Capítulo 26: ¡Di no a los estereotipos! Las personas no somos arquetipos

Zack había heredado los mismos ojos verdes y el mismo cabello azabache de su madre, pero hasta ahí llegaba el parecido. Él la doblaba en estatura y era, en general, más grande que ella en casi todos los aspectos físicos existentes. Y no es que Zack tuviera el físico de un jugador de fútbol americano precisamente, pero la diferencia de contexturas era abismante. El cuerpo del chico se asemejaba al de un nadador, mientras que su el de su madre encajaba a la perfección con el de una jinete profesional.

Su menuda contextura y aspecto angelical terminaron por convencer a John de que no existía nada salvo bondad y ternura en su actuar, mas es bien sabido que las apariencias engañan. O mejor dicho, confunden.

En cuanto él y Zack cruzaron la puerta, la mujer comenzó a regañar a su hijo acompañada por su esposo (que intentaba en vano jugar al policía bueno). Una madre molesta es implacable. Siempre obedézcanles, porque de lo contrario ni Dios ni en lo que sea que crean podrá ayudarlos.

-¡Dos llamadas sin contestar, Zachariah! -bramó furiosa-. ¡Dos!

-Mamá, yo...

-¡Tú nada, jovencito! Tu padre y yo pasamos un susto de muerte. ¡Creímos lo peor! ¡Lo peor! ¿No es así, Ben?

El hombre se acomodó sus enormes anteojos; la pregunta claramente lo había tomado por sorpresa.

-Bueno, cariño, en realidad...

-¡Ni te atrevas a ponerte de su lado, Bernard Anderson! -lo interrumpió echando humo por las orejas-. ¿Cómo osas irte al otro lado del país y no llamarnos? ¿Crees que somos qué?

-Si me dejas...

-¡Ni se te ocurra responderme! ¡Castigado! De aquí hasta que el mundo desaparezca.

-Tesoro, no deberías ser tan dura...

-¡Castigado tú también Bernard!

-Pero cariño... -suplicó el padre de Zack.

-¡Cariño nada! -interrumpió señalándolo con el dedo-. No habrá videojuegos hasta que aprendas a ser un padre responsable.

El hombre asintió con tristeza.

-Hice todo lo que pude -le dijo a Zack con una sonrisita traviesa. Este le chocó el puño por detrás. A su padre.

Bromeó con su padre. Se rieron.

¿Qué tan jodida era la vida de John como para que eso le asombrara de sobremanera? Repuesta: Muy muy jodida.

-Mamá, ¿puedo al menos presentarte a un amigo? -pidió Zack-. Luego podrás hacerme sentir peor hijo de lo que ya me siento.

Hasta entonces, ninguno de los adultos le había dirigido la palabra a John. Él no era tímido, pero siempre resulta incómodo presenciar cómo regañan a tus amigos. Zack ni siquiera era su amigo, así que la situación era increíblemente embarazosa, algo así como para darse vuelta y salir corriendo. Antes de idear la vía de escape perfecta, la señora Anderson se abalanzó sobre él y le dio un fuerte abrazo. Eran casi del mismo porte, y sin embargo, John nunca se sintió más protegido.

-¡Oh, cariño cuánto lo siento! Los dos lo sentimos, ¿verdad Ben?

-Lo sentimos mucho. Mucho en verdad -estuvo de acuerdo el hombre. Le estrechó la mano con una gran sonrisa marcada en el rostro-. ¿Cómo te llamas, amigo de Zack? -preguntó alegremente.

-Johnatan, pero me dicen John -respondió con una sonrisa. Una grande y no tan falsa como de costumbre-. En realidad, soy amigo de Eli. Zack ofreció ayudarme...

-Sí, le dije que podía quedarse -terció el chico amablemente-. Es tardísimo, ¿puedo mostrarle una habitación? No merece oír cómo me humillas. Es buena persona.

-¿Y no nos preguntaste?

Ay, no.

-Si es mucha molestia...

-¡Ninguna, cariño! -exclamó la mujer con una sonrisa-. Me enfada que el irresponsable de mi hijo no me haya avisado con anticipación. Podríamos haberte preparado una habitación, así estaría lista y calefaccionada para ti. ¿No puedes ser un poco más empático, Zack? -lo regañó ceñuda-. Debería darte vergüenza.

-Crystal, amor, odio interrumpir, pero Zack tiene razón -intervino el hombre con timidez-: Es tarde. En un par de horas ya deberá levantarse para la escuela.

-Deberán -le corrigió ella.

John busco ayuda en los ojos de Zack.

-Yo no...

-John, cariño, no hay problema alguno que te quedes aquí, pero eso no implica que te saltarás la escuela -su voz era entre dulce y estricta.

-Sólo serán un par de días, de verdad.

-Oh, pueden ser cuatro horas o cuatro años, eso poco me importa. Nadie que se quede en mi casa se da el lujo de huir de las responsabilidades. Irás a la escuela. -Esa era una discusión que no ganaría así que le asintió-. Le escribiré al director en este momento, ¿a qué curso perteneces? ¿Primer año?

John soltó una risa.

-Tengo dieciocho, los cumplí hace un par de días. Debería estar en último año.

-¿Bromeas? -exclamó Zack saltando de emoción-. ¡Te ves como de quince! ¡Esto es genial, seremos compañeros! Y...

Al ver la mirada de furiosa de su madre, Zack se cayó de golpe y agachó la cabeza.

-No les robaremos más tiempo de sueño -dijo el padre de Zack-. Hijo, muéstrale a John la mejor habitación que tengamos. Yo intentaré negociar tu libertad condicional mientras tanto.

-Será en vano -advirtió Crystal con las manos en la cintura.

No lo fue.

John obedeció y subió las escaleras. Zack, luego de despedirse de sus padres de abrazo y beso, lo siguió por detrás. Toda esa escena fue... surrealista. Discutían, ¿y luego fingían que nada había pasado? ¿Cómo era posible? ¿Cómo era posible que existiera tanto amor dentro de un hogar?

Zack le indicó hacia dónde ir.

-Lamento que hayas tenido que presenciar eso -se disculpó abriendo la puerta de una de las mil habitaciones que de seguro tendría esa casa-. Madres, ya sabes como son.

-No -respondió John con un hilo de voz-. En realidad no lo sé.

(Pero no te preocupes, John, porque pronto lo descubrirás. Y será hermoso. Porque pocas personas merecen un final feliz, pero tú definitivamente eres una de ellas.)

Zack dejó la conversación a medias. Lo invitó a pasar a su habitación mientras tocaba el timbre pegado a su cama para llamar a alguna de las señoras de la limpieza. John contó dieciséis timbres distintos. Dieciséis. Eran tres miembros en la familia. Examinó el cuarto con la boca abierta; caminó atolondradamente, mirando cada pequeño detalle, asombrándose por la belleza del dormitorio. Una réplica exacta del de Hey Arnold! Paredes celestes, piso alfombrado y techo de cristal, transparente como el agua más pura. La cama, pegada a un estante, fue lo que captó de inmediato su atención. O, mejor dicho, el librero en sí y todas las cosas en él. Tenía una colección grotesca de CDs, vinilos y casetes, pero no fue eso lo que lo asombró. Sus ojos se quedaron estancados en todas las figuritas pop! que parecían darle una calurosa bienvenida; tenía de videojuegos, series y películas. Algunas estaban abiertas y otras seguían intactas al interior de su caja. Medallas deportivas colgaban del cuello de Simba, Jake el perro, Tony Stark, Kenny y L (que aparecía comiéndose un pastel en cuclillas). Había también trofeos de primer lugar a lo largo y ancho de todo el librero, y uno que ganó el 2013 ayudaba a sostener una colección de mangas que se robaban prácticamente todo el especio: Hetalia, Neo Genesis Evangelion, Shingeki no Kyojin, Shigatsu wa kimi no uso, Fullmetal Alchemist, No. 6 y Death note. Unos cuantos libros empastados se asomaban por entre los espacios vacíos. John no identificó a ningún autor, aunque por los títulos adivinó que podían ser poemarios. En un bloque cuadrado, el más gran de todos, reposaba una enorme fotografía enmarcada de él, Lisa, Kevin, y las gemelas sonriéndole a la cámara o a la vida. Había sido tomada al atardecer, lo cual la volvía aún más hermosa porque combinaba a la perfección con el castillo del fondo y los fuegos artificiales en el cielo.

-John, ¿vienes? -preguntó Zack captando su atención. Ni siquiera había notado su ausencia.

El chico volteó ocultando lo confundido y desorientado que se sentía.

-Juegas baloncesto -quiso confirmar.

-Sí, desde primaría. -Entró y se fue a sentar en la cama-. Mi mejor amigo y yo somos co-capitanes del equipo.

John lo imitó.

-Pero lees mangas -dijo entrecerrando los ojos.

-¿Pero? -repitió ladeando la cabeza-. ¿No se pueden hacer las dos cosas?

John se fijó que al otro lado de la habitación una guitarra eléctrica reposaba junto a una batería, y una clásica descansaba contra la pared, muy cerca de un teclado.

Siempre vio al novio de Lisa como uno de los típicos chicos que aparecen en las películas liderando la escuela, con sus chaquetas deportivas y sus aires de superioridad; ellos nunca tendrían mangas, ni instrumentos, ni libros de poemas.

-Es que te ves... popular.

Eso no le cayó para nada de bien al chico.

-No sé a qué te refieres. Simplemente me llevo bien con todos en la escuela.

-Los populares no ven anime.

Zack resopló.

-¿De dónde sacaste eso de los populares? -preguntó cruzándose de brazos-. ¿De Glee? ¿Tengo que recorrer los pasillos de la mano con una porrista, guardar revistas porno en mi habitación y actuar como un idiota entonces? -Se levantó de golpe-. Las personas tienden a juzgar sin conocer, y pensé que tú lo sabrías mejor que nadie. Después de todo, no te ves cómo alguien que prefiere a los chicos.

-Supongo que las apariencias engañan.

-Es más que eso, las etiquetas lo hacen. Yo no soy popular, o friki, u otaku, o lo que sea que estés pensando. Soy Zack. Y me encanta el anime, adoro la poesía, vivo por la música y siempre tengo tiempo para los videojuegos. Pero también me encantan los deportes, adoro el alcohol, vivo por las fiestas y siempre tengo tiempo para conocer gente nueva.

John le sonrió.

-Es un gusto conocerte, Zack. Lamento haber sido un tarado prejuicioso.

Lo sentía de verdad. Zack era un gran amigo, un novio cariñoso, un hijo amoroso y hasta se había preocupado por él. Era una buena persona.

O eso creyó hasta al otro día. Hasta que cruzó la puerta de la escuela. Porque allí, Zack era un monstruo.

*******

Kevin se llevó ambas manos al pecho con fingido dramatismo.

-Es tan preciosa y divertida y linda e inteligente y...

-Ya lo entendimos -interrumpió Amy rodando los ojos a la vez que se apoyaba contra su casillero-. Llevas toda la semana repitiendo lo mismo.

-Oh, no seas mala, Amy -dijo Zack con una sonrisa-. Está enamorado, deja que nos demuestre que sí tiene corazón después de todo.

-Grace es una chica realmente genial -puntualizó John gentilmente-. Solo procura no hacerla enojar.

-¡Es que es maravillosa, Zack! -exclamó su mejor amigo tomándolo por la camisa-. ¡Es increíble! ¡Asombrosa!

-¿Es ya tu novia?

Kevin bajó las manos y se echó de rodillas, actuando como si hubiese recibido un disparo en el pecho.

-Aún no -dijo tristemente sobre el suelo-. ¡Pero pronto! Debo verla otra vez. Lo necesito.

-Mañana iré a Pensilvania, vámonos juntos y luego sigues hasta Nueva York -propuso Zack de buen humor. No solo vería a Eli, sino que llegaría justo a una fiesta a la que Dom lo había invitado-. ¿Vendrás John?

El chico negó con la cabeza.

-Quedé de juntarme con Dylan.

-¡Oh, cierto! -recordó Zack-. En ese caso, mis padres no estarán el fin de semana así que tendrán la casa para ustedes dos solos. Si haces una fiesta, procura que todo quede impecable o mamá te matará. Yo sigo castigado por una que di a mitades de enero.

-Llevo cuatro días en tu casa, no tengo la confianza para eso. -Soltó una cálida risa-. Descuida. Estará tal y como Crystal y Ben la dejaron.

-No seas tonto, siéntete en casa... -Kevin le dio una palmadita en el hombro para llamar su atención.

Un chico de tercer año pasó frente a ellos cargando un montón de papeles. Cuando estaba por alejarse, su mejor amigo lo empujó desde atrás consiguiendo que se diera de bruces contra el suelo; todas sus tareas quedaron completamente esparcidas por el pasillo. Varios chicos se rieron y le aplaudieron a Kevin, pero también hubo grupos que intentaron ayudarle. Sin embargo, al toparse con la mirada ácida de Kevin, todos retrocedieron y se alejaron lo mayor posible. El chico estaba completamente solo y desprotegido.

Zack recogió un trabajo antes que él y lo rompió en dos sonriéndole. Amy le chocó los cinco.

-Zack no creo...

-No te metas, marica -le advirtió Amy-. Eres un invitado, no abuses de nuestra caridad.

Sasha no tardó en aparecer, y por supuesto, en regañarlos por ser tan maleducados. Ella y John ayudaron al chico a levantarse.

-Me voy cinco minutos al baño y andan hostigando a mis compañeros -los regañó Sasha con las manos en la caderas-. Debería darles vergüenza.

Zack le revolvió el cabello para molestarla. Antes de que la pequeña tuviera tiempo de quejarse, el timbre les anunció el fin de la libertad. El grupo se separó, pero Kevin pescó a Sasha del brazo para conversar. Entre todo el gentío que atravesó el pasillo, Bruno se destacó por estar pegado a la pantalla de su celular. No había parado de charlar mediante video-llamadas en toda la semana; ninguno de ellos pudo averiguar de quién se trataba puesto que su primo se había alejado por completo del grupo.

-Kevin, no puedo llegar tarde a precálculo.

-Claro que puedes, tienes una asistencia perfecta y un promedio de nueve punto cinco.

-Nueve -le corrigió ella apesadumbrada-. Harvard no acepta mediocres nueves.

Kev le colocó una mano sobre el hombro.

-Lo superarás. Hay mayores crisis en este mundo.

-¿Cómo cuáles?

-Tu soltería, por ejemplo -dijo alzando las cejas.

Ella se sacudió y lo regañó mediante una mirada cargada de groserías que nunca en su vida pronunciaría en voz alta.

-No llegaré tarde a clases por algo tan banal como mi situación amorosa actual.

-Mira, Thompson, estoy tratando de ayudarte. No puedes seguir detrás de Zack, ¿entiendes? Él ya tiene una novia y te recuerdo que es nuestra mejor amiga.

-¿Crees que no lo sé? -respondió haciendo una mueca-. Llevo años intentando dejar de... Pero no puedo. No sé cómo hacerlo.

-No entiendo por qué nunca le diste una oportunidad al inútil de mi primo. Sasha, estaba locamente enamorado de ti. Quizás aún lo está.

-No -dijo ella de golpe-. Ya no. No quiere verme, ni hablarme, ni saludarme.

-¿Pero qué es lo que pasó entre ustedes dos? -preguntó consternado.

Ella se encogió de hombros. Su mirada era fuerte, pero lo más probable es que estuviera destruida por dentro. ¿Cómo era posible que alguien en la tierra rechazara semejante ángel?

-Se hizo amiga de Lauren, la castaña que apareció con John.

-Eso no es motivo para dejar de hablarte. -Kevin se rascó la nuca-. En realidad, no se me ocurre ninguna razón para dejar de hablarte. ¿No que son mejores amigos? Algo así no termina de un día para otro.

-Kevin no quiero llegar tarde.

El chico la tomó de la mano evitando que se alejara. Rápidamente la soltó, pero la dulce sensación a victoria no se desvaneció hasta horas más tarde.

-Si hubieses renunciado a Zack como yo renuncié a ti, ahora podrías ser feliz con Bruno como yo lo soy con Grace.

-¿Renunciaste a mí? -preguntó ella con notorio interés-. ¿Y si te dijera que estoy dispuesta a darte una oportunidad?

Su pregunta lo tomó por sorpresa.

-Bueno, yo...

-No renunciaste -explicó ella-. Porque de haberlo hecho, no te lo habrías pensado. Simplemente te rendiste. Pero está bien, me alegro muchísimo. Espero que puedas ser feliz con ella.

-Deberías darle una oportunidad a Sam -propuso Kevin recordando el fin de semana-. Es un buen chico.

-Lo es. Saldremos el viernes.

-¿¡Qué!? ¿Y por qué no lo sabía? -La pescó de la cintura y la hizo girar en el aire-. Eso es grandioso Sasha.

-No lo sabías porque no me preguntaste -dijo la chica de cabellos dorados recuperándose de las vueltas.

Él resopló.

-Bueno, bueno. Pero entonces vayamos juntos. Él también está en Nueva York. Podríamos hacer una cita doble.

-Claro -contestó con gentileza-. ¿Por qué no?

Tengo una lista de razones, Sasha. Pero como mi deber consiste en narrar la historia, creo que me limitaré a decir esto: Porque ellos alguna vez estuvieron enamorados. Y todos sabemos que el primer amor nunca se olvida.

*******

-Grace, ¿estás escuchándome?

-No -respondió la chica de mala gana-. ¿Puedo irme ya?

La psicóloga inhaló una bocanada de aire sumamente prolongado. Oh, ¿ella estaba agotada? Qué desperdicio de dinero.

-Las sesiones son de cuarenta y cinco minutos -explicó ella con la voz robótica de una máquina programada-. Si quieres, puedes permanecer callada los próximos veinte minutos como has hecho desde que empezamos...

-Hace ciento veintiséis días, tres horas y cuatro minutos -cálculo la chica en un segundo-. Ya le he dicho al inútil de Andrew que esto no sirve de nada, pero si él quiere despilfarrar la herencia de papá así, yo no puedo impedírselo.

-Tu hermano se preocupa por ti.

Grace se mantuvo seria; perder los estribos no le ayudaría en lo absoluto a abandonar esas estúpidas sesiones.

-Mi hermano se siente culpable por lo que pasó -explicó ocultando cualquier pena que pudiera camuflarse en sus cuerdas vocales-. Sabe que de haber intervenido cuando papá murió, mi vida no se habría ido al carajo y por tanto matarme no habría sido una necesidad.

-Entiendo que lo que te pasó...

-¡No! -gritó alzándose del sofá de cuero-. ¡Ni usted ni mi hermano ni mis amigos lo entienden! -A la mierda su intento de actitud impasible-. Me quitaron mi vida. Y él no fue capaz de evitarlo, no hizo nada cuando me vi forzada venirme a Estados Unidos. Tuve que dejar la escuela, a mis amigos, y a mi futuro. ¿Dónde estaba él? ¡Con la puta de su novia! Qué se joda el desgraciado, nunca lo he necesitado. Siempre me odió porque yo conseguí entrar a la Academia y él no. Lo único que quiere es quitarse la culpa que de seguro lo envuelve. Él dejó a su hermanita de lado; y esta tuvo que caer en un maldito coma para llamar su atención.

Ya para cuando terminó de hablar, las lágrimas habían tomado el control absoluto de sus ojos; le quedó el estómago vacío luego de vomitar todo el ácido que guardaba en forma de palabras. Sin embargo, el asco seguía ahí. El asco nunca se iba, y ahora, un nudo en la garganta amenazaba con hacer perder carácter. Una cosa era llorar de rabia, pero otra muy distinta era caer ante la desgracia y el desconsuelo. Y ella no haría eso, no frente a alguien.

-Eso es un progreso, Grace. Me siento muy orgullosa de ti -mintió la profesional-. Pienso que tu hermano cometió errores, pero no se dio cuenta de ello hasta que estuvo a punto de perderte. Tal vez tres días en coma fueron poco, pero el arrepentimiento funciona de manera instantánea.

-Tres días -repitió Grace. No importaba cuántas veces lo dijera, seguía sin cuadrar.

Había caído en coma el día siete de agosto del 2013, y el once del mismo mes, despertó.

Abandonó Coma dieciséis días antes de que Lisa fueron atropellada, cuando en realidad usó su Estrella a principios de diciembre. ¿O sea que había viajado en el tiempo?

De no ser porque su cerebro hervía de rabia, ya estaría pensando en posibles explicaciones. Y de hecho, teorías tenía por montones, pero a veces la rabia y la desolación son más fuertes que las ganas de hacer lo que te gusta y terminas dejando todo de lado.

Su psiquiatra le llamaba depresión. Aunque eso ya lo había superado hacía meses. Lo que terminaba por destrozarla era ese estúpido trastorno. Post-traumático, le llamaban. Y la atacaba a cualquier hora, más aún cuando hacía algo que resurgía los horribles recuerdos que la llevaron a intentar suicidarse.

Aceptar un beso de Kevin era uno de ellos.

Responder los mensajes de Samu era otro.

*******



Daisy salió de la sala de clases con la nariz pegada al libro, intentando que este la absorbiera y la transportara a ese mundo maravilloso.

*******

-¡Cuidado!

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Un golpe directo en su busto le quitó el aire aún más abruptamente que cuando leyó la muerte de Finnick en noveno grado. Alzó la vista y se topó con un malvado bebedero que de seguro se reía de ella en silencio. Miró a todos lados, corroborando que nadie pudiese atestiguar su humillante choque. En efecto, el lugar se encontraba vacío cual árido desierto. Inmediatamente, el dolor se desvaneció. Un choque de cuerpos o caída en público se vuelve penosa sólo cuando alguien la presencia, de lo contrario nunca ocurrió.

Se arregló su cabello lo más que pudo, aunque sabía que era una tarea inútil ya que parecía actuar por voluntad propia. Ansiosa por regresar a su preciado mundo, no se dio cuenta del espectador que tenía a pocos metros hasta que oyó un rasgueo inconfundible que la obligó a buscar al responsable de dicha armonía acústica.

Bajó el libro y movió la cabeza en todas las direcciones, y ahí, sobre una mesa, Zack le sonreía con notable picardía: la había visto hacer el ridículo.

-Intenté advertirte -dijo él a volumen alto.

Daisy se acercó lentamente, más avergonzada que otra cosa.

-¿Cuánto hace que llevas en la escuela?

Él dejó la guitarra a un lado y le echó un vistazo a su reloj de muñeca. Daisy intentó hacer caso omiso a lo que vio, pero le fue imposible.

-Unos cuarenta minutos -respondió sonriente-. Le quería dar una sorpresa a Eli cuando saliera de clases, pero parece que me adelanté demasiado.

-Sale a las tres y cuarto.

-Fue un feo golpe el que te diste -comentó el chico con una sonrisa traviesa en su rostro-. ¿Alguna vez miras por dónde vas? No, no respondas eso. Dime, ¿alguna vez no estás leyendo?

-¿Alguna vez no estás con tu guitarra?

-¡No!

-Lo mismo -reconoció Daisy-. Ahora, apreciaría que eliminaras ese bochornoso recuerdo de tu memoria, si fueras tan amable.

-Eso si me respondas una pregunta: ¿qué hace una nerd, como tú misma te autodenominaste la vez que nos vimos, saltándose las clases?

-Los viernes soy libre desde las dos y media. Pero decidí quedarme para esperar a Patrick. Parece que tenemos ideas parecidas, Zack.

-Curioso -opinó él mirándola directo a los ojos-. ¿Eli tomó clases con él? -Daisy asintió con la cabeza-. ¿Y con Dominic?

-No tengo idea, pero lo dudo. Estamos juntos en casi todas las clases avanzadas, menos química. Él huyó de ahí como un cobarde.

-Cualquiera con dos dedos de frente huye de química.

-A mí me gusta.

-Reitero mi aseveración.

Daisy soltó una risa.

-¿Sabes? Eres casi simpático cuando no estás bañando al mundo de humo.

-¿Eso fue un cumplido? ¿Para mí? -inquirió con sobreactuado asombro.

-No te acostumbres.

-Tú sigues igual de gruñona. Tal vez son los libros que lees. -Se puso de pie de un saltó y le arrebató el libro antes de que ella pudiera reaccionar-. Drácula -leyó la portada-. ¿Es bueno?

-Cualquier libro escrito en el periodo del romanticismo es bueno -contestó Daisy-. Y me encanta, porque está escrito a base de cartas.

-¿O sea es epistolar? -La mirada de Zack develó cierto orgullo al percibir el desconcierto de la chica-. Deberías dejar de subestimarme tanto. Tal vez no choque contra las cosas por leer tanto, pero mi mamá sabe mucho del tema y ya me entra la literatura por inercia.

-Oh, lo lamento amo de las letras -ironizó la chica sonriendo con burla-. Pero sí, lo es. Me encanta porque está desordenado y tengo que armarlo en mi cabeza. Es como un gran puzzle sin la caja con la fotografía.

-¿Cómo desordenado?

-Son cartas, o diarios de distintos personajes. Y es como si alguien los encontrase por ahí, decidiera corchetearlos y lo publicara como una novela. Jane Eyre, Amor en los tiempos del cólera y Cumbres borrascosas hacen lo mismo.

-Daisy, dije que sabía de literatura, no que era una rata de biblioteca como tú.

-Siempre que hablo de los libros me dejo llevar.

-Se nota. Cuando alguien habla de lo que le apasiona le brillan los ojos.

-Me gusta lo que estabas tocando -dijo Daisy evadiendo su comentario-. Esa banda es genial. Aunque la letra de la canción es muy triste.

-Debe ser horrible perder a alguien que amas -estuvo de acuerdo el pelinegro-. Sobre todo cuando hiciste todo lo que pudiste para salvarlo.

-Step one, you say we need to talk. He walks, you say sit down, it's just a talk... -canto Daisy a capella con un hilo de voz. Zack, sin dudarlo ni un segundo, tomó la guitarra y comenzó a tocar al ritmo de la canción-. You stare politely right on through some sort of window to your right...

-As he goes left, and you stay right between the lines of fear and blame. You begin to wonder why you came...

Oh, por el Ángel, qué pedazo de voz tenía. Y entonces, ¡el coro!

-Where did I go wrong? I lost a friend. Somewhere along in the bitterness -cantaron al unísono; Daisy se dio cuenta que los ojos de Zack resplandecían ligeramente. Tenía razón: la pasión brinda fulgor a las pupilas-. And I would have stayed up with you all night. Had I known how to save a life...

-¿Conoces Rise Against?

-La pregunta ofende -respondió Daisy.

Instantemente, el chico comenzó a tocar la introducción de la canción. Daisy disfrutó cada rasgueo hasta que la letra se hizo presente.

-Warm yourself by the fire, son. And the morning will come soon...

-I'll tell you stories of a better time. In a place that we once knew...

-Before we packed our bags. And left all this behind us in the dust...

-We had a place that we could call home. And a life no one could touch...

Se miraron con cierta complicidad, listos para saltar al coro en donde la rapidez se hacía notar.

-Don't hold me up now. I can stand my own ground. I don't need your help now. You will let me down, down, down! -gritaron con júbilo-. Don't hold me up now. I can stand my own ground. I don't need your help now. You will let me down, down, down!

Zack cambió rápido de ritmo, y Daisy estaba segura que lo hizo a propósito solo para burlarse de que no conociera esa canción. Desafortunadamente para Zack, Daisy respiraba esa canción.

-And I don't want ya and I don't need ya -Canto Daisy antes que él. Zack la miró anonadado, pero nunca dejó de rasguear con el digno entusiasmo que una canción como esa proporcionaba-. Don't bother to resist or I'll beat ya. It's not your fault that you're always wrong. The weak ones are there to justify the strong...

-The beautiful people, the beautiful people -susurraron al unísono. Zack se detuvo.

-¡Te gusta el metal alternativo! -exclamó asombrado.

-Escucho de todo. Amo la música y no me gusta discriminar.

-Me robaste las palabras de la boca.

-Parece que nuestro interés por las obras dramáticas no es lo único que tenemos en común -se fijó Daisy.

-Es que no me creo que te guste Marilyn Manson. No te ves como esa clase de persona. ¿No conociste a Dominic y Patrick en la iglesia?

Daisy soltó un resoplido.

-Perdóname, la próxima vez me vestiré de negro con bototos llenos de púas y me uniré a cuanto culto satánico se me cruce en el camino. Así, quizás, tu ridículo estereotipo sobre los metaleros se cumpla.

-Y no olvides un collar con un pentagrama -respondió burlesco-. Ya, está bien, entendí. Pero, ¿sabes? Tú también llegaste y te sorprendiste de que citara a Romeo y Julieta, ¿o lo olvidaste? Pongo las manos en las brasas que fue por verme con una chaqueta deportiva. -Estiró los brazos al cielo, en señal de sufrimiento-. Oh, juega a la pelota, de seguro es porque no sabe hacer nada más. Oh mira, nunca se aleja de su novia, de seguro ella lo controla. Oh, mira se queda dormido en clases, de seguro es porque es flojo -su voz iba en aumento, al igual que la rabia con la que lo decía-. Oh, mira, se corta, de seguro es un exagerado que nada más quiere llamar la atención. ¡Oh, mira...!

-¡Zack! -lo cortó Daisy con brusquedad. El músico parpadeó varias veces; echó la cabeza hacia atrás, como si por todo un minuto, hubiese desaparecido. Como si todo lo dijo, lo hubiese soltado sin conciencia-. ¿Te encuentras bien? -preguntó acariciándole amistosamente la espalda.

-Yo... sí, esto...

-Lo entiendo -interrumpió ella al notar que seguía confundido-. Los estereotipos son una mierda.

-No te ves como la clase de persona que dice mierda.

-Qué te digo, me estás haciendo romper todo el arquetipo de estudiante aplicada. Y tú, Troy Bolton, ¿qué cosa podría romper tu arquetipo?

Zack se alzó en la mesa. Extendió los brazos, cerró los ojos y dijo:

-"Los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman, el cielo se deshace en rayos de oro, la tierra se estremece alborozada..."

No era posible.

-"Oigo flotando en olas de armonías, rumor de besos y batir de alas; mis párpados se cierran... ¿Qué sucede? -continuó recitando Daisy. Zack abrió los ojos desmesuradamente-. ¡Es el amor que pasa!"

-Gustavo Adolfo Bécquer.

-Rima X -terminó Daisy-. Así que te gusta la poesía y el teatro, cabeza de músculo.

-Así que te gusta el metal y decir groserías, rata de biblioteca -la imitó Zack.

Se quedaron cantando, recitando, bromeando, y rompiendo todos los estereotipos existentes en los adolescentes. Ambos estaban hastiados de las etiquetas, de tener que ser solamente una cosa, porque en realidad, el ser humano es un mosaico de ideas, gustos y creencias. No somos unidimensionales ni monocromáticos; cargamos con demasiada imaginación como para restringirnos a cumplir un papel pre hecho durante toda nuestra vida. Ya basta de intentar encajar; ellos querían desentonar, salir del rebaño, y destruir las malditas etiquetas que tantas veces los limitaban.

Estaban de acuerdo en muchas cosas, tantas de hecho, que ni cuenta se dieron cuando se hicieron las tres y media.

Y la cuatro. Las cinco. Las seis. Las siete.

Si el auxiliar de limpieza no lo hubiese echado, jamás habrían llegado a darse cuenta de que el sol se había ido hacía horas.

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Qué maravilloso era hallar a alguien igual de apasionado que tú. Alguien que no te tachaba de cursi, porque lo era tanto o más que tú.

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Qué maravilloso era encontrar a alguien que te comprendiera, porque en el fondo, era igual que tú.



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N/A: Voy a dejar notitas más seguido porque no tengo amigos y ustedes me caen bien<3 Nada más vengo a decir que soy la indecisión personificada (#DatoInútil sobre mí), y como tal, sigo debatiendo entre dos parejas. Creo que eso es lo que ha hecho que me demore tanto (años) xD Quiero decir... tengo todo listo, literal. Hasta los shippeos de los hijos del grupo (que no saldrán aquí:p), peeeero esas parejas me tienen la cabeza reventada. Son quince amigos, so... es bastante difícil. Aparte que todas mis historias se conectan porque ocurren en el mismo universo. Sí, lo crean o no escribo cosas aparte de Coma xD (ventajas de la introversión: mucho tiempo libro que no gasto en vida social). Tengo como ocho libros en proceso (+ mil y un idea que nada más he escrito en cuadernos), y si no resuelvo el conflicto, pos no puedo avanzar con mis historias ambientadas después de Coma y todo se va al carajo como mi situación amorosa actual:D Estoy que les pregunto a ustedes cuál pareja prefieren más :'v

Y no, no es el Latrick. El destino de Elizabeth y Patrick fue fijado casi al unísono con el surgimiento de la historia hace ya varios años.

Caminen con cuidado y recuerden no cruzar en rojo. Sí, puede que si lo hacen logren conocer a un Patrick pero también podrían matarse, y morir hace muy mal a la salud. Aparte, el Patrick que podrían conocer tal vez tiene novia y en ese caso todo vuestro esfuerzo habría sido en vano...

Si tan solo la novia tuviera una enfermedad incurable que lentamente la condujera al más allá... Como una insuficiencia cardíaca o algo por el estilo...

#DatoÑoño: 90% de los trasplantes son exitosos. Qué injusto ha de ser para ese 10% restante... Mmm...

#MiOTPAúnNoEsShippeable #NiSiquieraTieneNombre #ComaTeníaSóloOchoPersonajesYTreinaCapítulosCuandoLoInventé #EscribirUnEpílogoDecenteEsMásDifícilQueCrearUnUniversoComatoso #AhoraLosFinalesTristesSonCliché #LosFelicesIgual #LosAbiertosSonDeFlojos #RespirarEsCliché #Tasukete #HoyCumple21AñosSebasYSigueSoltero #UnaNoviaParaElSevillano #SuPrimerBesoEsConAlguienDelGrupo #Spoiler #Mentira #MeSientoVacíaPorqueMeAcabéThe100 #NetflixRegresaAGlee #ElSiguienteCapítuloExplicaCómoPatrickObtuvoUnaEstrella #Hashtag

Por cierto, me picó el bichito de la curiosidad, ¿qué creen que pasará? ¿Creen que Lisa y Patrick se quedarán juntos? ¿Y de ser así, que pasaría con sus parejas? Recuerden que aquí todo puede pasar, lo de Daisy estando viva no fue un factor sorpresa del todo, porque pos nunca se menciona que realmente murió así que era una posibilidad muy válida, pero lo que se viene... 7u7

O quizás no pasa nada revelador e impactante y quiero hacer hype porque me aburro(?

Auf wiedersehen! <3

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