Capítulos 1. Piloto
Jungkook era un Alfa que a su temprana edad había aprendido a ser un hombre fuerte, desafortunadamente lo había aprendido de la peor forma.
Su corazón ya no era de los que solían ablandarse por cualquier cosa, pero esa mañana mientras corría a las orillas del río Han su lobo comenzó a inquietarse.
Y sucedió algo en lo que había dejado de creer hace mucho tiempo.
Su lobo aulló muy fuerte en su interior.
Haciéndole saber que su destino había aparecido...
...
JungKook
Una semana desde el aullido de su Alfa y él seguía sin respuestas, aquella mañana en realidad no encontró a ningún Omega u otra persona cerca de su camino, solo era él y la resplandeciente mañana de primavera, una semana en la que su mente parecía estar en un trance sin fin y la inquietud de su lobo lo ponía ansioso.
Trato de ignorar esa extraña sensación y seguir con su rutina diaria pero simplemente estaba haciendo las cosas como si estuviera atrapado en un piloto automático.
Y el fin de semana llegó como un parpadeo, con ello lo estresante que sería la fiesta de compromiso de su hermana Jisoo, que ahora regresaba del extranjero con su prometido Park Sungwoon, todo un Alfa de rango uno y heredero de la familia Park, cosa que no pasó desapercibida ante los ojos de su padre, de quien había escuchado decir un par de cosas de la familia Park, entre esas cosas que era la segunda familia más influyente de Busan y una de las más importantes en transportes de toda corea, sin duda una familia que pertenecía a la alta sociedad, con estatus y poder, su padre se encontraba más que encantado por aquel compromiso.
Mientras se preparaba para la fiesta, comenzó a pensar en lo afortunada que fue su hermana al encontrar a su pareja destinada en una persona "adecuada" o así es como lo diría su padre, y no tener que afrontar un compromiso forzado, como lo fue con su hermano Eunwoo o como él en el pasado.
El sonido de un golpe en la puerta logró sacarlo de sus pensamientos para atender a aquel llamado.
—Adelante –dijo sin más.
La puerta se abrió dejando ver a aquel viejo Beta que por años había servido a la familia Jeon y que cuidó de él desde su nacimiento.
—Joven amo, su padre me envía para decirle que los invitados ya están llegando y que requiere de su presencia para recibir a su hermana y su prometido.
—Gracias señor Choi en un momento bajo.
Sin decir más el Beta hizo una pequeña reverencia y se marchó.
El Alfa por su parte sólo se miró una vez más en el espejo para alisar ese perfecto traje hecho a la medida y dar inicio a lo que parecía ser una noche larga.
...
La belleza de su hermana siempre fue una de sus cualidades más destacables, pero su alegre personalidad le daba una agradable armonía al ambiente, aquella noche en particular poseía un brillo especial, incluso él pudo percibir esa aura resplandeciente que rodeaba a su hermana y su prometido.
Se preguntó si acaso ¿ésa era la unión que rodeaba a las parejas destinadas?
Había escuchado un par de cosas sobre las parejas destinadas, pero la verdad es que nunca creyó en ello y no era como si tuviera muchas referencias como para preguntar.
Incluso de no ser por su hermana ahora mismo su única referencia sería su primo SeokJin, pero ese parecía ser otro de los secretos familiares bien guardados del cual no era parte.
Jamás había puesto demasiada atención en eso, quizás porque antes no tenía un punto de referencia para comparar, pero en definitiva la relación de su primo SeokJin era muy diferente a la de su hermana en ese momento.
Lee SeokJin y Kim NamJoon sabían aparentar muy bien ante las cámaras y la sociedad, ante los ojos de los demás su historia parecía ser la de un cuento de hadas, incluso antes de su nacimiento las familias Lee y Kim tenían un acuerdo para juntar a sus primogénitos, mayor fue su sorpresa al ser parejas destinadas y haber nacido con la marca de la luna, toda una leyenda rodeaba a ese par, pero detrás de esa cortina de humo había algo oscuro y él descubrió quizás sólo la superficie, una noche escuchó discutir a la pareja y supo que a pesar de ser parejas destinadas ellos no se amaban.
Desde aquel momento se hizo a la idea de que tener una pareja destinada no podía garantizar la felicidad absoluta.
Pero ahora, al ver a su hermana tan feliz no podía evitar que las preguntas se reformularan en su mente, sumado con el recuerdo de Taehyung y un par de sentimientos que creyó olvidados y que por alguna extraña razón parecían querer resurgir de lo profundo de su interior.
Trato de despejar su mente y dejar todo eso de lado, camino hacia la barra por un trago y mientras esperaba, un extraño aroma inundó su olfato, tan mínimo, pero no indetectable para su agudo sentido, era un poco dulce como una brisa en primavera combinado con un olor a tierra mojada de lluvias de verano.
Aquel aroma puso inquieto a su lobo, pero también a él, era extraño, por lo normal el aroma de los omega no eran de su agrado, a excepción del de su anterior pareja.
Poco a poco comenzó a seguir el rastro, pero cuando llegó al pasillo que se dirigía al estudio de su padre, lo perdió, no había más señales de aquel aroma, se desconcertó un poco y regresó a la barra.
—Que agradable fiesta, ¿no lo crees conejito?
Todo su cuerpo pareció vibrar ante el sonido de aquella voz y le erizo los vellos de la piel, como siempre solía suceder.
—Hola Yugyeom –contesto mientras volteaba para mirarlo de frente.
Se trataba de un Alfa de apariencia joven y atractiva, con un rostro suave y armónico, de piel clara y bien cuidada. Ojos grandes y expresivos, lo que le daba una mirada cautivadora. Poseía una nariz perfilada y unos labios ligeramente gruesos que complementan su rostro. Su cabello, estilizado de manera moderna en un tono castaño claro, lo que resalta sus facciones. Además, tenía una complexión delgada pero al mismo tiempo atlética, mostrando una figura esbelta y tonificada que destaca perfectamente con el traje de color gris que llevaba puesto. JungKook jamás admitiría lo apuesto que podía resultar el Alfa.
—Que seco, me voy mes y medio a China y sólo dirás, «Hola Yugyeom» –no estaba en los planes del castaño desaprovechar la oportunidad de jugar con el contrario e irritarlo un poco.
—Regresaste antes –se recargo en la barra y le dio un trago a su bebida que casi había olvidado.
—Hice bien mi tarea y termine antes –dijo el más alto haciendo una señal para que también le sirvieran un trago.
—Seguro que tu padre debe estar feliz –contesto mientras frunció el ceño.
—Sí, pero el viejo me jugó sucio –dijo mientras se acercaba más al contrario poniéndolo nervioso como de costumbre– el maldito casi me envía a mi propia boda.
—Tú... te, ¿te comprometiste? –pregunto balbuceando un poco.
Por un momento Yugyeom no dijo nada, su expresión seria asustó un poco al contrario, pero no lo resistió más y sonrió.
—Por fortuna le gané está vez al viejo, cuando descubrí lo que realmente estaba pasando cerré los contratos de inmediato, le rompí el corazón a esa Omega y hui tomando el primer vuelo de regreso.
Jungkook nunca lo admitiría, pero en el fondo sintió un pequeño alivio, terminó su bebida de un trago y se acercó al oído de Yugyeom.
—Sabes que la paciencia no es una de mis virtudes así que podemos irnos o te puedes quedar a jugar a las apariencias solo, conejito –susurro de forma provocativa en su oído haciendo que el contrario se estremeciera.
Yugyeom sonrió victorioso y de igual manera terminó su bebida.
...
Nada más cruzar la puerta de su habitación, se lanzó a atacar los labios de Yugyeom, el contrario apenas y alcanzó a poner el seguro de la puerta para corresponderle a su conejito.
Entre besos y caricias desesperadas, las prendas de cada uno fueron desapareciendo.
Dando inicio a su juego favorito, el de complacerse mutuamente, porque Jungkook y Yugyeom no se amaban en realidad, no estaban enamorados, sólo se deseaban, no tenían una relación como tal, solo eran amantes casuales y así había sido por un año.
Además de que su relación jamás seria bien vista por sus padres, para ellos ver a dos Alfas juntos era algo imperdonable un completo deshonor, que un Alfa varón se dejara someter por otro Alfa varón era denigrante, un par de Deltas jamás serian aceptados.
Y por ser prohibido para ellos dos era aún más emocionante, pero no por ello dejaban de ser precavidos, ellos parecían ser los típicos mejores amigos de la infancia, y lo eran.
Eran buenos amigos, pero también buenos compañeros sexuales.
Aquella extraña relación parecía estar destinada al fracaso, a que tarde o temprano sus sentimientos se verían involucrados en tan extraño acuerdo, pero la verdad era que les había funcionado por un año, un año donde ellos habían aprendido a ver esa extraña relación como una forma de desafiar las creencias de sus familia y la sociedad, un acto de rebeldía que sólo ellos comprendía y del cual podían mofarse a espaldas de sus padres como un severo acto de inmadurez infantil pero que les daba un respiro de la tensión de sus vidas.
El haber nacido con privilegios no era como muchos otros imaginaban sus vidas no les pertenecían ni siquiera a ellos mismos, esa era una cruda realidad que ambos sabían y habían aprendido a cargar en sus hombros.
Habían aprendido del entorno y la vida de los negocios, asi como de las cosas desagradables que las personas podían llegar a hacer por cantidades obscenas de dinero y un poco de poder.
Sabían que eran fichas de juego que algun día sus familias se atreverían a usar o sacrificar para beneficio propio.
Y lo aceptaban.
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