09
Jungkook
La junta de socios estaba compuesta por importantes personalidades de la política, además de padre y su consejero, como por ejemplo el Alcalde de la ciudad, el representante del Presidente de la República que ocupaba su lugar cuando éste tenía otras obligaciones, el Jefe de Seguridad Nacional, el Ministro de Defensa Nacional y el Fiscal General; también el Superintendente Mayor de la Comisaría Central y el Director de la Policía Nacional. Claramente había mucho dinero e intereses de por medio, nosotros habíamos cubierto mucho de los trapos sucios de cada uno y los habíamos llevado a donde están ahora, a cambio ellos hacían la vista gorda con los negocios de la organización, entre otras cosas.
Me apresuré por el pasillo que daba hacia la sala de reuniones, donde ya todos esperaban a padre según lo que me dijo Hoseok, quien realmente no estaba sorprendido de verme fuera del hospital antes de tiempo.
Me detuve cuando vi a padre acercarse desde el otro extremo del pasillo acompañado de su consejero, el señor Choi, y Vlad.
Hice una reverencia en cuanto llegó frente a mí.
–¿Qué haces aquí?
–¿Puedo estar presente en la reunión? –Cuestioné de una vez, manteniendo mi vista baja, en una posición de total obediencia y respeto, cosa que no solía hacer pero esta vez necesitaba comportarme correctamente.
Sentí su mirada penetrante en mí, solo me mantuve a la espera y ya estaba casi seguro de su negativa hasta que escuché un suspiro resignado de su parte.
–Está bien, pero no vas a intervenir de ninguna forma –dijo en un tono firme– Cúbrete la cara. –Entró a la sala seguido de su consejero.
Miré a Vlad quien me tiró un pasamontañas como el que él llevaba puesto.
–¿Sabían que venía? –Me lo coloqué, solo mis ojos quedaron expuestos.
–Andras lo intuyó –me hizo una seña con la cabeza para que entráramos– Guarda silencio, siéntate al final.
Alrededor de la mesa estaban los hombres con sus trajes muy elegantes, charlando entre ellos. Padre tomó asiento en la punta de esta y yo me dirigí hacia el otro extremo dejando varias sillas vacías entre el ministro de Defensa y yo.
–¿Quién-
–No se preocupen por él, trabaja para mi.
–Intervino padre de inmediato, y es que en estas reuniones solo estaban presentes las personas requeridas. –Haz pasar a Dara. –Se dirigió a Vlad quien caminó hasta la otra puerta, diferente de por donde habíamos entrado, que estaba solo a dos metros de mí.
La platinada entró con la cabeza en alto, supe que sintió mi mirada porque sus ojos me encontraron enseguida, aunque su expresión se mantuvo impasible y volvió a centrarse en los hombres en la mesa.
–Lee Dara, pertenezco al grupo élite. –Ejecutó una reverencia de noventa grados y mantuvo sus manos delante de su cuerpo, su lenguaje corporal emanaba mucha seguridad, nada de sumisión.
No les tenía miedo.
–¿Sabe por qué está aquí, señorita Lee? –Inquirió el representante del presidente, Jang... algo, no era relevante de todas formas.
–¿Para recibir una condecoración?
La expresión de todos, a excepción de padre, fue de total sorpresa ante la respuesta irónica de la platinada.
El hombre que formuló la pregunta se recompuso y se acomodó la corbata de su pulcro traje, ofuscado.
–Desobedeciste una orden de tu jefe, lo que ocasionó una situación lo suficientemente grave como para reunirnos aquí a pesar de nuestra apretada agenda.
–Oh, eso. –Sonrió de lado, casi en una mueca burlesca.
¿Por qué los estaba provocando? No era una buena idea. Aunque ella no estaba feliz de estar aquí, noté como apretaba las manos entre sí, seguramente tampoco le hacía gracia verme.
–¿Puede decirnos cuál fue la razón de quitarle la vida a la señorita Zhao? ¿Sabe que ha traído problemas a la nueva candidatura del presidente?
–Decirles la razón no serviría de nada si ya está muerta. Acepto las consecuencias, acabemos con esto.
–Así que eres una revoltosa. –Dijo el ministro con evidente molestia.
–Mmm, soy la mejor en mi grupo. Eso es seguro.
–¡¡¡Señorita Lee!!! –El golpe que propinó el representante Jang sobre la mesa con su puño no provocó ningún tipo de reacción en Dara, quien simplemente lo observó con total frialdad.
–Sé que la atención que está recibiendo el incidente en Changwon no es nada buena, estamos trabajando para encubrirlo y afectar a los otros partidos.
A pesar de las palabras de padre, vi la molestia en aquellos hombres. Dara había logrado incomodarlos. Eran personas viciadas por el poder y que creían que todos debían rendirles pleitesía y que alguien los desafiara tan descaradamente, además una mujer, era inaceptable en su mundo.
No podría deducir que pensaba padre sobre la actitud de ella, porque al parecer solo quería que estuviesen seguros de que tenía controlada la situación con la prensa.
–Lee Dara recibirá el castigo correspondiente.
–Al parecer necesitas algo de disciplina. –El director de la policía le dio una mirada a la platinada que realmente no me gustó. Tramaba algo y lo conversó en secreto con el ministro a su lado.
La reunión transcurrió por una hora más en la que discutieron las estrategias para la reelección del presidente y como iban a cubrir los recientes acontecimientos con nuestra ayuda. Además le designaron el castigo a Dara y tuve que hacer uso de todo mi autocontrol para no irme contra ellos y degollarlos uno a uno, aunque ella pareció aceptarlo sin más, manteniendo su postura burlesca y despreocupada.
Los socios le pidieron a padre que la encerraran, estaría en una celda de tortura por una semana sin comer ni beber nada, y no es como si no estuviésemos entrenados para eso, lo que me jodía era que al salir debía enfrentarse a hombres pertenecientes a la fuerza de operaciones especiales de la Armada, solo porque no le iban a pedir directamente a padre que la matara, como tampoco se mancharían las manos con sangre ellos mismos.
Simplemente iban a satisfacer sus sádicas ganas de entretenimiento como si Dara solo fuera un objeto utilizado para divertirles.
Entré a la oficina de padre sin tocar y esquivando a Vlad, que trató de detener mi arrebato.
–¿Por qué accediste a ese jodido circo? –Me quedé de pie delante de su escritorio.
–Yo tampoco estoy feliz, pensaba cortarle el flujo de dinero y ya está, pero su actitud tampoco ayudó –suspiró, recostándose del respaldo de la silla con los brazos cruzados– Tengo que ceder un poco, Jungkook. Dara estará bien, confío en ella, es muy astuta. Tenemos el mismo nivel de entrenamiento que las fuerzas especiales.
Cierto, pero la iba a mandar a la jaula de los leones sin ningún tipo de apoyo. Sin mi a su lado.
–Mierda... –Di golpecitos sobre el vidrio con mi puño cerrado y respiré profundamente, tratando de calmar mi frustración. –¿Puedo verla al menos?
–No, ya me has desobedecido lo suficiente. No deberías estar aquí, vuelve al hospital.
Le di un último golpe al escritorio y me di la vuelta saliendo de allí. No volvería al hospital, no pretendía mantenerme tan lejos de Dara en esta situación.
Evidentemente, durante toda la semana mi humor no fue el mejor. Nadie se atrevía a hablarme ni acercarse siquiera, intenté varias veces ver a Dara pero no me lo permitieron. Yo sabía que ella tenía mucha fortaleza mental y física para soportar lo peor, pero aún así era inevitable preocuparme.
El combate se iba a dar en el laberinto subterráneo que usábamos para practicar y agudizar nuestros sentidos, donde solíamos enfrentarnos con los ojos vendados, incapacitando nuestros oidos o alguna extremidad; era de paredes muy altas y gruesas de acero macizo. Subí al panel donde se podía ver desde una gran pantalla.
Solo el grupo élite tenía la posibilidad de presenciar el combate y ya todos estaban allí.
–Podemos cortarles la cabeza al salir de aquí. –Vivi habló, sin rastro de su característico tono dulce al ver a los socios que se encontraban del otro lado del panel riendo y bebiendo porque iban a presenciar un gran show.
–Lamentablemente no nos lo permitirán. –Dijo Yoongi haciendo una mueca de fastidio.
–Ya va a empezar. –Murmuré cuando vi una de las puertas que daba acceso al laberinto abrirse dejando ver a la platinada. Lucía bien, estable, quizá un poco pálida por no haber probado bocado en una semana.
Le permitieron cambiarse porque no tenía la misma ropa de cuando la encerraron, llevaba una camisa básica blanca, short negro ajustado con un arnés y botas de combate. No quería pensar en mi pesadilla porque casualmente estaba vestida igual.
No sabíamos cuantos contrincantes tendría pero el combate sería cuerpo a cuerpo y solo podrían usar un par de armas blancas.
–¿Estás lista, Dara? –Padre habló al micrófono y se escuchó a través de grandes parlantes colocados por todo el lugar.
Ella hizo un ademán afirmativo con sus dedos alzando el brazo lo suficiente.
Empezó una cuenta regresiva indicada por una voz robotica, tal como cuando practicábamos, y las luces se apagaron para que seguidamente una luz roja parpadeante iluminara el laberinto cada dos segundos. Así les imposibilitaría un poco la vista.
Dara avanzó siendo muy cautelosa, al cruzar en una esquina ya la estaba esperando el primer atacante quien de inmediato le rodeó el cuello tratando de aplacar su ataque, pero la platinada se liberó golpeando con su brazo por encima del contrario y en ese momento le propinó dos golpes directo al rostro.
Apreté el puño dentro del bolsillo de mi pantalón cuando vi que el tipo le incrustó una navaja en el muslo izquierdo y descendió haciéndole un gran corte vertical, pero Dara pareció ni darse cuenta, seguramente por la adrenalina, y cuando este pretendía atacarla nuevamente, ella se apartó en un movimiento muy ágil y rápido arremetiendo contra sus genitales con su cuchillo. Una, dos, tres, cuatro, cinco veces... Lo dejó en el suelo desangrándose.
Siguió avanzando, derecha y luego izquierda. Esta vez tuvo que enfrentarse contra dos al mismo tiempo, pudo deshacerse de uno al cual lo apuñaló en el cuello, pero el otro la estampó contra la pared y la golpeó repetidas veces en el rostro haciéndole sangrar de la boca y nariz, luego la levantó en alto por el cuello con una sola mano, pero ella en medio del aturdimiento se las arregló para subir las piernas hasta sus hombros y luego incrustarle el filo del cuchillo en la sien. El tipo la soltó de inmediato al caer inconsciente al suelo.
Dara se incorporó, tomando varias respiraciones recuperándose y trató de limpiar la sangre de su rostro. Era muy difícil para mi ser un simple espectador, era muy diferente a estar juntos en alguna misión y que ante cualquier situación yo podía ayudarla si me necesitaba.
Otro hombre apareció, el cual arremetió contra ella brutalmente. Dara se agachó y lo tacleó con todas sus fuerzas haciéndole caer de espaldas, rodaron varias veces por el suelo y en una oportunidad, ella dio la vuelta sobre su cuerpo enrollando las piernas sobre su cuello ejecutando una llave, inmovilizando uno de sus brazos y tuve que fijarme detenidamente, porque no noté cuando se había sacado el cordón de una de sus botas y ahora lo estaba asfixiando con este. El tipo luchaba y Dara aguantó hasta que le hizo perder el conocimiento.
Se puso de pie, pero justo en ese momento llegó otro tomándola por la espalda, ahorcándola con su brazo. Ella comenzó a golpear con el codo en su costado en un intento de liberarse, que los llevó contra la pared detrás de ellos.
No iba a aguantar mucho.
–Maldita sea... –Caminé hacia la puerta con la idea de entrar en el laberinto sintiendo mi sangre hervir, importándome muy poco tener un yeso, mucho menos los presentes.
Ignoré a Hoseok que trataba de detenerme pero escuché un grito y vi la pantalla donde se desarrollaba una mórbida escena. Dara había logrado liberarse del agarre del tipo, y éste ahora chillaba con el filo de una navaja clavada en su ojo derecho del cual brotaba muchísima sangre y aún más cuando la platinada la quitó, le salpicó mucha de esta. Comenzó a apuñalarlo en el abdomen dejándose llevar por la ira que se podía ver en la forma que gritaba entre cada arremetida.
Su lenguaje corporal me indicó que ya no era la Dara de siempre, ya estaba fuera de sí. Muy pocas veces la había visto dejarse consumir totalmente por la oscuridad dentro de ella, la misma oscuridad que todos poseíamos.
Observó el cuerpo deslizarse por la pared hasta el suelo mientras un charco de sangre se formaba debajo de él, entonces las luces blancas se encendieron indicando que el combate había terminado, tomando por sorpresa a la platinada y también a los socios. Sus caras de pura impresión y shock eran evidentes porque de seguro pensaban que sería un resultado distinto. Y, quizá, solo uno de los soldados sobreviviría.
Dara sonrió hacia la camara de una manera bastante macabra sabiendo que la estaban viendo. Parecía sacada de una película de terror, toda ella cubierta de sangre que no era del todo suya, tanta que manchaba el suelo.
–En cualquier momento se va a desmayar, la adrenalina es la que la mantiene consciente –dijo Namjoon– Ya están las ambulancias afuera...
Las palabras del moreno se me hicieron lejanas mientras salía apresurado del panel, corrí y bajé las escaleras hasta que me topé a la platinada afuera de la puerta que comunicaba el laberinto con el pasillo, arrodillada, apoyando sus manos en el piso y respirando con mucha dificultad.
–Levántate. –Mi tono fue firme porque no debía darle el gusto a aquellos imbéciles de verla mal cuando había resultado ganadora.
Ella al escucharme volvió a incorporarse con las últimas fuerzas que le quedaban y cojeando avanzó solo dos pasos, pues logré sujetarla por la cintura antes de que se desplomara de nuevo contra el suelo.
–Lo hiciste muy bien, preciosa. –Susurré contra su sien, la giré un poco al ver que parecía a punto de desmayarse y la cargué con un solo brazo, sin importarme si me lastimaba el otro, sujetándola por su espalda baja cuando hizo el esfuerzo de aferrarse a mí, rodeándome con sus piernas y escondiendo su cara en mi cuello mientras lo rodeaba con sus brazos. Y así me dirigí hacia la salida en un leve trote.
Apenas puse un pie fuera del edificio, de inmediato tres paramedicos se acercaron a nosotros con una camilla y al acostarla en esta, justo perdió el conocimiento como era de esperar. La llevaron hasta la ambulancia estacionada a unos metros, los seguí y me subí también.
Al llegar al hospital la estabilizaron, trataron sus heridas que afortunadamente no fueron tan graves, pero sí muy serias que iban a requerir mucho cuidado y descanso. Le hicieron varias radiografías y una tomografía para descartar cualquier daño interno. Estaría en observación por esta noche y yo me quedaría con ella por supuesto.
Dara aún no despertaba, con la punta de mis dedos acaricié su mano derecha donde tenía una vía intravenosa por la cual le administraban suero para su deshidratación. Unos grandes moretones entre rojo oscuro y púrpura se dibujaban en su piel, lo mismo con su cuello y brazos, toda su cara estaba muy inflamada debajo de la mascarilla que le brindaba oxígeno.
Apreté los dientes como si eso pudiera detener las lágrimas de rabia y tristeza que de igual forma se deslizaron por mis mejillas. Odiaba ver su cuerpo tan lastimado y que el dolor que sentiría al despertar sería terrible, cosa que por más que quisiera no podía evitar.
Decidí salir un momento a fumar y tomar aire para poder calmarme un poco, aunque fue inútil porque no estaba nada relajado. Me senté en un muro en las afueras del hospital, exhalé el humo del cigarrillo y justo en ese momento recibí un mensaje de Jimin.
Aquí está lo que me pediste, hay mucha información interesante.
Decía junto con un archivo adjunto.
Lo descargué y comencé a revisar todas las páginas donde estaban escritas un sinfín de denuncias y acusaciones hacia el director de la Policía Nacional y el ministro de Defensa sobre abuso sexual a diferentes mujeres, violencia, sobornos y extorsión, que estos dos últimos habíamos ayudado a encubrir.
No los mataría directamente pero sí los hundiría a tal punto que iban a preferir estar muertos.
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🤍🖤
Muchísimas gracias por leer esta historia, amix. Las tqm♡ ¿Qué tal este capi? 👀
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