(Que no puede marchitarse).

Es increíble cómo la percepción de los días cambia según el estado de ánimo en el que uno está sumido y el de Harry es muy triste. Los primeros días los pasa encerrado en sus aposentos, acostado en la cama mientras piensa en lo poco que queda de él después de tantos infortunios. Sigue sin reconocerse cuando se mira al espejo.

- Estos ojos que me miran no pueden ser los míos – suele decir, observando la desesperación que le devuelve el espejo.

- Yo veo unos ojos hermosos – replica Louis, siempre a su lado para secar las lágrimas que no dejan de caer.

- No, no es cierto.

Y entonces vuelve a llorar.

Sin embargo, en medio del estupor que le produce la pérdida de sí mismo puede deslumbrar algo en lo que antes no reparó: Louis lleva un tiempo siendo mucho más atento con él de lo que recuerda. Es decir, nunca dejó de estar a su lado, pero, a su parecer, esta vez es diferente: lo abraza con más frecuencia y más fuerte que nunca, lo colma de besos en las mejillas y en la frente cada vez que llora, siempre pendiente de cualquier necesidad que pueda tener.

- Louis – lo llama una noche.

Están tumbados en la cama de Harry, uno al lado del otro, sus cuerpos tocándose en todo momento. Cuando están así todas las inseguridades parecen desaparecer y el mundo exterior cae en un profundo silencio, no puede oír más que la respiración del muchacho y a menudo acaricia las grietas a través de las piezas que comienzan a desaparecer.

Él no contesta a su llamado, pero Harry sabe que escucha.

- ¿Qué sucede? Últimamente, tú... - se muerde el labio, ¿está forzando de nuevo las cosas? De su encierro sacó en claro que lo tiene por mala costumbre. - Eres muy cariñoso conmigo.

- ¿No lo he sido siempre?

- Cuando nos conocimos no – una risa amarga escapa de su garganta. - Pero, en serio, más de lo normal. ¿Por qué?

Louis no contesta y Harry decide que no quiere saberlo, pero el de ojos azules se adelanta.

- Somos amigos – ofrece, dudoso.

Harry suspira contra su pecho, aspirando su aroma.

- Los amigos no hacen esto, Louis.

- Pero yo te quiero como más que un amigo.

Entonces, el príncipe siente como si hubiera estado muerto todo aquel tiempo y esas palabras fueran el único elixir que necesita para volar. Entonces, todo su mundo parece tener sentido, de repente ya no importa que su reino esté tan vacío, aunque ha conseguido que crezca un poco en los últimos años. Entonces, el mundo deja de estar en blanco y negro. Entonces, su corazón se hincha de alegría a la par que sus ojos se llenan de lágrimas. ¿Cuántas veces ha deseado que esas palabras escaparan de sus labios? ¿Y cuántos miedos lo asaltaron al recordar que nada de él queda intacto, que no tiene nada que ofrecer?

Los sentimientos que Harry tiene por Louis no cambiaron a pesar de todas las empresas que él emprendió en los últimos años. Al contrario, escondidos en aquel pequeño rincón al que Harry los desterró, decidieron crecer y crecer y crecer cada vez más de tal forma que, ahora, en aquel preciso instante, con Louis diciendo las más hermosas palabras del mundo, su amor y su historia son lo único que el príncipe tiene. Nada más queda de aquellos años desperdiciados.

- ¿Y tú? – la normalmente suave voz masculina pronuncia ronca cuando lo saca de su ensoñación. - ¿Qué es lo que quieres?

- Te quiero a ti – acepta, colocando la mano encima del inexistente corazón.

Y ocurre.

De repente, Harry siente que el hueco debajo de la palma de su mano desaparece. Sorprendido, se incorpora tan rápido que un leve mareo lo sacude, pero es incapaz de presta atención a nada más que lo que sus ojos están viendo: la pieza del corazón perdido está en su sitio. Mira a Louis y la mirada azul, ya sin sombra gris de por medio, refleja su sorpresa. Al instante, las lágrimas caen, pero no las suyas, es la primera vez que ve a Louis llorar.

- Pesa – ríe, las lágrimas saben saladas entre los agrietados labios. - Un corazón pesa.

- Es la prueba de que estás más vivo que nunca.

Pero es mucho más que eso y Louis lo sabe, pues Harry no es consciente de lo mucho que ha anhelado tener su corazón de vuelta. Harry nunca entenderá lo que ha logrado en él, nunca, pero decide que no importa, se encargará de recordárselo las veces que haga falta.