo hermoso de sus elecciones? Estas ropas son magníficas".
Aquí estaba (T/N), perdiendo la timidez por ellos. Rayos, les diría cosas hermosas por siglos a aquellos seres humanos. Eran asombrosos.
Sorprendido, Matt soltó una risa entre dientes. Mostrando sus dientes perlados. "Santo cielo, se lo diré. Edd debe estar feliz de oír eso también".
"¡Gracias! Ahora me voy a probar estas maravillas. Ya vuelvo". A pasos apresurados, corrió al baño. No saben la felicidad que sintió al quitarse esa ropa con que llegó a este mundo. Los dejó en un cesto (prometido por Matt a fin de lavar su atuendo) y continuó su cambió de apariencia. Gracias al cielo le quedó todo a la medida.
Su pecho era la barrera para callar el latir acelerado de su corazón.
Estaba feliz, energética y en paz. Las nubes grises se fueron, por el momento.
A pasos tímidos salió, fue a donde Matt y bajó la mirada con un tinte rosado en sus mejillas.
"¿Qué tal me queda?"
El de pecas detuvo su acción de arreglar su cabello mientras se miraba en el espejo. Sus ojos azules cielo fueron directo a la joven.
Obviamente, sonrió en aprobación. "Hermosa, no tan genial como yo, pero hermosa".
A lo cual, (T/N) rió genuinamente. "Me alegro ser competencia para ti. Incluso por unos segundos".
"¡Oh vamos! Ya para". En un tono divertido, el mayor suelta un bufido. Acto seguido, tiende a enderezar su espalda y mirar la hora. "Debo ir a entregar tu mensaje a Edd, de paso que hable él con su hermana. Estarán felices, ya verás. Mientras tanto tú, si quieres, puedes ver televisión. No tardo, ¡cualquier cosa ya sabes dónde encontrarme!"
Antes de decir algo más, el narcisista toma sus llaves (dejando una copia de ellas en una mesa para su invitada) para retirarse e ir al departamento del artista. El más genial de todos los tiempos.
Bien, eso deja sola a (T/N) con sus reflexiones.
No estaba de humor para oír sus críticas hacia su persona, en un giro de 180° tiende a arreglar su cabello a fin de verse presentable. A pasos torpes asegura las llaves de repuesto en su mano. Estaba por tomar una decisión que puede definir su futuro.
El primer paso es: disculparse con Tom. Y no echar más leña al fuego entre ellos.
Salió pues, del departamento. Asegurando con llave. Y a pasos silenciosos, fue a la puerta de Tom. Cabe aclarar que la puerta de Edd estaba cerca como el del guitarrista. Pues los 3 quisieron vivir lo más cercanos posible... A unos pasos ya había llegado a dicha puerta (a diferencia de Edd y Matt, no tenía ninguna decoración relevante). Literalmente se escuchaba una melodía al otro lado de la puerta. Estaba con Susan. Tocando una bendita melodía. Santos cielos, él era muy bueno.
Un balde de agua azotó imaginariamente a la chica. Estaba súper nerviosa, por decir lo menos. Sería tonto creerlo, pero ella intentó girar el picaporte para ver si abría por motivos de la vida.
Lo lógico decía que debe estar trancado, es decir, con llave para no recibir visitas inesperadas.
No obstante, estaba abierta.
Por alguna razón, imaginó al chico de su misma edad entrar borracho a su departamento y olvidar cerrar con llave. De nuevo, solo lo imaginaba. Como una tonta excusa del porqué estaría abierto, con un caso hipotético.
Dentro de la discreción, cerró la puerta. Observó la sala de estar (ya lo vio en su mundo real, e igualmente le encantaba verlo de nuevo) cuya humildad refrescaba. Evidentemente, no había mucho que rescató desde el problema de Tord y su robot que destruyó su casa.
También te pareció ver una foto de graduación de Tom, ésta estaba a punto de caer de un libro.
Retornó a su misión principal. A pasos lentos vio a unos pocos metros a Tom tocar su amado instrumento. Estaba de espaldas desde su ángulo.
Capaz no veía su rostro, y aún así, percibía su tranquilidad con cada nota ejecutada. Era hermoso.
Ella se quedó observando, quieta. Incapaz de romper su burbuja de ska. Hasta el punto de parecer adormecida por el ritmo. No supo el segundo ni hora, de repente la música paró y volvió a su consciencia. Desde aquí veía el agarre de hierro tenso de Tom en el mango de Susan (ciertamente pegada por pegamento y cintas blancas por culpa de Tord al destruir todo).
Odiaba decirlo: una tensión visible sangraba de sus hombros.
"¿Cómo entraste aquí?" Empezó con desdén. Después de eso, era complicado definir las emociones con su monótono ser. De por sí sus cuencas mostraban seriedad. Ahora bien, (T/N) estaba obligada a cuidar su lengua y no caer en la tentación de ser víbora.
Captando la impaciencia del británico, alzó las manos en son de paz. "La puerta no tenía seguro, no vine a buscar problemas".
"Mierda..." murmuró, su cerebro reaccionó por ese factor. Debió asegurar antes de sentarse a beber más. Volviendo al presente, arruga el ceño. Antes que nada, la extranjera abre la boca.
"¿Llegas a componer solo tu música o--?"
"¿Puedes ir directo al punto?"
Cierto, seguía enojado. Más vengativo comparado a ella. A toda costa evitó suspirar por sus cortantes palabras. Por supuesto, si suspiraba podría ser peor considerando la vigilancia del británico en cada movimiento mínimo.
¿Ser directos? Podría lidiar con eso. "Lamento haber sido grosera contigo. Y perdón si mis palabras te afectaron. Honestamente estoy agradecida por todo lo que hicieron por mí". Tom suavizó su expresión, la tensión aún desgarra su ser. Él buscó algún sentimiento de malicia en los ojos (c/o) y no obstante, estaba estoica. Fue genuina.
Francamente no sabía muy bien cómo reaccionar. No todos los días alguien se disculpara con Tom. Es cierto, suele ser brusco con muchos y suele reírse en ocasiones de las desgracias de otros: ni aún así, el bajista no era un monstruo. Sencillamente no entendía el procesar de los sentimientos negativos y sociales. De la nada, continuó con el rasgueo, las notas cortas eran suaves y fáciles de memorizar.
"Por favor, ya te pedí perdón. ¿Podemos empezar de 0?" La extranjera procuró no desanimarse. Al borde de la desesperación e incómoda situación, su acento se desliza en su inglés. Lo cual llega curiosamente a oídos del músico. No tenía idea o noción de su nacionalidad o lugar de origen, sí sospechó de un acento interesante. Lo confirmó pues y luego de un largo juicio llena de tortura, volvió su atención en la acompañante.
"No lo sé aún, lo voy a pensar. Sigo sin confiar en ti". Confesó con su poca clemencia, de por sí su carácter tendía a lo seco.
"¿O sea que me das una oportunidad?"
"Sigues bajo vigilancia".
"Dame puntos por el esfuerzo..."
Las notas volvieron a callar el diálogo de raro carácter. Thomas volvió a su posición inicial, dándole la espalda y centrado en su mundo. Generalmente no tomaría esa acción, el caso actual es distinto pues era solo una mujer. No era lo suficientemente fuerte a comparación suya. O eso se cree.
"¿Por qué Matt no está contigo?" Esperó unos segundos para recibir respuesta, mas un ruido sordo captó únicamente. Confundido voltea. La extranjera estaba agachada sosteniendo algo de su rostro. "Oye..." Ya impaciente y gélido, alzó una ceja.
(T/N) no pudo describir su estado, el olor a suero inundó sus fosas nasales rompiendo todo ensueño. Quedó unos segundos reflexionando en silencio y olvidando un momento que estaba cerca de Tom. Lastimosamente el insondable dolor perforó sus sentidos. De nuevo, unas gotas de color carmesí caían de su nariz y posteriormente por sus manos y el piso. ¿Sería correcto llamar este suceso como otro episodio? Se preguntaba varias veces el diagnóstico de su pobre estado físico.
Al momento de notar las gotas de sangre en el piso, recordó el 'estado' de la invitada. Por supuesto, evidentemente tendría secuelas. Claro que el bajista nunca sospecharía la verdadera causa. Dejando suavemente a Susan en el sofá, fue cauteloso hacia ella. ¿Qué hacer en esta situación?
"Uh..." inexperto, esperó cada vez más extrañado. Cuando se arrodilló a su nivel, un peso cayó a sus brazos. Todos los músculos de Tom quedaron tensos. Especialmente por esta interacción tan cercano. Si fuera otra persona ya lo hubiera empujado. El caso es distinto al ser protegida por Edd y Matt, suspirando con el ceño fruncido la arrastra como puede al sofá. Estaba inconsciente a juzgar por sus ojos cerrados y respiración lenta.
Su pulso estaba tranquilo.
Su temperatura semi elevada.
"Santos boliches en una caja de pizza..."
A pasos acelerados fue a traer un botiquín de primeros auxilios (¿tiene el honor de nombrarse así? Literalmente era una caja de metal de galletas donde guardaba lo básico) y lo primero en hacer (menos mal prestó atención en clases aquella vez) fue agarrar algodón y colocarlo en sus orificios, de su nariz, donde caía sangre anteriormente. Con eso siendo suficiente, agarró su celular entre gruñidos.
"¿Edd? Tenemos una emergencia".
El tono serio de su amigo evidenció la gravedad.
Correr no era realmente vivir y sin embargo, Edd apresuró el paso por la nefasta realidad de su invitada. A estas alturas sentía pena, por supuesto, Matt lo acompañó al oír la noticia. Esperaban con ansias no sea algo grave. Al entrar al departamento del amante del ska, revisaron sus signos vitales. Su temperatura volvió a la normalidad al cabo de unos minutos. Para alivio y sorpresa de ellos.
"Mierda, tarda en despertar. Ya pasó medio siglo. ¿Llamamos a un enfermero?" Preguntó Tom ya agotado.
"En realidad solo pasaron 17 minutos, Tom". Corrigió Matt, pisoteando el comentario del músico. "Al parecer no hay signos alarmantes como para llamar a un enfermero. Creo que podemos sencillamente esperar". Este momento eran de los pocos en donde Matt mostraba real seriedad, como en el 2006 para abajo.
Edd asiente con la cabeza. "Correcto. Debemos esperar un rato más. Tal vez despierte en breve".
Tom únicamente soltó un quejido de impaciencia. No queriendo añadir nada más ante la mirada seria de Edd, especialmente.
Y así fue. No pasó más de 5 minutos y la joven recuperaba consciencia. Lentamente se levanta del sofá rojo con leve olor a smirnoff. Su respiración se volvió pesada al intentar recordar eventos previos. Aunque por señal de los ángeles, su pobre corazón descansó al ser rodeada de los chicos. Que con su sola presencia ya le daba paz.
"¿Cómo te sientes?" Preguntó el mayor del grupo, preocupado. No se acercó tanto para no dejarla agobiada. A diferencia del pelirrojo que se acercó rompiendo la norma de espacio personal.
(T/N) pensó sobre su preocupación, capaz porque sabía de la pena ajena que daba. Solo era cuestión de mirarla para notar unas leves ojeras... Y las disimuladas marcas de uñas que ella misma provocó (suerte no fueron vistas por los chicos).
"Creo que bien... Igualmente me siento un poco cansada".
"¿Cuántos dedos ves?" Matt alzó 3 dedos, literalmente su voz provocó reverberación en la extranjera. Como si pasase por todo su cuerpo.
"Son 3". Suspiró apartándose un poco, llegando a restablecer su espacio personal con un tinte rojo en sus mejillas por la vergüenza de desmayarse antes como si nada. "Lamento haberles causado molestias..."
"Está bien, entendemos tu situación, sigues débil". Comenzó el artista, aplicando comprensión. Al rato volvió a su rostro carente de otra emoción. "¿Deseas ir a un hospital o...?"
"¡No!" Sobresaltada actúa, a lo cual los ingleses miraron atónitos. "Solo... no quiero estar atrapada en un hospital. Estoy bien, por favor, solo quiero tener un día normal". Confesó con mucha vergüenza por su atrevimiento. Seamos sinceros, odiaría ir a uno y encontrarse en la sorpresa de volver a su mundo.
Era solo una hipótesis y de solo imaginarla, le causaba un sabor agridulce.
Quería seguir aquí, tener más tiempo con ellos.
Los chicos se miraron, con leve sospecha, lo dejaron pasar, por el momento.
No obstante, Matt y Edd prosiguieron con sus sonrisas de tontos. Como si nada pasara. Mientras Tom, era otra historia.
El robusto cruzó sus brazos en un gesto perezoso. "Vamos a respetar tu decisión. Si te llegas a sentir mal, avisa". Al instante, observó su conjunto. "Y me alegra que te haya gustado la ropa de mi hermana. Ella estará feliz de saber la noticia".
"Sí, muchas gracias por todo. Algún día se los voy a compensar". Al ser más amena la conversación, sus músculos se tranquilizan visiblemente. Ya no estaba en guardia. Finalmente, Matt suspiró aliviado.
"¿Y qué harás ahora?"
(T/N) miró curiosa por la pregunta. ¿Qué hacer ahora? Bueno, necesita un respiro temporal.
"Me gustaría salir un rato al aire libre. Necesito aire... Capaz vaya a la cafetería de aquí cerca". Con una sonrisa tímida formándose, intentó recordar su paradero. Estaba a una cuadra de aquí. Así que no era posible perderse. La mujer recordó el dinero que Matt le había dado en caso de emergencia, aún lo tenía en su bolsillo y sigue teniendo en mente los números de celular de cada uno. En caso de emergencia.
"Bien, no tardes mucho. Necesitamos saber que sigues viva". Luego de la broma hecha por Edd, el castaño oscuro prosiguió burlón. "Hasta luego, despistada".
"¡Hey!"
Los chicos se abren lentamente a ella, sin dudas un gran paso. Tom no dijo nada, aún así, ella entendía que requería de tiempo para tener su plena confianza.
Sin conocimiento alguno de su próximo encuentro, la extranjera salió del edificio. El aire estaba ligeramente teñida de nicotina por un muchacho fumador cercano. Había algunos ingleses bulliciosos y otros muy decentes. A pesar de todo, Londres conservaba majestuosidad. El cielo nunca se había sentido tan esperanzador.
Finalmente era franca con su entorno, su vivir demostraba un brillo nuevo. No como su vida anterior. Aquí estaba, de aires hermosos y esperanza infantil. Pero de mente madura.
Ni imaginó la futura sorpresa que se llevaría. Ausente de todo mal, entró a la cafetería de colores pasteles. Encanto inglés, todo un privilegio.
Futuro noruego, un nuevo comienzo...
—Final del capítulo—
Yup, lamento fallas de teclado y penurias ortográficas.
Por favor cuídense. Besos mis bros♡
P.D.: toda explicación extra se encuentra en Quotev, por cuestiones de favoritismo de su humilde narradora.
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