1.- Viaje y romance.
Hola.
Me dirán por qué chinches subo otra historia cuando tengo mil en cola, bueno esta la tenía desde hacía tiempo además que es de una pareja poco usual, aparte que esta historia es dedicada a una amiga muy especial que adora a esta pareja y también va dedicada para quienes gusten de la misma.
Créditos de las imágenes a sus respectivos creadores.
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" Cuando el amor llega, es cuestión de tiempo para cultivarlo y que este florezca como una flor"
Su día normal se vió interrumpido por el llamado urgente del rector de la universidad donde se desempeñaba como docente de Finanzas y economía para las clases de esa hora y así sus estudiantes no estarían sin nada qué hacer en esa materia.
En el pasillo se tropezaba con muchos jóvenes que al verlo lo saludaban, él respondía con un apurado " Buenos días" y seguía su camino.
Llegó a la oficina del rector de la universidad quién firmaba un grupo de diplomas de graduación de la carrera de periodismo con mención en corresponsalía internacional, dejó de estampar su rúbrica para prestarle atención al recién llegado.
—Rodrigo Iñiguez, has aceptado venir—comentó el rector.
—disculpe señor Aragón pero detesto que usen ese nombre—dijo entrecerrando los ojos, señal de molestia.
Si fuera otro, se enojaría por ese tono empleado a una autoridad como él, pero era el profesor " estrella" de toda la universidad y le dejaría pasar aquello. Dejó a un lado las bromas y adoptó su seriedad.
—está bien Shura—se puso de pie y procedió a caminar con las manos detrás de la espalda—como sabrás junto con varios docentes son los únicos que les faltan el doctorado....
Ya entendió a que venía eso.
El rector al ver que no refutó, prosiguió.
—es una excelente oportunidad, no la desperdicies—dicho esto guardó silencio y esperó la réplica de Shura.
Los ojos verdes del profesor se posaron sobre las incipientes arrugas del rector, luego hacia la rala cabellera cuyos escasos cabellos pintados de plata y blanco denostaban los años al frente de la universidad, los miles de estudiantes que vió graduarse y varias cosas acontecidas en ese centro de estudios.
Shura sentía que no era tan necesario un doctorado por ese momento, si quería avanzar un escalafón más, sin embargo era feliz siendo profesor sin tantos títulos, con su metodología prática para enseñar a sus alumnos quienes lo calificaban como el mejor.
—si acepto , ¿en qué universidad de aquí de España sería mi especialización?—preguntó algo interesado.
Aquí venía la parte.... complicada. Él no aceptaría lo que vendría después.
Caminó varios pasos más, se sentó en su silla, pasó una de sus manos peinando sus pocos cabellos ante la expectación del más joven que carraspeó a la espera de una pronta respuesta.
—Sorbona de París, una de las más antiguas de Francia y Europa. Pero antes debes realizar un curso de francés por que si no difícilmente te admitirán.
Iñiguez se echó para atrás en su silla, sus clases, sus estudiantes y su vida en España donde quedaban. A duras penas sabía un francés rudimentario aparte de su lengua madre y pretendían enviarlo a especializarse a otro país al que no conocía sólo por fotos y por los noticiarios. Le iba tocar vivir un buen tiempo en ese país hasta dominar el idioma o
—y...¿ bien señor Iñiguez?—apremió el rector frotándose las manos.
—¿ acaso no hay una universidad aquí que....?
—te elegimos porque eres el mejor calificado por los estudiantes, además que dentro de un año comenzaremos el intercambio con estudiantes franceses.
Pensaba que el programa de intercambio entre universidades aún tardaría, pero se aceleró más rápido que lo que imaginó; tomó un lápiz y trazó un pequeño organigrama sobre un pedazo de hoja que halló entre las carpetas sobre el escritorio del rector. Siendo un hombre organizado, que calculaba prudentemente cada acción, analizaba y luego daba una opinión a la altura de las circunstancias, ahora no sabía que decir.
Buena oferta, pero juzgaba que no era tiempo para tomarla. Pero como dicen.... las oportunidades se dan una vez o dos.
Ni dibujando el bendito organigrama tuvo una idea, fustrado arrugó el papel y lo lanzó al tacho de la basura.
—en el tiempo que te conozco Shura, sé que estás tratando de hallar una forma de responderme sin ofenderme o ¿ me equivoco?
—no me siento listo señor Aragón—admitió con sinceridad—¿ quién va dar clases a los jóvenes del primer semestre?
—Aioros Cristofias, él será tu reemplazo durante estos seis meses.
Aioros Cristofias, de origen griego, quién en algún tiempo fue un anhelo prohibido para él, más este sólo lo veía como un compañero de labores. Abandonó su interés cuando decubrió finalmente que Aioros significaba ese hermano que nunca tuvo, sólo era cariño lo que lo unía a él.
Jamás se enteró que Iñiguez llegó a gustarle.
Entonces sus alumnos quedaban en buenas manos.
—él tiene buenos métodos de enseñanza, una vez acudí a una de sus clases y aprendí más que en mi juventud—rompió a reír—sus ojos azules son cálidos, no demuestran envidian y pensé en él como tu sustituto cuando el Concejo Universitario te eligió.
—es muy bueno, supongo que no me queda más que aceptar.
—¡ venga Shura!—lo animó—pareces que vas a ir al matadero, hombre.
—no es eso, de verdad me siento halagado que me hayan considerado.
El rector obvió el pequeño desánimo de Shura, rebuscó entre los cajones del escritorio la carpeta con los documentos que requería para hacerse efectivo el viaje y posteriormente la especialización, se los extendió, los tomó y los revisó durante un lapso de diez minutos.
—iré rector Aragón—puso la carpeta debajo de su brazo derecho—antes arreglaré con Cristofias sobre las clases que debe impartir y sobre mi método de calificación.
Abandonó la oficina y se dirigió a la sala de profesores, su hora ya había finalizado por lo que el trabajo que envió ya debía estar terminado.
Uno de los estudiantes llegó con varias hojas pulcramente ordenadas, saludó y le entregó a Shura.
Siempre proactivos.
—dile a tus compañeros que eso es todo por hoy.
—bien profesor.
Durante el resto de los días, se reunía con Aioros para familiarizarlo con sus estudiantes, le comentaba que todos era eficientes, todos se apoyaban y que siempre les gustaba que usara ejemplos de la vida real para entender mejor un tema. Aioros por supuesto sabía que aquello no era complicado más si eran como Shura lo pintaba.
Siguió impartiendo clases hasta dos días antes de su viaje, cuando terminó de arreglar su pequeño equipaje guardó su pasaporte y llamando a su buen ánimo tomó un taxi hasta el aeropuerto.
Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas
" Pasajeros con destino a París-Francia, por favor acercarse a la puerta de embarque número 4".
Con su equipaje chequeado y todo en orden, caminó con otro grupo de pasajeros hacia donde les correspondía, subió buscó la numeración de su asiento al hallarlo se dejó caer pesadamente.
Las indicaciones de la aeromoza las escuchó con atención, el piloto dio los saludos correspondientes e indicó cuantas horas serían de Madrid hasta París.
Tuvo sueño, no había dormido por dejar todo en orden en su pequeño departamento por lo que dejó que Morfeo lo confortara con el mismo.
Despertó cuando el piloto anunció que tocaban territorio francés.
"Señores pasajeros hemos aterrizado con éxito en el aeropuerto Charles de Gaulle en París, capital de Francia"
Bajó del avión, recibió su equipaje; a diferencia de otros turistas que miraban embobados todo a su alrededor, él se dedicó a buscar una salida en la que tomaría un taxi que lo conduciría al lugar donde la universidad le consiguió alojamiento. No había comido nada durante el vuelo así que preguntando al taxista que lo cogió este le recomendó una calle donde existían pequeños locales donde servían pasteles, platos sencillos y alguna otra cosa para los turistas.
Pagó el precio acordado con el señor profesional del volante.
El sin fin de locales con su publicidad trataban de captar la atención del español, se decantó por uno en el que estaba escrito en español, inglés y francés que describía cada platillo que el local ofrecía.
Ninguna golosina cautivó su atención como aquel chico de ojos azules zafiros y peculiares cejas que se desempeñaba como cajero del establecimiento.
―primero cancele lo que vaya a consumir―una voz cuyo acento francés le encantó.
―¡ B-buenos días!―tartamudeó―¿ cómo te llamas?
El cajero se ruborizó ante la sorpresiva pregunta.
―disculpe―dijo el avergonzado Shura―no debí ser atrevido.... pediré un....
―me llamo Camus Duvalier.
―bonito nombre.
―si, bueno―adoptó una postura seria―¿ qué desea servirse señor?
Pidió varios macarrones y un capuccino, cuando pagó el valor dicho por Camus, este rozó con su diestra la mano de Shura quién sintió un hondo estremecimiento.
Dos días después de su arribo a París, Shura comenzó su estudio del idioma antes de entrar a su especialización;quitándole tiempo a salir a conocer los lugares más representativos de la capital francesa, Camus ese joven de belleza única lo cautivó por demás. Cuando tuviera tiempo iría a buscarlo.
Camus no olvidó al foráneo quién le pareció muy serio y discreto.
A veces durante su jornada se quedaba mirando hacia otro sitio, los clientes algunos que odiaban esperar le reclamaban que no les facturaba como debía, les colocaba impuestos que no debía, etc.
Su jefe lo llamó un día preocupado por las constantes quejas de los clientes de la cafetería, le parecía extraño que un chico como Camus, tan eficiente y proactivo cometiera infinidad de equivocaciones en la caja.
—Camus, querido Camus.
—disculpe señor Valls, prometo que esos errores no se repetirán.
—me alegro, porque—le mostró su hoja de vida—no me gustaría prescindir de tus servicios.
Indirectamente le dijo que lo despidiría. Abandonó la oficina de su jefe en total estado de indefensión. Se sentó como ido en su silla frente a la caja rememorando cada palabra de su superior quién no escatimaría esfuerzos en echarlo por " ineficiencia laboral".
Tuvo que apartar a un rincón de su mente al español para concentrarse en su labor.
Funcionó esa táctica hasta que......
—¿buenas tardes?
Casi tira la caja registradora al suelo, su corazón amenazaba con salir de su pecho, si él estaba ahí con su acento característico. Llamó su compostura antes de que el resto de sus compañeros se dieran cuenta y le vayan con el chisme al señor Valls y ahí si " patitas a la calle". Tomó una tarjeta de un cajón donde se asentaba la caja registradora, escribió unas breves palabras y se la extendió al español que la leyó y entendió el mensaje.
" Salgo en tres horas, espérame cerca del restaurant griego".
Discreto, Shura guardó la tarjetita y para desvíar la atención imperante, compró varios dulces franceses y se marchó a esperar la salida de ese joven galo cuyas orbes del color del zafiro lo tenían " de cabeza". Literalmente.
Tres horas más tarde.
Cumplió su palabra, se presentó a la hora y en lugar pactado, visualizó a Shura entretenido con un pequeño libro, el joven galo se admiró del soberbio perfil del ibérico y no puso evitar sentir unas ganas de decirle cuanto le gustaba. Más según su propio código ético, debía ser educado e ir paso a paso.
Se acercó dispuesto conocer más de cerca a ese hombre que mostraba aire intelectual, Shura notando su cercanía apartó el libro y enfocó sus verdes orbes en el rostro de Camus.
-¿ has venido? eso significa que creíste en mi
-no es tan fácil confiar en un extranjero que habla terrible el francés-comentó con total sinceridad.
-¿eso crees? soy horrendo hablando francés.....
-se evidencia-echó una miradita al libro-La Loba de Francia..... La saga de los reyes malditos.....
-es prestado-murmuró el español-necesitaba saber algo más sobre Francia.
Coincidentemente Camus también era fan de aquella saga histórica de siete novelas y el saber que alguien más leía esa saga le admirada más, a su percepción era complicado hallar alguien que compartiera la misma aficción por ciertos libros, géneros y autores.
-me podrías decir cómo se dice en francés esta saga....-pidió Shura deseoso de escuchar la pronunciación.
-Les Rois Maudits-lo complació.
Sus oídos se deleitaron con el sonido, no supo discernir si lo embelesó la melodiosa y suave voz del galo o sus facciones que se relajaron mientras pronunciaba cada sílaba cual cadenciosa melodía. Impelido por una fuerza sobrenatural, alzó la mano y palpó el rostro de mármol. Camus no se apartó, ese toque le produjo un cosquilleo en lo más profundo de su corazón.
-¿deseas algo de...?
-pensé que querías hablar.....
-si-los ojos de Camus brillaban-me gustas, desde que te vi no he podido sacarte de mi mente, tu francés con acento español es.... único.
-me encantaría tener algo contigo.
Esa noche, Shura pasó en el departamento del joven galo, Shura aprovechando su estadía en el mismo le enseñó algo de español y a cambio Camus le ayudaba con la pronunciación del francés entre risas y amenazas de reprobarlo por " ser mal pronunciador"
Hacia el final de la noche ya no eran unos desconocidos, eran más que dos personas deseosas de cumplir sus metas, Camus le reveló que estaba detrás de una beca para estudiar derecho, pero por su trabajo no podía por el momento más adelante si su jefe se ablandaba podía tomar su carrera predilecta.
-¿ donde quieres estudiar?
-donde sea, sólo quiero llegar más alto, no ser simplemente el cajero de una cafetería-estiró su mano en dirección a la de Shura que la apretó, ambos se hallaban tumbados en el suelo de la sala-hace cuatro años que me gradué de la secundaria.
-si te dijera que....-se calló analizando lo que iba a decir-olvídalo....
-¿ ir a tu país? no estaría nada mal-se incorporó para mirarlo y acercar su nariz a la del ibérico que cerró los ojos ante el contacto-y aunque te fueras ahora, te esperaría.
-¿ harías eso?
Asintió con una sonrisa.
-es una promesa....
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Bueno cualquier cosa disculpen investigué lo más que pude.
Saludos :)
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