CAPITULO 68
(Viernes 2 de marzo del 2018)
Kate Morton, sin duda alguna no le encantaba la idea de pasar los recreos con Mike Oldstein. No dejaba de recalcar que era un buen chico, pero no quería pasar a algo más. Y es que, Mike en los últimos días de febrero ha estado siendo bastante amable con Kate. Más de lo necesario, demostraba que no quería quedarse como un amigo más.
No obstante, trataba de no ser muy fría con él. Solo quería una amistad con Mike, eso era todo.
No pasaba tanto tiempo con sus amigas. Pues ellas también estaban en una relación y Kate quería ser razonable con ellas en cuanto a eso. A veces Scarlett y Judy estaban con ella en las clases y en alguna que otra ocasión, en las horas de recreo (tenía otras amigas, pero a ellas dos las consideraba especiales y quería estar más con ellas). Judy pasaba más con ella, porque su novio, Will Collins (quien se había convertido en el capitán del equipo de baloncesto), pasaba mucho en los entrenamientos con los demás jugadores para que así estén preparados.
Sin embargo, le molestaba una que otra vez en las que Scarlett y Judy hacían planes para una cita doble. Kate no se quedaba de lado todo el tiempo ya que había salidas con sus amigas, pero solía sentirse olvidada por el resto. Y si ellos pensaban que debían esperar a que Mike le pidiese que fuese su novia para que estén completos, pues estaban equivocados.
No le gustaba Mike.
Le gusta Darren.
Al principio no se lo podía creer. Meses atrás recordaba odiarlo y ahora le gustaba. Solo que ella no era de esas chicas bobas que le gustaban por ser atractivo. No. Se debía a una razón diferente.
Cuando lo vio ebrio, en la ruina y como si ya hubiera perdido sus esperanzas. Fue cuando las cosas se tornaron distintas. Cuando salvó a Madison de ese ladrón (que si le hubiera visto la cara, juraría que le golpearía si lo viera de nuevo por haberle robado el móvil y los zapatos), para después dejarlo en su casa. Era para ayudarlo, nada más. En las veces que ayudaba de voluntaria en el hospital por las noches, había optado por esa manera tan altruista, que no debía recibir nada a cambio por la ayuda.
Ayudó a Madison, a pesar de que en el fondo lo odiaba. Pero, ¿habría valido la pena que Darren se pudriera en esa miseria? No lo era. Aún tenía oportunidad.
Con lo ocurrido después de que despertó y el riesgo que corría al tenerlo a él encerrado en su habitación, a pesar de que era un intento muy estúpido y peligroso, se había reído con Darren.
Aunque el momento de la ducha, junto a él mientras estaba cubierto por una toalla. Fue tan embarazoso que no quería volver a repetir en su mente lo ocurrido... aunque luego veía en su mente el rostro de Darren y su torso al desnudo...
Y no podía omitir la facilidad con la que pudo hacer que Madison estuviera sin hacer ruido (mientras leía), para que en la noche pueda irse a casa con total tranquilidad.
Cuando él salió de su casa, pensó que libraría de problemas y allí quedaría todo. Nada que ver. Al día siguiente salió a correr como lo hacía cada fin se semana y al escuchar el llamado de Madison cuando había salido volando su balón y que al devolvérselo, para que le pida unos minutos de juego en baloncesto, no creyó que habría dilema.
Sólo aceptaría esa única vez por cortesía.
Cuando abrió el casillero para ver la cuenta de Madison, también habría creído que al enviarle el archivo en digital para que siga leyendo, era el fin de todo. Pero no, Darren envió un mensaje para preguntarle si quería salir a jugar y ella volvió a acceder, pero por cortesía nada más.
Después de practicar, le preguntó de nuevo para jugar una tercera vez... y la razón por la que aceptó, ya no fue por simple cortesía. Era porque ella quería, ya no se sentía, en cierto modo, obligada a negar que le divirtiera pasar tiempo con él. Además, empezó a tomarle gusto al deporte que practicaba con Darren. Él era muy bueno explicando.
Era genial en las veces que jugaban. Porque se reían, a veces se soltaban bromas ligeras. Siempre en la misma cancha, en la que de vez en cuando, había jugadores. Para salir a verlo a él, se inventaba la excusa de hacer ejercicio en un parque. Sus padres le creían y ella salía.
Aunque esa tarde del 19 de enero, sí tuvo miedo de los tres chicos que amenazaron a Darren. En realidad tuvo el pensamiento de que Darren no haría nada al respecto y que se dejarían atacar. No fue así y se sintió protegida por él.
Al anochecer, ella tenía turno para hacer su labor en el hospital. Por la noche, hubo un llamado de que un muchacho había sido lastimado por el padre. Su amiga Martha cubrió esa llamada de emergencia, junto con dos personas más.
Ella estuvo cerca de ser la que iba a atender esa emergencia. De haber sido así... al principio se sentiría incapaz de ayudar a Darren por la forma en la que lo vería, tan golpeado... En la mente se lo imaginaba tan golpeado
En la semana siguiente, no lo vio por ningún lado (Darren se encontraba en reposo y estaba con su madre para testificar sobre lo ocurrido esa noche). Hasta que fue Darren quien le dejó un mensaje en su correo electrónico explicando los sucesos y que estaría ausente.
Luego de un tiempo, llegó un mensaje más, para preguntarle si quería retomar los entrenamientos de baloncesto.
Kate aceptó sin dudar.
Aunque aún se preocupaba como una amiga hacia él. Fueron las tardes que pasaba con él (también enviándose mensajes en el correo electrónico, a pesar de ser un método algo tedioso), las que hicieron darse cuenta que el viejo Madison desaparecía y en su lugar, había una mejor versión. Darren se volvía muy amigable y simpático, viéndolo de un modo más suavizado. Inclusive su comportamiento tosco no lo veía en ningún momento.
Era un chico que había sufrido demasiado y que ahora, estaba formando un carácter fuerte para lo que pasaría después, cuando ya debería ir a la Universidad.
Fue por eso que sus sentimientos hacia él no eran de amistad, sino que eran más que eso.
Le gusta Darren. Y quería algo más con él. Pero no sabía cómo lograr eso, sin que sus amigas la odien.
Anduvo caminando hasta llegar a la cancha y al creer que ella llegaría primero, vio que Madison se le adelantó. Sonrió al verlo y fue a saludarlo.
Quería disfrutar del tiempo que pasaba con él.
***
Aylin Green no sabía en realidad si había tomado el camino correcto para ir a su casa. Había salido de una de las casas de sus amigas para después irse a la suya. Le dijo que tome tales calles, a modo de atajo para que llegase pronto.
Pero su amiga explicaba terrible, así que se las arregló por los caminos que pudo entender. Siguió una ruta posible, hasta que escuchó unas risitas. Al volver la vista al otro extremo de la calle, vio en las canchas a una chica que lanzaba un balón de baloncesto, al reconocer que era Kate Morton, Aylin puso una expresión de amargura. Atrás de ella, estaba un chico que la miraba.
Su amargura pasó a quedarse impactada.
Era Darren Madison.
Al verlos, se escondió detrás de un poste y agudizó la vista para verlos mejor.
Eran los dos, sin duda. ¿Pero qué hacían allí exactamente? Sabía que Darren pasaba solo en el instituto y que nadie le hablaba pero... ¿jugando con tanta tranquilidad con Kate Morton?
Algo allí no encajaba y ella meditó en algo.
¿Sus amigas lo sabrán?
Dudaba que eso fuera así, porque si no...
—Sus amigas se enfadarían si lo ven con ese asqueroso de ahí—Aylin sonrió con maldad.
Si antes había hecho un plan con Madison para arruinar a Lancaster (lo cual no tuvo mucho éxito con el pasar del tiempo), ahora buscaría el modo de desquitarse con esas tres tipas.
Solo que pensaría en algún plan.
Ya sea que se tarde un poco en hacer algo que funcione.
Siguió caminando por la acera, con rapidez, sin que la vean mientras juegan tan alegremente.
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