CAPITULO 55
El pobre de James tenía ambas piernas tan jodidamente adoloridas, que parecía una persona que caminaba con yeso en las extremidades. El magnífico gimnasio de los Collins, esa era la razón del por qué estaba así. No pensó que dolería tanto, pero maldición, era un dolor que era como cargar piedras sobre la piel.
El calentamiento fue el principio y fin del ejercicio James, juraba que no podía más. No obstante, Will aportaba con sus ánimos y eso al menos, hacía que James diera un esfuerzo extra.
Will, al ver cuán agotado se veía él, decidió parar o sino tendría que cargar al cadáver de James hasta casa y decirle a su madre:
Señora, su hijo resistió en el gimnasio, lástima que ya no pueda moverse.
Cuando Will fue con su hermano a decirle de otro de sus amigos para que reciba la oferta gratuita del uso de las máquinas, Jason miró dubitativamente a James.
-¿En serio es del equipo de Baloncesto? - inquirió Jason Collins-. Se ve... -sus ojos negros subieron y bajaron, examinando la complexión de James-, muy delgado.
-Veo que no te has dado cuenta que este muchacho-Will señaló a James-, es muy ágil y logra moverse rápido. Lo que le falta, es trabajar un poco en brazos y todo lo demás. Al menos hasta que pueda aumentar su resistencia física.
-¿Este flaquito en serio quiere entrenar aquí? -inquirió Jason Collins mirando a su hermano, dudaba mucho que fuera cierto, pero creía y confiaba en su hermano-. Dudo mucho que viva por más de dos días.
-Descuida, déjame a cargo de él-dijo Will-. Me aseguraré de que viva por más de tres días.
Aquel comentario hizo que Will carcajeara.
-Vale, vale... te lo dejo-Jason volvió la vista a James-. Bienvenido, amigo.
-Gracias-respondió Lancaster.
Y después fue el calentamiento, que Lancaster jamás en su vida recibió. Pero valió la pena...
A pesar del dolor de piernas, estaba espalda y abdomen...
Cuando le contó a sus padres a dónde había ido, se sorprendieron, aunque seguido de eso, pasó lo que James esperaba, escuchar las risas de sus padres. La señora Lancaster fue la primera en hablar cuando ya pudo sosegarse.
-Por algo debías hacer ejercicio. Ahora no te puedes mover-soltó una carcajada-. Mañana dolerá más.
-Sí, eso me dijo Will.
Ahora ya podía hablar de alguien que era real. Al menos ya lo hizo desde antes. James hablaba con sus padres, contándoles más sobre Will Collins y Mike Winter, ya no solo de sus tres amigas. Dejó de mentir con Logan.
Pero la cosa no terminaba ahí, James, ya mencionada más nombres que antes, nombres de chicos que conocía en el instituto. Eso se debía que ellos se acercaban a él, queriendo saber más de aquel chico que convirtió a Darren Madison, en el chico invisible.
Y al pobre bromista ya no parecía recordarlo nadie. A pesar de que él estaba en casa de Kate, Darren, sabía que ya no era importante, ya no era el que todos conocían por las bromas.
Eso era desde que empezó el primer grado, por supuesto, hacía bromas para llamar la atención. Aunque con el pasar de los años, las bromas parecían repetidas y la gracia, ya había desaparecido de la mayoría de alumnos. Incluso Will, que ya no lo soportaba.
Pero James quería saber si Darren volvería a hacer el bromista de siempre, para recuperar su lugar, o quizá ascender a uno mejor que el que estuvo antes. Eso ya era bobo, no había razón para eso, debido a que eso tardaba tiempo y en los seis meses que quedaban eso sería perder el tiempo y el desafío del cambio por el cual estaba pasando, no era cuestión de una broma.
Era un asunto serio.
-James, antes de que vayas a bañarte-dijo el padre de él-, ¿podría leer lo que has escrito?
-¡Claro, papá! -exclamó James, muy contento.
Bajó con el archivo impreso de Agujeros azules y se lo tendió. Su padre lo tomó y seguido de eso, comenzó a leerlo. Los demás amigos de James también querían leer eso. Anoche había enviado el formato en digital (ya que solo tenía una copia impresa) a los demás. Judy, Kate y Mike, quizá ya estarían leyendo. Incluido Will...
Mientras estaba con él en el gimnasio, estuvieron hablando un rato. Por un momento Will se veía algo distraído, pero contento con algo.
-¿En qué piensas, Will?
Él parpadeó cuando James hizo la pregunta. Ambos estaban sentados, luego de haber terminado el calentamiento y James sudaba muchísimo.
-En Judy... -masculló Will, y la sonrisa se había borrado.
-¿Qué pasa con ella?
-No lo sé... creo que no le gusto...
James había buscado los ojos de Will, sabía que ese pensamiento era erróneo.
-¿Por qué dices eso? ¿Es que no te has dado cuenta que sí le gustas? Al menos debió ser desde hace más de medio año.
-¿Qué? -Will se sorprendió abriendo la boca-. Eso no puede ser cierto...
-Pero lo es, Will.
-¿Y cómo lo sabes?
James había enarcado una ceja, como si esa pregunta era innecesaria hacerla.
-Yo he pasado con ellas la mayoría de tiempo, desde que empecé a hablarles. Según ellas me dijeron, soy bastante confiable y agradable, por lo que vieron seguridad en contar el secreto de Judy. Sí crees que no le gustas, estás equivocado, Will. Es mejor que hables con ella sobre eso, porque estoy seguro, que está esperando que hagas el primer paso. Es posible que Judy ya haya estado esperando mucho... deberás actuar ahora.
Y fue así como Will Collins confió aún más en Lancaster, le había otorgado algo que nadie más sabía (a pesar de dicho grupo). James se sentía un poco mal en aconsejar y revelar algo que no salía de sus amigas, pero en esta ocasión, era necesario hacerlo.
Por Judy y por Will.
Lancaster recordó esa conversación, sonriente al creer que ayudó más de lo que esperaba.
James subió al segundo piso, para darse una ducha. Esperaba que el dolor se le pasara un poco.
Mientras tanto...
***
... en casa de Kate no había mucho que hacer, tomando en cuenta que Madison debía permanecer tiempo completo en la habitación. Kate estaba haciendo sus tareas en el computador que tenía en la sala. Ella revisó mensajes en redes sociales... si no había nada importante que contestar, lo dejaba para responder luego.
Solo que entre todos los mensajes, Kate vio el de James, en el que estaba el archivo de la historia que había terminado de escribir. Ella se volvió lectora con el tiempo. Desde el principio, le pedía alguno que otro libro a Scarlett, pero nada había llamado su atención. Hasta que cierta ocasión, tiempo antes de ir Halloween, se enteró que las películas de Harry Potter, estaban basadas en libros. Hasta Scarlett estuvo riéndose por un largo rato cuando ella se había enterado.
En ese entonces, Scarlett le prestó los primeros libros y Kate empezó a encantarle y después, fue por esa razón por la que se disfrazó de una estudiante de Hogwarts. Fue una buena ocasión. Y con el tiempo, los libros le empezaron a gustar aún más.
Y ella estaba esperando con ansias leer lo que James había escrito. Sin embargo, no tenía tiempo para leer.
Aunque consideró una alternativa. Que podría servir mucho.
Descargó el archivo y después lo transfirió a su móvil, hizo unos arreglos y se levantó de la silla, para luego ir a su habitación. No sin antes hacer algo.
Darren estaba sentado en la silla de la esquina, al lado de la ventana, echando un ojo a los que pasaban. Es lo más divertido que podía hacer. Kate le había prohibido que examinara la habitación, pero él, tenía tentación a ver las cosas que ella tenía. Al menos, encontraría algo interesante que ver y no se aburriría tanto hasta que sea medianoche.
Despegó la vista de la ventana, para luego mirar a Kate.
-Buen chico, veo que no has revisado nada.
-Me quedo quieto aquí donde estoy, solo porque tengo miedo.
Ella no pudo evitar mirarlo con curiosidad.
-¿Miedo a qué?
-No comer nada en el almuerzo y cena en caso de que haya husmeado- hizo una pausa-. Pensé que así me castigarías.
Luego de aquella confesión, Kate soltó una risotada. Darren imitó aquello, pero de buen modo. No como solía ponerlo de una manera infantil. Una carcajada, por la que se dejó contagiar.
-No, nada de eso-admitió Kate-. Te traje algo -levantó el móvil con la pantalla encendida.
-¿Qué cosa?
-Algo para que no pases aburrido-se puso frente a él y le dio el móvil.
Darren posó la mirada en la pantalla, que estaba en blanco, con dos palabras escritas:
AGUJEROS AZULES.
-¿Qué se supone que es eso?
-Un libro en digital-explicó Kate, mientras Darren recibía el celular-. Puedes leerlo, y no estar tan aburrido.
-¿Leer? -inquirió Darren-. No me gusta leer, me parece patético y aburrido.
Kate se cruzó de brazos. Señaló a la ventana.
-Puedes leer eso... o puedes seguir mirando la ventana. Tú decides.
Darren volvió a mirar la pantalla con el título y abajo había algo más, decía Anónimo. Kate modificó el archivo, borrando el nombre de James. La razón era porque si le hacía leer, algo que escribió la persona que lo hizo caer en lo más profundo de la soledad en el instituto, podría negarse. Así que borró el nombre y no habría problemas.
-Está bien... leeré... -puso los ojos en blanco y Kate sonrió de oreja a oreja.
-Entonces que lo disfrutes-dijo ella y se dio vuelta para ir de nuevo a hacer sus tareas.... Antes de salir, musitó algo-. No puedes ver nada más de mi móvil. He bloqueado todo: redes sociales, correo electrónico, galería de imágenes, entre otras cosas. Así no estarás de curioso.
-Que lista eres -comentó Darren, no pudo evitar sonreír ante eso.
Kate se dirigió al computador para seguir sus tareas, después leerá lo que James había creado.
Por ahora, debía dejar a Darren Madison ocupado con esa lectura de Ciencia Ficción.
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