Prólogo

Advertencia: historia con mucha falta de ortografía y redacción, coherencia. Una de las primeras que escribí, y sólo está basada como en los primeros trece capítulos de la primera temporada, porque es lo que nos había dejado Thomas en ese tiempo.

Iba haber una segunda temporada, pero nunca la terminé amiguitxs, lo siento.

Me da risa y un poco de vergüenza leer esta historia, si la editara de verdad con más profundidad quizás la haría más seria, pero dejaría de ser tan lo que sea que es, así que la dejo con todo el cringe que me surge al verla. Eso es todo.

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─ ¡Chat Noir el akuma está en su reloj!-

Nuevamente nuestros héroes favoritos de París se encontraban luchando contra el mal. Ladybug ya había utilizado su Lucky Charm, así que sólo faltaba destruir el objeto que llevaba la mariposa infectada. Sin embargo antes de que Chat Noir lograra utilizar Cataclismo, un rayo azul golpeó a Marinette. Dejándola en el suelo y bastante desorientada.

─ ¡My Lady! ¿está bien?- preguntó con preocupación el rubio. La de cabellos azabaches azulados se sintió mareada pero no era un daño grave. O eso había presupuestado en primera instancia después de una inspección rápida.

─ Estoy bien- con aquella afirmación, el gatito procedió a continuar con el plan. Chat Noir logró destruir el reloj y así liberaron del mal a la mariposa.

─ Miraculous Ladybug!- la chica lanzó al cielo el objeto que se le había proporcionado y todo volvió a la normalidad. O eso creía.

─ Bueno, nos vemos pronto My Lady- Chat besó el dorso de la mano de la catarina, para luego irse antes de que su transformación acabara. El irritante sonido de alarma ya le estaba colocando los pelos de punta.

─ Bien, es hora de que también me vaya- Marinette se ocultó en un callejón para que volviera en su estado civil, sin embargo al hacer esto, el mareo la atacaba con más fuerza. No podía mantenerse en equilibrio cuando sentía que todo bajo sus pies se movía de forma vertiginosa.

─ ¡Marinette!- escuchó a su kwami gritar antes de que todo se volviera negro.

Por otro lado en las calles de París se veía a un muchacho de tez clara, cabello azabache azulado, ojos color cielo y las orejas llevaban perforaciones. Sin embargo el rostro del muchacho mostraba lo perdido que estaba, sus ojos azules mirando atentamente todo a su alrededor.

─ Tikki ¿Estamos en el mismo París?- cuestionó con voz dulce pero un poco grave.

─ Me parece que no- confirmó la kwami del muchacho, mientras cerraba los ojos para sentir la energía del nuevo lugar.

El chico soltó un suspiro y miró hacia un callejón, donde vio a una chica con un gran parecido a él desmayarse. Rápidamente fue corriendo hacia ella, sus valores como caballero no le permitía dejar pasar esa situación.

─ ¡Oye!- Marino alcanzó a tomar a la desconocida entre sus brazos.

─ ¿Pero cómo?- escuchó exclamar a Tikki sin embargo ¿cuál de las dos?. Frente a él se posaban dos kwamis rojos, prácticamente iguales. Ahora seriamente pensaba que algo malo y raro estaba sucediendo.

─ Estamos en un serio problema- murmuró por lo bajo, contemplando ambos seres con la muchacha en sus brazos.

─ Marino, estamos en un mundo paralelo- Bueno por lo menos ahora sabía quien era su kwami.

─ Es decir que ella es... ¿yo?- había leído sobre mundos paralelos y esas cosas pero no podía creer que de verdad existiera.

─ Exacto- mencionó la Tikki que pertenecía a Marinette. ─ Pero quisiera pedirte un favor ¿Podrías llevar a mi portadora a su hogar?

─ No veo problema, supongo que vive donde mismo.

Después de todo un mundo paralelo no era tan diferente al suyo. O eso suponía. Y así, Marino se llevó a Marinette a su hogar, claramente mintiendo a sus padres del mundo paralelo y esas cosas, dejando en claro que él sólo era un amigo.

Marinette sintió un dolor en su estómago, por eso se despertó. Observó que se encontraba en su habitación, pero había algo nuevo. Un muchacho que se encontraba a los pies de su cama observándole, quizás buscando que se sentía mejor.

─ ¿Quién eres?- el chico que llevaba una chaqueta de cuero negra, polera blanca y unos jeans ajustados, la miró con esos bellos ojos y una sonrisa sincera. Tenía bastante parecido a ella

─ Un gusto Marinette, mi nombre es Marino Dupain-Cheng, tu "yo" de un universo paralelo- dijo como si estuviera hablando del clima. Dejando con la boca abierta a la heroína de París.

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