(1) Hora


Las nubes grises cubrían el cielo nocturno.

Chifuyu intentaba concentrarse en su pelea contra Mochi de Tenjiku, pero no podía evitar cada cierto tiempo busca por el rabillo del ojo a Takemichi.

Estaba preocupado.

Chifuyu admitía que con el tiempo su compañero sabía ya controlar sus movimientos y dar uno que otro puñetazo al enemigo. Pero en ese momento estaban peleando contra monstruos como Tenjiku, así que le asustaba saber cuanto podría resistir.

Tras su evidente desconcentración, Mochi logró darle un puñetazo que lo derribo y llevó a comer tierra. Entonces, lo vio, mientras se incorporaba. Su corazón se detuvo por un momento y sus rodillas temblaron.

Todo lo que Chifuyu pensó en ese momento, fue en que él no quería volver a pasar por esa mierda otra vez. La agonía y vacío que quedaba al perder a un ser querido.

Su padre.

Baji.

Y ahora...¿Takemichi?

Dejo a Mochi a un lado, quien lo maldijo en voz alta y salió corriendo hacia él, hacia su preciado compañero.

Takemichi estaba en ese momento siendo molido a golpes, sin ninguna contemplación por Kakucho.

Mientras corría hacia su amigo, su corazón bombeo con tanta fuerza producto del miedo acompañado a su garganta que se sintió oprimida y sentía que le costaba respirar. Y quizás su mente ya estuviera delirando, pero Chifuyu sintió como un hecho que Takemichi iba a morir.

Sus ojos se empañaron mientras su mente visualizó una lapida con el nombre de Takemichi Hanagaki y él arrodillado frente a ella mientras saladas lágrimas recorrían sus mejillas y apretaba el pasto con sus puños.

Aquella visión fue el motor para saltar e interponerse a tiempo entre aquellos dos.

—¡Basta Takemichi! — le gritó jadeante, apenas se interpuso entre él y Kakucho.

Pero Takemichi no se apartó.

Demostrando cuan fuerte era su fuerza voluntad.

Chifuyu tembló ante su reticencia.

—¡Mientras yo esté aquí, Toman no perderá!

Chifuyu se sintió avergonzado por su cobardía ante la fuerza interior de Takemichi. Apretó sus puños e inspiró toda fuerza para soportar. Porque más tarde, en lo privado de su habitación mientras meditaba sobre lo ocurrido, no pudo evitar pensar con determinación que él se rendiría, una y mil veces, si así podía proteger a sus amigos.

Porque Chifuyu empezaba a odiar y teme por igual ha aquel nudo que se le formaba en la garganta ante la idea de pérdida de un ser amado.

La sonrisa de su compañero presente ante el pensamiento.

Algo pito.

Observó su reloj.

la hora marcando sus pensamientos. 

«Perdón Takemichi, no soy tan fuerte como crees...»



No todo dolor se puede evitar por mas que lo desees. Y Chifuyu lo sabía muy bien, por mas que se quiso creer así mismo que no y ese tiempo sin cambios significativos al futuro, solo alimentó mas su propia mentira.

Porque por más que no queramos, el dolor era tan parte de la vida como respirar.

Y esa día, volvió mas fuerte que nunca; aquella opresión en su garganta. Cuando se dio cuenta que Takemichi del pasado. Su Takemichi. Su compañero. Había de nuevo regresado del pasado al futuro. 

Porque estaba feliz, pero... ¿realmente había todo llegado a un buen fin el pasado? ¿De nuevo el se pondría en peligro?

Y mintió. 

Por el bien de Takemichi. Por su propio bien también. 

Pero aun así, algo no lo dejaba del todo tranquilo. 

Y así siguió, esa sensación de ahogo por el resto de la semana posterior a su llegada. 

Y entonces, cuando creyó finalmente que todo se había salvado, cuando ese día llegó con intención de dormir luego de días de no hacerlo, la noticia llegó y estalló en su cara.



Chifuyu corría con todas sus fuerzas por las mojadas calles producto del chaparrón, tropezando y casi resbalando en algunos puntos.

Pero eso no importaba, solo quería llegar a tiempo. 

Deseaba llegar a tiempo.

Pero fue inevitable, el tiempo se había agotado, lo supo cuando lo vio a él detrás de aquellas cintas amarillas.

El cuerpo de Takemichi rodeado de sangre... y no muy lejos de él, Mikey en igual estado.

—¡TAKEMICHI!

El gritó le dejó ardiendo la garganta y sobresaltando a los chismosos y curiosos del alrededor.

Pero no importaba cuanto Chifuyu gritara, ya era tarde.

Miró con rictus de dolor y profunda tristeza como los cuerpos ahora cubiertos con las sabanas blancas eran levantados.

Cayó de rodillas, la visión de él junto a la lapida de Takemichi haciéndose un hecho, una realidad.

Algo pito.

La lluvia caía fuerte sobre sus hombros y no escuchaba más que su propio corazón.

Observó su reloj de muñeca.

La hora marcando el final, de su compañero en la tierra.

Golpeo el pavimento con su cabeza y las lágrimas no dejaron de mezclarse con la lluvia.

Su amigo se había ido.

Había fallado.

—¡MALDITA SEA!

Estalló desde su garganta y cayó, en la inconsciencia, en medio de todo y todos.

.

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Hacía tiempo que no les escribía algo a mis besto frendo 💖  Así que traigo un libro recopilador. Prometo que no serán todos tristes 😆 

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