CAPITULO 26

La casa del chico que organizó la fiesta, era muy grande. Tenía un muro de cemento de dos metros de altura y la puerta principal era una reja de gruesos barrotes color negro que se encontraba abierta de par en par. Al menos tenían que cruzar un patio de diez metros para entrar a la casa. Scarlett White miraba con detenimiento todo: había árboles y pequeños arbustos pequeños en un estrecho sendero que conducía a la casa. A medida que se acercaban, la música se iba haciendo más escandalosa. Judy dijo que contrataron a una banda que el instituto tenía.

Scarlett pensó que eso significaría ahorrar muchos dólares. Así no contrataban a una banda costosa.

La entrada no estaba bloqueada por nadie, podían entrar y salir del lugar cuantas veces quieran (solo por esa noche, claro está). Los cuatro ingresaron y examinaron el interior. Una casa de unos padres millonarios con un hijo que quizá no pidió permiso a sus padres para llevar a cabo la fiesta.

Scarlett pudo ver que James se concentraba en las personas que estaban en la sala. Estaban simplemente conversando pero en sus manos sostenían vasos de plástico con cerveza. Ella puso una mano en el hombro de él.

—No tienes que hacerlo si no quieres—dijo ella alzando la voz por encima de la música.

James la miró fugazmente y asintió con un gesto neutral.

Siguieron a Judy y Kate que iban al frente, como si guiaran a Scarlett y a James. Había una pequeña multitud ubicada en el patio trasero donde muchas bailaban al ritmo de la banda. Ellos se encaminaron hacia allí y bailaron. Las tres chicas bailaban, reían y sonreían entre ellas.

Solo que James no se sentía del mismo modo. Bailaba con movimientos torpes que parecían entre rápidos y/o lentos (a veces se detenía en seco, sin moverse durante unos segundos, ojeando a los demás cómo efectuaban distintos pasos). Iba desigual con la música. Tampoco sonreía...

Luego de un largo rato de estar bailando, se dirigieron al interior de la casa. Buscaron un lugar libre y se sentaron, a excepción de James que se había separado de ellas.

Scarlett estuvo a punto de levantarse y ver si se encontraba bien, o si algo le hacía molestia. Cuando lo vio subirse al auto de su amiga, se veía bien, pero ahora ya no. Kate la detuvo agarrándola del brazo y se acercó a su oído para decirle:

—Me dijo que va a buscar el baño. Volverá luego.

Tal vez le dolía la barriga.

Judy había agarrado unos vasos de plástico con alcohol y se los pasó a sus amigas. Cada una dio un sorbo y charlaron un rato. Después iban dando un sorbo tras otro. Y Judy le tendía otro vaso más a cada una. Al cabo de varios minutos que transcurrían y en sus cabezas, el reloj mental iba perdiendo noción del tiempo lentamente.

Vaso tras vaso se iban acumulando en la mesa que tenían en frente. La conversación se había vuelto extraña para ellas. Cada una se puso de pie y se fue a quién sabe dónde en toda la casa.

A excepción de Scarlett, que se quedó sola en el asiento y sus sentidos se alteraban, la visión se tornaba borrosa, como si viera a una persona que está en el fondo de una piscina. Negó con la cabeza. Se dijo que debió haberse movido junto con sus amigas. Se levantó y empezó a buscarlas. No sabía a dónde se fueron y qué hora era. Sus pies se volvieron pesados y le costaba moverse a voluntad.

Se dio cuenta que James que se acercaba corriendo, preocupado y con los ojos muy abiertos. Ella le sonrió y de inmediato vio que estaba cayendo hacia él. Sintió que su cuerpo estaba siendo levantando. Después todo fue más complejo; las imágenes se habían vuelto borrosas y hablaba de algo, pero no entendía qué. James parecía que le estaba hablando, pero tampoco entendía de lo que le estaba hablando.

Hasta que al final, todo se volvió oscuro para ella.

***

Scarlett despertó e iba abriendo los ojos lentamente, le costaba adaptar la mirada a la tenue luz. Tenía una resaca terrible y... se sentía desorientada.

Se sentó bruscamente en el lugar que despertó. Hacer aquello le taladro la cabeza y la luz parecía hacerse más intensa ante sus ojos. Cuando transcurrió unos minutos, se iba calmando, pero no del todo. Cuando por fin pudo abrir los ojos, inspeccionó dando una barrida completa con la mirada del lugar en el que se encontraba. De súbito pensó, aterrada que estaba en la casa de un desconocido y que también fue violada.

Después de mirar de nuevo todo, se alivió; el pensamiento de que estaba en la casa de un extraño y alguien hubiese profanado su cuerpo, se esfumó por completo. En serio creía eso, como si hubiese pasado la consecuencia de haber tomado la bebida de un desconocido y la llevara a otra habitación. Estaba acostada en la cama de su habitación, reconocía todo, las paredes, el armario, dónde estaban situadas las ventanas y de qué color eran las cortinas.

—¿Cómo llegué aquí...?—susurró con los ojos entrecerrados, aún no se lo podía creer.

Puso un pie descalzo en el suelo y por poco cae. No sentía la rigidez normal en sus pies. Abrió la puerta de su habitación y se dispuso a ir a la cocina, su garganta la sentía excesivamente seca, como si su lengua lamiera un papel de lija al rozar los labios. Mientras caminaba por el pasillo, con la misma ropa de anoche y desaliñada, su padre salió de su habitación y la miró con una expresión severa.

Ella le dio un saludo. Él no respondió a ese saludo. Se cruzó de brazos.

—Tu amigo está abajo—dijo él moviendo la cabeza señalando a la sala.

Scarlett se despertó por completo y es como si el dolor de cabeza ya no le amortiguara tanto.

—Debes decirle que se vaya.

Ella omitió ese comentario y bajó a verlo. James estaba sentado en un sofá, con los dedos de las manos entrelazadas; su mirada parecía pérdida, distante. Su atuendo se veía normal, no obstante, su expresión era neutral e indescifrable, era como si estuviese enojado, triste o preocupado.

Probablemente todo. Ella quería saberlo y antes de hablar, él habló primero.

—Bebiste demasiado—su voz sonaba áspera y no despegó la mirada de donde la tenía.

—Sí... —Scarlett suspiró y se sentó en el sofá que estaba en frente de él—. Créeme que jamás me había pasado algo así. Es la primera vez que me sucede—dijo ella en modo de disculpa—. No sé qué pasó.

Él negó con la cabeza.

—No importa—dijo James con voz queda.

—¿Y tú no bebiste? ¿Dónde estabas?

Por fin James la miró. Ella no había notado que los ojos de James estaban cristalinos y rojizos.

—No, ni una gota. Más bien agua del grifo, pero nada más—apretó la mandíbula—. Estaba en el baño, pero no porque tenía que ir. Sino porque me sentía un tanto... agobiado... sentí que eso no era para mí —se relamió la lengua—. Después de haberme perdido un tiempo hasta encontrar el baño... y luego haberme encerrado allí, decidí volver con ustedes, pero no sabía dónde estaban. Las estuve buscando, pero no las encontré... en ninguna parte...

Suspiró y se pasó la mano por los ojos para quitar las lágrimas para continuar hablando.

—Te encontré ebria—explicó, evitando sollozar—. Me desesperé en ayudarte y sacarte de ahí. Te dejé sentada en un sillón y fui buscando a Judy o a Kate. Te vigilaba cada momento. Para mi buena suerte, nadie se acercó a ti. Para mi mala suerte, no pude encontrarlas y no tuve otra opción que sacarte de allí, cargándote.

Ella no dijo nada, sabía que él aún no había terminado de hablar.

—Te cargué en mi espalda y salí de allí. Descuida, te saqué de esa casa por otro lado, no por la entrada principal, sino que había otra ruta, la cual era salir por el garaje, allí no nos vio nadie. Crucé algunas calles y me dirigí a tu casa caminando. No tenía dinero para un taxi, tampoco tenía para pagar, ni siquiera tenía el móvil para contactar uno porque lo dejé en casa y ningún taxi iba por allí. Te llevé en mi espalda por mucho tiempo y después la lluvia estaba sobre nosotros.

Scarlett pestañeó perpleja. Y en vez de decir algo, solo pensó:

¿En verdad hizo eso...?

—Tu papá me abrió la puerta y al verte así, él te llevó a tu habitación. Después de dejarte aquí, pensé que me diría que me largué. Pero me dijo que me quede, la lluvia aún no había cesado. Llamé a mis padres y les dije en dónde estaba, pero sí deben estar molestos—se limpió las lágrimas de nuevo—. Tampoco pude dormir porque...

Y dejó la frase sin completar. Scarlett esperó a que la terminara.

—Porque...—dijo Scarlett, insistiendo en que terminé, pero solo vio que James suspiró con fuerza.

—Ya no importa—respondió bruscamente. Se levantó y se encaminó a la puerta.

Ella se puso de pie. James estaba abriendo la puerta pero ella la cerró apoyando la mano. Se miraron el uno al otro, Scarlett se veía preocupada, James en cambio, parecía melancólico.

—Termina lo que querías decirme—insistió ella de nuevo y apartó la mano de la puerta.

—No es importante...

—Debe serlo—susurró ella—. Dímelo.

James se relamió la boca.

—Antes... antes...—carraspeó— antes tenías novio... ¿no es así?

Ella no entendió por qué le preguntó eso. No tenía sentido.

—Sí, hace un año—afirmó Scarlett—. Era de otro instituto, pero no entiendo qué tiene que ver con tu estado de ánimo.

James tragó saliva y abrió la puerta rápidamente, salió pero solo cruzó del umbral. Una mano de ella agarró la camisa.

—No vas a irte. Explica que sucede.

James se zafó con un movimiento brusco y se giró a ella. Sus mejillas iban empapándose de lágrimas. Scarlett frunció el ceño al verlo.

—Un momento antes de sacarte de ahí—dijo James que estaba cerca de sollozar—, estabas hablando de tu ex novio. Lo decías en frente de mí con tanta naturalidad. Decías que querías volver con él, que querías besarlo a él, que lo único que preferías y que hubiera mejorado la noche, es tenerlo a él.

Ella pensó que debió verse molesta y tediosa al mencionarlo. Pero no respondía la pregunta del modo que esperaba

—Sigo sin entender qué sucede...

— No lo entenderías.

—Pues si me lo dijeras, al menos todo sería más claro.

James se tapó la cara con una mano. Suspiró con fuerza nuevamente y dijo:

—¡Me gustas!

La expresión de Scarlett se volvió confusa y perpleja ante las palabras de James.

—Me gustas, ¿sí? —James estalló en sollozos—Tú no sabes lo mal que estuve, en el momento en que todo lo que decías sobre él, como si fuera la perfección absoluta. Entiendo que para ti, no tiene sentido. Así es cómo me siento... en verdad lo lamento, Scarlett.

Se dio media vuelta y salió corriendo, alejándose de ella lo más rápido que podía. Scarlett aún seguía de pie e inerte, sin creer lo que James le dijo.

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