Especial de Navidad.
—¡No!, ¡No! Y ¡No!
—Alaric...
—¡No!, ni te acerques a la cocina— sentenció —Quiero que Milán nazca sano— reí.
—Eres un exagerado. Sólo tengo tres meses de embarazo, ni siquiera se me nota.
—Aún así, no te acercaras a la cocina— rodé los ojos y reí nuevamente.
Hoy es nuestra primera noche buena como esposos y nuestras familias vienen a visitarnos, por lo tanto tengo que hacer una cena espectacular, pero Alaric no me deja entrar a la cocina.
—Alaric, por favor— rogué.
—Deja que Tamar se encargue— dijo.
Tamar es la ama de llaves. Es una mujer muy cariñosa, de verdad la quiero; prácticamente la considero de la familia.
—No, Alaric— renegué —No voy a dejarla sola con tanto trabajo.
—Entonces yo lo hago— propuso.
—Ay, por favor— me burlé —ni siquiera puedes prepararte bien el café en la mañana.
—¿Quieres apostar?— me retó.
—Sabes muy bien que no vas a ganar— le digo.
—Y tú sabes muy bien que he mejorado en la cocina.
No es cierto, Alaric sigue siendo fatal en la cocina. La última vez que lo dejé cocinar quemó parte de la cocina por hervir agua.
Pero lo conozco, y sé que no me dejará cocinar si no acepto su reto.
—Bien— suspiro —te voy a dejar cocinar, pero si veo aunque sea una pequeña flama...
—No pasará— intervino mi advertencia, tratando de calmarme —sólo, toma asiento, ve un poquito de televisión, relájate y NO te acerques a la cocina— dijo recalcando su negación. Me sentó en el sofá y me pasó el control remoto, para finalmente irse a la cocina.
Luego de estar cambiando por Trigésima vez el canal, decidí levantarme a ver como va Alaric.
Cuando entro en la cocina veo lo más sorprendente del mundo, Alaric está cocinando sin desorden, sin las cortinas en llamas, todo normal. Hasta nuestro perro, Bucky, está impresionado.
—¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?— pregunté incrédula.
—Te dije que he mejorado— espetó orgulloso el oji-azul.
—¿Cómo aprendiste a cocinar?— indagué
—Tomé clases de cocina.
—¿Por qué?
—Paris, dentro de unos meses vas a tener a nuestro hijo. Tarde o temprano tendría que ayudarte— suspiró
—Pero para eso está Ta...— Esperen un segundo —¿Dónde está Tamar?— pregunté buscando por toda la cocina.
—Le di la semana libre.
No me importa que Tamar tenga la semana libre, la verdad iba a dársela, pero quería divertirme un poco. Así que fruncí el ceño y grité fingiendo estar molesta —¡Sin mi permiso!
—¿Puedo darle a Tamar la semana libre?— preguntó como un niño esperando a que le de permiso para salir a jugar, lo que me hace darle un tierno golpe en la cabeza —. ¡Auch!— se quejó, sobándose pero sé que aún bromeando.
Miré la hora y eran las 17:00, debo arreglarme —Será mejor que vaya a arreglarme.
—¡Voy a bañarme contigo!— dijo rápidamente.
Me sonroje, quería bañarme con él, pero si lo hago no terminaré a tiempo —. Mejor lava los platos.— Alaric hizo un puchero, rogándome que lo dejara bañarse conmigo, pero me mantuve firme y lo amenacé diciéndole que no debo estresarme o le hará daño al bebé y el pelinegro no tuvo otra opción, más que rendirse.
Cuando término de bañarme, me pongo un vestido blanco y tacones rojos con detalles dorados.
<<<<<<<<<<<<<<<<<>>>>>>>>>>>>>>>
—¡Papi!— exclamé al ver al castaño canoso de mi padre en la puerta con Mary, su nueva esposa —. ¡Feliz Navidad!— le digo abrazándolo y besando su mejilla, dejándole una marca de mi labial rojo.
—Alaric ¿Y mi beso?— pregunta Agatha con una gran sonrisa.
Alaric me mira, baja la cabeza y veo que sus pómulos adquieren un color rojo vivo —¡Mamá!— exclamó en tono avergonzado.
—No voy a ponerme celosa, amor, sólo bésala.— Lo empujo hacia su madre y le da un beso en la mejilla seguido de un abrazo y un "Te quiero".
Y poco a poco fueron llegando más familiares, entre ellos, mi primo Frédéric, quién me dijo que le gusta una chica que por lo como la describe es diferente a las demás. Espero que suceda un milagro navideño y la chica se enamore de él.
Antes de que Alaric y yo empezáramos a poner la mesa, éste me tomó del brazo para ponernos debajo de un muérdago.
—¿Quién puso ese muérdago ahí?— preguntó haciendo como el que no sabe —Parece que debes besarme— dijo con carita de niño inocente. Amo esa cara.
—No es obligatorio— me burlé.
—No querrás romper la tradición— espetó.
—Tal vez— dije divertida.
Alaric me rodea con sus brazos la cintura para acercarme más a él —. Sólo dame un beso— susurra de forma juguetona, lo cual me hace reír y darle un casto beso. Al separar nuestros labios, trato de irme a servir, pero no quiete soltarme —. Otro.
—Alaric...
—¿Por favor?— rogó haciendo su carita de niño, pero no voy a caer esta vez.
—¡No!— renegué y fui a servir la mesa, pues si me quedo allí, no voy a servir nunca.
En la cena, anunciamos la venida de Milán, lo que sorprendió a todo el mundo e hizo comenzar un incómoda charla sobre el nacimiento del bebé y cosas que prefiero omitir. Después hicimos un brindis y a la medianoche levantamos a mis sobrinos para que abrieran sus regalos de navidad. Cuando llegó el turno de Alaric, le regaló a todo el mundo primero y a mí me vendó los ojos, llevándome a no sé dónde. Cuando me quitó la venda de los ojos vi lo más hermoso, la habitación del bebé estaba lista.
Camino por la habitación embobada, tocando todo lo que esté cerca de mis manos.
—Paris— llamó mi atención, Alaric —Cuando me dijiste hace tres meses atrás que esperas un hijo... Te juro que quería salir de Milán en ese mismo momento— sonreí ante el recuerdo.
Alaric y yo estábamos en un hotel en la ciudad de Milán esperando que nuestra casa termine de ser construida. Unos días antes estuve vomitando y con mareos, así que decidí irme a hacerme la prueba de embarazo.
Al ver que los resultados eran positivos, fui inmediatamente a darle la noticia a mi esposo, quien se quedó inmóvil ante mi anuncio. Me asuste un poco, pues, Alaric sufre del corazón, pero luego de unos segundos de inmovilidad, Alaric me dio vueltas en el aire y preguntó cómo se llamará y como estábamos en Milán, decidí ponerle ese nombre.
—¿En serio?— pregunté tratando de ocultar la lágrima que amenaza con caer.
—¡Claro!— suspiró Alaric mientras veía sus ojos aguarse —Desde ese momento tú y esta criaturita—, tocó mi barriga y sentí mi mejilla humedecer —ocuparon mis pensamientos. Y cuando nos mudamos aquí— respiro hondo —En lo único que pude pensar era en su habitación...
No terminó, debido a que me lancé a besarlo ferozmente. Me olvide de todo, sólo pensaba en cómo ese chico, que tachaba de bromista y para-nada-romántico, llegó a conquistar mi corazón con unas cuantas palabras al día y sobre todo con ese seudónimo tan singular...
Eiffel.
<<<<<<<<<<<<<<<<>>>>>>>>>>>>>>>>
Hola.
No sé, pero no podía dejar ir a estos personajes tan hermosos, ni pasar por alto su navidad.
¡Feliz navidad a todos! ♥♥♥
Hugs n' Kisses,
Lissy.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top