O3. Problems
_____________________
❖...PROBLEMAS...❖
_____________________
La familia Cullen había recibido de maravillas a la pequeña cachorra, se sentían agradecidos de que pudiera causar en su hermano e hijo que estuviera menos amargado, como decía Rosalie. Aunque las cosas ni siquiera cambiaron mucho cuando los nuevos integrantes de la familia llegaron un día, estos no habían estado presente anteriormente, Jasper y Alice al ver a aquel dúo dinámico jugar con la pelota era sin duda una imagen digna de ver.
Edward había comprado algún que otro juguete a la cachorra, claramente con ayuda de Rosalie; al principio Parvati se había sentido extraña al ver que le regalaban cosas para morder sabiendo que en el monasterio la regañaban por hacerlo.
—Parvati ten cuidado. Te puedes resbalar y chocar con....
Edward la estaba regañando algo divertido pero preocupado al ver como iba de un lado a otro la bola de pelo jugando con un nudo de juguete, pero al no ver su camino por el fleco en sus ojos, el ruido sordo de chocar algo contra la pared no tardó en escucharse. Y luego un chillido de dolor ante el golpe.
—Te lo dije.
—¡Parvati! ¿Estás bien?—exclama preocupada Rose llegando a ella.
Solo gimoteos se escuchaban, e instintivamente la rubia observa al cobrizo en busca de respuestas claras ante los sonidos.
—Está bien, no fue nada, la pared la quiso abrazar y dice que no iba a ser descortés en rechazar su amor —explica Edward.
La carcajada de Emmett no tarda en escucharse, mientras Jasper abraza suavemente a su pareja Alice, quien por leves momentos veía el futuro cómico de la cachorra y el estrés de Edward.
—Igual deberían ponerle un poco de hielo en el golpe, más tarde le saldrá un Chinchón—añade Alice.
Edward se acerca a la cachorra e inclinándose para acariciar le la cabeza, logrando que esta suelte un jadeo de gusto y alivio, que se encuentra en brazos de Rosalie quien la cuida e inspecciona asegurándose que no tiene daño grave. Además Rosalie no iba a admitir abiertamente pero le encantaba tener a su osito peludo en brazos y escuchar su corazón latir.
—Podría decirse que somos la cura perfecta para los golpes, cariño —dice Jasper sonriendo levemente, divertido.
—Lo veo, nunca pensé que tener un cachorro en la familia fuera tan agotador y eso que solo veo su futuro del día entero y ya se me derriba en cansancio—Alice se deja caer en los brazos de su encantador sureño.
—Y en definitiva se les extrañará —dice Kate riendo un poco.
—Aunque será un alivio no escuchar cada dos horas un golpe nuevo contra la pared —dice Irina Denali recostada en el brazo del sillón de la Sala.
—Aunque siento que para Carmen será un alivio. Esta semana Parvati ha roto alrededor de dos mesas y escondido los zapatos de Eleazar tantas veces que creo que será un descanso del torbellino—dice Tanya mientras observa divertida a Edward quien la mira con cara de asco al escuchar donde han estado algunas cosas.—deberías aprender que como cachorra tiende a hacer bromas y pronto estará en celo.
—Ni lo pienses, por favor. Ugh.
Se queja el lector de mentes al notar como la cachorra se deja de mover y ronquidos leves inundan el lugar, logrando que Rosalie sonría tiernamente mientras que Edward mira incrédulo al animal.
—Siempre se duerme con tu tacto, eso quiere decir que ella te ama y confía en que la cuidarás.
—Por si no lo olvidas está en tus manos literalmente, solo le he aliviado el próximo dolor. —dice Edward ignorando aquello, admitirlo era como asegurar que si fuera humano estaría sonrojado.
—El día que admitas sin ser tan amargado el amor que le tienes a Parvati, será cuando el aroma de los humanos sea como el perfume lavanda del shampoo de la cachorrita—se burla Kate y Tanya la apoya chocando los cinco al ver como logran que Edward quiera ignorarlas.
Logrando así que la familia se marchara con un buen humor, prometiendo volver en algún momento de visita. Las chicas besan la cabeza del cachorro dormido, y se despiden de los Cullen, estos volverían a Forks.
Claramente, Emmett había apostado con Jasper que a Edward le saldría un nuevo estrés cuando Parvati viera a los enormes lobos, y Jasper apostaba que todo saldría tranquilo.
[... ]
Al llegar al nuevo hogar el Clan Cullen supo que algo especial haría su estadía una aventura en esta nueva locación para la pequeña cachorra pero vieja sensación en ellos. Cuando la vieron correr de aquí para allá, marcando su territorio por todo el bosque que pisaban a pesar que sabía que no iba a haber perro que corrompiera su territorio ella lo hacía.
«Más vale prevenir que lamentar» esas eran sus respuestas de sus acciones.
Aunque era un acto bastante común en cachorros, para la familia era un acto exagerado aunque nunca admitirían que sentirla a su alrededor era la mejor sensación tanto si fuera física o por su rastro territorial.
Además de verla fingir luchas con los animales más grandes que ella, aunque claro los osos después de enojarse terminaban muertos ante la sobreprotección de Emmett. Aunque en más de una ocasión Parvati no pudo evitar a alguna mofeta, por lo que para los vampiros había sido un sufrimiento. Era peor que oler a los Chuchos.
Por más de un mes tuvieron que bañar ese pelaje terracota en jugo de tomate, los primeros meses todo Forks sabían de lo sucedido y miraban con diversión a los Cullen, sin embargo, estos querían tocarla y enseguida se defendía ante los desconocidos. Era maravilloso ver como los humanos se ponían como gelatinas al notar la altura real del perro de tan solo unos cuantos años 10 o más. La altura de 61cm no era para tomarse a juego, desde la distancia a la cachorra Parvati Cullen, se la consideraba la Leona de la familia Cullen.
—Creo que deberíamos presentarnos hoy en el límite, así Parvati logra consumir su energía completa con la caminata. Me preocupa cuanto a engordado estos días, madre —dice Edward mientras ayuda a Esme con las bolsas de comida para perro, junto a otras cosas que no son necesarias para ellos, pero para Parvati siempre debía haber comida.
—Cariño, te estresas demasiado por nuestra cachorrita, esta en buen estado físico, aunque si aún te sientes incómodo te recomiendo que lo lleves a un veterinario —dice Esme con su carisma maternal mientras abre el capó trasero del auto para meter las compras.
—Guaf guaf—se escuchan ladridos de Parvati que se despide de los empleados del supermercado.
—¿Quien pensaría que Parvati tiene dos caras cuando la ves tan sociable con gente del supermercado? No sé que haré cuando se acerque de nuevo su celo, no quiero dejarle sin descendencia pero tampoco se como dejarla crecer. —suspira haciendo un chasquido para llamar la atención de su dogo del Tibet, quien enseguida corre y si se tira bruscamente a por él, echándole al suelo, logrando que muchos jadeen ahogando risas.
—¡Oh Dios mío! Parvati así no se juega, ¿hijo estas bien? —dice Esme ocultando sus ganas de reír, pero también preocupada, había escuchado la fricción del suelo con ambos cuerpos caer.
Los gemidos de la cachorra tibetana se escuchan sin desear salirse de encima. Pero Edward con algo de complicación logra alzarla ante la visión de un humano, pero para él esto era el PAN de cada día.
—Parvati se que me amas, pero tu amor duele aveces.
Otros gemidos infantiles de cachorro se escuchan «Ni que te dolieran, nunca rompería a mi amo, mi mejor amigo, dramático»esas fueron sus palabras. Pero una vez dentro del auto, Edward besa ligeramente la cabeza de la gran Leona, quien deja de quejarse por ser ignorada por su lector de mentes.
—Eres mi mejor amiga, nunca te ignoraría, tonta. —dice mientras le acaricia la cabecita—Por eso, hoy en la tarde iremos al veterinario.
«Noooo, me portaré bien, pero por favor no me lleves, he escuchado que los veterinarios dan miedo»pensó miedosa y temblando.
—No te pasará nada, no te dejaré sola. Solo es para asegurarme de que todo está bien contigo recuerda que solo estaremos en Forks por los años lectivos en la Institución, luego volveremos a viajar y debes tener buena salud.
«A mi no me engañas, estas preocupado por mi salud y por el tiempo que siga aún con ustedes. Eres un mal mentiroso, la mujer que sea tu esposa se enojará muchísimo contigo.»pensó Parvati. «Ah cierto, ella... Ella si se enojará, y espero ver eso, ya te quiero ver con canas, amo~»
—Parvati, solo dime Edward. Somos familia. Recuérdalo.
«Pero si frente a los otros perros soy tu mascota, no me quieras cambiar mi lenguaje común por la de humanos, ya me fue difícil aprender a hablar idioma perro siendo humana»se queja Parvati.
—Edward sea lo que sea, dejadla ser ella, que ese ceño fruncido lo conozco muy bien —dice Esme advirtiendo, logrando que se muerda sus palabras.
—Esta bien, madre.
«Ja, en tu cara, la querida Esme me quiere más a mi»ríe la perrita sacando la lengua divertida.
—Parvati, no molestes a tu dueño, que también te estoy viendo. Pero bueno, llegamos.
Una vez dicho eso, en un abrir y cerrar de ojos la perrita terracota estaba solita en la parte trasera, y Rosalie a su lado mientras Edward conducía.
«¿que hace la niña Rosie, con nosotros? Que hay de especial en ir al veterinario»pensó extrañada, pero ninguno le contestó, por lo que Parvati terminó durmiendose en el camino.
Rosalie se había ofrecido a acompañar a Edward porque también tenía la misma duda que mortificaba sus corazones al ver a su pispireta cachorra vivir desinteresada la vida de mascota en una familia de vampiros.
Ambos habían sido conscientes de lo que Alice había visto, a Parvati no le quedaba muchos años para seguir siendo la joven perrita que era, y era este momento en el cual deberían aprovechar si realmente esta deseaba ser madre o no.
Porque después ya no habría más tiempo, los perros vivían muy poco en comparación a los vampiros, y estos no podían hacer nada para que Parvati fuera eterna.
Después de aquella tarde en el veterinario supieron que la cachorrita podría procrear pero eso debería ser con algún perro de su mediana altura y raza, pero no había muchos por aquí y el viaje duraría un año.
Después de la visita con el veterinario, los Cullen habían hecho los papeleos correspondientes para tenerla en Forks, y en la tarde se produjo lo que más temían.
El gran lobo negro, conocido como Sam acompañaba a los ancuanis del Consejo Quileute, pero lo que más les pareció extraño fue la presencia del perro que parecía León, al principio Sam se mostró inquieto pero al escuchar el ladrido supo que era un perro algo grande.
—Muchas gracias por recibirnos.
—Era lo de menos, al volver el contrato se renueva, pero veo que tienen un integrante nuevo.—dice el viejo Quil.
—¿Que es lo que vemos? Acaso han adoptado a un ¿perro? O un ¿leon? —pregunta Harry Clearwater confundido.
—Ella es la nueva integrante y mascota de la familia, Parvati Cullen, espero que esta nueva adición no les moleste. —dice Carlisle presentandola—Es la mascota de mi hijo Edward, y es una hembra de la raza del mastín tibetano es común que se la confunda como León.
—¿De donde se origina esta especie? Será un peligro, no hicieron algo al pobre animal? —pregunta Billy Black con la mirada seria, examinando al gran perro terracota de 61cm.
—Es un perro común del Sur de China e India, es de un monasterio budista así que no es peligrosa, todo lo contrario. Es el núcleo de nuestra tranquilidad —explica Edward.
—Podrá pasar a la playa, siempre y cuando ustedes no la acompañen. —dice Quil Ateara, sorprendiendo a muchos—un animal de ese calibre necesita la independencia, por lo que no seremos su mal en su estadía. Además, una compañia persona nunca viene mal.
Aquel día supieron que por más que evitarán que su pequeña Leona se Junta se con los lobos, esto era totalmente inevitable. A Parvati le había encantado conocer a una raza parecida a ella en cuanto a tamaño y altura, no sintiéndose tan sola y rara.
Sin embargo, semanas después de estar compartiendo momento con los de la Reserva, Parvati había regresado cansada de la convivencia con los mismos y eso solo significaba una cosa que Alice ya lo veía venir. Alice ya había visto todo con antelación, que durante unos meses Edward aceptaría una beca al extranjero donde la meta era encontrar pareja para su cachorra. Pero en el camino muchas cosas sucedieron.
La noche antes de marcharse al viaje con su propósito de procrear cachorritos, Parvati enfermó por ser bestia con la comida. Y esto solo había atrasado sus planes.
—Parvati no debiste comer tanto, mira como estás.
La voz de Edward Cullen sonaba bastante gruñon pero en el fondo estaba preocupado.
«mgh~ Me duele la pancita»soltó un quejido salió del gran perro con pelaje naranja casi castaño, en postura de boca arriba.
—No debiste comertelo todo, podíamos haber guardado la comida—la agarra con cuidado, sin siquiera sentir el peso del cuerpo del perro.
«Es...que estaba muy apetitoso, no podía desperdiciarse.»
—Eres una glotona de primera.
«No soy quien para negartelo»
El gruñido de frustración no tardó en salir de los labios del cobrizo. Quien se dirigía ante la atenta mirada divertida de Rosalie, aliviada.
«Ugh... Creo.. Creo... ¡B-bájame!»
Edward la había soltado, y la vio salir al patio para después notarse en su rostro una mueca de asco al tener a su mascota llena de vómito. Un atraso al viaje y ella enferma esperaban que no fuera un mal para su futuro.
¿El destino tenía preparado algo para la pequeña Parvati? Eso esperaba Alice, siempre preocupada y al tanto de las visiones del futuro de la mascota de la familia. Su mejor amiga y hermana.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top