CAPITULO 20

"Volví a mentir."

James miró la hora en la laptop.

12:23

"Scarlett tenía razón, yo no puedo callarme ese tipo de cosas. Y pesar de todo, ella y sus amigas me creyeron. Debí confesar en aquel instante... pero fui débil y temí a que Darren volviera a hacerme daño si lo delataba..."

James recordaba todo eso, pero gracias a que lo había estado reescribiendo en su "Cuaderno de Pensamientos". Él escribía a lápiz para luego pasar a bolígrafo. Recordaba que al volver a casa después de lo que ocurrió en la casona (más de medianoche), tomó su cuaderno y volvió a escribir. Simplemente describió todo lo de ese día, como si fuese un Diario.

Cuando Scarlett leyó el relato de Agujeros azules, el cual es para el concurso de escritores juveniles, James apenas tenía unas ideas sueltas y tres capítulos que no parecían llevar a nada. Y sus historias cortas, no eran fáciles de expandir, fue por eso que tuvo que recurrir al relato de Ciencia Ficción con el que empezó.

Pero después de varias semanas, por fin pudo sacar más ideas para aquella historia, en la que narra sobre tres astronautas (ya no era uno como lo fue en un principio) que tienen un percance en el espacio. Y cuando algo más llegaba a su mente, lo pasaba a su cuaderno para que después Scarlett le diese una opinión.

Después pasó todo lo escrito a su laptop. Se sentía bien por haber progresado en ese tiempo, y aquella vez, ya tenía trece capítulos. Y recordó lo que le decía a Scarlett: "Tal vez esto saque a flote todo lo que he escrito y llegaré a escribir".

Él escribía, y ella leía. Con aquello, James se sentía bien al saber que alguien opinaba de forma positiva su relato, con el que se arriesgaría en el concurso. Solo que cierto día del mes de noviembre, se había despegado de su "Cuaderno de Pensamientos".

Para siempre...

James respiró profundamente y a pesar de que miraba por la ventana, no se concentraba en nada más que el cuaderno. Recordaba que, a pesar de que aquel cuaderno era algo material, se había encariñado mucho, como si se tratara de uno de sus libros. Lo llevaba todo el tiempo a donde quiera que vaya. Ya sea para algún escrito, para usarlo como Diario, o para redactar sus cortas historias o su extenso relato; no lo dejaba en casa. También fue por eso que se desesperó al buscarlo al día siguiente que habló por primera vez con Scarlett.

"Aquel día en que Darren hablaba de una "razón" en la vez que me atacó en la casona, no me lo había dicho. Sino que tuve que esperar para que él fuera quien me lo dijera en el momento oportuno. Y a pesar de que me dijo la razón para golpearme esa vez, no le hice caso."

James suspiró y cerró los ojos. Extrañaba su cuaderno. Prefirió escribir lo que pasó: en la tarde en que el Diario ya no estaría en sus manos de ahora en adelante y en la tarde en la que estuvo en casa de Scarlett.

"Solo que ya no recuerdo que tarea estuvimos haciendo... da igual, de todos modos es para descubrir mi error, esto no es un historial de mis anteriores tareas."

La puerta de su habitación se había abierto lentamente, Francis levantó la mirada para ver quién era.

James, tu padre y yo nos vamosdijo su mamá, James la miró por encima del hombro. Te he dejado un plato de comida en la mesa. Al momento que vayas a comer, solo debes calentarlo en el microondas.

De acuerdo, mamá. Que les vaya bien.

La puerta se cerró. Se escuchó los pasos de la madre de Lancaster por las escaleras, luego abriendo la puerta y después de un minuto, escuchó arrancar el auto. Se habían ido. James estaba solo, junto con su perro.

Estiró las manos hacia el teclado y escribió:

James consideraba que era mejor caminar que a estar gastando dinero para el autobús (o taxi), además de que tenía tiempo de sobra para llegar a la casa de Scarlett para hacer una tarea de Literatura.

— — —

(14 de noviembre del 2017, día martes)

James consideraba que era mejor caminar que a estar gastando dinero para el autobús (o taxi), además de que tenía tiempo de sobra para llegar a la casa de Scarlett para hacer una tarea de Literatura.

Aylin le pagó a James todo el dinero acordado, a la semana siguiente de lo ocurrido en la casona. Y sus tres amigas verificaron que no se quiera hacer la inocente, para no pagar todo. A regañadientes, le dio el dinero en las manos a James y es que, los cuatro pensaron que ella le podría lanzar el dinero para que ya le dejen en paz.

Y en cuanto a los batazos que recibió por parte de Darren, fue fácil hacerlo pasar por inadvertido a sus amigas durante esos días. Al principio tenía que resistir para que no se dieran cuenta.

El auto lo tendría que usar la madre de Lancaster por la tarde para ir al trabajo, como era de costumbre. James se despidió de su madre y salió a la calle, caminando con tranquilidad y cantando con voz susurrante, una canción de Shawn Mendez, Stitches.

A veces cuando iba por la calle, había uno que otro tipo (que él consideraba una gran casualidad), que estuviesen cantando muy fuerte, como si gritaran la canción, un concierto para todos los que iban por la calle, no obstante, los que cantaban tenían una voz desafinada y horrible.

Caminó sin problemas, las calles estaban casi desiertas. Estuvo cerca de detenerse en una casa que estaba en venta desde unos meses. No lo hizo y continuó. Según su madre le había contado, hubo un asesinato de uno de los integrantes de la familia en un 7-Eleven, que estaba a unas calles de esa misma casa. No supo mucho de eso, se decía que el resto de la familia se había mudado y eso fue todo.

James se había impactado con la noticia y se preguntó a dónde se habría ido aquella familia.

Después de caminar unas cuantas calles durante treinta minutos, se desvío por otro camino para dirigirse al encargo que le había dicho su madre: ir a la casa de la señora Thompson, la cual era una señora de tercera edad. La mamá de James, de vez en cuando, iba a otras casas para cortar o teñir el cabello a sus amigas ya que ellas no podían ir a una peluquería porque les quedaba demasiado lejos.

Y la señora Thompson apenas podía salir de casa, ella tiene un hijo (el cual James no sabe casi nada de él) que le apoya con dinero. La señora al menos le debía veinte dólares, pues tuvo que posponer la paga porque el hijo estuvo atorado en otras cuentas que debía pagar. Ella llamó a la señora Lancaster que ya tenía el dinero y que podía venir a recogerlo.

Ella sí pensaba ir, pero como James le dijo que la casa de su amiga era cerca de allí y, decidió recoger el dinero por ella.

Cuando llegó a la casa de la señora Thompson, tocó el timbre que llegó a sonar con estridencia en el interior del hogar. Luego de un minuto, escuchó unos pasos que se acercaban a la puerta. Fue ella quien recibió a James.

—Buenas tardes, señora Thompson—saludó James.

Ella tenía el pelo canoso y sus orejas colgaban un par de lentes de marco cuadrado, su estatura era de unos quince centímetros menos que el de James. Entrecerró los ojos para ver el rostro del chico.

—¿Quién es usted? —preguntó ella.

—Soy hijo de la señora Lancaster.

—¡Ah, ya lo recuerdo! —exclamó ella sonriendo—. De seguro viene por el dinero.

Llevaba una pequeña cartera azul, lo abrió con sus manos llenas de manchas y sacó un billete de veinte dólares.

—Ten, jovencito. Dile a tu mamá, que me perdoné la tardanza.

—Descuide, se lo diré. Hasta pronto.

James se alejó de la casa de la señora Thompson, ahora se dirigía a la de Scarlett White. Cuando él miró el rostro de aquella mujer, recordó poco. Su madre lo solía llevar a esa casa para que no este solo; eso debió ser cuando él tenía cinco o seis años. Es por eso que James sabía a la perfección que calle tomar para verla. No era la única vez que iba para recoger el dinero que le debía a su mamá.

James guardó el billete en un bolsillo y en unos cinco o seis minutos ya estaría en la casa de Scarlett. Mientras caminaba, pensó en otras cosas que podía agregar en su relato. Pues en la hora de recreo de ese día, James había escrito el capítulo trece de Agujeros azules. Y se lo haría leer a ella al estar en su casa.

Él no dejaba de pensar, qué pasaría si llega su papá y los veía a los dos, ahí sentados, sin hacer nada malo. Solo haciendo la tarea que tenían pendiente. Pensar eso, le hacía asustar y es porque no sabía cómo se comportaba el papá de ella.

¿Es brusco? ¿Es amable? ¿Es amable, pero lo hace para no quedar mal con las visitas de su hija? No tenía ni la más mínima idea de cómo responder a esas preguntas. Y surgían más cada vez mientras el tiempo corría.

Tocó el timbre de la casa de Scarlett y esperó. Se sentía nervioso y que su mente siga formulando preguntas sobre algo que no iba a suceder, lo inquietaba. Y las palmas de sus manos empezaron a sudarle y temblarle. La puerta se abrió y él vio a Scarlett con una gran sonrisa.

—¡Hola, chico! —ella se acercó y le dio un beso en la mejilla.

—Hola, Scarlett.

—Vamos, pasa. Sin miedo.

—De acuerdo...—James resopló al ver el interior y luego le preguntó a ella—: ¿Está tu papá en casa?

—No, está trabajando.

—¿En qué trabaja él? —James no había formulado nunca antes esa pregunta.

—Es supervisor de una planta—respondió Scarlett, mientras lo guiaba a la sala.

—¿Y qué es lo que hace allí?

James miró el suelo que estaba con algunos cuadernos y bolígrafos.

—No sé cómo explicártelo, pero sé que trabaja.

James frunció el ceño y al instante, ambos rieron. La sala estaba amueblada, tenía un es estéreo el cual reproducía una canción de Charlie Puth.

—En serio, apenas lo sé. Trabaja con unos cilindros... verifica que todo vaya en orden... y ya—dijo Scarlett riendo, luego señaló los cuadernos—. Estaba avanzando la tarea hasta que llegarás.

—¿En el suelo? —inquirió él.

—Sí.

James apuntó a un mueble que tenía en frente una pequeña mesa.

—¿No es más cómodo realizar tareas sentados allí?

—A mí me gusta hacer mis tareas en el suelo—explicó Scarlett.

—¿En serio?

—Sí. ¿Algún problema?

—No... solo que... es la primera vez que veo un caso como este.

Scarlett sonrió ante ese comentario y se sentó en el suelo, tomando un bolígrafo.

—Si quieres puedes sentarte en uno de los muebles—dijo ella.

—Mejor me siento al lado de ti—James dejó caer su mochila en el sofá y sacó su cuaderno con dos bolígrafos y ocupó un espacio junto a Scarlett—. Tal vez así terminemos más rápido.

—Tal vez—dijo ella.

Ambos iban haciendo la tarea, al ritmo de las variadas canciones que el estéreo reproducía.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top