O6. She's here
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ELLA ESTÁ AQUÍ
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Los árboles pasaban rápidamente por la mirada, el palpitar de sus latidos se escuchan perfectamente en sus orejas felpudas, hasta quedar en el punto muerto de ambos territorios, Jasper la baja con cuidado al suelo, la mastín tibetano lo observa moviendo su cola felizmente, despidiéndose con la patita en el momento que este sonríe ligeramente y se marcha. Como cada domingo era tradición después de un año crítico de recuperación con las medicinas habían válido la pena.
Parecía joven la perra del tamaño de un lobo, sin embargo, sabía que la edad estaba marcando el final pero igual dejaban que Parvati fuera a visitar a su hijo a la tribu Quileute. Una vez la mastín tibetano bajó por la colina con cuidado, hasta el río, cruzando con un pequeño nado de aquella corriente hacia el otro territorio, una vez pisado ese mismo los lobos no demoraron en llegar.
Paul:«Genial, la tenemos de vuelta»
Jared:«Broh, ya cállate»
Paul:«¿que dices imbécil?»
Entre los dos lobos se empezaron a pelear como era de costumbre, sin embargo la mastín tibetano se había acercado y separado con un pequeño golpe de cola. Y un ladrido como si dijera algo que ellos pudieran comprender.
Sam: «vámonos, que estoy seguro que quiere ver a su hijo»
Demandante ante la orden ambos lobos se quedaron quietos y resoplaron para luego ver como la mastín tibetano parecía reírse de ellos, corriendo con elegancia pacífica por donde el gran lobo negro la guíaba.
Una vez en la reserva, en cuanto Sam había vuelto a cambiar para llevar a Parvati en el auto con la compañia de los chicos supo que había pensado bien, debido a que esta jadeaba mucho como si estuviera con mucho calor.
—Oye Sam.
—¿Uhm?
—¿A cuánto a que el mocoso no se resiste y tira al suelo a su madre? —pregunta Paul divertido, pensando en una posible apuesta.
—¿Qué? Hermano te pasas, aunque sería divertido ver la emoción controlada del cachorro —sonríe divertido Jared.
—50$ a que no lo logra. —apuesta Paul, divertido.
—Nada de apuestas, chicos. Deberían estar avergonzados, Parvati entiende todo. —dice Sam cansado de lidiar con lo mismo, siempre.
Además que Parvati, la gran perra de mastín tibetano color terracota zanahoria los veía negando divertida hacia los chicos como diciendo: "nunca cambiarán", para después ladran en dirección a Sam dándole la razón. Ocasionando que el alfa le acariciara la cabeza sutilmente, moviendo por reflejo su colita.
[... ]
Lakota Cullen Ateara, o también conocido como solo Lakota, su nombre tenía como significado en español, aliado, por lo que al ser hijo descendiente de Parvati, tenía en cuenta que era parte de la familia desde que el viejo Quil lo aceptó.
Siendo ese pequeño cachorro bola de pelos de la raza mastín tibetano de un color negro oscuro como la noche, era la mascota preferida de la familia del viejo Quil Ateara y nieto; quiénes malcriaban al cachorro con cualquier comida. Algunos esperaban que entre poco el cachorro rodara por los suelos.
Este siempre estaba acostado a los pies del viejo miembro del Consejo, mientras observaban juntos la reserva pero en cuando el pequeño cachorro de 40' de altura levantó su cabeza de aquella posición acostado y muy cómodo, en dirección al auto que se estaciona enfrente, soltó un gemidito y luego un ladrido al ver como una gran mota naranja bajaba del mismo.
Si bien, ese cachorro había estado los primeros meses con su madre pero últimamente no la veía mucho, por lo que cada vez la veía no importaba donde estaba iba y la abrazaba con el amor tan leal a su madre.
Parvati al bajar de la camioneta, recuperando su habitual postura tranquila e imponente, observando el lugar, mirando todo con suma atención hasta posarse en un punto de la cabaña, que ya se veía la mirada que su pequeño hijo ansioso por venir, aunque se estaba resistiendo. Debido a que su posición seria e imponente para su cachorro era expresión de respeto, por lo que con una hábil tranquilidad fue acercándose al viejo Quil, quien le saludo con unas caricias en su mejilla y cabeza, divertido al estar escuchando al pequeño que gimoteaba por la atención de su madre. Parvati no pudo aguantar por mucho tiempo, quería demostrarle a esos Chuchos que su cría también podía contra sus impulsos, ¿pero si ella misma no podía como pediría aquello a su bebé? Por lo que se inclinó, bajando su altura a su pequeño Lakota, y este recibió los lengüetazos suaves de su madre con ladridos, logrando así una reunión familiar llena de ternura. Siendo así como Sam había cobrado el dinero por la gasolina del auto, porque al ver la mirada de victoria de Jared al ganar los 50 dólares, este tragó saliva al notar su mirada en él. Las apuestas cerca de su alfa nunca se debían hacer por esa justificación.
[... ]
Aquel día el viejo Quil había quedado en que Billy acercaría a Parvati al otro territorio ya que la hija del Sherif volvía, teniendo una perfecta excusa para hacer doble entrega, tanto del auto como del perro.
—Woah, ¿que hace Parvati contigo, Billy?
Las miles de dudas eran reflejadas en la sorpresa de Charlie Swan al verla a un lado suyo, le sorprendía como siempre la altura de la raza, era sin duda como tener a un mini oso cerca.
—Vino a visitar a Lakota, y bueno, una madre sin el cachorro es un menudo lío, amigo —dice encogiendose de hombros, mientras Jacob acariciaba y jugaba con Parvati.
Jacob jugaba con ella para calmar sus nervios, mientras que Parvati jugaba divertida pero también le daba pánico verla.
—¿Quién es la perrita más hermosa? Si, si tu lo eres, Parvati —le decía divertido Jacob.
Logrando que la perra terracota ladrara y al parecer llamara la atención de la joven que se había asomado a ver por la ventana con curiosidad. Denotando perfectamente a Isabella Swan.
Isabella Swan, hija de Sherif y sin duda la Tua cantante de su amo había llegado como ya hace tiempo se sabía, como ya hace tiempo sabía de su existencia y como nunca antes su corazón se había estrujado al sentir sus ojos aguarse en lágrimas silenciosas, preocupando a Jacob quien no supo porque tan de repente la perra de color naranja empezó a llorar, Billy había notado la mirada especial que la mascota de los Cullen había dado a Bella, por lo que tendría una mirada de más puesta en esa chiquilla.
Después de aquel momento, Billy y Jacob black habían dejado en el límite a la perra terracota, que fue recogida por Carlisle Cullen, que al verla callada y acurrucada en el asiento del co-conductor tan solo se dedicó a acariciarle la cabeza, observandola a detalle de reojo, por si se había dañado.
Pero una vez que llegaron al hogar, esta bajó tras una reverencia habitual de ella ante su educación en el monasterio y el respeto que le tenía a Carlisle se dirigió a su cucha, para acostarse como un boñuelo.
—¿Parvati?
Rosalie al ver aquello se preocupó, se acercó pero al ver que ni le respondía solo soltaba lágrimas, aquella escena dio mala espina a su entero ser.
—Edward, algo le pasa a Parvati.
—¿Que? —en un pestañeo Edward ya estaba junto a su mejor amiga y compañera.—mi pequeña Parvati...
Parvati al escuchar su voz sin dudar se arrojó hacia Edward importando muy poco si se lastimada o rompía algo, la improvisación junto con la fuerza logró que ambos fueran directo al suelo mientras lloriqueaba con angustia y tristeza en su corazón.
Alice y Jasper se encontraban en una esquina, mientras que este último abrazaba a su esposa percibiendo la tristeza, y la confusión de muchos. Alice solo sonreía tristemente sabiendo el porque de su conmoción, pero ocultándolo de Edward.
—Parvati... Ya estoy aquí... Tranquila. Shht...
Edward escuchaba un montón de pensamiento dentro de la cabeza de su pequeña compañera, que no paraba de sentir la nostalgia y miedo de perderlo.
«No quiero irme»
«No quiero que te lastimen»
«no quiero que estés triste»
«No quiero... »
Los gimoteos de cachorro eran inundados en el ambiente, preocupando a la familia. Edward no entendía nada, pero deseaba calmarla de algún modo, pero solo debía esperar a que se desahogara para poder intervenir, tanto que una sola mirada pidió a su familia que le dejaran un poco de espacio.
Todos se habían alejado haciendo sus cosas, apartados de ellos, pero en cuanto la cachorra se medio calmó y conectó miradas con su compañero, Edward quedó sin aire al sentir el miedo expresado en esa mirada oscura.
«Ella está aquí, Edward»
«La Tua Cantante»
Siendo así como Edward quedó en shock pero después se alarmó al escuchar los latidos de Parvati muy lentos, llamando a Carlisle que ya estaba anunciando a la clínica veterinaria que estarían llegando.
Parvati aquel día había padecido su primer cuadro de pánico.
Y Edward había logrado notar que ahora ella fue quien padeció su mismo dolor en referencia al apareamiento con perro negro.
Ambos compañeros temían a lo desconocido. ¿Qué deparaba el destino para ambos?
¿Estaba lista Parvati para empezar a explicar algo de su vida pasada? ¿Estaba lista par lo que vendría más adelante?
Publicación: 13/02/21
Estado corregido.
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