Capítulo 2 "Amor imposible"


El mundo Pokémon... diseñado para emparejar al hombre y a la mujer desde la niñez. Daba nacimiento a las más grandes duplas de entrenadores, que al compartir sentimientos y pensamientos, eran capaces de concentrar su energía y despertar la misma oculta en los Pokémon, criaturas capaces de adquirir nuevas formas y en cuya última etapa debido a los lazos de sus entrenadores, era capaz de presentar una evolución conocida como evolución de alma. Pocas veces vista, pero grandemente estudiada. Y todo con el fin del enfrentamiento efectivo contra los Pokémon legendarios que aparecían en las ciudades, seres destructores de la estabilidad.

Eran realmente pocas las duplas de entrenadores que funcionaban para tal propósito. Se dice entre rumores que desde más pequeños se lleve a cabo el lazo entre entrenadores, el vínculo se hará más fuerte. Es por eso que muchas madres y padres de futuros entrenadores han arreglado desde el nacimiento de los niños, el emparejamiento.

Mientras que otros llamados Solitarios, son los entrenadores que al haber interrumpido el ciclo del emparejamiento al no encontrar la dupla perfecta. Han decidido continuar su camino de manera individual. Como es el caso del Campeón Pokémon de Kalos, Ash Ketchum de Pueblo Paleta, a quien se le conocieron cuatro parejas, de las cuales ninguna mostró la vinculación suficiente para realizar la evolución del alma.

Solitario desde hace 3 años.

POKÉMON XY&Z

PAREJA IDEAL

Capítulo 2 "Amor imposible"

Una vez terminado el último baile, salió corriendo con todas sus fuerzas el exterior, recibiendo el rocío de la noche, que esplendorosa, era iluminada por una enorme luna, ni una tan sola nube cubría el cielo. Comúnmente ante un espectáculo como tal, le hubiera encantado deleitarse a ver, tumbándose en la grama sin temor alguno, más que perderse aquel espectáculo. Sin embargo, su mirada reflejaba todo lo contrario, ni relajación ni pasión por el momento. La preocupación había anidado en él, al recibir la noticia de parte de la menor de los hermanos.

Al salir del baile, la guardia real, había tomado prisionera a la bailarina y se la habían llevado a las mazmorras en las afueras de la ciudad. ¿De qué se trataba eso? ¿Por qué?

Rápidamente se dispuso a ir en su apoyo y búsqueda, dejando salir a uno de sus amados amigos de la Pokébola. El hermoso alado naranja, se dejó montar y a los minutos surcaban el cielo.

El entrecejo del campeón se fruncía a punto de doler, mientras la pequeña rubia se afianzaba de su cintura para no caer en el vuelo de cierta manera violento, con que se conducía el Pokémon.

A punto de llegar prácticamente se aventó al suelo, antes de aterrizar, dejando a la pequeña descender con normalidad tras de él, viendo lo preocupado que estaba para dejarla atrás de esa manera.

—¡Ya le dije que esto es un atropello! —refutaba Clemont, contra el guardia que tras su escritorio, lo miraba sin ánimos de prestarle atención.

—¡Clemont! —llegó al lado de su amigo, el campeón, al que al reconocer, el guardia se pudo de pie. Como era de esperarse, la presencia de los nobles era imperdonable para los guardianes de la reina.

—¡Mi señor! —lo reverenció con la cabeza el guardia.

—¿Me puede decir qué está sucediendo? ¿Dónde está? —golpeó la mesa con la palma de su mano extendida, mostrando su molestia.

—Mi señor... el ingreso a esa área... no es para alguien de su nivel... —trató de persuadirlo, pero su comentario lo molestó más. —¡¿Y si es tan horrible, por qué ella está ahí?! —dio la vuelta al escritorio, para llegar a tomarlo por el cuello del traje.

—¡Ash! —lo detuvo el científico. Era verdad, se estaba extralimitando, por lo que lo soltó de inmediato, pero la ira que sentía por aquel trato hacia la dama, era descomunal. Conocía los interiores de las mazmorras... por su propia carne, tiempo atrás. No podía permitir que ella pasara por algo así y menos siendo inocente.

Al verse libre, el guardia, se sacudió el uniforme para recuperar un poco de dignidad y buscando la llave, caminó hacia adentro, seguido del campeón, el científico y cuando la pequeña rubia iba a dar un paso tras ellos, tras unírseles al llegar, su hermano la detuvo.

—Creo que lo mejor es que tú no entres aquí...

—¡Pero!

—Volveremos enseguida... —le sonrió, con aquella tristeza en la mirada, que la hizo aceptar al instante. No tenía idea de lo que habría ahí adentro, pero no sería nada bueno, si Ash estaba tan molesto y su hermano quería protegerla de verlo.

Esperó, mientras ellos entraban y la puerta se cerraba a sus espaldas.

Ni siquiera la luz eléctrica había llegado a ser localizada ahí. Apenas se iluminaba por el farol que el hombre guardia llevaba en manos y que a su paso encendía los candelabros de las paredes. El olor a orina era demasiado fuerte, por lo que la molestia en sus rostros se hizo evidente.

—¿Qué tanto la llevaron adentro? Son unos malditos... —Pronunció el campeón, cuando dejó sus maldiciones de lado, a ser sustituidas por la preocupación, de distinguirla en la distancia.

Dentro de un calabozo de más al fondo, aún con su hermoso vestido rosa de fiesta, yacía acurrucada en el suelo, contra los barrotes, aferrándolos con fuerza. Los cabellos de miel, caían desperdigados sobre su rostro, al haberse desecho su peinado.

—No... —caminó despacio, tratando de resistirse a creer que se le hubiera brindado aquel trato, a la dulce jovencita con la que solo había deseado departir.

No pudo más y llegó rápido frente a ella, arrodillándose de golpe contra los barrotes. —¡Señorita Serena!

Al escucharlo, el llanto inundó su mirada, no iba a levantar el rostro, no podía dejarse ver por él así.

—¡Vamos a sacarte de aquí! ¡Te lo prometo! —sus manos que agarraban fuertemente los barrotes de la celda, se desprendieron de la misma, para adentrarse en el espacio y lograr tocarla, sin percatarse demasiado de la manera en que lo hacía. La había tomado por ambos lados del rostro, obligándola a verlo, a que le creyera.

Sus celestinos lagrimosos, lo descompusieron. ¿Qué había podido hacer aquella hermosa criatura para acabar así?

—¡Sáquenla de aquí! —imperativo, volvió la mirada hacia el guardia.

—Mi señor... —temblaron las manos del hombre, al comprender lo que estaba sucediendo y tragó saliva. —Aunque sea usted quien me lo pida... no puedo obedecerlo... porque es un mandato de la reina Aria...

—¿Aria?... —temblaron los ojos del Ketchum, sintiéndose impotente ante el nombre de la realeza. Pero el temblor de su mirada furiosa, se transformó en la profunda atención hacia la chica, quien, lo tomó por ambas manos, quitándolas de su rostro y tomándolas entre las suyas, se lamentó.

—No debe hacer nada por mí... mi señor... me lo merezco... —los quejidos de sus sollozos, no la abandonaban, de pensar en seguir metida en ese lugar, sin esperanzas de ser liberada y menos ahora que comprendía que efectivamente había sido la reina, que molesta porque no atendió el llamado que le hizo a alejarse del campeón, la había sometido, demostrando su tremendo poder sobre ella.

—Tranquila... —le sonrió, único, sereno, espléndido, lo que la hizo abrir grandes los ojos, al sentir que podía creer en sus palabras. Un hombre distinto a los demás... diferente en la forma en como se conducía en la vida, dueño de sí mismo y de su alrededor.

—Yo me haré cargo de explicar esto a la reina... —habló serio, ahora para el guardia.

—Pero...

—¡Sácala! —sentenció y con él, Pikachu, que mostró electricidad corriendo por sus mofletes. El hombre al ver la amenaza, se dispuso a hacer lo que le pidió.

Los barrotes se abrieron, dejándola aún en el piso.

—¿Puedes levantarte?... —se arrodilló frente a ella.

—..S...Sí... —no quería causar más problemas, por lo que intentó ponerse en pie, aún estando consciente que en el trayecto del arresto y la entrada forzosa a la mazmorra, se había lastimado la pierna derecha.

—¿Estás bien? No seas imprudente... —estaba por levantar la parte inferior del vestido para ver la pierna, pero se dio cuenta que no era lo más correcto, por lo que la tomó en ambos brazos y la levantó del suelo. —Vamos —miró a su amigo, mientras la bailarina, se aferró al cuello del campeón, sintiéndose rescatada.

—Se... Señor... ¡Señor! —lo detuvo en última instancia el guardia. —¿Usted... hablará con la reina verdad?...

Ash, Pikachu y Clemont lo miraron con molestia y caminaron hacia afuera.

Una vez salieron del lugar y el pasto refrescó con su frescura el ambiente, una pequeña corriente de electricidad azulada, recorrió a la pareja sin que lo notaran.

—¿Y ahora a donde vamos?... —los miró intrigada Bonnie.

—Primero... a dejar a la señorita Serena en mi casa... ustedes se quedarán con ella y luego saldré a hablar con la reina. —Anunció decidido.

—¡¿A tu casa?! —se sonrojó el científico.

—Mi hermano tiene razón Ash... eso no está bien... —se cruzó de brazos la rubia.

—No... no necesitan preocuparse más por mí... yo puedo regresar a casa... no tengo problemas... —las palabras apenas y salían de sus labios, quería verse fuerte para no causar más molestias pero la verdad, era que estaba aún devastada por todos los acontecimientos.

—Permítame preocuparme aunque sea un poco Señorita... —le sonrió, mientras la ayudaba a subir en Charizard. —Además que su pierna no se encuentra en buen estado.

—Pika... —asintió su amigo desde el suelo.

Ella reverenció con la cabeza y acto seguido, lo vio subir tras de ella, por lo que se sonrojó al sentirlo tan cerca, sus piernas justo detrás de las de ella y su pecho pegado a su espalda.

—Nosotros los alcanzaremos en tu casa, es vital que me encargue de la papelería primero. —Mencionó el científico refiriéndose a los papeles de ingreso de la bailarina a la mazmorra.

—¡Bien pensado! —alzó su dedo pulgar hacia él y luego se despidió de Bonnie. Y así junto a Pikachu que se trepó a su hombro, emprendieron vuelo.

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El vuelo había permanecido silencioso, como si los tres tuvieras sus pensamientos tan presentes que no pudieran despegarse de ellos para iniciar una conversación. Y la verdad es que la pelimiel no sabía en qué estaba metida realmente. Por desobedecer a la reina había terminado en un lugar tan horrible como ese... ¿Pero por qué lo había hecho en primer lugar?... Sabía a lo que se exponía, pero en lugar de alejarse, se acercó más, deseaba saber más... que quería que la mirada y mirarlo, para poder entender que había en él, que la atraía tanto.

—¿Qué fue lo que le dijo Aria?... —el silencio fue interrumpido por la pregunta del campeón.

—¿Eh?...

—Es que... quiero comprender qué fue lo que sucedió... ¿Por qué ella actuaría de esa manera?

—Ella... la reina... está muy enamorada de usted... —respondió, sintiéndose imprudente e impura al inmiscuirse en asuntos tan delicados como los sentimientos de la reina. Por lo que cerró los ojos, tratando de controlar sus propios sentimientos revueltos.

—Mm... sí... algo sabía de eso... —respondió aún serio.

—¿Lo sabía?...—Preguntó en sus adentros la rubia miel.

—Esto de ser su pareja en los eventos es complicado... porque ella lo malinterpreta todo... Yo no deseo y tampoco puedo permitirse ser descortés con ella pero... a veces pienso que se toma atribuciones que no le corresponden...

—¡No es necesario! —lo interrumpió, al ver que había empezado a abrirse a ella, no se sentía la indicada para que lo hiciera. —No debe contarme todas esas cosas mi señor...

—¿Sabes?... —De repente el tono cambió, la había vuelto a tutear, tal como hizo cuando la vio tras los barrotes. —Me parece extraño...

—¿Qué cosa?... —miró ligeramente sobre su hombro, para encontrarse con él.

—Que luego de todo lo que pasamos... sigas llamándome así.

—¿Cómo más podría referirme a mi señor?...

—Como lo hiciste en la fiesta... —sonrió, lo que ella notó, por su mirada poco volteada hacia él. —Ash... así me llamo.

—¿Ash...?

—Sí, Ash... ¿Es raro?...

—¡No! ¡No me refiero a eso! —se movió nerviosa, a punto de caer, —¡Ahh! — pero él la tomó en un abrazo por la cintura, desde atrás y la afianzó contra su pecho.

—Te sugiero que no te muevas así, o caeremos los dos, jaja, Charizard no es quien iría por nosotros.

—Graaaaauuu —respondió el Pokémon.

—¿Podría... llevarme a mi casa?... —respondió abochornada por el momento, al notarlo, él separó sus manos de ella.

—Pero Clemont y Bonnie irán a buscarte a la mía... y no quiero ponerte en peligro, la gente de Aria podría ir a buscarte.

—Pues lo afrontaré cuando pase... —no iba a retractarse, por lo que él en silencio asintió.

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El Pokémon aterrizó en lo que parecía ser un pequeño jardín a las afueras de una modesta casita.

Sujetándola en brazos, una vez parado en el suelo, el campeón la ayudó a bajar del lomo, para acto seguido caminar a la entrada de la vivienda.

—¿Vives sola?...

La pregunta la sonrojó y desvió la mirada, por lo que él se disculpó mientras movía sus manos, nervioso frente a ella. —¡Discúlpame! —Es solo que... no se ve ninguna luz adentro...

—Vivo con mi hermana... pero ella... puede que tarde en venir aún... —abrió la puerta.

—¿Tan tarde? —la miró sorprendido, pero ella no quería dar más explicaciones. —Bueno... me voy...

—¡No! —lo detuvo, cuando ya se había volteado, por lo que dubitativo volvió a verla. Sabía que no era visto con buenos ojos por la sociedad lo que hacía. Él... el campeón Pokémon, dejando de lado los deseos de la reina... e involucrándose con una mujer de menor rango que el suyo, pero...

Ambos se miraron con el deseo de volver a estar juntos, punzante en el pecho y al ver que ella intentó dar un paso y otro más, con la pierna lastimada, se acercó rápidamente para atraparla, antes de que cayera, quedando ambos tan juntos, pecho con pecho que le fue imposible apartarle los ojos de los suyos. El color azul que los caracterizaba se había traslapado con el púrpura que le confería la luz de la luna impecable.

Tantas veces habían estado tan cerca, tantas veces se habían visto a los ojos, pero nunca se había percatado de lo hermosos que realmente eran, volviéndola tan atrayente y preciosa que no pudo más con su instinto y en un movimiento de su cabeza, se agachó hasta su altura, sintiendo sus labios separados, esperando... por lo que se aventuró a atrapar el inferior de ella entre los dos suyos y al sentirse aceptado y correspondido, siguió con la prueba de su boca, volviendo a repetir el evento con ambos labios.

El beso le quitó las fuerzas, debilitándole las piernas a la chica, que una vez más fue atrapada por él.

—¿Estás bien?... —sonrió ilusionado.

—Sí... —le colocó la mano sobre la mejilla izquierda sin poder dejar de verlo. Ahora podía responderse a su pregunta interna... Podía desobedecer a la reina porque estaba enamorada...

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Continuará...

Pokémon XY&Z, Pareja Ideal, Capítulo 3 "Familias son familias"

¡Saku con la segunda actu seguida!

Jajaja estos días espero poder actualizar mucho ya que por fin tengo tiempito libre.

GRACIAS A TODOS POR LEER

Me encanta lo romántico de este capi xD

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