⛱️ Capítulo 9

Y es nuevo, el perfil de tu cuerpo/
And it's new, the shape of your body."
(Taylor Swift, 2019, 2m58s)

╰──➢⛱️Cruel Summer.

Aquel 12 de septiembre, Edward había ido directamente a la casa de su novia. Encontrándose con que la humana se estaba preparando para ir a dormir.

—¡Edward! Que gran susto me has dado—exclama Bella llevando su mano al pecho, cuando ve tras suyo.

Aunque Edward estuviera viendo como la humana se estaba por colocar una remera para cubrir su desnudez, en ningun momento se fijó por más de un segundo en ella. Su misión estaba puesta en una idea fija y no iba a echarse para atrás.

—Necesitamos hablar.—expuso con semblante serio, sentandose en la orilla de la piecera de la cama.

Bella aceptó silenciosamente, sintiendo que su corazón latía nervioso.

—¿Qué pasa Edward?—fue una pregunta en verdad justa y necesaria.

—Odiame si es lo que tu corazón dicta jactar contra mí, pero no podemos casarnos Bella ni mucho menos puedo convertirte en vampiro. —contesta Edward bien directo con una voz fúnebre tras la sensación pesada recaer en sus hombros.

—Es por Aurora, ¿Verdad?

—Sí... —respondió con mucha dificultad en la voz, era como si su garganta se le fuera a rasgar.

—¿Qué diferencia hay entre ella y yo? ¿Porqué te reclama como suyo? Si tu y yo somos novios. Explícame Edward. —exige Bella con una voz entrecortada, mientras sus lagrimas escuecen sus ojos y empieza a ver borroso.

—Eres mi Tua Cantante, pero me terminé gustando de ti por capricho. Mi interés hacia ti nació por la curiosidad de entender el motivo por el cual no podía leer tu mente, eres la única que bloquea totalmente mi don. —empieza a decir sincero, mientras que se lleva la mano a la garganta— pero tu sangre me es irresistible, me canta. Entre los vampiros existe un tipo sangre específico de humano que solo nos descontrola, es una sensación de necesidad extrema por saciar nuestra sed de sangre, esa sangre que nos llama está especificamente hecha para ser nuestro postre divino. Una bolsa de sangre hecha para cada vampiro, y que se encuentra cada 1% de veces en un siglo, Emmett por ejemplo: ya tres veces ha encontrado a su Tua Cantante, y en esas tres veces han terminado muertas porque su sangre canta y se consume instintivamente sin demora alguna.

Bella al escuchar eso siente frío, se abraza y sus manos tiemblan, esa manera tan descriptiva de dejar en claro lo que era ser Tua Cantante para un Vampiro, era sin duda un camino de desgracia para cualquier humano.

—Y... ¿P-por qué no me mataste?—preguntó Bella en un susurro, incapaz de no sentir miedo al estar cayendo en la realidad de lo que presentaba ella en la vida de su novio.

—Por capricho, quería descubrir todo acerca de ti, ¿Qué era lo que te hacía distinta? ¿Porqué quería evitar matarte? ¿Porqué me intrigaste? Muchas dudas generaste en mi vida tras cruzar miradas. Y también, claro, me diste compañía en mi solitaria vida.—contesta con una sonrisa que termina torciendose por lo enfermo que suena su voz y motivos.

Bella sonrío de igual forma, pero no podía evitar sentir como su corazón era trozado por una flecha profunda de frialdad, dolor y rechazo. Solo había sido una agradable compañía, no sentía nada de lo que creía compartir emocionalmente juntos, el amor.

—Me... Imagino que ya encontraste el motivo, digo... Por eso estás aquí, ¿No?—pregunta con la voz rasposa, queriendo llorar tras sentir como su corazón ardía al querer aceptar lo que iba a escuchar.

—Llegaste para enseñarme el camino del amor, amistad y de la vida humana. Sin embargo, tu curiosidad solo me trae caos, problemas y peligros a mi familia. —expresa sinceramente con una voz tan ácida para el oído y corazón humano— Me ayudaste mucho y te lo agradezco, gracias a ti, se como ser humano... Para mi compañera.

—Te odio, Edward. Duele demasiado escuchar lo sincero que estás siendo y cómo estás rompiendo mi corazón, pero prefiero mil veces esto a que me lo hubieras ocultado...—murmuró con una amargura de voz aguda, rota y sollozos del llanto que ya no pudo contener.

—Lo siento mucho, Bella... En verdad, nunca te quise usar, esto solo... Ocurrió sin más. —trató de escusarse tratando de abrazarla dolido por dañar a una mujer. Su madre siempre buscó criarlo para no hacer llorar a las mujeres.

—Fui feliz mientras duró, pero no sigas, no quiero escuchar o-otra palabras m-mas de tu boca —tartamudea entre el llanto, mientras se levanta temblorosa de su cama. Apartándose del vampiro, tratando de evitar llorar fuerte y hacer ruido, su padre ya estaría durmiendo y se supone que está sola en su habitación.

—Si...

—No vuelvas a pisar mi casa. No me vuelvas a buscar, ni mucho menos mirar, ¡Te odio! Porque te amo tanto, y me duele mucho ser solo sangre premium para ti. —chilló asfixiadamente enojada y dolida.

El despecho estaba cayendo sobre el agujero que iba creciendo en su estomago y corazón, doliendo.

Edward traga saliva al darse cuenta de como el amor que Bella le profesaba era real, pero que por su lado siempre le había visto como una humana interesante mas nunca sintió esa intensidad de amor como ella lo hacía. Él era peligroso para ella.

—No volveré más, no seré nadie para ti, será como si no hubiera existido para ti. Perdona por tanto que has dado y por lo que tan poco he sido para ti, desde hoy serás libre de ser mortal. Dejaré de ser una molestia, lo prometo. —contestó Edward mirando por última vez el cuarto en la humana, la carita empapada del llanto y por último el aroma dulzón, suspiró tras saltar subir al marco de la ventana.

—No te necesito, Edward. A partir de hoy no somos nada, desde que ella apareció en nuestras vidas, yo supe que nada sería igual, hoy me humillaste y cortaste la relación romántica. Pero mañana... será otro día, y verás otro perfil de mi misma, te odiaré de por vida—advirtió sintiéndose el dolor en cada palabra, y el rencor por haber vivido una ilusión. Y el último pensamiento que él no pudo escuchar fue: «y me vengaré, de ti y de todos los que me han hecho esto»pensó.

Y tras esas últimas palabras, Edward Cullen se marchó para ya no volver al hogar de los Swan. Cortando una relación de forma sincera y directa, teniendo menos peso entre sus emociones pero aún sentía un peso que no se iba encima de sus hombros.

Esperaba que la humana aprendiera en la soledad la autoconservación.

Por el bien de todos...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top