CAPITULO 22
Mientras Scarlett leía un libro en su habitación, escuchó el timbre de su celular. Ella cerró el libro sin olvidar dejar una hoja donde se quedó leyendo y se estiró sobre la cama para alcanzarlo porque lo tenía en una mesita de noche. James le estaba llamando.
—Qué tal, chico, ¿qué pasa?
Ella pudo escuchar la respiración de James, que jadeaba con cierta dificultad.
—¿James?
—Scarlett... estoy a unas cuadras de tu casa. Solo baja por la calle. Ven pronto... te necesito...
Ella se bajó de la cama poniendo los pies en el suelo, y mientras abría la puerta, le preguntó:
—¿Te encuentras bien, qué sucedió?
—Me golpearon tres ladrones—susurró James.
— — —
"Mentira tras mentira. Eso es lo que siempre hacía. Si engañar a mis padres con una persona que no existe (o no conozco) ya era suficiente. Mentirle a Scarlett ya lo veía como algo peor y no me gustaba. Después de esa tarde, aún debía seguir con las malditas mentiras una y otra vez."
Aquello no acababa ahí, aún faltaba más. Solo quería pasar de ese instante, pero no pudo. Se obligó a seguir escribiendo la parte que quiso saltarse. Y mientras escribía, recordaba el resto con euforia y melancolía...
— — —
Antes de que Darren se hubiese ido con sus amigos, James estaba boca arriba con los brazos abiertos, mirando el cielo. Su camiseta se había doblado un poco hasta su costilla derecha y no podía moverse. Cuando la paliza finalizó, Darren se había inclinado ante él para que lo viera.
—Préstame atención a lo que te voy a decir—James movió los ojos para ver los de Darren—. Si al principio te usaba como saco de boxeo, ahora podría joderte la vida de la peor manera. Créeme que no te dejaré en paz hasta que hagas una sola cosa.
Darren se había acercado más y le susurró:
—Aléjate de Scarlett.
—¿Qué...?—inquirió James con voz queda y parpadeando.
—Lo que has escuchado. Estoy siendo lo bastante claro. A mí me gusta ella y no tienes idea de los malos ratos que tuvieron los chicos que intentaron pretenderla—su rostro se veía severo y distante, como si viese algo más en los ojos de James: el verdadero pavor— Oh, sí... todos esos estúpidos lo intentaron y fue una suerte que ella les dijera: "Lo siento, pero solo te veo como un amigo"; sabía que habrían más de ésos. Yo simplemente les daba la mejor explicación para que entiendan que no son para ella. ¿No te has preguntado por qué apenas le hablan los chicos?
Él río; su monologo dejaba atónito a James (ni siquiera pasó esa idea por su cabeza).
—Todo ocurre tan secretamente, que Scarlett ni siquiera se ha dado cuenta y eso para mí es perfecto. Quito al resto para que al final solo quede yo—señaló con la cabeza a la esquina, donde se sitúa la alcantarilla—. En ese asqueroso cuaderno me pareció que escribías sobre ella, ¿no es así?
James no respondió y pensó que ese silencio serviría como respuesta. Darren cambió la posición de ambas rodillas e ignoró la respuesta de James a ella. Se lo veía muy furioso por dentro a pesar de tener una expresión neutral. Continuó su discurso:
—Cuando los vi juntos por primera vez, pensé que algo iba mal. Al principio lo dejé pasar. Pero luego de ver que todos los días tenías que salir con ella y sus amigas, ¡quería darte una jodida tunda todo este tiempo! Tenía que ser paciente y cuando los vi en la casona, consideré la oportunidad de darte una buena paliza y cuando creí que te tenía controlado, arruinaste la oportunidad que tenía.
»Hasta que al fin lo logré—sonrió mostrando sus dientes— y en serio espero que lo tomes muy en cuenta, en que te alejes de ella. Me da igual si tienes que abandonar la amistad que tienes con Judy y Kate. No me interesa—dio énfasis en sus palabras—. Además, lo hago por tu bien. Tú jamás podrías lograr algo con Scarlett. ¡Solo mírate! Tu vida social es un completo fracaso, tú siempre pasaste más solo que un anciano en un asilo. Fracasado, perdedor, estúpido y excesivamente tímido. No vales la pena, no vales absolutamente nada para ella.
Y antes de levantarse, vio el bolsillo de James, en el que vio como el billete doblado, se asomaba. Darren se inclinó, alargó la mano tomando el dinero y se levantó. James apenas se movió.
—Gracias, Lancaster. Al menos tendré un poco para cubrir mis gastos. Por cierto, yo no sé cómo vas a hacer lo siguiente. Pero vas a callar está conversación al igual que los culpables—dijo él señalándole con una esquina del billete a sus amigos—. Inventa lo que sea, si quieres puedes mencionar ladrones. Pero si me culpas a mí, volveré con una tunda el doble de fuerte y habrá unos cuantos huesos rotos.
Les hizo un ademán a los chicos y ellos le siguieron.
James, pronunció alto y claro con la poca voz que tenía, lo siguiente:
—Tú tampoco tendrás una oportunidad con ella, Darren.
Él escuchó eso. Los dos chicos no se movieron. Solo él se acercó y con su pie, aplastó el estómago de Lancaster. El aire que James tenía, se había desvanecido y empezó a toser.
Y ahora sí pudo ver como los tres se iban calle abajo.
James se movió para quedar boca abajo. Le dolía ambas piernas, varias áreas del torso, los dos brazos, del labio superior había dos costras de sangre seca y en el otro ojo, que ahora estaba morado como lo estuvo el anterior hace meses. Se acercó a su mochila y guardó las cosas, después de eso fue arrastrándose hacia las bolsas de basura y entre todas (en total cuatro), estaba su celular sin daños y su libro no tenía una esquina doblada. Guardó todo menos el celular. Se arrimó a la pared con la que lo empujaron y empezó a marcar el número de Scarlett.
Después de decirle sobre los "ladrones", escuchó al otro lado, fuertes pisadas y luego a ella diciendo: Ya voy para allá.
Guardó el móvil en la mochila y con la mirada cabizbaja, estuvo esperándola. Cuando transcurrió un minuto, James, que no se había dado cuenta, un señor iba caminando por la misma acera en la que él se encontraba sentado. James solo levantó un poco la mirada y alzó los ojos y solo pudo verlo hasta la mitad del torso, apenas tenía fuerza para ver más arriba, hacia los hombros.
Un señor de cuerpo esbelto, muy bien vestido con un traje formal negro y en una mano llevaba un bastón o cayado; solo vio eso, pero no su rostro.
Él quería pedirle ayuda pero no se permitió hacerlo. El señor se detuvo unos instantes frente a James. Y él que quería levantar la mirada, fue imposible. Después vio que algo plateado cayó cerca de James. Se trataba de una moneda y hecho eso, el señor continuó su camino.
"Oh, sí, soy un vagabundo. Gracias por nada." Pensó James. Estiró un brazo pero no alcanzaba la moneda. Se estiró un poco más, y sin darse cuenta, estaba deslizándose por la pared hasta caer acostado. La tomó entre sus dedos y la guardó en el bolsillo.
Cuando Scarlett llegó para ayudarlo (tres o cuatro minutos después), lo encontró tendido en la acera, abrazando su mochila y sollozando. En el momento que vio lo golpeado que estaba, soltó un grito ahogado y de inmediato llamó a una ambulancia.
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