Un castillo

Phil  POV

Cerré los ojos, sosteniéndome el estómago -Ho...rri...ble...

-Se siente cada vez menos- me sonrió Ray que se había sentado a mi lado.

-Debiste oír lo que le causaba a la mexicana- se burló Mick - hablaba al revés.

-¡Y no era gracioso!- exclamó la aludida.

-Era muy gracioso- sonrió Sara -. Pues ya estamos vestidos, solo hay que esperar que el novato deje de sentirse horrible para irnos.

-¿Será seguro que vaya con nosotros?- preguntó Amaya - Apenas y pudimos escapar de Thawne la última vez.

-Entonces esperen un poco- Jax se levantó y se fue corriendo, yo dejé de escuchar, concentrándome en no volver el estómago.

-Toma, Phil- abrí los ojos al escuchar de nuevo al muchacho, me ofrecía un antifaz negro.

-Nadie va a preguntarse quién es el tipo enmascarado, ¿eh?- ironizó Sara, Jax la miró feo por un segundo -Bueno, si mantienes bajo perfil, seguro que nadie se pone a revisar tu cara debajo de eso más de dos segundos para que puedas dar la vuelta. ¿Alguien tiene un espejo para que pueda ver lo que hacemos mientras nos da la espalda?

-Voy- Lexell se levantó y la miré alejarse, con la túnica ondeando mientras corría.

Traté de levantarme y todo me dió vueltas por dos segundos, parpadeé cuando todo parecía estar quieto, y caminé unos pasos.

-Parece que estás listo- me sonrió Ray.

-¡Felicidades!- exclamó Mick sin entusiasmo -Ya pueden dejarme solo en la nave.

-Le recuerdo que yo también me quedaré, Señor Rory- se quejó Stein.

-Usted es más silencioso que un ratón, Profesor- sonrió burlón -. A menos que piense aprovechar que los demás se irán para cumplir alguna rareza ruidosa.

El mayor frunció el seño, despidiéndose brevemente y desapareciendo en los pasillos.

Amaya se acercó y empezó a recogermeel cabello, sacando unos pasadores de su capa -Si nuestros enemigosaparecen, que al menos no tengas el mismo peinado.

Me dejé hacer, sintiendo que alguienme observaba, miré disimuladamente hasta darme cuenta de que eraNate, al verse descubierto cambió su seño fruncido por hacerse eltonto mirando a la biblioteca.

-Nótese que uso tan poco esta cosa que no la encontraba- declaró Lexell entrando al puente y pasándome un espejo de bolsillo.

-No necesitas decirlo, mexicana- se burló Mick ganándose una mirada que traté fuera amenazante pero solo lo hizo sonreír más.

Ray tomó mi mano y me jaló con fuerza -¡Por favor ya bajémos a conocer ésta época!

Sonreí, mientras escuchaba su perorata emocionada sobre La Mesa Redonda y a Nate gruñendo.

Caminamos por el bosque mientras la discusión por el rigor histórico seguía, y yo había perdido el interés mirando a Lexell y pensando en "la damisela etérea" que en principio planeaba ser, posiblemente hubiera sido la mejor idea.

Me pareció escuchar a Sara pidiéndoles silencio por sentirse vigilada, con la mala suerte de que tenía razón y nos rodearon en un segundo.

Ray se presentó como "Sir Raymond de Lepalms" y pidió encontrarse con el Rey Arturo, reconociendo su escudo de armas... vaya que le apasionaba el asunto, era claro que tenía todo ese escenario dominado en su mente.

Lexell me apretó la mano, había reaccionado acercándome a ella, y pude ver cómo se le iluminaba la mirada cuando el jinete frente a nosotros se quitó el yelmo presentándose como la Reina Ginebra.

A Sara también se le iluminó la mirada... de otra manera... vaya, vaya...

Daba gusto ver a Ray tan emocionado, parecía un chiquillo en Disneyland, tratando de contagiarnos su entusiasmo. Mick seguro que hubiera odiado estar con nosotros, aunque la consternación de Nate lo suplía lo suficiente.

Todo estaba bien hasta que anunciaron que debíamos hablar con Merlín, reaccioné escondiéndome detrás de Ray lo más qué pude mientras los demás me interrogaban con la mirada.

-Merlín... como Malcolm Merlyn...- susurré, asustado, con lo que los demás también trataron de  disimular la alarma que les había provocado mi razonamiento.

Solté el aire despacio cuando entendí que conocían a "Merlín", una mujer también parte de la Liga de la Justicia de América. Nos explicó sobre la Lanza y que tenía un trozo, pero no pensaba entregarlo.

Ray se olvidó de todo cuando nos dijeron que prepararían un banquete de bienvenida y podíamos conocer el castillo, no nos lo tuvieron que repetir porque nos tomó a mi y a Lexell llevándonos a lo desconocido.

-Quiero quedarme con ustedes- afirmé  llamando su atención, nos habíamos detenido a mirar el atardecer en una torre -. No quiero regresar a la vida que llevaba, quiero ser parte de... esto. Pero no quiero causarte dolor, Lex. Te dolería verme en lugar de Rip.

Ella negó tristemente con la cabeza -Si Rip no regresa, al menos sabré que no está perdido, que no está pasándola mal. Quédate, no te sacrifiques a regresar a una vida que no quieres.

Sin pensarlo acorté la distancia entre nosotros y la envolví entre mis brazos, tembló, con un ligero sollozo y acaricié su cabeza.

-Deberíamos regresar- interrumpió delicadamente Ray después de un par de minutos.

Lexell se soltó de mi abrazo y sonrió, yo pensé que prefería no soltarla nunca, pero no podía negarle estar con los demás.

-La fiesta empezó sin ustedes- nos recibió Jax sonriente -, aunque hace no mucho. Ray, hermano, ¿no quieres saludar a esas bellas doncellas?

-Jax, ¿cómo puedes pensar en doncellas? ¡Mira, es Sir Galahad!- dijo Ray apretándome el brazo de pura emoción al tenerme más cerca, tuve que fingir que no me dolía y sonreír -¡Es el mejor caballero! ¡Está en El Asiento del Valor!

-¿No que todos son iguales y por eso es redonda?- me burlé por molestarlo, causando que me tirara una mirada de gatito huérfano -Era broma, ve con él.

-Nuestro R ay está creciendo- dramatizó Lexell abrazándome por el costado, mientras veíamos cómo saludaba tímidamente a su héroe.

-Bueno, viejo- Jax me picó las costillas haciéndome reír -: ¿a qué bajaste si no vas a comer y beber?

Sonreí haciéndole caso.

Sí, quería quedarme ahí: quería viajar por el tiempo y reír con Jax y contagiarme del entusiasmo por la vida de Ray y... estar con Lexell, que ahora competía en beber cerveza con un Caballero como del triple de su talla.

-¡JA!- gritó triunfante dejando el tarro sobre la mesa, junto a otros tres, mientras el hombretón se había detenido mostrando que aún le faltaba la mitad -¡PAGA!

No pude evitar una exclamación de sorpresa cuando el tipo resignadamente le pasó una daga con empuñadora blanca.

-¿Qué había apostado si perdía?- le pregunté bajito a Jax.

-La espada, ¿pero tú crees que perdería?- sonrió.

Empecé a odiar el metabolismo metahumano.

La vi acercarse riendo, mientras el Caballero le pedía revancha -No, no, si seguimos usted terminará en el suelo. Y no queremos que manche así su honor.

-¿Y querías ser una damisela?- me burlé, mientras sonriendo me rodeaba con sus brazos colgándose de mis hombros -Te queda mejor ser así.

-¿DIIIISCUUULPAAA?- exclamó exageradamente -¡Puedo ser fan-tás-ti-ca de las dos maneras!

Me reí, antes de acariciar su cabello -Seguro que sí.

Se quedó abrazándome unos segundos sin moverse ni hacer algún ruido, y empezaba a preocuparme, hasta que Ray nos alcanzó de nuevo.

-¡Yo pensé que no podría comer más, pero estas peras con ron son de otro mundo!- exclamó con la boca llena -¿Interrumpo algo?

Lexell se separó sonriendo y negando con la cabeza, como si nada -Dame- trató de quitarle el plato que tenía en las manos, pero Ray la esquivó, causando que se riera mientras trataba de defender su comida.

Voltearon de pronto al escuchar que se hizo silencio, en la puerta había aparecido El Rey Arturo, seguido por dos Caballeros vestidos de negro.

-Perdonen la interrupción- uno de ellos se quitó el casco... era Damien Dhark.

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¿Porqué pensé que lo de Camelot podía ser solamente un capítulo? Ilusa yo.

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