02. ballet is a lifestyle

🩰 chapter two . . .
❝ el ballet es un estilo de vida ❞

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Sus pies se deslizaban con gracia sobre el suelo, su cuerpo flexible y en equilibrio perfecto. Claire Dupont se encontraba en la barra del estudio de ballet, concentrada en sus delicados movimientos. Estaba cansada, eso no podía negarlo, pero había algo que le impedía parar de moverse. Tal vez eran sus ganas de superarse a sí misma. Su corazón latía al ritmo de la suave y acompasada melodía que sonaba por el piano de cola, olvidando todo lo demás.

Ni siquiera pensaba que su profesora de ballet la estaba vigilando para controlar que hiciera bien sus movimientos, tan solo se estaba dejando llevar.

Unas gotas de sudor resbalaban por su frente haciendo que perleara, pero no le importa en absoluto. Lo único que le importaba era disfrutar del momento.

Para ella, el ballet era un estilo de vida.

Cuando la mujer dio por finalizado el ejercicio, Claire y todas las bailarinas suspiraron de alivio. Algunas se sentaron en el suelo con la respiración pesada, otras se quedaron de pie intentando no desplomarse. Claire no hizo nada, tan solo sintió una sensación de logro recorrerla por dentro. Sonreía mientras la música que lograba mover sus pies seguía sonando en su mente.

―¡Oh, vamos, arriba! ―exclamó la profesora con un acento francés muy marcado, aplaudiendo mirando a las alumnas que se encontraban en el suelo, sin perder su elegancia― Esto es solo el calentamiento, chicas, no podéis estar cansadas con tan poco. ¡Tenéis que darlo todo, ya no sois unas niñas!

Las alumnas que se encontraban tumbadas o sentadas en el suelo se levantaron de este de un salto.

―Un breve descanso para beber agua y en cinco minutos aquí. ―anunció la profesora con amabilidad, pero sin perder su expresión seria.

Casi todas las bailarinas obedecieron a la mujer y se fueron del estudio.

―El calentamiento me va a matar... ―murmuró Léa, una de las mejores amigas de Claire, aún tumbada en el suelo mirando hacia el techo.

―Vamos, no seas tan débil. ―contestó Cléo con una sonrisa burlona, y Léa la fulminó con la mirada.

―Cállate, Xu.

Émilie soltó una risita para ayudar a Léa a levantarse del suelo, mientras Claire tan solo miraba a sus amigas con una sonrisa.

Las chicas salieron del estudio para dirigirse al vestuario, donde allí tenían todas las bolsas de deporte. Claire soltó un suspiro de alivio al sentarse en uno de los bancos de madera que estaban en el baño. Estaba deseando hacerlo. Amaba el ballet con todo su corazón, pero a veces necesitaba descansar.

―Como madame Phillips vuelva a ponernos ese entrenamiento intensivo, me rindo y tiro las punteras a la basura. ―dijo Camille, la mejor amiga de Claire, mientras se masajeaba los talones de sus pies con una mueca de agotamiento.

Todas las chicas rieron sabiendo que Camille era la que menos ballet sabía de ellas, pues se había apuntado hacía tan solo dos años, y era normal que estuviera más cansada.

Claire soltó una débil risa que se transformó en un pequeño quejido de dolor mientras se quitaba las punteras de ballet, sus dedos agradeciendo inmediatamente el aire fresco después de estar comprimidos tanto tiempo por el calzado ajustado.

―¿Soy yo o últimamente está más exigente que de costumbre? ―preguntó Émilie para darle un sorbo a su botella de agua.

―Sí, tienes razón. Y estoy segura que tiene que ver con lo del campeonato del año pasado. ―contestó Léa apoyando la cabeza contra la pared― No le gustó nada que ni siquiera pudiéramos entrar en el podio. Siento que nos presiona mucho por lo que pasó.

―Es verdad, ¡como si fuera nuestra culpa que esas alemanas nos destrozaran y nos quitaran el tercero puesto! —exclamó Cléo soltando un suspiro de frustración.

Claire bajó la mirada al suelo del vestuario, sintiendo una oleada de culpabilidad recorrerla de pies a cabeza. La morena sabía que desde que ella decidió terminar su relación sin darle alguna razón en específico, no estaba muy bien psicológicamente. No importaba cuánto se esforzara, algo en un interior la bloqueaba por completo y eso se vio reflejado en la competición.

Perder, en parte, fue culpa de ella. Y lo sabía perfectamente. Si no hubiera dejado que sus emociones se entrometieran en su camino, ella y su equipo habrían podido estar en el podio, y tal vez, solo tal vez, habrían ganado la competición.

Pero eso no sucedió.

Todo había sido su culpa.

―Será mejor que ahora no pensemos en eso, ¿vale? ―dijo Camille dándose cuenta de que su mejor amiga no estaba pasándolo bien― Lo que pasó, pasó. Tenemos muchos campeonatos que ganar, no hay por qué rendirnos.

―Cami tiene razón, no tenemos que dejar que una derrota nos pare. ―concordó Émilie, quien normalmente suele ser la voz de la razón― Creo que por eso madame Phillips está así con nosotras, para que no nos rindamos tan fácilmente y tiremos la toalla.

Claire no dijo nada, a sabiendas de que casi siempre tenía que quedarse unos minutos más en el estudio que todas las demás, pues madame Phillips era la más estricta con ella respecto a todo. Porque la mayor sabía que Claire era una de las mejores de la clase, por no decir la mejor de todas las bailarinas. Porque sabía el potencial que estaba, desafortunadamente, desperdiciando.

Y entonces tenía que quedarse más tiempo que sus compañeras, practicando bajo la mirada juzgadora de Phillips, y rezando para no cometer ningún error en algún paso, por minúsculo que fuese, y hacer el ridículo delante de ella.

Sin embargo, la mujer era la única persona que sabía la verdadera razón de la desconcentración de la chica, por lo que siempre le daba una especie de charla motivacional para evitar que las emociones no le volvieran a jugar una mala pasada, como en el año anterior.

Madame Phillips podía ser una mujer seria y estricta con sus alumnas, pero a su vez era alguien a quién se le podía contar y confiar absolutamente todo.

Ella no te juzgaría.

Y por eso, a pesar de todo, Claire la admiraba.

―¿Qué pasa, chicas? ¿Ya os falta el aire? ―se escuchó una voz aguda que consiguió que todas se miraran entre sí con expresiones irritadas― Por lo que he visto, Claire, el grand jeté no te ha salido del todo bien. Tienes que abrir un poco más las piernas y no perder el equilibrio, aunque veo que de eso tienes bastante poco últimamente...

Claire se giró para mirar a Holly Vandeleur, su mayor rival en el ballet y probablemente su peor enemiga. Estaba apoyada en en marcó de la puerta del vestuario con los brazos cruzados y una sonrisa burlona. Su pelo rubio estaba recogido en un moño, al igual que todas, pero con la diferencia de que este estaba intacto. Perfecto. Como si se hubiera echado veinte litros de laca en el pelo.

Tampoco sudaba. Ni una sola gota de sudor. Quien la viera pensaría que no había hecho nada en todo el calentamiento.

Camille no pudo evitar poner los ojos en blanco, Léa le dedicó una mueca de asco, Cléo y Émilie la miraron mal. Ninguna de ellas soportaba a la chica, y tampoco su actitud pasivo-agresiva. Además, disfrutaba molestándolas. Como si su vida se basara solo en eso. Molestar.

Sobre todo a Claire, a quien tenía un odio inexplicable.

―¿Quieres algo, Holly? ―preguntó la de pelo rizado educadamente, intentando mantener la compostura.

―Oh, no, tan solo quería preguntar cómo podéis estar cansadas si tan solo acabamos de empezar. Así no es cómo las bailarinas profesionales se comportan. No querremos perder ningún campeonato más por culpa de problemas insignificantes... como por ejemplo los amorosos. ―la rubia miró a la joven Dupont con un destello de burla en sus ojos― ¿Verdad, Claire?

La pelinegra cerró su mano en un puño, sabiendo perfectamente a lo que Holly se refería. Y lo que más le molestaba a Claire es que la chica tenía razón. Habían perdido por su culpa.

Camille miraba fijamente a Holly para levantarse del banco y empezar a acercarse a la rubia con enfado, con ganas de decirle las cosas más de cerca.

Sin embargo, Claire puso una mano en el hombro de su mejor amiga, intentando tranquilizarla. Tenía las mismas ganas que Camille de darle un puñetazo a Holly en el rostro o incluso más, pero tenían que controlarse.

No irían a montar un espectáculo en clases de ballet, pues madame Phillips se enfadaría aún más con ellas. Además, Claire sabía que no valía la pena. Ellas tan solo saldrían perjudicadas.

No irían a rebajarse a su nivel.

―Lárgate, Holly. ―espetó Claire mirando a la rubia con la mandíbula tensa, y ella soltó un bufido.

―Oh, vamos, tan solo estoy diciendo la verdad. No es mi culpa que no sepas ser profesional y mantener tus emociones fuera del deporte en el que, supuestamente, eres la mejor. ―contestó la rubia con una pequeña sonrisa― ¿Sabes?, qué pena que esa actriz estadounidense te dejara.

Claire la miraba con rencor, pero algo dentro de ella se quebraba a la misma vez. No soportaba que la mencionaran. Era como si su pecho se comprimiera cada vez que la nombraran.

―Oh, espera, ¿cómo se llamaba? Lo tengo en la punta de la lengua... ¿Annaka? ―sugirió Holly con falsa curiosidad, y Claire no pudo evitar bajar la mirada― Sí, algo así era. Estoy segura de que tendría una buena razón para dejarte, pero tengo que admitir que debería haberlo hecho justo después del campeonato. Así habríamos ganado.

Y ese fue el momento en el que Claire no pudo evitar sentirse como si todo su mundo se viniera abajo.

―¡Que te largues de una maldita vez, Holly! ―exclamó Camille para acercarse a ella y empujarla fuera del vestuario.

Camille cerró la puerta del vestuario y Claire se sentó de nuevo en el banco, mirando a un punto fijo, luchando contra sus lágrimas. Todas sus amigas se miraron entre sí con una mueca de pena. Sabían lo mucho que la joven había sufrido por la ruptura con ella, y que se volviera a sacar el tema era volver a empezar un círculo vicioso.

―Clai, no le hagas caso, es una idiota. ―Cléo murmuró acariciando la espalda de la chica con suavidad.

―Le quiero arrancar el moño tan perfecto que tiene. Parece que le ha lamido una vaca por toda la cabeza. ―Camille dijo con una expresión enfadada, y las chicas soltaron una pequeña risita.

―No dejes que alguien como Holly te haga sentir mal, Clai, estoy segura de que solo te tiene envidia por ser su mayor competencia en clase. ―Émilie dijo con sinceridad, pero sin perder su característica tranquilidad.

―Sí, y por ser famosa mundialmente cuando ella no es nada. ―Léa concordó mirando, pensativa, y Claire esbozó una sonrisa de agradecimiento.

No sabía qué haría sin sus amigas.

―Gracias, chicas, de verdad. Sois las mejores. Os quiero mucho. ―agradeció ella, y sus amigas le devolvieron la sonrisa.

―Te queremos muchísimo más, ClaiClai. ―dijo Camille con una mini sonrisa, siendo la primera en abrazar a su mejor amiga.

Después se unió Cléo, y así se fueron uniendo hasta fundirse en un abrazo grupal de lo más emotivo. Claire tenía a sus amigas, y sus amigas tenían a Claire. No necesitaba a nadie más. Solo a sus mejores amigas y su apoyo y compañía.

Sin embargo, el abrazo no duró mucho tiempo, pues se pudo escuchar cómo madame Phillips llamaba a todas para que salieran del vestuario y volvieran al estudio de ballet.


























El delicioso aroma a café inundó sus fosas nasales, y sonrió inconscientemente. Después del intensivo entrenamiento en clases de ballet y unas cuantas duchas más tarde, Claire y sus amigas decidieron dar un paseo por las calles de París y tomarse un café y así reponer fuerzas. 

Cléo sugirió una cafetería nueva que había abierto hacía unas semanas y a la que llevaba unos días queriendo ir, y todas aceptaron.

Ya era hora de cambiar algo en sus monótonas vidas.

Llegaron al local y, cuando entraron, la típica campanita se hizo sonar. Las chicas eligieron una mesa pegada a la enorme ventana, y se podía contemplar la Torre Eiffel a lo lejos. Claire adoraba vivir en París. Se sentía orgullosa de haber nacido en esa ciudad, amaba todo sobre ella.

―Buenas tardes, señoritas. ―saludó un joven de más o menos la misma edad que ellas con una sonrisa amable, y le dio clic al bolígrafo que tenía en su mano, preparado para apuntar todo lo que ellas le dijeran― ¿Qué puedo ofrecerlas?

Después de unos cuantos segundos mirando la carta, Léa habló.

―Yo quiero un latte con mucha leche condensada, por favor.

―Yo un cappuccino con un croissant de chocolate, por favor. ―pidió Camille con una sonrisita, pues ella era la que normalmente más comía de todas.

―A mí me apetece un mocha con bastante espuma. Si puede ser, claro. ―dijo Cléo con amabilidad.

―Yo un espresso lleno de leche hasta lo que se pueda con extra de caramelo, por favor. ―Claire pidió con una sonrisa lo que siempre pedía; no le gustaba mucho eso de la innovación al probar cosas nuevas.

Las chicas se giraron para mirar a Émilie, quien era la última en pedir.

Pero la rubia estaba bastante ocupada mirando, un tanto embobada, al joven que las estaba atendiendo. El chico la miraba con un poco de confusión, pero sin perder su sonrisa. Léa tosió para darle una patada a la chica por debajo de la mesa, sacándola de su trance.

―¡Oh, sí! Lo siento. ―se disculpó ella rápidamente y bajó la mirada a la carta, intentando camuflar el rubor de sus mejillas. Alzó la mirada para que sus ojos se encontraran con los del joven― Yo quiero un macchiato con también caramelo, como mi amiga. 

―Marchando. ―asintió él terminando de escribir el pedido en su mini libreta, y les dedicó a las chicas una sonrisa― En unos minutos lo traeré todo.

―Perfecto. ―dijo Émilie con una enorme sonrisa, y el chico se alejó de la mesa para dirigirse a la barra de la cafetería, y ella suspiró― Como tú...

Sus amigas la miraron a la vez, impresionadas.

―¡Dios, Émi! ―exclamó Cléo con la boca abierta. 

―¿Te ha molado el camarero? ―preguntó Claire con las cejas alzadas y una sonrisa emocionada, mirando fijamente a su amiga.

―No es una pregunta, le ha molado el camarero. ―contestó Camille con una sonrisa pícara, y Émilie puso los ojos en blanco.

―No me ha molado el camarero. Me parece muy guapo y con una sonrisa perfecta, nada más.―respondió ella intentando dar por finalizada la conversación.

―Oh, ¿así que te parece que tiene una sonrisa perfecta? ―Léa preguntó con una ceja alzada, muerta de curiosidad, y Émilie bajó la mirada aún más sonrojada.

―Chicas, ya vale...

―Perdón, Émi, es que te pones como un tomate cuando te avergüenzas. ―Camille estalló en carcajadas.

―Maldigo a mi piel blanca como la nieve. ―la joven Beaumont suspiró exageradamente, y todas empezaron a reír.

Unos minutos después, el mismo camarero de antes vino a la mesa de las chicas para traerles todo lo que le habían pedido. Émilie contuvo la respiración y Léa casi estalla en carcajadas, pero menos mal que Cléo le dio un codazo para que cambiara su expresión.

El chico repartía los cafés por la mesa y el croissant a Camille, y a Claire se le ocurrió una maravillosa idea para que Émilie conociera mejor al camarero sin necesidad de que ella hablara con él en algún momento.

―Perdona la pregunta, pero ¿eres nuevo por aquí? ―dijo la morena ganándose la mirada confundida de sus amigas, sobre todo la de Émilie. El joven alzó la mirada para mirarla con el ceño fruncido― Es que no me suena haberte visto en otra parte y tu acento francés no es tan fluido como el nuestro.

Él balbuceó un poco, intentando buscar las palabras correctas.

―Sí, de hecho, soy de Londres. Pero me mudé aquí hace unos meses. ―explicó con una sonrisa tímida― He encontrado este trabajo para poder pagarme la universidad.

―Wow, eso es muy interesante. ―Claire miró a la rubia que tenía delante de ella con una sonrisita― ¿Verdad, Émilie?

―Eh... Sí, uh... muy fascinante, sí. ―la chica soltó una risita nerviosa mientras que todas la miraban con una sonrisa divertida.

―Soy Tyler, Tyler Hill. ―se presentó a sí mismo con una sonrisa.

―Encantado de conocerte, Tyler. Estas son mis amigas Camille, Cléo, Léa y Émilie. Y yo soy Claire. ―presentó la chica a las demás con amabilidad.

―Encantado de conoceros, chicas, espero veros de nuevo por aquí. ―aquello último Tyler lo dijo mirando a Émilie, y la chica no sabía dónde meterse en ese momento.

Claire sintió cómo Camille la miraba con una sonrisa, entendiendo instantáneamente a lo que se refería. Las dos bajaron una de sus manos y, por debajo de la mesa, chocaron los cinco. Su plan había funcionado a la perfección.

El chico se volvió a marchar de la mesa, dejando a una Émilie rojísima de pies a cabeza.

―Eres malvada, Claire.

―Ya me lo agradecerás. ―la pelinegra guiñó un ojo con diversión, y todas rieron.

Cada una se tomó su café entre risas y anécdotas compartidas, disfrutando de la compañía de las unas y las otras. Lo necesitaban. Entre el instituto y las clases de ballet apenas tenían tiempo para pasar una tarde juntas. 

Una vez hubo terminado de tomarse su café, Claire empezó a sentirse un poco mal. Un malestar en el estómago y un poco en su garganta. Tal vez no le había sentado muy bien el café. Reconoció ese malestar, por lo que sabía que tenía que ir al baño cuanto antes.

―Vuelvo enseguida. ―dijo ella con la mirada baja, y se levantó de su asiento para dirigirse al baño de mujeres.

Con unas ganas de vomitar horribles y unos mareos cada vez más fuertes, entró en el primer cubículo que encontró. Abrió la tapa del inodoro y allí expulsó todo lo que se encontraba en su organismo en ese momento. Se sintió aliviada y a la vez cansada. Le pasaba mucho últimamente. Todo lo que comía o bebía lo vomitaba. 

Empezó hace más o menos un año, desde que ella la dejó y se marchó sin decirle nada.

No se lo había dicho a nadie.

No pensaba que era tan grave.

Seguramente no lo era.

Por lo que no tenía que preocupar a nadie por sus cosas personales.

Se limpió la boca con el dorso de su mano, y salió del cubículo con una mano en el estómago. Se sentía débil. Como si no pudiera apenas andar y sus pies se arrastraran por sí solos.

Abrió el grifo del lavabo y se lavó las manos y después el rostro. Ese frescor alivió un poco su malestar, aunque fuese por solo unos segundos. Se miró a ella misma en el espejo, preguntándose por qué le ocurría todo aquello. Siempre se había considerado una chica sana y con buena salud tanto física como mental, así que no entendía por qué de repente sentía la necesidad de vomitar todo lo que ingería.

Unos cuantos minutos después cuestionándose toda su existencia, se armó de valor para salir del baño, no sin antes esbozar su mejor sonrisa. 

Se dirigió a la mesa de sus amigas, para darse cuenta de que algunas tenían expresiones preocupadas y otras expresiones inquietas. Camille les enseñaba algo en su móvil mientras cuchicheaba en voz baja junto a las demás. Claire frunció el ceño ante eso.

¿De qué estaban hablando tan en secreto?

―Hola, chicas. ―saludó la morena acercándose a ellas, y todas se sobresaltaron.

Camille apagó rápidamente su móvil y lo puso boca abajo sobre su pierna, mirando a su mejor amiga con una sonrisa que no le llegaba a los ojos. Las demás chicas compartían una mirada nerviosa, pero también sonriendo. Cada minuto que pasaba, más tensión había en el ambiente. Y se podía cortar con un simple cuchillo. 

―¿Ocurre algo?―cuestionó Claire con una mezcla de extrañeza y curiosidad.

―No, no, no pasa nada. Es solo que... ―comenzó a hablar Léa con nerviosismo, pero se calló enseguida al notar la expresión cansada de Claire― ¿Estás bien?

La rizada alzó una ceja con confusión ―Sí, ¿por qué no iba a estarlo? 

―¿Estás segura, Clai? ―intervino Camille con incluso más preocupación de la que Claire había visto antes― Te noto un poco apagada, como si no tuvieras energía de repente.

Y eso era verdad. Se había quedado apenas sin fuerzas, pues había empleado todas ellas en vomitar todo lo que había comido y bebido durante el día en el inodoro. Pero eso no lo diría.

―Será por el entrenamiento de ballet. Me tiene realmente muerta. ―Claire sonrió con diversión, intentando restarle importancia al asunto.

Sus amigas tan solo asintieron, pero Camille se quedó mirándola durante unos segundos más. Como si estuviera intentando descifrar todo lo que su mejor amiga se estaba callando en esos momentos. Como si estuviera intentando ver a través de ella.

La chica se sentó de nuevo en su asiento, apartando el vaso de café que había delante de ella con una mueca de disgusto.

―Entonces... ¿no ocurre nada? ―preguntó Claire, desconfiada, mirando a sus amigas con mucha curiosidad.

Todas se miraron entre sí, como si supieran algo que ella no, y Camille fue la que dio un leve asentimiento de cabeza.

―Nada de nada. ―aseguraron a la misma vez, mirándola con una sonrisa.

Pero sí ocurría algo. Algo que volvería a dar un giro de trescientos sesenta grados a la vida de Claire Dupont para siempre. Y estaba a punto de descubrirlo.


































@clairedupont_

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clairedupont_ vendredi dump 🩰☕

💭 COMMENTS


@notcamillelaurent: necesito volver a esa cafetería ya de ya!!!
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↳     @clairedupont_: págame primero, fui yo la que te invitó 🙄

@beatrice_kitsos: girl you're actually so pretty stop
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↳     @clairedupont_: no, YOU'RE so pretty it hurts

@émilieebeaumont: quiero volver a esa cafetería, porfi 😍
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↳    @clairedupont_: porque quieres volver a ver al camarero, verdad?

@user68: enséñame a bailar porfa

@claireluvr: día uno recogiendo firmas para que claire haga un tutorial de ballet 🙏🏻
↳    @balletgirl4life: hola yo firmo
↳    @iluvclaire: yo también firmo sisi

@leléaa_rousseau: el mejor café que me he tomado en la vida fr
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↳   @cléoxu__: obvio, el lugar lo elegí yo, qué te esperabas?
↳    @leléaa_rousseau: ok y quién te preguntó??? 😬
↳    @cléoxu__: te odio

@simonnlambeert: no sabes lo afortunado que me siento de haber llevado puesto tus tutús
↳    @clairedupont_: te quedan mejor que a mí, that's not fair 😒

user44: ya has superado a annaka o sigues llorando como una bebé??
↳    @dupontloveer: y eso a qué viene? lo que ella haga o deje de hacer no nos importa
↳    @user44: ok, ya vino la fan ardida a defenderla 😶

@user79: vi un artículo del año pasado que decía que claire le había sido infiel a annaka...
↳    @user56: tienes razón, yo también lo vi, será mejor que admita de una buena vez que engañó a annaka y el mundo prosperará 🤷🏻‍♀️
↳    @fizzyslvrr_: wtf?? de verdad confiáis en una fuente de información de hace UN AÑO que ni siquiera está demostrada????

@julessdupont_: esa es mi hermanita favorita 💋
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↳   @clairedupont_: y también la única que tienes 🤨
↳   @julessdupont_: no arruines el momento, cc!!

@claireeluvbot: no entiendo nada de francés pero yo por ti me instalo hasta duolingo 😻

@aimee.blanchard_: je t'aime, ma belle ballerina <3
♡     liked by @clairedupont_
↳    @clairedupont_: 💘💘💘
↳    @user66: es verdad que vosotras dos sois novias??

@livelaughloveclaire_: omg clai te has enterado de LA noticia??
↳     @user456: wait- qué noticia? 😨
↳     @livelaughloveclaire: .........

@itsnahiaaa_: ahora sí que se viene lo bueno 🤭


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written by itsnahiaaa_ ✶ 2025.

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