Nobleza

Rukia correspondió al beso, dejándose llevar por los labios del muchacho. Era tierno, dulce… y no se comparaba en nada con los ansiosos y apasionados besos que compartió con Ichigo. Quiso sentir algo, ¿por qué no podía? Hisagi era un chico fantástico, y a ella le gustaba… pero no de esa manera.

Sutilmente apoyó sus manos en el pecho del moreno y lo apartó con suavidad.

-Lo siento -dijo él inmediatamente cayendo en su error.

-Yo lo siento, lamento no poder sentir lo mismo… y quisiera poder hacerlo, porque eres todo lo que quisiera…

-Y al mismo tiempo, no. -completó la frase, ella asintió. -¿Es por él? ¿Por Kurosaki? -volvió a asentir, él se sonrió -Idiota con suerte. –ella le devolvió la sonrisa.

-Sí, es algo idiota –admitió la morenita.

El muchacho suspiró. ¿Así terminaba todo? Guardaba una pequeña esperanza que las cosas hubiesen resultado de otra manera, pero sabía de antemano que era una batalla que no estaba destinado a librar. Desde el momento que conoció a esa niña sabía que solo le traería problemas, desde que el capitán Kuchiki se la presentó previo a comenzar los entrenamientos, desde ese día en que la vio y le pareció la chica más linda que había visto en toda su vida… una verdadera princesa. Y él era solo un paria… un simple tipo del rukongai.

-Adiós, Rukia -le dijo y se inclinó levemente.

La chica bajó la vista un segundo, el aire salió trémulo entre sus labios. Alzó la mirada para verlo a los ojos.

-Adiós… y gracias, por todo Shuuhei.

-No hay porqué… solo hice mi trabajo -lo dijo con sencillez.

Lo vio perderse por la calle devolviéndose al rukongai, miró hacia el otro lado. Quizás en otro lugar, en otro tiempo… quizás si ella hubiese permanecido en el rukongai las cosas hubiesen sido diferentes. Pero ella ya no pertenecía a ese mundo, su destino había cambiado el día que había traspasado el umbral de la mansión Kuchiki… y éste había decidido que en su vida solo había espacio para otra persona… para un muchacho de cabello chillón y carencia total de sentido común. Faltaba aun para medianoche y podría impedir que sus amigos realizaran aquella broma loca que había ideado Iduru. Sin pensarlo se lanzó a correr hacia el festival de año nuevo del seireitei.

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¿Dónde estaban? Podía ver a los padres de Uryu junto con los de Iduru… Los padres de Midori y Tanaka un poco más allá… Las hermanas de Ichigo… Por donde que mirara solo podía encontrar a cercanos a sus amigos, pero ni rastros de ellos. Tendría que intentarlo de otra manera. Cerró los ojos y se concentró en sentir la energía de los muchachos, una llegó con bastante fuerza, la de Ichigo. Era un descontrolado con su riatsu, lo comprobó. Se apresuró a seguir el trazo, no midiendo que eso la llevaba más y más lejos del parque introduciéndose en el bosque. Podía sentir ahora a Renji y Iduru… ¿no estaba Uryu con ellos? No, pero estaba cerca.

Escuchó unas voces y se escondió tras un árbol. Pudo ver a los tres muchachos hablando con las lemmings. Frunció el ceño cuando vio a Ichigo ser tomado de la mano por Midori y llevado a un sitio más apartado, Tanaka hizo lo mismo con Iduru. Solo Akiko y Renji no se movieron. Pareciera que estaban dando forma a un triángulo o eso le parecía a Rukia desde su lugar. Un brillo cerca de Renji llamó a su atención justo cuando los fuegos comenzaban una gran explosión de energía invadió el lugar, los chicos cayeron al suelo, Rukia se afirmó a un tronco y miró en dirección a la explosión.

-¿Qué mierda es esto? –murmuró Rukia mirando a la enorme criatura que se materializó.

-¡Hollow! –gritó Iduru desde su posición.

El hollow estaba demasiado cerca de Renji, no podía ponerse de pie solo trababa de reptar hacia atrás para alejarse del monstruo. Akiko estaba en el piso mirando a la criatura con cara de impresión y totalmente petrificada. Rukia salió de su escondite.

-Carruaje del trueno, puente de una rueda giratoria: ¡con luz, divide esto en seis! Bakudo 61 Rikujōkōrō –una luz salió de su mano para rodear al hollow en seis haces de luz. -¡Levántate, Renji!

El pelirrojo se incorporó y tomó a Akiko por la cintura para sacarla del lugar. Pero el hechizo de Rukia fue débil y el hollow se libró rápidamente de él tomando a Renji del pie y haciéndolo caer de bruces al piso. La castaña Akiko se quedó en el suelo aterrorizada.

-¡Muévete! –le gritó Rukia –¡Ve a buscar ayuda!

Renji golpeaba a la criatura que ahora lo levantaba del suelo y lo movía fuerte de un lado para el otro. Ichigo se lanzó a golpear al hollow con una vara en la cabeza, afirmándose en su hombro para que no pudiese librarse de él. Iduru conjuraba un hado que dio de lleno en la espada del hollow, lo desestabilizó y con ello logró que Ichigo resbalara de su lugar y se diera en la cabeza contra una roca que sobresalía. El monstruo se volteó hacia ellos soltando a Renji. Rukia corrió hasta él para ayudarle a ponerse de pie. La cola del hollow arrastró Ichigo e Iduru lejos y se volvió a concentrar en los hermanos. Elevó uno de sus pies para aplastarlos, la morena alzó las manos tratando de detenerlo.

-¡Corre, Renji! Ve por Nii-sama –le gritó.

El monstruo forcejeaba para terminar de aplastar a Rukia cuando ella sintió un calor que se despedía de su mano derecha. De pronto una intensa luz la cegó un segundo, ya no sentía el peso del monstruo, un fluido que parecía sangre la cubría parcialmente. El monstruo se había alejado con su pie dividido en dos. Rukia sintió un peso en su mano…

-Me lleva un demonio –murmuró al ver una katana en su mano.

Era su katana… su zanpakuto. La había convocado. No pudo si no sonreír muy grande, sin olvidar que aun estaban en grave peligro. Pero al menos ahora podría darle algo más de batalla, ya que sus ataques demoníacos parecían no ser lo suficientemente efectivos.

-¡Oh, señor! ¡Máscara de sangre y carne, toda Creación, batir de alas, aquél que ostenta el nombre de Hombre! ¡Infierno y Poseidón, la barrera del mar surge marchando hacia el sur! Hado 31 Shakkahō –conjuró Iduru logrando que una bola de energía roja saliera despedida de su mano hasta impactar al hollow logrando aturdirlo. –Ahora, Rukia, a la cabeza… ¡córtalo!

El hollow se fijó en la muchacha y dio dos veloces pasos para alcanzarla, ella alzó su zanpakuto… El monstruo fue cortado por la cabeza y se desvaneció en polvo. Byakuya Kuchiki volvía a guardar su zanpakuto y miró a Rukia.

-¿Estás bien? –preguntó, ella asintió y bajó la vista a su katana, él siguió su mirada sin mostrar signo alguno de sorpresa. –Bien –fue lo único que salió de su boca.

Rukia se volvió al frente y corrió hacia Iduru, quien estaba agachado en el piso junto a Ichigo que no recobraba el conocimiento.

-Gracias por avisar, Uryu Ishida –dijo el capitán Kuchiki con su voz plana, el moreno asintió, Orihime estaba tras de él. –Procura que Rukia llegue a casa... una vez que ese se recupere –se refería a Ichigo.

Dio media vuelta para informar la aparición del Hollow. Orihime se perdía para avisar a los otros adultos, Uryu se acercó a Midori que estaba junto a un tronco caído llorando abrazando sus piernas y su kimono mojado, se había orinado del miedo.

-No se juega con los hollows –le dijo el moreno -¿Cómo lo convocaste? –la rubia alzó la vista y abrió la palma de su mano hacia él, en ella un pequeño artefacto como una cajita vacía –Ya veo… ¿De dónde sacaste eso?

Los adultos comenzaron a llegar, Uryu sacó la vista de la muchacha para notar la llegada de unos oficiales de la división 4 que revisaban a Iduru y a Ichigo. Masaki Kurosaki se veía muy preocupada, Isshin la tranquilizaba con un gesto despreocupado. Un capitán caminó hacia el moreno y admiró la mano de la jovencita con aquel artefacto.

-Capitán Aizen –murmuró Uryu.

-Puedes retirarte, muchacho, yo me encargo de la señorita –le sonrió amable.

Ishida asintió y caminó hacia sus padres que ingresaban en el claro del bosque.

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Entrenar con Nii-sama era sin duda muy diferente a hacerlo con Hisagi. No habían bromas, no habían descansos, ni felicitaciones. Su hermano era seco y muy exigente. Sobretodo estaba preocupado porque desde que convocó su zanpakuto, el Gotei había puesto su foco en ella, presionando a Byakuya para que realizara un ingreso de la muchacha cuanto antes. De alguna manera lo había manejado para dejarlo dentro de unos meses, cuando comenzara el verano.

-Me deja mentalmente agotada… no me da ninguna señal de nada –suspiró la morena mirando a su amiga, quien le sonreía mientras terminaba de poner unas flores en un arreglo. –Está muy bonito –apreció el adorno.

-Se lo llevaremos a Ichigo-kun después –le respondió –Le diremos que es de parte de las dos…

-Olvídalo, yo he dejado todas esas cosas, ahora tengo mi zanpakuto –se jactó tendiéndose en el piso con las manos tras la nuca –Me pregunto si Hisagi-san lo sabrá…

-¿No lo has visto desde entonces? –preguntó la pelinaranja, Rukia negó –Es mejor así.

-Yo también lo creo, pero lo extraño, ¿sabes? Pasamos mucho tiempo juntos y ahora… siento que me hace falta.

-Lo que te hace falta es un amigo que pueda cubrir su espacio… alguien que te acompañe, que te anime, que crea en ti… porque entre Byakuya-sama que es menos demostrativo que un tronco y Renji que anda todo babas con Akiko… te vas quedando sin fanaticada –rió despacito, Rukia le tiró un tallo por la cabeza -¿Supiste algo más de Midori y Tanaka?

-No más de lo que ha dicho Akiko… -suspiró ensoñada –Y no haberme fijado que estaban sentadas en su mierda y orines… todo porque ese tonto de Ichigo perdió el conocimiento como todo un nene. La broma terminó siendo mucho mejor de lo que esperaban –se rió.

-Todo porque ahora tú tienes una zanpakuto y te crees la mejor –se burló, Rukia le sacó la lengua. –Eres la mejor, amiga –le guiñó un ojo –Un año de entrenamiento y… wow. De verdad estoy orgullosa de ti. –acomodó una flor –Listo –apreció su obra -¿Muy sencillo?

-No, está perfecto –le dijo la morena –Vamos donde Ichigo antes que se me haga tarde, Nii-sama dijo que llegaría antes de cenar para continuar con la práctica.

Había pasado ya una semana desde año nuevo, Iduru estaba con castigo permanente en casa y solo tenía permiso para asistir a la academia en cuanto se reiniciaran las actividades. Uryu últimamente pasaba mucho tiempo en su casa, supuso que sus padres estaban especialmente aprensivos con lo ocurrido. Mientras que Ichigo se recuperaba de la golpiza del hollow. Aunque Rukia creía que era porque su madre era demasiado preocupada.

Las chicas hablaban con el pelinaranja en la sala de la casa. Las hermanitas de Ichigo no lo dejaban ni a sol ni a sombra, sobretodo la pequeña Yuzu que parecía haberse convertido en su melliza. De alguna forma Orihime se las arregló para llevarse a las niñas un instante de manera de dejarles solos un momento.

-Me alegra que estés bien, Ichigo –dijo Rukia con una sonrisa amigable –De verdad.

-Gracias –le respondió –Ya me siento muy bien, pero creo que debo mantenerme quieto hasta que a mi mamá se le pase la paranoia –se alzó de hombros. -¿Y tú? ¿Sigues entrenando?

-Sí, Nii-sama ha tomado mi entrenamiento –le informó. Ichigo se sorprendió, quiso preguntar porqué, y Rukia lo leyó en su mirada –Hisagi-san renunció antes de año nuevo…

-Supongo que como ahora tiene un puesto en el Gotei no tiene tiempo para niñas mimadas.

-Eso debe ser –afirmó Rukia dándole la razón. –Ichigo… me alegra que estemos en mejores términos.

Él desvió la mirada, algo sonrojado.

-A mí también… mucho.

-Crees… que… ¿crees que podamos ser amigos?

¿Amigos? ¿Estaba bromeando? Se preguntaba el muchacho en la cabeza, pero recordó las palabras de su sabio primo Kaien Shiba. Vuelve a conquistar, eran amigos, le gustabas… puedes volver a hacerlo. Y desde ahora seguiría sus instrucciones al pie de la letra… ahora sí que sí.

-Claro, y de los mejores.

Rukia bajó la vista a sus manos sobre el regazo.

-Gracias.

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-Me parece de lo más sabio la postura que estás tomando, Ichigo –le dijo Uryu tejiendo lo que parecían un par de mitones, el pelinaranja no quiso siquiera preguntar, su amigo tenía unos pasatiempos de los más extraños –Lo que Rukia necesita de ti es que estés presente… no otro de tus arrebatos hormonales.

-¿Y tú qué sabes?

El moreno dejó a un lado su labor y acomodó sus lentes.

-Orihime me contó –dejó caer.

-¿Qué? –exclamó horrorizado.

-No seas melodramático –lo miró de reojo –Y sí, te pasaste, fuiste un total bruto irrespetuoso… pero ya tienes su perdón… y el de Kuchiki-sama que creo es aún más importante.

Ichigo perdió la mirada recorriendo la estancia de los Ishida. No tenía nada que envidiarle a cualquier casa noble.

-Pero hay un tema que quiero tratar contigo, respecto a lo mismo…

-No necesito la charla, Uryu… papá ya me la dio y fue lo más vergonzoso de la vida –exclamó, el moreno se rió –No quiero volver a escuchar esos términos en mi vida.

-Tranquilo, no voy a darte la charla… -lo calmó –Pero el día de año nuevo vi algo… que puede interesarte. –Ichigo le puso atención –Cuando Renji me comentó que Rukia se quedaría en casa pensé en darle una vuelta antes de ir con ustedes… y la vi salir sola. La seguí hasta el rukongai.

-¿Qué hacía ahí?

-No es lo importante, es con quién se encontró ahí…

-Hisagi… -gruñó y Uryu asintió. –Lo mato.

-Tranquilo… -retomó –En lugar de quedarse allí, él la llevó de regreso a casa. –hizo una pausa para chequear el estado de su amigo, no estaba muy calmado, lo notaba en ese ceño fruncido –No renunció por el Gotei, Ichigo, renunció porque se enamoró de Rukia.

-¡Maldito bastardo! ¡Hijo de puta! ¡Siempre lo supe!

-Si estás así con esa parte, no quiero pensar en cómo vas a estar con lo que sigue… -canturreó, Ichigo casi quiso golpearlo ante el tonito –Él la besó… y ella no se opuso.

-¿¡Pero qué mierda!? ¿¡Por qué me cuentas esto!? Ese idiota malnacido se aprovecha de Rukia, la endulza con toda su basura, toma ventaja de estar metido todos los días en su casa y…

-¡Basta! –exclamó Uryu -¿No me escuchaste? Ella no se opuso… no se opuso… ¿qué hace cuando tú te acercas? ¡Se opone con todo!

-Claro, porque le gusta ese idiota. –bufó.

El moreno se sonrió.

-No idiota, de hecho lo rechazó amablemente diciéndole que estaba enamorada de ti…

Ichigo ladeó la cabeza.

-No entiendo ni mierda… debería haberlo golpeado, destrozado, chillarle como desquiciada.

-Exacto –planteó serio –Lo que quiero que entiendas Ichigo es que de alguna manera Hisagi le parece inofensivo a Rukia… -Ichigo parpadeó tratando de hilar las ideas –Ella se siente amenazada por ti aunque te quiera… y sumado todos los antecedentes tiene que estarlo –bromeó –Pero creo que se me ocurre algo para que eso cambie… Por un momento pensé que lo de ella era relativo a todo el género masculino, hasta que los vi. Él tiene todo lo que ella quiere, pero él no es tú… y esa es la clave.

-No entiendo… o sea que le gusta ese sujeto, ¿pero me quiere a mí?

-No, no le gusta… le gusta como es con ella… no es él, es cómo se comporta con ella… -Ichigo seguía sin entender –Dios, qué difícil es hacer entender a un orangután como tú –exclamó –Para lograr tener a Rukia nuevamente a tu lado tienes que comenzar a actuar… como lo haría Hisagi. Tienes que ser inofensivo.

-¡Tú estás enfermo! ¿Cómo voy a actuar como él? Si ni siquiera sé como lo hace, nunca los vi juntos más que un par de veces y ni siquiera fue más de un par de segundos.

-Eso déjamelo a mí.

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Leía tranquilamente en la biblioteca. Era un agrado tener un minuto de descanso lejos de esos atolondrados de Iwata y Matsumori, los adoraba, pero a veces lo mareaban. Pasó otra hoja y tomó un lápiz para hacer una nota. Escuchó un carraspeo frente a él y alzó la vista. Al ver al par de muchachos soltó un bufido.

-¿Qué quieren? –les preguntó.

-Solo hablar, Hisagi-senpai –le dijo Uryu indicando la silla frente a él, el mayor le hizo el gesto que tomara asiento. Ichigo permanecía de pie, Ishida lo tomó por la manga del uniforme y lo obligó a sentarse a su lado. –Verás, tenemos una petición que hacerte.

-¿A mí? –cerró el libro dejando el lápiz entre las hojas –Si es para pedirme que deje en paz a tu novia, Kurosaki, quiero que sepas que ya no trabajo para los Kuchiki.

-No es eso –retomó Uryu. -¿Ichigo?

-Me rehúso a hacer esto –bufó.

-No sé qué puedes querer de mí, Kurosaki –le dijo calmadamente –La verdad esperaba que una vez fuera de la mansión Kuchiki ya no tendríamos problemas. No es fácil cuando usualmente tengo que acompañarlos en sus misiones de reconocimiento, sentir que me apuñalas a cada paso… no es lo más agradable –Ichigo frunció el ceño –Y si temes que me acercaré a ella, te informo que no es ni será así. Al menos por lo mediato.

-Ya que Ichigo no va a doblegar su orgullo, yo hablaré por él –Uryu tomó la palabra –Queremos que nos ayudes… a que Ichigo reconquiste a Rukia.

El mayor de los muchachos casi se rio.

-¿Y por qué podría ayudarte con eso, Kurosaki? Si fuese un experto ya estaría con ella y no perdiendo mi tiempo hablando con ustedes. –se puso de pie y tomó su libro –Rukia está enamorada de ti, creo que no necesitas reconquistarla.

Se retiraba cuando pasó junto a Ichigo y éste lo detuvo por la manga.

-Enséñame a que no me tenga miedo…

-Vaya…

Volvió a sentarse frente a los chicos.

-Creo que eso sí puedo hacerlo… -reflexionó bajando la vista al libro, rascó un poco la portada sin alzar la mirada. Asintió –Vale, lo haré. –miró a Ichigo -¿Por qué te teme?... Vale, es algo arisca, pero… -el incidente de las katanas se le vino a la mente y frunció el ceño –No… no quiero saberlo. Te ayudaré… por ella. No por ti.

Uryu asintió conforme. Si Kaien lo hubiera visto como manejó la situación hubiese estado orgulloso, ya se lo contaría por la tarde.

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Midori y Tanaka habían regresado a sus respectivas casas luego de un par de días de investigaciones. Habían tenido que permanecer en reclusión en uno de los calabozos de uno de los escuadrones, claro que no era muy diferente a una sala de castigo de una escuela. Aún así las muchachas estaban asustadas y sus nobles padres muy molestos con el comandante. Lamentablemente nadie tenía influencias directas en el Gotei como para cambiar el destino de las muchachas.

Agradecían enormemente el apoyo que el capitán Aizen les dio durante ese tiempo, quien las reprendió por jugar con algo que no debían, como lo haría un padre. Les explicó muy bien lo peligroso que había sido, que no se podía bromear con Hollows… y que se haría cargo de quien les facilitó el adminículo.

Akiko, en cuanto supo que las chicas habían sido puestas en libertad, se dirigió a casa de Midori. No quería quedar en malos términos con ellas, después de todo habían sido amigas muchos años… años en los que no sopesó el real valor que había tenido seguir a su rubia amiga en sus caprichos. Había estado equivocada tantos años, por lo mismo, no temió acudir a Kira a advertirlo, ni menos confiarle la verdad a Renji antes de año nuevo. Fue entonces que ella pasó al otro bando, traicionando a sus amigas. Sin embargo no pudo evitar el gran final, ya que nunca supo de que se trataba hasta ese mismo día.

–¿Vienes a burlarte de mí, rata asquerosa? –fue el recibimiento que tuvo de Midori al verla en el recibidor –¡No entiendo porqué saliste victoriosa de todo esto!

–Midori, vengo en son de paz, somos amigas…

–Eras mi amiga, Akiko, hasta que decidiste ir y abrir tu bocota con esos rastreros… de otro modo la historia hubiese sido diferente. ¡Ese estúpido hollow pudo cargárselos a todos! Y a ti incluida –le escupió con una mirada desvariada –Pero claro, ahí estaba la grandiosa Rukia Kuchiki dando muestra de porqué será la próxima adquisición del Gotei. Eso es todo lo que se escucha en ese maldito lugar. ¡De esa rata asquerosa que convocó su zanpakuto!

–¡Pudiste matarlos a todos, Midori! ¿No te das cuenta de eso? ¡Pudiste morir también si no hubiese sido por Rukia-chan!

–Y el capitán Kuchiki…

–Y el capitán Kuchiki –repitió –Solo vine a ver qué tal estabas…

–No era necesario, tú y yo ya no tenemos nada que ver… y en cuanto pueda te haré caer junto con toda esa basura con la que ahora te codeas.

Akiko asintió suavemente y se volteó para dejarla sola hablando sandeces en aquella sala de recepción en su enorme mansión. En la entrada de la casa, Orihime la esperaba junto con Renji y Rukia.

–¿Estás bien? –preguntó Orihime a la muchacha a penas se integró al grupo.

–Perfectamente –respondió con una sonrisa sincera –Ella no está bien… –se volteó hacia la puerta al tiempo que era cerrada desde adentro y ellos ya se encontraban en la calle –Su corazón parece podrido…

–Hay gente que simplemente nace así –dijo Rukia iniciando la marcha –Y hay otros que solo se dejan arrastrar hasta que se dan cuenta de su error –no la acusaba, era una manera de animarla –No te guardamos rencor, Akiko… y para demostrártelo, con Hime-chan nos adelantaremos un poquito porque tenemos que hablar cosas de nosotras y tú puedes acompañar a mi hermano si no te molesta –sonrió inocente.

–Ya, váyanse de una vez –Renji le bufó a su hermana para quedarse atrás con la muchacha.

Las dos amigas se adelantaron riendo divertidas. Akiko no se movía de frente a la puerta y soltó un suspiro pesado. Había vivido tantas cosas junto con Midori y Tanaka, habían sido realmente buenas amigas durante tantos años, recordaba cuando se sentía sola y Midori le regalaba un largo y cálido abrazo. O cuando con Tanaka compartían sus muñecas, cuando Midori le cambió su shamisen porque el propio se le había roto por accidente… Una lágrima se le escapó y trató de disimularlo.

–Puedes llorar si quieres –le dijo el pelirrojo, ella asintió sin voltearse a verlo –Podrán ser una zorras, pero son tus amigas…

Akiko volvió a asentir y soltó un suspiro trémolo.

–No las llames así…

–De acuerdo –puso una mano en el hombro de la muchacha –Vamos… –ella negó suavemente. Tiró suavemente de ella, pero ella no se volvía ni menos se movía –¿Qué pasa?

–¿Cómo puedes pedirme que vaya contigo después de todo lo que ha pasado? ¿No te das cuenta que yo era otra de las niñas que maltrataba a tu hermana? ¿Qué me burlaba de Hime-chan? ¿Qué le hice la vida tan imposible a Rukia-chan que Kuchiki-sama terminó por retirarla de la escuela?

–No eras tú –negó con seguridad –Esa chica se quedó en una de las habitaciones de esta casa el día que otra tomó su lugar para ir donde Iduru y confesar… Y esa chica, claramente no era la que se escapaba de casa para ir a encontrarse conmigo desde hace varios meses –le acarició el cabello –Vamos, Akiko… no tienes nada más que hacer en este lugar.

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Orihime se sintió muy culpable dejando a su medio hermano en casa. Sabía que se aburría enormemente en su castigo, pero al menos le dejó encargado que terminara su arreglo floral. Eso lo distraería un rato, un pasatiempo que él no se atrevía a compartir más que con ella. Tomó su abrigo y salió de la mansión, no sin antes despedirse de su padre, quien no cuestionó nada al decirle que saldría con Rukia y los chicos.

Habían quedado de ir por un paseo al parque. La primavera había caído finalmente en el seireitei y con ello también se acercaba el primer aniversario de la muerte de Hisana-san. No era el momento de dejar sola a su mejor amiga, pero tampoco el tiempo de atosigarla. Por eso, cuando aceptó encantada la invitación la pelinaranja no pudo sino entusiasmarse muchísimo.

"-Tienes que estar muy atenta, Hime-chan –le dijo Kaien mirándola serio –Al primer movimiento inadecuado de Ichigo, debes acudir para interrumpirlo… y, por favor, no los dejes solos"

Había pasado por su amiga y Renji que estaba con Akiko. En el camino se encontraron con Ichigo y luego pasaron por Uryu, quien salió prácticamente disparado de su casa huyendo de los retos de su madre. Aún quedaban rezagos de la broma, ya lo sabría ella quien tenía que dejar a Iduru-nii-san en casa vuelto una maraña de quejas.

Mientras caminaban, Ichigo trató de acercarse demasiado a Rukia, Orihime se puso entre ellos.

"Hazles sentir el muro, que no pueden acercarse demasiado –le recomendó –Mantén a raya a mi primo y protegida a Rukia-chan. Un acercamiento inadecuado puede echar por borda todo esto"

Llegaron al parque, la casona que lo amparaba preparaba té y bocadillos, sería un buen final para aquel paseo. Aún todo estaba cubierto por una ligera capa de nieve, mientras en los cerezos los brotes de las flores podían identificarse fácilmente, alguna que otra flor ansiosa ya había asomado. Ella había llevado la conversación en todo momento. Lograba ser la perfecta conexión entre ellos. Podía ver que su amiga se sentía especialmente cómoda, aunque leía la frustración en Ichigo. Cuando creyó era el momento adecuado, se dejó guiar fuera de la escena por Uryu, no tan lejano para no perder el control de la situación.

En uno de los puentes sobre el estanque congelado, Rukia jugaba con la débil capa de nieve sobre la baranda, formaba leves figuras con sus dedos enguantados. Ichigo permanecía a su lado en silencio.

"Dale su espacio, su silencio no es malo. Respeta que quiera estar en paz con sus pensamientos, solo acompáñala"

Recordó las palabras del imbécil de Hisagi, pero las siguió al pie de la letra. Ahí estaba él, sin interrumpir en el ensimismamiento de la morena. La observaba concentrada en desplazar los copos de nieve, recorrió su rostro con la mirada y se dejó admirarla sin aquella ansiedad que solía invadirlo. De pronto se vio imitándola, en su espacio, haciendo dibujos sobre la baranda del puente con sus dedos, y le pareció un interesante pasatiempo. Sin saber cómo dejó de concentrarse en ella un momento, para cuando se sintió observado. Se volteó hacia ella.

–Ya va a ser un año… –dijo ella con voz suave. Él asintió –Ha sido un año extraño… –alzó la vista al cielo apoyando sus manos en la baranda, aplastando su labor anterior –Siento que cuando ella partió todo se fue desmoronando de alguna manera… –suspiró –Desde que ella se fue perdí mi cable a tierra…

"Aprende a leerla. Sus gestos, sus miradas, escucha sus palabras, pero no el contenido ni el mensaje… lee su voz"

¿Qué decía todo en ella? No quiso interrumpir, ni preguntar. Ella se volvió al frente y sonrió. No, no estaba triste. Su voz… su voz era calma. En su mirada había añoranza… en sus palabras… consuelo, tal vez.

–Ella era para mí todo, mi hermana, mi madre, mi mejor amiga –continuó –Nada fue lo mismo luego que ella se enfermara… Todo se volvió gris. –hizo una pausa y volvió a mirar a la baranda, sus manos –Creo que siempre supe que moriría –algo en su voz se quebró, pero se mantuvo entera –Desde que cayó enferma… ella ya no pertenecía a este mundo y lo sabía –volvió a alzar la mirada –Creo que cuando vio que Renji y yo estábamos a salvo… su misión estaba cumplida –volvió a mirar sus manos.

Ichigo bajó la vista a las manos de Rukia, estaban tan cerca de las propias.

"Si teme que te acerques, simplemente no lo hagas. No invadas su espacio personal… Deja que sea ella quien se acerque, tú solo debes estar allí."

–Pero quizás no sabía que estar a salvo no era únicamente convencer a Nii-sama de hacerse cargo de nosotros… sino que ella también estuviese con nosotros –suspiró –Un año que ha sido un tormento… Un año en el que mi cabeza se ha vuelto un lío… un año en que he ocasionado daño, más del que hubiese querido.

"No dejes que se hunda, anímala. Dale a entender que tienes una alta imagen de ella… que confías en ella, que sabes que es capaz de todo"

–No tienes la culpa, Rukia –le dijo Ichigo alzando la voz finalmente –Todos comprendemos por lo que has pasado… Si bien Renji y tú han tenido formas muy diferentes de afrontarlo, ambas son totalmente respetables. Tú eres fuerte y te has sabido sobreponer a la partida de tu hermana de la mejor manera que has podido… nadie de nosotros puede decir más que hemos estado ahí… nadie se ha movido de tu lado.

Ella le sonrió.

–Lo sé… y lo agradezco enormemente… a veces puedo llegar a ser muy molesta.

–Si no aceptamos tus peores momentos, no merecemos que nos regales los mejores –le dijo con seguridad.

El resto del grupo se acercaba a ellos cuando las primeras gotas, de lo que luego sería una copiosa lluvia, comenzaban a caer. Ingresaron todos a la casa de té. En dicho lugar se sumaron a las bromas, a la conversación trivial. Pudo notar como Rukia lo miraba y le sonreía, a lo que él le respondía. Increíblemente habían podido pasar una tarde tranquila, sin sentirse nervioso ni menos incomodarla a ella. Cuando finalmente el grupo comenzó a desmembrarse, Ichigo iba a ofrecerse a acompañarla cuando Orihime fue más veloz y le solicitó que fuera con ella con pretexto de visitar un momento a Iduru, a lo que Uryu se unió. Rukia regresó a casa junto con su hermano, tras pasar a dejar a Akiko a casa.

"No abuses del tiempo, no trates de ganar más… actúa como si tuvieses todo el tiempo del mundo."

Después de todo ese idiota sabía mucho.

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Masaki acababa de terminar su té, su primo permanecía con la vista en los jardines de la casona pudiendo ver a una distancia bastante prudente a su hermana conversar con su sobrino en uno de los puentes. Agradecía la sinceridad de la mujer sentada frente a él, aunque sabía que ella también le había comunicado los planes de los muchachos para poder tener una excusa para seguirlos sin sentirse demasiado invasiva y compartir la culpabilidad de no confiar en su propio hijo.

–Te dije que se comportaría –de pronto habló ella, aunque también lo decía para reafirmárselo a sí misma –Solo fue un mal entendido, Byakuya.

El hombre asintió dándole la razón muy para la sorpresa de Misaki.

–Renji habló conmigo… me comentó algunas cosas del pasado de Hisana de las cuales fueron testigos. –bajó la vista a su té –Nunca pensé que ella guardara tantos secretos, al menos de mí.

–Estaría avergonzada, si es lo que creo –lo miró compadeciendo la memoria de la mujer –Dicen que hay cosas en la vida de una mujer que siempre deben permanecer para ella… nunca contar todo a su pareja, guardarse algo… y eso es lo que Hisana quiso guardarse para sí.

–¿Le has ocultado algo a tu marido?

–Claro que sí –soltó una carcajada cantarina –Y tampoco te lo diré, Byakuya-bo –lo bromeó, él le sonrió levemente.

–No quiero saber, créeme

Ella le dio un toque suave en el antebrazo.

–No estés enfadado con Hisana, si no te lo dijo debió tener sus razones y solo hay que respetarla en sus decisiones…

–Lo que me duele es que por su silencio no he podido proteger a Rukia, si hubiese sabido lo que había pasado hubiese tenido mucho más cuidado. Le di demasiadas libertades –miró hacia afuera, su hermana conversaba con Ichigo a una corta distancia, pudo distinguir a la chica Inoue mirando la escena cerca de ellos –Salir con chicos solo fue una de ellas… le di la oportunidad de decidir sobre su destino, le permití entrenar para ser shinigami… y eso ya no puedo detenerlo.

–Eso no es algo malo, todo lo contrario.

–Ella no sabe manejar esa libertad, lamentablemente –reflexionó viendo como Orihime se plantaba entre los muchachos a la distancia –Se expone tontamente, es una impulsiva… Ya viste lo que pasó para año nuevo.

–Y fue una excelente combatiente, como todos los chicos –le expuso –Le has dado la libertad que tenía antes de llegar a tu casa, tú no eres el dueño de su destino. No eres su dueño, por mucho que en ella veas el recuerdo vivo de Hisana. No puedes protegerla de todo… que sea libre no significa que la vas a perder, sino todo lo contrario. Ya sabes lo que dice el dicho: si lo dejas libre y vuelve a ti…

–Te estás acercando a un terreno delicado, Masaki –le advirtió, ella le dirigió una mirada que denotaba lo poco que le importaban sus advertencias –Solo quiero alejarla de lo que pueda hacerle daño.

–Crecer hace daño, Byakuya, no puedes tenerla encerrada en tu casa rodeada de conejos… ya no.

–¿Ah no? Pensaba que siempre me quedaba ese recurso –dijo serio pero la mujer detectó inmediatamente la broma –De hecho haré que compren unos cuantos para el aniversario de Hisana, quizás logre robarle una sonrisa…

–Sería bueno, a ver si ella te roba una a ti también –dejó caer, el hombre la miró de reojo –Al menos Hisana te dejó a esos dos chicos –suspiró viendo salir a los chicos del jardín –Los criaste como si fueran tuyos y resultaron ser buenos muchachos. Se nota que estás muy orgulloso de Renji –Byakuya asintió –Y qué decir de Rukia… eres el peor padre sobreprotector del mundo, aunque para todos sea tu pequeña hermana, sé que así no te sientes con ella.

–Era tan adorable –soltó para sorpresa de su prima –Una muñeca… y creo que la consentí demasiado. Lo sigo haciendo… –miró a la mujer –¿Qué puedo hacer ahora? Lo que pasó con tu chiquillo puede repetirse en cualquier momento… No, no digo por él, lo digo en general. Ichigo ya aprendió la lección, pero si ella decide que no es a él a quien quiere a su lado… ¿habrá otra persona que pueda comprenderla? ¿Qué no fuerce las cosas? Es un terror que me invade últimamente. ¿Cómo protegerla de ello?

–Sabes la respuesta, Byakuya –lo miró seriamente –La propuesta sigue en pie, no tendrás que dar esta explicación a nadie más… y sé que juraste darle la libertad, pero ella no sabe manejar la libertad, primo, no puede con ello. La malcriaste, la hiciste una noble, pero trae un pesado pasado a cuestas… sabes cómo son las cosas en nuestro círculo y no todas tenemos la suerte que tuve yo de casarme con quien amo. Tú dices que le das libertad, pero también sabes que cuando el clan te pida que la cases tendrás que hacerlo… te prometiste nunca más incordiar a los vejestorios cuando te casaste con Hisana y adoptaste a Rukia. Si la dejas elegir puede que no se equivoque, pero sabes muy bien que no podrá elegir al final… es el precio que debe pagar.

–No podía abandonarla a su suerte…

–No, no estoy discutiéndolo… solo… piénsalo, Byakuya –él negó y bufó –Casa a Rukia con Ichigo, es la mejor opción que tienes. No la dejarán comprometerse con cualquiera… y tampoco dejarán que se quede soltera, es tu heredera y no tienes otro heredero que pueda tomar su lugar. No la dejaste en una posición fácil.

Byakuya se pasó una mano por el cabello.

–De acuerdo.

Masaki se sorprendió.

–Haremos los arreglos, comprometeré a mi hermana con tu hijo.

–Hablaré con Isshin.

El moreno asintió serio.

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–Esas crías tenían uno de esos convocadores de Hollows que utilizan en el Gotei para entrenar a los escuadrones –comentó Matsumori tendido en su cama dentro del dormitorio de la academia –Les fue requisado, por supuesto, el mismo Capitán Aizen lo retiró del lugar. ¿Cómo creen que haya llegado a las manos de esas niñas tontas?

-Hay un mercado negro bastante extendido –Hisagi sacó la vista de su manga –Así como conseguimos estos –indicó su libro –Créeme que se puede conseguir lo que sea a un buen precio… uno alto, por cierto.

-El capitán Kuchiki fue quien les salvó el pellejo a esos idiotas –agregó Iwata –Dicen que apareció justo cuando Rukia Kuchiki intentaba eliminar al hollow con su zanpakuto.

Hisagi se incorporó en la cama.

-¿Qué has dicho?

-Eso… que tiene una zanpakuto… -el castaño lo miró extrañado –Eras su instructor… suponía que lo sabías…

-Pues no, no lo sabía… -se volvió a recostar y hojear su manga –Genial.

Los dos chicos se asomaron tras el manga y lo miraron risueños.

-Uys sí, la princesita tiene su zanpakuto y Hisagi babea –rieron sonoramente -¿Puedes ser más patético para reír más, Shuuhei?

-Cállense, aliento de hollow –se volvió hacia la pared no tener que verlos.

Ambos se sentaron a los pies de la cama de su compañero.

-Oye, sabemos que tienes un trato con Kurosaki –Iwata alzó la voz, Hisagi los miró de reojo –Pero creo que, dado que tu princesa convocó su zanpakuto, puedes tener otra manera de estar cerca de ella… Con fines netamente académicos, claro.

-¿Y qué los hace pensar que yo quiero estar cerca de Rukia?

-Hablas dormido, ¿lo sabías?

-Aparte de babear la almohada –agregó Iwata, Hisagi le levantó el dedo del medio –¡Me ofendes, Shuuhei! Y yo tratando de ayudarte… ¿Acaso no quieres verla de verdad? ¿Ni siquiera para ayudarla a usar su zanpakuto?

-Ay, Hisagi-sensei estoy tan desvalida –Matsumori agudizó la voz y batió las pestañas –Tengo una espada y no sé cómo usarla –canturreó. –Enséñame, por favor… y luego me tomas en tus brazos y me besas detrás de los arbustos –se largó a reír.

El manga le llegó directo a la cara. Hisagi se levantó de la cama y salió de la habitación. ¿Seguir ayudándola pero sin ser oficialmente su instructor? ¿De qué manera podría hacer eso? No existiría ningún vínculo laboral con los Kuchiki… había dado su palabra a Kurosaki de ayudarlo y lo haría… pero solo quería verla, aunque no pudiera tenerla… pero sí…

Pudiste luchar por ella de todos modos

¿Qué podría ofrecerle yo? No merece a alguien como yo… usted la sacó del rukongai, yo no la regresaré a él… ¿Puedo retirarme?

No, no puedes –dijo el capitán mirándolo severo –Algún día serás un oficial del Gotei 13, y llegarás a ser un alto rango, eso es indiscutible –hizo una pausa –¿Sabes los beneficios de eso, muchacho? No volver al rukongai es uno de ellos… y el otro es que quienes ocupan dichos puestos son muy bien vistos dentro de las familias nobles. –se puso de pie –Pero entiendo lo que sientes, completamente… el miedo es natural y, muchas veces, lo que mantiene vivo a un combatiente. Puedes retirarte.

No había pedido nada a cambio de su ayuda a Kurosaki, era momento de cobrarse su parte. Seguiría apoyándolo, pero si ese zanahorio seguía metiendo la pata –o eso le había escuchado a sus amigos– él no detendría su caída. Haría lo que estuviese en él para que Ichigo lograra estar con Rukia, pero cuando ya no hubiese nada qué hacer… sería el primero en apartarla de su lado.

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Era el primer aniversario de la muerte de Hisana. Habían preferido ir en familia temprano a su tumba. Los acompañaban Mitsuki y Nanami a presentar los respetos en representación de la servidumbre.

-¿Estás bien? -preguntó Orihime a su amiga.

Rukia asintió leve.

-Nii-sama está tan triste, verlo me parte el corazón.

-Quizás debieras preocuparte también en como se sientes tú -murmuró tratando de no remover demasiado sus sentimientos -No es bueno que te lo guardes, eso solo endurece tu corazón. No tienes que ser fuerte por todos…

-No me hago la fuerte -respondió, Orihime le sonrió dulce -Al menos no tanto -su amiga le tomó el brazo con una suave caricia -Estoy bien, de verdad.

Sus otros amigos se retiraban del lugar. Ichigo se acercó a la chicas, Orihime alejó su mano del brazo de Rukia y amplió la distancia entre ellas para cuando el pelinaranja estuvo a su lado.

-Estaré por allá -le dijo a Rukia indicándole un espacio a unos metros. Claro que ese aviso era más para el chico que para su amiga.

La morena asintió y vio a la chica alejarse. Repasó a Ichigo con la vista.

-Estoy bien -anunció antes que él preguntara -Esto no es más que un rito… -miró a la tumba de su hermana -No la traerá de regreso. Tampoco significa que sea el único momento para recordarla, cuando lo hago todos los días… aunque a veces su rostro se me vuelve difuso. -inspiró profundo -Nii-sama dice que le recuerdo a ella, que verme le hace sentir que ella nunca se fue… Quisiera ser al menos un poco como ella para que él no sufriera tanto…

-Todos somos irremplazables, Rukia -le dijo siguiendo la mirada de la muchacha -Cuando tío Byakuya te dice eso es para confortarte, no para que sientas el peso de tomar su lugar.

-Fui tan injusta con ella… con Nii-sama -se volteó a verlo -Contigo…

-No importa, de verdad.

-Claro que sí. Descargué todas mis frustraciones en ti, cuando tú solo querías estar a mi lado…

-A ver -la interrumpió -Vamos a aclarar algunas cosas. Fui un insensible -ella negó -Claro que sí. Tu hermana acababa de morir y yo esperaba que todo fuera tal como antes. Presioné los botones incorrectos y, creo, me gané tu desprecio. No estuvo bien tratar de presionarte de esa manera. Me recuerdo de mi actitud y me avergüenzo de ello… Nunca quise convertir tu vida en un infierno… solo jugaba y debí haber entendido que era un infierno por sí misma.

-No seas melodramático, tampoco es tan mala -le sonrió amistosa, se volvió nuevamente a la tumba de Hisana -Solo ha sido inmensamente difícil.

Ichigo alzó su mano para apoyarla en el hombro de Rukia, pero se detuvo y retrocedió. La chica soltó un suspiro.

-¿Puedes abrazarme, por favor?

Sin siquiera pensarlo la rodeó por la espalda. Ella se recargó en él.

Aprende a ponerte límites. Menos es más.

Puso un poco más de fuerza al abrazo y luego la soltó lentamente. Rukia se volteó hacia él y le sonrió con remordimiento. Lo había alejando tanto que ahora él temía actuar por instinto. Puso un pequeña mano en el brazo del muchacho como probándose a sí misma, su vista en el sitio del contacto. Deslizó la mano por el brazo, antebrazo, mano hasta retirarla lentamente rozando sus dedos.

-Gracias -murmuró en un suspiro.

Él asintió en silencio. Orihime se acercó a ambos, era momento de intervenir y momento de volver a casa.

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La vio a la salida de la academia, ella también lo vio y le sonrió a la distancia. Contrario a lo que imaginó alguna vez que haría si la volviera a ver, fingió no haberla visto y se entretuvo con una imaginaria pelusa en su uniforme procurando no verla.

Rukia se mordió el labio cuando vio que Hisagi la ignoraba y de hecho se volvía sobre sus pasos para perderse entre los estudiantes que salían a esa hora. ¿Por qué?

Ichigo llegó a su encuentro junto con Renji. Akiko se quedó mirando el gesto acongojado de la morena, sin prestar demasiada atención para cuando el pelirrojo llegó a su lado y la tomó suavemente de la mano. Fue entonces que salió de sus pensamientos.

-¿Pasa algo? -preguntó Renji.

Ella negó.

-No, nada.

Rukia volteó hacia Ichigo.

-Eso si es sorpresa -le dijo tratando de contener su entusiasmo, ella le sonrió -¿Acompañando a Akiko?

-Algo así… -respondió con la voz suave. -De hecho veníamos por ustedes. Hay un espectáculo en el parque y pensamos que podíamos ir juntos.

-Buena idea.

-Hime-chan debe estar por llegar.

-Entonces esperamos… Uryu e Iduru deben estar por salir. Se entretuvieron en la biblioteca…

Rukia asintió, pero no podía evitar repasar con la vista a los estudiantes. Solo quería verlo, quizás hablar un poco… quizás incluso podía acompañarlos. No, seguro tenía que trabajar… pero si le preguntaba… quizás aceptaría…

-Uy, pensé que venía atrasada -Orihime llegaba hasta ellos -¿Y Uryu? ¿Y Nii-san?

Renji le explicaba a Orihime que su hermano y su amigo estarían por llegar. Mientras Ichigo detectaba la mirada perdida de Rukia en los pocos estudiantes que ya iban de salida. Supuso inmediatamente que esperaba encontrarse con el imbécil de Hisagi. Un molesto sentimiento de ira se instaló en su pecho. ¿Acaso estaba pasando algo que él no sabía? ¿Se estarían viendo aún? Acaso ella… no, imposible.

Uryu caminaba hacia ellos junto con Iduru, al llegar hicieron un par de comentarios e iniciaron la marcha. Rukia desvió la vista al frente cuando su amiga tiró de su brazo y la atraía ella. Doblaron la calle camino al parque.

-Ya se fueron -anunció Iwata junto a un árbol -No puedo creer que seas tan cobarde, Shuuhei -lo reprendió -¿Acaso estás avergonzado de haber renunciado sin darle ninguna explicación?

-No

-¿Entonces? -insistió Matsumori -¿Por qué estamos escondidos como si fuéramos ladrones? -su compañero no respondió -Oye… ¿me escuchaste?

Hisagi asintió.

-Voy tarde -dijo adelantándose a sus amigos -Dejamos entonces los tragos para mañana…

-Sí -respondió Iwata.

Su amigo aceleró el paso para salir de la academia rumbo a su nuevo trabajo.

-Ya me está dando tristeza verlo así… -comentó Matsumori -Ya no es gracioso…

-Nunca fue gracioso -determinó el castaño. -Vamos por esos tragos, necesito algo fuerte.

-¿No íbamos mañana?

-Mañana también.

-Me agrada tu estilo, Iwata-kun.

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Los adultos se habían retirado de la sala dejándolos solos. Rukia miraba sus manos empuñadas, apretando la tela de su kimono, respiraba profundamente y negaba con la cabeza. Ichigo a su lado miraba al techo, el ritmo de su respiración se mimetizaba con el de la chica a su lado. No, así no deberían haber sido las cosas, no ahora.

–No sabía nada de esto, Rukia –murmuró mirándola, ella no se movió –No tengo nada que ver…

–No puedo creer que Nii-sama me haga esto –suspiró más bien para sí misma que para él –Yo… no puedo aceptar esto, no ahora.

Ichigo la observó guardando silencio. ¿Por qué sus padres habían tomado una decisión así? ¿Por qué Byakuya había accedido a algo así? Acelerar las cosas no era prudente, no era lo que debía ser. O sea, era lo que él deseaba… ¿pero era lo que Rukia quería?

–Podemos oponernos, no pueden obligarnos –le dijo, Rukia lo miró –Si no quieres hacerlo no pueden hacer que sigas con esto…

–No es eso –respondió desviando la mirada –No es oportuno, solo es eso… Nii-sama fue claro, si tomó esta decisión fue simplemente porque es la única oferta que él puede manejar… algún día la familia va a insistir en que me comprometa con alguien y, en ese momento, no va a poder elegir. El peso que tiene en sus hombros es grande y, créeme, que lo que menos quiere es imponerme algo, pero es el precio de nuestra posición.

–¿Quieres decir que no vas a oponerte?

Ella negó suavemente. Podía ver su mirada perdida en la nada. Le habían cortado las alas, ella que soñaba con la libertad que le otorgaría el Gotei, alejarse de esa familia, dejar atrás todo lo que la marcaba como una noble, de su pasado castizo.

–No tienes que hacer nada que no quieras… –insistió.

–Solo quiero que lo retrasemos lo más que podamos… ¿podemos hacerlo verdad? –su propuesta no era para nada descriteriada, de hecho era lo más cuerdo que podrían haber pensado –Si alguna vez tuviera que dar ese paso, créeme que querría darlo contigo… –confesó sin mirarlo –Pero… ahora… estoy muy confundida.

–¿Por qué? –preguntó de súbito –Entiendo que quieras aplazarlo, somos jóvenes, es lógico que queramos retrasarlo, de hecho yo también así lo quiero… pero no entiendo tu confusión. No te entiendo, aunque quisiera hacerlo, no puedo leerte.

Rukia lo miró y le sonrió con gesto apesadumbrado.

–Has cambiado tanto, Ichigo –le dijo con voz suave –Has sido tan amable y considerado conmigo durante este tiempo. No tengo nada más que agradecértelo. De verdad… Has sido paciente. Pero…

–¿Cuántos peros más tengo que escuchar Rukia? –bufó cansado –Cuando se trata de mí siempre hay peros… Primero que te quise de concubina, que reconozco fue un estúpido error. Luego que según tú mis padres te despreciaban… Después que me sobrepasé contigo… Lo de Midori…

Rukia se pasó las manos por el cabello.

–Tengo miedo, Ichigo…

–¿Miedo de qué? ¿De mí? ¿Acaso no he sido respetuoso contigo estos meses? ¿Acaso no te he dado espacio? ¿Acaso te he herido de alguna manera? –suspiró –¿Qué más tengo que hacer para ganarme tu perdón? Porque ya no sé que hacer… de verdad… –hizo una pausa –Yo tampoco quiero un compromiso impuesto.

–No tengo una respuesta, de verdad –murmuró, con un lío en la cabeza –Yo solo… solo esperaba que alguna vez pudiese decidir por mí. Si quisiera o no estar contigo fuera mi decisión… Estábamos tan bien… habíamos avanzado tanto… Y esto solo llega como si fuera una meta que ya cumplí cuando solo llevo la mitad del recorrido. Una carrera que gané con solo inscribirme en ella.

–¿Qué quieres hacer?

–Solo quiero tiempo…

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Kaien apoyó sus manos en el escritorio mirando a su primo intentando encontrar las palabras adecuadas. La decisión de Isshin y Byakuya había cambiado totalmente el curso de los acontecimientos, logrando que todo se volviera aún más confuso. Con Ichigo buscaban ir paso a paso, darle a Rukia el tiempo para decidir, para dar el paso de volver a confiar en él… con esto solo la obligaban a tomar un camino y no era lo que el pelinaranja quería… no quería tenerla por obligación.

–¿Vas a aceptar el compromiso? –preguntó el castaño mirando a su primo.

–No, no lo quiero así…

–¿Sabes que si lo rechazas puedes perderla definitivamente? –preguntó preocupado –Entiendo lo que piensas y creo, que en otra situación, hubiese sido la decisión más acertada y madura… pero no están en la posición de negarse. Quizás no hoy ni mañana, pero es cierto que en algún momento Byakuya y su familia buscarán a quien sea un prospecto para ella. Quizás deberías aceptarlo únicamente para salvarla de aquello, si ella quiere rechazar el compromiso luego… ya será su decisión. Además, ¿qué otras posibilidades tiene?

–No quiero ser su opción por descarte, quiero ser su opción porque así lo quiere.

–Ella solo te pidió tiempo… no es necesario que te niegues a la posibilidad. Dale el tiempo que te pide para que decante la información.

Un par de golpes a la puerta, Kaien se levantó a abrir y Uryu ingresó en la oficina del teniente, Orihime lo acompañaba. Comenzaba otra de sus reuniones, de esas que ya lo tenía aburrido. Se sentía un idiota cada vez que el resto opinaba y decidía cómo debía comportarse. Entendía que había cometido errores en el pasado, pero había buscado la manera de remediarlos, y Rukia había sido muy explícita… había cambiado mucho.

–Dentro de una semana tiene la examinación para el ingreso al Gotei, creo que no es el mejor momento para tratar que piense sobre la decisión que han tomado por ustedes –Orihime miró a los varones –Creo que ha sido suficiente, nadie parece respetar sus tiempos… No es justo.

–¿Respetar sus tiempos? –preguntó Ichigo –Desde el invierno que estamos en aquello…

Uryu miró a Kaien.

–¿Ves lo que digo? –exclamó el moreno arreglando sus lentes –No podemos esperar que mantenga el autocontrol mucho tiempo… simplemente no va con él. –miró a Ichigo –Si realmente estás tan cansado, ¿por qué no lo dejas? De todas las chicas que podrías tener fuiste a fijarte en la más liada de todas… O aceptas aquello o te retiras, créeme que conozco a alguien que feliz tomaría tu lugar sin dudas.

Ichigo gruñó e imaginó miles de muertes dolorosas para su amigo.

–¿Y qué si estoy cansado de Rukia y toda su mierda?

Orihime lo miró con un gesto de asombro y preocupación.

–¿Lo dices en serio, Ichigo-kun?

–El amor no es fácil, zanahorio –le dijo Kaien –Y esto que sucede no es más que uno de los tantos problemas que tendrán más adelante. ¿Acaso crees que yo no discuto con mi mujer? ¿Qué a veces no me aburro de todas sus quejas? ¡Hasta alguien tan encantador como yo tiene una mujer que cree que soy una bosta por ratos! –Orihime se rió por lo bajo –Pero si quieres dejarlo, hazlo. Ve y deshaz este compromiso… –Ichigo lo miró desafiante –Tienes lo que quieres a la vuelta de la esquina, solo falta que le des tiempo… solo eso te pidió. No dijo que no lo quería… solo que necesita tiempo.

–¿Y hasta cuando tengo que esperar? –preguntó de malhumor –¿Hasta después de su examen? ¿Hasta el próximo año nuevo? ¿Hasta cuando Uryu se decida a aceptar que le gusta Hime-chan?

Uryu miró a Ichigo con molestia y la pelinaranja se sonrojó notoriamente.

–No metas a otras personas en tus problemas, Ichigo –suspiró Kaien –Si me preguntas a mí, yo accedería al tiempo… si quieres que algo resulte bien, pues dale tiempo de madurar. ¿Es muy difícil esperar un poco más? –el pelinaranja se alzó de hombros –¿Ves? Tendrás a la mujer que quieres a tu lado, simplemente dale tiempo para que ella también tenga al hombre que quiere a su lado.

Ichigo asintió.

–¿Y el idiota? –se refería a Hisagi.

–Dijo que vendría, pero supongo que tuvo algún problema –comentó Kaien sin preocupaciones –Seguro anda con sus amigos… desde que se oficializó su ingreso al Gotei se ha relajado bastante. Supongo que tampoco le hará mucha gracia saber que te comprometiste con Rukia…

–Aun no he aceptado…

–Pero no te has negado… es lo mismo que aceptar, ¿no? Al menos Rukia no se ha opuesto, ¿no crees que es un gran paso? Dale tiempo, es mi recomendación… pero no te apartes de ella.

Una hora más tarde y con tantas palabras, aun no sabía cómo reaccionar a aquello. ¿Debía rechazar la oferta en un arranque de madurez o aceptarla siendo egoísta? Sabía que Rukia jamás se negaría a lo que Byakuya le propusiese… Para ella su palabra era ley. Podía quererlo u odiarlo, pero nada de peso tendrían sus sentimientos en contraposición con la voluntad de su hermano. Y sabía que tampoco sería honesto con él, por no ser cruda… aunque solía ser bastante sincera. Quizás era cierto que no quería rechazarlo y que tenía miedo a perderlo, pero miedo a aceptar un compromiso con alguien que la había decepcionado antes. Casi podía comprender…

–Me dijeron que podía encontrarte aquí –dijo logrando que el muchacho se volteara –Hisagi

–Pensé que, al menos en el Gotei podría pasar desapercibido –respondió alzando la vista para mirar a Ichigo –Siéntate, es neutral.

Ichigo se sentó mirando la estancia de las barracas, normalmente para comer y a esa hora totalmente vacía, a no ser de ellos dos.

–No llegaste a reunirte con nosotros –dejó caer.

–No estaba y no estoy de humor –respondió secamente.

Ambos miraron a cualquier lugar, Ichigo miraba a un par de mesas cuyas sillas estaban desalineadas, Hisagi a la mesa rascando la madera.

–Me voy a casar con ella…

–Lo sé –guardó silencio un momento, tratando de elegir bien las palabras –Ya lograste lo que querías… ¿por qué estás aquí?

–Porque no era así como quería que pasara –confesó el pelinaranja –Y me pregunto si será correcto aceptar o no… Si debo dejarla libre o atraparla.

–No necesitas atraparla, creo que lo sabes… y dejándola libre creo que en su confundida mente solo le reafirmarías sus inseguridades. Debes aceptar. Ella te quiere, tú la quieres… no deben dar el paso mañana. Solo tómalo con una posibilidad de demostrarle todos los días el porqué la elegiste, el porqué debe elegirte… el porqué merecen darse una oportunidad.

Ichigo asintió.

–¿No vas a golpearme o algo así?

Hisagi soltó una risa suave y negó con la cabeza.

–¿Por qué haría eso?

–No lo sé, quizás porque sería bueno que te salieras del papel del chico bueno en algún momento… ¿no te haría sentir algo mejor romperme la cara?

–Sí, lo haría –se puso de pie –Pero no cambiaría en nada las cosas… creo que ya no necesitas de mi ayuda. Sé que te has comportado, el teniente Shiba me lo ha comentado. Me alegro, de verdad… –le dio un par de palmadas en la espalda –Eres un buen tipo Kurosaki, ojalá Rukia algún día valore lo que estás haciendo por ella… No es fácil dejar el orgullo de lado.

Caminó para alejarse de él.

–Oye –Ichigo lo llamó, él se volteó –¿Qué harías tú? ¿Aceptarías el compromiso?

–Si fuera tú, lo haría…

–Te estoy preguntando a ti, no una pregunta hipotética.

–Sigue siendo hipotética –le respondió –Tengo algunas cosas que hacer, quedé con unos amigos… si me disculpas, tengo que irme.

Ichigo asintió y lo vio perderse por la salida de la barraca. Lo haría, aceptaría. Y le demostraría día a día que el compromiso no había sido un error, que solo era una meta a largo plazo, un camino en común que deberían recorrer para comenzar desde cero, la meta y el comienzo. Pero lo inmediato era apoyarla en el tiempo que restaba para su examen de ingreso, tal vez podría ser ayuda en ello y con lo mismo demostrarle que le importaba.

Se puso de pie para abandonar la estancia y las dependencias del Gotei, ya tendría muchos años para aburrirse de ellas.

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Nii-sama le había dicho que era momento de tomar un par de días de descanso, que no era bueno que se sobreexigiera antes de su examinacion dentro de un par de días. Que buscara meditar un poco para estabilizar su riatsu.

Pero no podía sino estar sumamente nerviosa. Recordaba cuando era niña y jugaba, o intentaba jugar, con Renji y los chicos a ser shinigami y recorrer los bosques cercanos a la escuela, o en los alrededores del seireitei. Cuando el odioso de Kira por solo molestar a Orihime las hacía quedar fuera de los juegos y el pobre de Ichigi se sacrificaba quedándose con ellas, o Uryu, sobretodo cuando ellas se entretenían con alguna labor que involucrara hilos y agujas.

Pasó por el jardín junto al sector de la servidumbre donde Mitsuki se sentaba al sol a quitarle las liendres. Estuvo varias semanas tratando de librarla de los bichos hasta que Mei le trajo ese pote de mal olor cuyo líquido le frotaban en la cabeza. Se sentó en la hierba en ese lugar que fue el primero que la vio jugar estando en esa casa.

Si en ese momento le hubiesen dicho, a sus cortos 5 años, todo lo que sucedería después no lo hubiese creído. Recordó cómo odiaba ir a la escuela y como prefería quedarse con Mitsuki en la cocina o fuera de ella con los conejos. Como sufría en un comienzo cada vez que la peinaban y como le molestaban los adornos en el cabello. Cuando Mei la bajaba de los árboles para que no dañara sus kimonos. Cuando tenía que calzar esas incómodas sandalias que la hacía perder el equilibrio.

Nada nunca se sintió desde entonces más cómodo que su uniforme de entrenamiento, que su cabello suelto, poder moverse libremente y ser llevada al límite solo para darse cuenta después que ese límite podía ser superado infinitamente.

En un par de días sería libre. No más damita, no más shamisen, ni flores ni adornos en el cabello.

Supuso que cuando Nii-sama le sugirió meditar se refería más bien a reflexionar. Escuchó unos pasos a su espalda y se volteó.

-Rukia-chan -le dijo Nanami -Un oficial del Gotei quiere hablar con usted.

La chica se dejó guiar hasta el salón. Nanami abrió la puerta y ella ingresó en la estancia viendo al shinigami, quien se volteó al escucharla entrar.

-¡Me lleva un hollow! -exclamó -Shuuhei.

-Buenas tardes, recluta Kuchiki.

Ninguno hablaba. Ella lo miraba vistiendo su uniforme, de negro como pronto lo estaría ella también, su zanpakuto prendada en su cintura.

-Me alegra verte -dijo ella finalmente -Ha pasado bastante…

-Vine a darte un vistazo, algo netamente académico.

Ella se le quedó mirando fijamente, cayó en cuenta que no la veía desde antes del incidente del grupo atacado de la academia. Eso hace un par de meses. Se llevó la mano a la mejilla por inercia. Ella pasó por alto el gesto y se arrepintió de haber sido tan obvia viéndole la cicatriz.

-¿Muy nerviosa? -rompió el silencio.

-Un poco

-Lo harás bien -la animó pero su voz era más bien monótona -¿Estabas entrenando?

-Meditaba o más bien reflexionaba… -hizo una pausa -Te he extrañado.

Y yo a ti… mucho.

-La prueba no es difícil, con tu nivel no deberías tener problemas. Quizás deberías tener un par de recursos fuertes en el caso que algunas pruebas te resulten complejas…

-Shuuhei -lo interrumpió -No viniste para esto…

No, no le hecho. Solo quería verte.

-Vine a darte ánimos, después de todo era tu instructor.

Ella asintió.

-Eras mi instructor y te convertiste en un amigo… y tal vez algo más. He pensado mucho en eso últimamente. -el ahora oficial se la quedó mirando sorprendido -Tú eres mayor, tú supiste identificarlo… yo solo creía que era normal tener admiración por un superior. Creo que ahí estuvo el error.

-Te vas a casar, en un par de días es tu examinación y no deberíamos estar hablando de esto.

-Viniste a hablar justamente de esto, no me creas tan niña. ¿Vas a pedirme que no acepte el compromiso? -él no supo que contestar -Te agradezco por haberme convertido en la mejor recluta que puedo ser y por animarme en todo momento. Me ayudaste en conseguir algo por mí misma y no por querer agradar o complacer a alguien más. Pero, no soy tan rebelde, oficial Hisagi. De hecho, debería agradecerte el haber hecho de Ichigo un caballero, o lo más cercano a uno -sonrió ladeado -Gracias.

-¿De qué me hablas? -trató de hacerse el desentendido.

-Tú y él no me engañan… -estrechó los ojos -Salir con Ichigo es como salir contigo últimamente. Dile que se está pasando un poco, pero no le digas que los descubrí, volverá a ser un simio.

-Se lo diré -la miró una última vez -Te deseo la mejor de las suertes, Rukia. Y espero que seas muy feliz con Kurosaki.

-No seas mentiroso, solo esperas que rompa con él.

-Es cierto, pero prefiero jugar al chico bueno.

Ella asintió.

-Buenas tardes, oficial.

-No veremos en el Gotei, recluta.

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Para cuando salió de la mansión Kuchiki se encontró de frente con la razón de sus últimas miserias, bueno quizás eso era algo melodramático, dejémoslo en su peor dolor de cabeza.

-Kurosaki -lo saludó.

-¿Rondando, Hisagi? -preguntó apretando los dientes -¿Marcando terreno para cuando ingrese al Gotei?

-Solo vine a desearle suerte, mañana me voy de misión y no volveré en un buen tiempo.

-No sabes cuánto lo lamento -sarcasmo.

-Lo sé, por favor no me extrañes -le devolvió el tono -Y, ahora en serio, no metas la pata… y no te pases con lo de chico bueno, el chico bueno no consigue a la chica. Ponte los pantalones. -le dio un palmotón en la espalda. -Este es tu examen también, alumno estrella.

Ichigo ingresó a la mansión, el oficial al Gotei. Nanami se sorprendió al ver al pelinaranja, tal parecía que Rukia era asunto de visitas por su postulación. Ella se sorprendió al ver ingresar al chico en el salón, de hecho al escucharlo entrar pensó que Hisagi había olvidado algo.

-Estuve pensado mucho el tema del compromiso, Rukia -ella se lo quedó mirando -Y no, no te voy a dar más tiempo.

-¿Qué? Pensaba que habíamos llegado a un acuerdo…

-¿Acuerdo? ¡Tú has tomado todo el control de nosotros desde el primer momento!

-¿Yo? ¡Si estamos en estos términos es por tu culpa, neardental! ¡Lo has arruinado desde el primer momento!

-Y tú no lo haces mucho mejor, que lo sepas. Casi ya ni me acuerdo por qué comenzamos esto siquiera.

Rukia ladeó la cabeza y pestañeó algo consternada.

-Yo tampoco…

Ichigo la miró un segundos. Sendas caras de sorpresa.

¿Por qué siquiera había puesto sus ojos en ella? ¿Había alguna razón? Repasó los recuerdos que tenía de Rukia… desde hace tanto tiempo. De esa niña que quería jugar con ellos, que tenía ese deseo de no convertirse en otra muñequita de porcelana, que quería ser vista por quien era y no por lo que los otros le imponían. Pero se había convertido precisamente en eso… una bonita muñeca que a veces se volvía rebelde.

¿Cuándo fue que ella comenzó a verlo como algo más que el amigo de Renji? ¿Había habido algún momento en específico o se había construido de a poco? Quizás desde que lo sintió tan diferente al resto, preocupado por los que lo rodeaban, siempre tratando de ayudar y proteger a quienes sentía más débiles. Y siempre fue así con ella… hasta que ella lo convirtió en su enemigo y lo autorizó a dejar de cuidar de ella.

Sus labios se tensaron antes de sonreírse. ¿Cuándo ambos olvidaron que había algo más por que luchar que luchar entre ellos? Sí, ambos habían cometido errores, pero no se habían detenido a pensar que, en un comienzo, hubo algo más que recriminaciones.

-¿Te acuerdas cuando éramos niños? -Rukia alzó la voz -Siempre procurabas que Hime-chan y yo no nos quedáramos solas… Recuerdo que muchas veces hasta te pasabas el tiempo con nosotras solo porque los chicos hacían grupo aparte. Siempre has sido alguien muy dulce…

-¿Yo? -se rio suave -Solo no me gustaban ni me gustan las injusticias. Dejarlas solas me lo parecía… no me hubiera gustado que eso le pasara a mis hermanas. -Rukia asintió, en su mirada la nostalgia -Aunque a veces, recuerdas, que te plantabas frente a los muchachos a exigir que no fueran diferentes contigo y Hime-chan por ser chicas… o cuando rompías las cuerdas del shamisen camino a la escuela… tenías espíritu.

-Hemos cambiado mucho…

Ichigo negó.

-No, no lo hemos hecho… -le tocó la frente con un dedo -Creo que detrás de todas esas peinetas, adornos y kimonos caros sigue estando la misma niña que quería jugar a ser shinigami… de hecho la mejor prueba es ese examen que rindes en un par de días. Solo deja de vivir en la sombra de lo que piensas que tu hermana quería de ti. Ella pensó que convirtiéndote en una señorita iba a lograr tu felicidad. Te aseguro que supiera siquiera el costo que ha tenido para ti, no dudaría en animarte a que fueras feliz…

-Claramente tú no has cambiado en nada -le sonrió con un ligero sonrojo. -Entonces… ¿vamos a hacer esto? -Ichigo asintió totalmente convencido. -¿Por qué insistes en mí?

-Porque sé que detrás de todas esas inseguridades, miedos e histerias… sigues estando tal como esa primera vez que te vi con Renji y Mitsuki. Pero te juro que estoy en mi límite, Rukia… No es un ultimátum ni una advertencia, solo te soy sincero cuando te digo que no sé cuanto más pueda tolerarlo.

-Voy a perderte, ¿verdad?

-Los sentimientos también se agotan, Rukia. Y entiendo que también has estado al límite desde que Hisana enfermó. Deja de pelear contigo misma, deja de culparte y, sobretodo, deja de pensar que voy a cagarla… porque lo haré, no sacas nada con anticiparte, deja que te sorprenda -le bromeó y ella soltó una risita -¿Qué me dices? ¿Quieres ver cuánto podemos soportarnos antes de matarnos mutuamente?

La chica suspiró. Él seguía cuidándola a su manera, tratando que dejara de darse contra la pared. No sonaba a ultimátum, pero sin duda lo era. Tan ensimismada había estado en sus confusiones que no se detuvo a pensar que solo iba a lograr apartarlo definitivamente. Era momento de dejar atrás todo lo que nunca le fue propio, todo lo que le habían impuesto y luego creyó era lo que quería. Cuando lo que siempre había querido era a ese niño pelinaranja que jugaba con ella y que le decía que las chicas también podían ser cegadoras de almas.

-Prometo no utilizar mi zanpakuto hasta que no tengas la tuya. No me gusta patearle el trasero a tipos desarmados.

-Me parece justo.

Rukia lo observó en silencio, él hizo que esta a muy interesado en una mancha de humedad en el techo.

-¿Quieres ayudarme a entrenar? -preguntó ella de pronto, él la miró sorprendido -Nii-sama dijo que descansara, pero hay un par de cosas que quiero repasar.

-Pensaba que estabas entrenando con Hisagi -ella negó -Pudiste pedírselo a él.

-¿Qué te hace pensar que querría entrenar con él si puedo hacerlo contigo? -Ichigo iba a emocionarse -Ya me conozco las técnicas de Shuuhei, necesito otro conejillo de indias -le sonrió maliciosa.

-Si crees que no me voy a defender estás muy equivocada.

-Yo creo que no vas a ser capaz de atacarme… -lo picó.

-Claro que sí

-Claro que no

-Que sí, que sí lo haré.

La tomó bruscamente por la muñeca para sacarla de la habitación y prácticamente arrastrarla hacia el sector de entrenamiento en la mansión. Esa enana iba a ver de lo que era capaz.

Pero, claro, no fue capaz de atacarla y se dedicó a bloquearla y desviarla en todo momento. Aun cuando ella le lanzó encantamientos demoníacos, lo agarró a katanazos o le dio un par de patadas que no alcanzó a esquivar. Algo le decía que en esa relación iba a ser el calzones. Bueno, su padre era uno, su primo otro… no podía ser tan terrible seguir con la tradición familiar.

Se sentaron junto a un muro a tomar un respiro.

-¿Ichigo? -el aludido masculló dándole a entender que tenía su atención -¿Cuándo hablaremos con tus padres y Nii-sama?

-Hagámoslos sufrir este par de días, una vez que apruebes tu examen ya podremos informarles de la decisión.

-¿Ichigo? -volvió a mascullar -Es probable que sigamos discutiendo.

-Más que probable, es un hecho.

-Y que a veces te odie

-Generalmente es mutuo, eres bastante exasperante.

-¿Perdón? ¿Yo exasperante? ¡Si reacciono es porque tú me provocas!

Ichigo la quedó mirando con curiosidad.

-¿Sabes? Creo que tienes razón -afirmó aún sorprendido.

Rukia se puso de pie y volvió a tomar la katana.

-¿Una media hora más? -propuso.

-De acuerdo, pero luego no seré yo quien le de las explicaciones a tu Nii-sama del porqué te duele todo el día antes de tu examen.

-Asumiré mi responsabilidad en ello.

-Perfecto.

.
.
.
Había estado fuera de la academia muchas veces por diversas razones, pero nunca había estado en ella vistiendo traje de entrenamiento ni con ese nudo en el estómago. Estaba fuera de un campo totalmente provisto para una prueba de alto rendimiento, había visto mucho de los implementos en su propia casa, pero otros le parecían desconocidos. Un frío recorrió su espalda. Un shinigami alzó la voz dando la orden de formarse en línea, saldrían en grupos de a cuatro, el resto tendría que esperar.

Renji apretó su mano y ella se volteó a verlo.

–Tranquila, todo saldrá bien –le afirmó, él vestía su uniforme de la academia. –Esto es una simple formalidad, tienes tu puesto asegurado.

Rukia se limitó a asentir. Formalidad o no, ella quería merecerlo, no solo hacerlo. Había entrenado más de un año para lograrlo, no solo para aprobarlo. Ella quería asombrar.

–Solo imagina que tienes frente a Midori si tienes problemas para concentrarte en darle al blanco –bromeó Ichigo a su otro costado.

–Serás idiota, Ichigo –bufó, el pelinaranja puso su mano en el hombro de su novia. –Pero creo que funcionará –le sonrió finalmente –¿Van a quedarse?

–El oficial te está llamando, Rukia-chan –le dijo Iduru empujándola suavemente por la espalda.

La morena se acercó al shinigami.

–¿Rukia Kuchiki? –preguntó el hombre, ella asintió. El shinigami hizo una venia marcada –Acompáñeme por aquí, Kuchiki-sama. –miró a otros tres recultas –Estarán en preparación una hora, luego se les llamará de manera individual…

Daba las instrucciones mientras caminaban. Un firme agarre por la muñeca logró que Rukia quedara algo atrás.

–No alcancé a desearte suerte –Ichigo la soltó suave –Serás la mejor.

Rukia volteó hacia el grupo, luego hacia el pelinaranja. Se puso en puntillas, lo tomó por el uniforme obligándolo a agacharse, y lo besó brevemente. Un instante, un arranque de nervios, un impulso… lo que fuera, pero lo hizo. Lo soltó igual de rápido y sin dar explicaciones siquiera se volvió al grupo de examinación.

Ichigo la vio perderse entre los pasillos luciendo un evidente sonrojo.

–Uy –Ishida aparecía tras de él junto con los chicos –¿Un beso robado, Ichigo-kun? –se rio.

–Va a patear traseros, eso lo sé –comentó el pelinaranja volteándose hacia sus amigos –¿Y ahora?

–Solo podemos esperar –respondió Iduru –Vamos a clases, o nos amonestarán.

Caminaron por los pasillos, podían darse cuenta que muchas clases habían sido reacomodadas por estar prestando salones a la evaluación de los reclutas de la academia. Al mismo también se evaluaba el ingreso a fuerzas especiales y a la división del kido, por lo tanto había bastante ajetreo.

Por otro lado el grupo de reclutas encabezado por Rukia ingresaba a un salón, el oficial se despedía de ellos y eran encargados a otro shinigami. Mayor fue la sorpresa de Rukia cuando ve frente a ella a Kaien Shiba.

–Buenos días, soy el teniente Shiba. En este lugar deberán prepararse para convocar sus zanpakuto, pueden tomar cualquiera de las esquinas o el sitio donde se sientan más cómodos para comenzar. Una vez terminados serán llamados individualmente a cursar cuatro pruebas en las cuales estarán aproximadamente veinte minutos, al cumplirse el tiempo rotarán entre ustedes hasta que haya pasado por las cuatro pruebas. ¿Queda claro?

–Sí, teniente Shiba –respondieron al unísono.

Rukia se quedó de pie viendo a sus compañeros ocupar sitios dentro del salón, una chica rubia tiritaba al tiempo que casi se cayó mientras intentaba sentarse sin parecer nerviosa. Un sujeto de enmarañado cabello se colocaba dando la espalda y su riatsu comenzó a subir al poco tiempo de sentarse. Otro tipo de aspecto enfermizo se sentó abrazando sus piernas y suspiraba. Menudos reclutas, pensó Rukia.

–Están nerviosos, muchos de ellos jamás han podido convocar a su zanpakuto y solo han utilizado katanas normales, es natural su temor –le explicó Kaien –¿Nerviosa?

–Mucho –respondió mirándolo a los ojos –¿Crees que estaré bien, Kaien-dono?

–Más que bien –la animó revolviéndole el cabello –Ese instructor tuyo es el chico que más promete en el Gotei e hizo un excelente trabajo contigo. Eso sumado a tu hermano que debe haber sido un entrenador implacable –Rukia asintió dándole la razón –Tienes talento nato, y has tenido dos personas dedicadas a que ese talento se pula. Estarás dentro, eso es seguro. –la empujó suavemente por el hombro –Ve a tu lugar y convoca esa zanpakuto, soldado –le guiñó un ojo.

Rukia se sentó a unos pasos de donde tomó asiento Kaien. Su cercanía le hacía sentirse más segura. Era tener algo conocido en medio de todo esto. Ser shinigami era lo que ella quería, pero asumía que se había saltado varios metros fuera de la zona de confort. Si fuera una muestra de arreglos florales, e incluso un encuentro de shamisen estaría más que tranquila.

Te enfrentaste a hollow, con eso ya estás dentro.

Recordó las palabras que Ichigo le había dicho la noche anterior. Habían salido a dar una vuelta con Iduru y Orihime a ver la danza de la mamá de Hime-chan en una celebración de verano de la familia Kira. Mientras la veía bailar con elegancia repasaba el blandir de su katana, sus manos se movían disimuladamente junto a su cuerpo, moviendo la muñeca, haciendo el juego con el hombro, de manera tan sutil que nadie lo notaba.

Me enfrenté a un hollow, pero no estaba sola. Iduru, Ichigo y Renji estaban conmigo. Todos logramos detenerlo. Nii-sama finalmente lo aniquiló. Pero, de alguna manera, pude concentrarme para traer a mi zanpakuto. Tal como ahora…

Sonrió sin abrir los ojos cuando sintió el tacto de la empuñadura de su katana en la mano y su peso sobre el regazo. No, no le era complicado convocarla. Solo debía pensar en ella, extrañamente, pero cada vez que se sentía danzando ella se aparecía sin mayor dificultad. Lo había descubierto entrenando con Nii-sama poco después del ataque del hollow.

–Una vez que logres estabilizarla, no requerirás convocarla, ya no se desaparecerá –le dijo Kaien al oído, la vio sonreír –Nos pasa a muchos al comienzo y es angustiante, sientes que la tienes pero no. Tranquila. Si hoy vuelve a desaparecer no te angusties.

Sintió alejarse al teniente y soltó un suspiro. Debía mantener la concentración el suficiente tiempo para que no desapareciera su zanpakuto. Afortunadamente no la perdió para cuando la puerta de abrió y escuchó la voz del teniente Shiba anunciar que comenzaban sus pruebas. Kido, combate con katanas, cuerpo a cuerpo y shunpo.

–Buena suerte, guapa –le dijo el teniente al oído al tiempo que ella salía de la sala.

Rukia se volteó una última vez para ver la amplia sonrisa de Kaien antes que la puerta se cerrase.

.

Ya caía la noche, uno a uno los reclutas iban ingresando a una sala de reunión donde se les daba la resolución de su postulación. Cuando Rukia ingresó pudo ver una larga mesa donde al centro se encontraba el comandante general, a su lado derecho el capitán o teniente en representación de las divisiones pares y a su izquierda de los impares. La muchacha sonrió al ver a su hermano sentado en la mesa, aunque sin mirarla parecía reflejar un cierto nivel de orgullo. Eso la tranquilizó.

–Recluta Kuchiki –la voz del anciano comandante llenó la sala –Tu desempeño fue aceptable –Rukia bajó la vista a su regazo, su zanpakuto aún estaba con ella –Tuviste un desempeño sobresaliente en kido, así como en combate cuerpo a cuerpo. Aceptable en combate armado, sin embargo tu shunpo es débil. Un shinigami debe ser un combatiente que tenga las habilidades en las cuatros áreas evaluadas. Tu desempeño me hace preguntarme y preguntarte, ¿realmente quieres ser un shinigami? Tus aptitudes podrían ser de gran uso en la división del kido.

Rukia tragó saliva, amarga saliva.

–Quiero ser shinigami, comandante Yamamoto.

–Tienes convicción, Kuchiki –apreció, la chica se admiró, normalmente nadie la trataba con tanta… ¿familiaridad? Sin honoríficos ni nada, supuso que era algo a lo que debería acostumbrarse. –Deberás trabajar en las áreas que te he señalado. –Rukia paseó la vista por los presentes, Kaien le guiñó un ojo. –Pero la respuesta es unánime, recluta Kuchiki. Bienvenida al Gotei 13.

Rukia sonrió cuan amplio podía y quiso saltar, chillar, aplaudir, bailar y todo junto. Pero se mantuvo tranquila y asintió con la cabeza.

–Gracias, comandante Yamamoto.

–Puedes retirarte, Kuchiki. Deberás presentarte el lunes a primera hora en la división 8. –una teniente de lentes y mirada severa asintió indicándole que ella a quien debía dirigirse –Ellos realizarán tu ingreso y luego deberás postular a alguno de las divisiones… a no ser –el comandante miró a Byakuya –que ya tengas alguna en mente.

–La tengo, señor. –Yamamoto asintió agradado, esa chica tenía espíritu. –División 13, señor.

Byakuya abrió sus ojos muy grande y se quedó mirando a su hermana adoptiva. Siempre pensó que querría seguir bajo su alero, pero se sorprendió en haberse equivocado tanto con ella, Rukia realmente quería su libertad. Algo desilusionado, pero con orgullo de saberla tan independiente simplemente asintió.

–Ya tiene una nueva adquisición, teniente Shiba –comentó el anciano al joven teniente.

–Bienvenida a la división 13, Kuchiki –le dijo él, ella le sonrió.

Rukia se puso de pie e hizo una venia a los superiores. Kaien la siguió con la mirada hasta la salida. Ahora sería su turno de cuidar de la novia de Ichigo, al menos hasta que él saliera de la academia. Y era un trabajo que estaba más que dispuesto a realizar.

Caminó fuera del salón. Otro recluta era llamado, un poco más allá sus amigos la miraban expectantes. Bajó la cabeza en signo de derrota mientras caminaba hasta ellos. Renji fue el primero en acercarse con gesto de preocupación, puso sus manos en los hombros de su hermana.

–Seguro sale mejor a la próxima –le dijo suavemente.

Rukia alzó la mirada para cruzar sus ojos con los del pelirrojo, una enorme sonrisa se dibujó en sus labios.

–¡Estoy dentro! –exclamó y su hermano la abrazó.

Pronto todos los chicos se sumaron a las felicitaciones. Orihime salió de la nada anticipándose a que cualquiera de sus amigos quisiera tomar el lugar de Renji en el abrazo, capturó para sí a su amiga. Los chicos la dejaron, después de todo, la que más resentiría su paso al Gotei sería la pelinaranja. Desde ahora Rukia dejaría de ser la damita que habían criado durante 16 años para ser toda una soldado de la sociedad de almas. Y Orihime iba a extrañarla.

No solo la esperaba una comitiva en la academia, sino que en casa la fiesta era en grande. Sus amigos y sus padres, Kaien-dono y su esposa, otros clanes nobles que tenían a bien a los Kuchiki, unos cercanos de Nii-sama del mismo Gotei, entre ellos el capitán Shunsui y el capitán Ukitake, quien sería su capitán y que no estuvo durante la examinación.

–Verás, Rukia-chan –dijo Shunsui con un vasillo de sake en la mano –Un capitán tiene cosas mucho más importantes que hacer que revisar si un recluta tiene las capacidades, para eso están los muy bien calificados tenientes.

–La verdad es, Rukia-chan –Ukitake sonreía amistoso –Los capitanes suelen estar preocupados de otras cosas, no es que las evaluaciones sean poco importantes, ¡todo lo contrario! Eventualmente son los mismo reclutas los que pudiesen tomar nuestros lugares. Estar presente es muy importante, por lo mismo al ser nuestros tenientes nuestros ojos y oídos en nuestra ausencia, están totalmente calificados para dar su apreciación.

Rukia asentía con un gesto de total seriedad, como si aquello se siguiera tratando de la examinación. Sintió un brazo rodearle los hombros.

–Capitanes, si me disculpan, debo hablar algo con mi nueva adquisición –les dijo llevándose a la morena del lugar. La chica se lo quedó mirando extrañada –Shunsui ya está borracho, es mejor darle espacio… es un tipo gracioso, pero creo que eres muy joven para apreciar ese "tipo gracioso".

La guió hasta sus amigos y la dejó con ellos, él volvería a disfrutar el tipo gracioso, o más bien, a alcoholizarse con los capitanes. Shunsui siempre era divertido.

–¿Todavía estás triste, Hime-chan? –preguntó Rukia a su amiga al verla con la mirada humedecida.

–No estoy triste, estoy nostálgica –repuso componiendo el rostro –Sé que seguirás estando en la casa de al lado, o varias más al lado –agregó risueña y los otros chicos sonrieron –Pero que ya no tendrás mucho tiempo, o te irás de misión.

–Dudo que vaya de misiones muy seguido –canturreó Renji con malicia –Byakuya-sama no permitirá que le arrebaten a su princesita mucho tiempo –la picó, ella le hizo una mueca –¡Sabes que es verdad! No puedo creer que decidieras por la división de Kaien y no por la que siempre ha sido tradicionalmente Kuchiki… golpe de gracia a tu rebeldía debo decirlo.

–No fue rebeldía, solo que sabía que tú ya estarías en ella… y no te quiero encima de mí siendo el odioso de siempre –le sacó la lengua. Miró a Kira junto a Orihime –Muy silencioso, Iduru-kun…

–Solo pensaba… –le sonrió –Finalmente la que resultó ser shinigami antes que todos fuiste tú. –le dio un golpe de puño suave en el brazo –Buen trabajo, Rukia-chan… definitivamente las chicas sí pueden ser shinigami. –la morena le tomó la mano un segundo con suavidad, dándole a entender que comprendía a donde iba con ello.

–Estaba pensando… –dijo Rukia –No sé que hacer con ese viejo y feo shamisen… ni menos con todos los libros de floristería. Me preguntaba si, Akiko, quisieras ayudarme a deshacerme de ellos… y además hacerle compañía a Hime-chan… necesita regañar a alguien que lo haga peor, y créeme es muy buena, no hay nadie mejor que ella –la pelinaranja le sonrió.

–Será un placer, Rukia-chan –respondió la castaña mirando a Orihime –¿Qué dices, Hime-chan? ¿Dispuesta a luchar con mis pocas habilidades?

–Más que dispuesta –respondió la chica entusiasmada, aunque dudara que Akiko fuera tan poco talentosa. –De hecho estaba ideando un nuevo arreglo…

Las muchachas se perdieron en sus conversaciones, esas que ya no le correspondían. Uryu hablaba algo de un examen con Iduru, Renji se había perdido en las bebidas. Ichigo llegaba a su lado.

–Pasó muy rápido el tiempo, me temo que no medí en ello y a partir del lunes ya estarás a disposición completa del Gotei… nunca le tomé el peso a aquello. Ni por ti ni por mí. –ella lo miró fijamente –Es como dejar de tener libertad absoluta del tiempo.

–Ichigo, nunca somos realmente libres, pero al menos podemos decidir sobre qué dedicar nuestras libertades –le dijo –Tenemos responsabilidades con nuestras respectivas posiciones, familias, clanes… lo que sea. Y con ello debemos barajar las posibilidades. –se apegó a él –Así como cuando me impusieron que eventualmente debería casarme con alguien, te elegí a ti.

–Mentirosa, tío Byakuya me eligió para ti y tú eras una molestia –repuso y ella lo miró con fingida sorpresa llevándose una mano al pecho –Ya y yo un simio insensible, estamos a mano.

Rukia le acarició la mejilla.

–Nos elegimos mucho antes, Ichigo –su tacto recorrió su hombro, brazo, hasta deslizarse hasta su mano y entrelazar los dedos –Solo fuimos algo impetuosos en ello.

–Ya hasta hablas como un oficial del Gotei.

Ella se rio. Pronto la gente comenzó a abandonar la mansión Kuchiki, el ambiente se volvía más tranquilo. Para cuando solo quedaban Ichigo y sus padres, Rukia se acercó a su hermano. Nanami los guió hasta uno de los salones donde todos tomaron asiento. Los padres de Ichigo y Byakuya frente a los dos muchachos. Rukia tomó la mano del pelinaranja por inercia.

–Tenemos una respuesta sobre la propuesta que nos hicieron hace un tiempo –habló el muchacho. Los adultos asintieron dándole la palabra –Aceptamos el compromiso, por nuestra voluntad… ambos.

Isshin soltó un suspiro, Masaki sonrió ampliamente. Byakuya miró a su hermana fijamente.

–Rukia –la llamó con tono calmo –Puedes tomarte todo el tiempo…

–No necesito más tiempo –lo interrumpió –Estoy totalmente convencida de que es la decisión correcta.

Ichigo frunció el ceño.

–¿La decisión correcta? –le preguntó con tono de molestia.

–Claro –respondió sin mirarlo, la vista clavada en los ojos de su hermano mayor –Amo a Ichigo aunque sea medio tonto. –sonrió maliciosa.

–¿Medio tonto? ¿Y yo que tengo que aguantar todas tus idioteces e incongruencias? ¿Sabes lo que es eso? Pensar siquiera que tendré que aguantar eso el resto de mi existencia es bastante frustrante, ¿sabes?

–¿Frustrante? Déjame enumerar todo lo frustrante que eres, orangután –respondió dispuesta a seguir la batalla.

Isshin miró a Byakuya.

–Creo que se llevarán de maravillas –concluyó –Queda oficializado por lo tanto… ¿Fijamos una fecha ya?

–Quizás cuando Ichigo ingrese al Gotei… –propuso Masaki.

–O cuando sea capitán –propuso Byakuya con malicia ganándose una mirada asesina de su prima.

Dejándolos en esa conversación ambos muchachos se levantaron y salieron de la sala. Realmente no importaba cuando los adultos decidieran que comenzaran a escribir su historia juntos, ellos la habían iniciado mucho tiempo antes. Un par de años más no afectaba mayormente. Sin saber que dentro de la sala los adultos habían sacado sake para celebrar, los chicos se sentaban en el jardín.

–Así que ahora es oficial –comentó ella rompiendo el silencio, salvo por un par de cigarras que cantaban a lo lejos.

–Oficial, sí –respondió con la vista en el firmamento, se volteó hacia ella –¿Estás segura?

–Muy segura –lo miró a los ojos –Es como debió ser desde un comienzo.

–Nos hubiéramos ahorrado muchos problemas, ¿no?

Rukia asintió. Se continuaron mirando, ella llevó su mano al cabello del muchacho y lo acarició con la vista perdida en ello. Él le tomó la mano sin dejar de mirarla, repasando sus facciones, sus ojos violetas, sus mejillas sonrojadas, sus labios rosas. La vio sonreírse, tal como ese año nuevo. Soltó su mano para tomarla por la cintura, ella posó sus ojos en los propios. Él se aventuró lentamente hasta su boca, capturándola en un casto beso. Se apartó al instante.

–Puedes hacerlo mucho mejor, Kurosaki –le dijo con cierta malicia.

–Pero luego quedo de pervertido –respondió con burla.

–Idiota…

Ahora era ella quien se lanzaba a sus labios con algo más de avidez. Volvía a reconocer el sabor de su amigo, de sentirlo propio y anhelante. Sin miedos, sino reticencia. Fue ella quien buscó profundizar el contacto, abriendo la boca y perdiendo sus manos en el cuerpo del pelinaranja. Se reconocían como aquella primera vez, la misma necesidad, la misma ansiedad, reviviendo los momentos que habían perdido empañados en la confusión. Poco a poco el beso se volvió lento y más ligero. Abrieron los ojos para perderse en ellos mientras ella le acariciaba el rostro.

–A que beso mejor que Hisagi –le soltó burlón.

Rukia se rio suave.

–No se trata de quien besa mejor o peor, se trata de quien logra mover algo aquí –llevó su pequeña mano al pecho de Ichigo –Y eso solo lo haces tú.

–Cursi…

–Cállate y bésame, bruto

Acercó sus labios a la boca de Ichigo, pero él se hizo hacia atrás.

–¿Qué? –preguntó la morenita

–Besa mejor que yo, ¿verdad?

–¡Ay, Ichigo!

–¿Verdad?

–¡Que no!

–No respondiste eso inmediatamente

–No me gusta comparar… –se hizo hacia atrás –¿Y tú cómo sabes que me besé con él?

–Las paredes hablan, ¿quién besa mejor?

–Nadie besa mejor que nadie. ¡Qué odioso!

Desde el pasillo los adultos los veían discutir nuevamente. Isshin pasó un brazo por los hombros de su mujer, ella lo miró antes de volver a ver a los chicos. Byakuya observaba la escena en silencio, pensativo.

–Creo que deberíamos darles un par de años por lo bajo –comentó Masaki.

–Yo creo que deberíamos casarlos ahora, esas hormonas están en lo máximo.

–Insisto, cuando Ichigo sea capitán –reflexionó Kuchiki más para sí que para compartirlo con los Kurosaki.

Volvían a besarse, no sin que Ichigo siguiera reclamando por su competencia. Los adultos se retiraron, Byakuya dejó a cargo a Mitsuki antes de retirarse a su habitación. Solo algo sabía la mujer que ahora los veía desde lejos devorarse la boca, luego reírse, después simplemente recargarse en mimos; sabía que Ichigo fue siempre la mejor opción para Rukia… La vieja Mei siempre tuvo razón. No podía apartar a Rukia de todo lo que conocía, después de todo ella siempre sería la princesa del rukongai y toda princesa necesitaba su príncipe, aunque éste fuera un muchachito impulsivo y algo bruto. Eran ambos cortados por la misma tijera.

–Deja de mirar vieja bruja –le gritó Ichigo desde el jardín –Tengo las manos tras la espalda.

–¡Más respeto, zanahorio, tú no eras mi opción!

–A nadie le importa –gruñó Ichigo.

Nanami llegó junto a Mitsuki.

–Déjalos en paz, Mitsuki-san –le dijo trayéndole una copa de sake –Tengo algo más interesante para ti. –sacó un set de fotografías –Necesitamos hablar sobre los pretendientes para una chica… Mei nos espera por la mañana.

–¿Mei? ¿Para quién?

–Orihime Inoue.

–No puedo creerlo…

–Funcionó para Rukia-chan… podemos volver a intentarlo, ¿no?

Mitsuki caviló, tomó el set de fotografías y se perdieron por el pasillo.

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