Ronda 4: Y Si... "La Odisea": Ítaca

Telémaco ha vuelto a Ítaca, sin haber encontrado a su tío, sin embargo él cree, al igual que su padre que sigue vivo. Pero, su padre al enterarse que no ha encontrado a su hermano, entra en una gran depresión, pues en los largos años que su hijo estuvo fuera, siempre tuvo la esperanza de que volvería con su hermano.

Por ello, los aspirantes ahora creen que es el momento de pedir a Ulises que eliga un nuevo general, pero él, simplemente deja de gobernar a causa de su depresión.

Mientras Accacius ha llegado a Ítaca, empieza a mendigar, y un aspirante a general lo ve, era el primer desfavorecido que había visto en años, le pareció extraño, y sintió mucha lástima por él.

Al principio, él como tantos otros aspirantes, ayudaba por la codicia que había por el puesto de general, sin embargo ahora, él, también como tantos otros aspirantes, tras largos años de ayuda a desfavorecidos, ya no lo hacía por codicia sino por querer ayudar de verdad.

El aspirante, entonces cogió al anciano (que en realidad era Accacius), y le dijo que le iba a dejar vivir el mismisimo palacio hasta que sus constructores le hicieran una casa.

Esto sorprende mucho a Accacius, ya que cuando él abandonó Ítaca, a la gente de la corte le daba igual el pueblo, y por eso la mayoría de la gente era muy pobre.

Y él desde que estaba en Ítaca no había visto a nadie en la calle, lo cual le parecía muy extraño, porque antes de que se fuera él, era raro el día que no viera alguien en la calle.

En la mayoría de los casos, en los primeros años donde aún había desfavorecidos, se quedaban en casas de aspirantes hasta tener su propia casa, pero si no había espacio en los palacios de los aspirantes, se llevaba a la gente al palacio real.

Y el aspirante, quería hacer que aquel anciano se sintiera lo más cómodo posible,

¿Y dónde se está más comodo que en el palacio real?

Así pues, llevaron al falso anciano al palacio real, allí se daría una gran cena en su honor, pero antes, le darían un baño en el precioso aseo real, de esto se encargó la antigua nodriza de Accacius.

Al quitarse la ropa, la antigua nodriza reconoce una marca de nacimiento que sólo Accacius tenía. Pero este le dice que no diga a nadie nada, y que llame a su sobrino, para que le cuente que ha pasado en Ítaca.

Su sobrino, se pone muy contento de verle, y le cuenta todo lo que ha pasado en Ítaca.

Y Accacius, se entera de que tras su partida a la guerra de Troya, hubo una competencia  por su puesto, que hizo que mejorara Ítaca, y así piensa que por fin se vuelve va a mostrar a su hermano:

- Hermano, ¡He vuelto! - dice Accacius irrumpiendo en la alcoba de su hermano.

- ¡Accacius! - se queda sin palabras Ulises al ver a su hermano tras 19 años, y lo abraza. - ¡Pensé que estabas muerto! ¡Volverás a ser a general y...!

- No hermano. - Accacius se separa del abrazo de Ulises. - No seré tu general, tu hijo me ha contado los maravillosos cambios que ha habido en Ítaca gracias a mi partida, y elige el aspirante que más merezca serlo por lo que ha hecho ayudando a los habitantes de Ítaca, yo seré mejor como consejero, gracias al viaje que hize tras la guerra.

- Si eso es lo que quieres, eso haré, consejero. - sonríe a su hermano Ulises.

Después de esta pequeña charla, Ítaca volvió a hacer un gran cambio. Ulises tras 19 años largos, por fin eligió un nuevo general, y su hermano fue un gran consejero.

Y así Ítaca tuvo una de las mejores épocas de su historia.

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