(Espero que recuerden que ya tendrían que haber leído en qué termina la original :P)

-¡Papá regresó!

Gideon hizo un bailecito alrededor de la pastelería cerrada cuando bajamos a recibirlo, cerrando el círculo hasta que abrazó a su padre por las piernas.

-¡Bienvenido!- exclamó, antes de ser levantada en brazos y recibir un beso en cada mejilla.

-¿Porqué no estás dormida?- le preguntó, causando que inflara los cachetes.

-¡Porque te estaba esperando!- reclamó, ofendida -¡Si no te gusta, pues me voy!

-Claro que me gusta, pero si te quedas despierta muy noche, amaneces de mal humor- explicó sonriendo -. Anda: ve a dormir, mañana te haré el desayuno.

Suspiré, mientras él bajaba a mi pequeña y ella corría a tomar mi mano jalándome a las escaleras. De camino él me alcanzó furtivamente para darme un beso brevísimo y me hizo señas de regresar.

Lo encontré sentado frente al mostrador, Gideon estaba tan cansada que se había dormido enseguida. Sonreí distinguiendo su silueta a media luz, hasta que volteó a mirarme y noté en sus ojos algo que no veía hacía años... culpa.

-¿Qué pasa, Cielo?- pregunté, esperando que no me aguardara alguna declaración de desastre sobre nuestras cabezas.

Resopló, reuniendo valor para empezar a hablar -No fui a un seminario de pastelería japonesa.

Fruncí el seño -Tu cara me lo deja claro.

-Usé... el brazalete temporal- apreté los labios, no iba a interrumpirlo -. Fui a la época en que encontramos a Ava.

-¡Rip, no!- no pude evitar exclamar -¡No me digas que hiciste algo con Ava! Sí: se porto del culo con nosotros, pero...

-¡Por Dios, Lexell, lenguaje!- me interrumpió escandalizado -¡Si Gideon te escucha alguna de tus palabrotas y la repite...

-¡Está bien, está bien, lo siento!- me disculpé con una sonrisa conciliadora -Pero no hiciste nada con Ava, ¿cierto?

Negó con la cabeza -Contacté a alguien que trabaja en la ingeniería genética, y fui muy convincente en pedirle un favor.

Ladeé la cabeza, preguntándome qué clase de favor sería.

-¿Puedes pasar, por favor?- preguntó mirando a la cocina, lo que me aumentó la confusión y curiosidad sobre lo que estaba pasando.
Me había parecido escuchar dos pares de pies entrando a la casa y ahora estaba entendiendo que no fue mi imaginación.

Una silueta alta y delgada salió de la cocina, aguanté la respiración al reconocer una melena rojiza y revuelta.

La media luz de la habitación se reflejó en un par de ojos verdes, que me miraban con aprehensión.

-Hola, ¿me recuerdas?- preguntó tímidamente, bajando un poco la cabeza.

-Phil...- salió de mis labios sin pensar, causando que el aludido sonriera, asintiendo.

Miré a Rip, que me sonrió también, aliviado de que no parecía enfadada.

Sin terminar de creérmelo me acerqué, observando si la persona frente a mi se veía sólida y real, me miró incómodo por un segundo -¿De verdad eres tú?

-Sí... creo- sonrió sonrojado -. No lo entiendo del todo, pero estoy aquí, es lo único que me importa- acarició mi mejilla y subió hasta mi cabello -. ¿Cuándo dejaste de llevarlo corto?

-¿No te gusta?- pregunté, sintiendo que se me juntaban las lágrimas de felicidad mientras terminaba de convencerme que estaba realmente frente a mi.

-Me gusta, preciosa- sonrió, antes de abrir los ojos asustado y voltear a ver a Rip -. ¿Puedo decirle así?

Rip asintió, sonriendo -Aunque a Gideon podría ser difícil de explicarle que su Tío Phil llama así a mamá.

-¿Tío Phil?- pregunté, sorprendida una vez más -¿Va a quedarse?

Ambos asintieron, con sus dos sonrisas tan diferentes aunque eran como dos gotas de agua.

-Lamento no habértelo dicho, pensé que no te negarías y si salía mal te pondrías triste- se disculpó Rip.

-¡Vas a quedarte!- exclamé contenta, mientras abrazaba a Phil por la cintura -¡Vamos a ser una familia genial! Gideon te va a amar.

-Voy a quedarme- confirmó, acariciandomi cabeza.