7. Disculpa (Sin edición)

Adrien había observado de reojo durante todo el día a la chica que había lastimado, tenía las intenciones de disculparse, sin embargo su queridísima amiga Alya no se despego de ella durante todo el día. Además de que Marino cada vez que le veía que se iba acercar le ponía una cara intimidante, claro que no le daba miedo, era el grandísimo Chat Noir, pero nunca estaba demás cuidar su integridad física o su padre lo regañaría.

-Maldición, ¿Cómo es que no puedo acercarme?-

-Quizás deberían hablar después de clases- sugirió Nino, mientras bebía su jugo de manzana. Adrien suspiro derrotado, su amigo DJ tenía razón, sólo debía esperar después de clases y tomarla desprevenida.

-Me parece una buena idea Nino-

-Lo sé, lo sé, soy genial, gracias-

Marinette se encontraba guardando sus últimos cuadernos en su bolso. Todo el día trato de evitar al rubio, tenía miedo de salir aún más lastimada. Ya había terminado y procedió a bajar los escalones. Alya la esperaría afuera y Marino iría visitar al maestro Fu. Estaba perdida en sus pensamientos, hasta que lago se llevó el aire de sus pulmones.

-¡Adrien!- el chico se encontraba apoyado en la puerta, la cual la había cerrado de golpe, la peli azul se había llevado un buen susto, el cual ahora sería un gran nerviosismo. ¿Qué pasaría ahora?

-Marinette yo...- Adrien levanto su mirada verde, en busca de ese cielo, pero tan sólo encontró que ella le evitaba y tan sólo se movía incómoda.

-Lo siento, pero no quiero escuchar nada de ti, no ahora. Así que déjame ir, Adrien- la chica se iba acercar, pero Adrien fue más rápido, le tomo del brazo, antes de que escapara.

-No te dejaré ir, no hasta que me escuches completamente- le dijo determinado.

-Adrien, déjame ir- sin embargo ella tampoco cedería, no caería otra vez en aquella tonta ilusión.

-Marinette, sé que ayer me comporte de manera estúpida, estaba muy frustrado, y no debía desatar mi ira sobre ti, soy un estúpido-

-Adrien... deja de mentir, por favor, ya basta- le detuvo, no quería escucharlo. Además de que Alya ya estaría buscándola, se estaba atrasando demasiado.

Marinette intento soltarse, pero tan sólo logro que el rubio la acorralara contra la mesa, inmovilizando sus dos brazos. Abrió sus ojos sorprendidas, nunca, en su mejor fantasía, esto ocurriría.

-Marinette, nunca te mentiría, todo lo que te digo ahora es cierto- le susurro tan cerca de su rostro. Ella no pudo evitar sonrojarse, pero bajo la mirada para pensar detenidamente sus palabras, hasta que con tristeza le quiso preguntar una cosa.

-Entonces ¿lo de ayer también era cierto, que nunca te podría entender?- Adrien aflojo el agarre, abría y cerraba su boca en busca de formular una frase coherente pero no tenía nada a su favor.

-No, no lo es. A veces ni siquiera sé lo que digo, sé que es muy enredado todo esto, pero eres mi amiga, te estimo más que nada en el mundo, y no quiero perder lo bello de lo nuestro, no ahora Marinette, te necesito más que nada- le soltó de su agarre, ahora dependía de ella si le perdonaba o no.

Marinette subió la mirada, buscando alguna mentira, algún engaño, pero nada. Ahí estaba él con su mirada encantadora, a tan sólo unos centímetros de ella.

-Está bien, Adrien, está bien- el chico la iba abrazar cuando la puerta se vuelve abrir.

-Marinette, ¿vamos?-

-Está bien Marino- la peli azul paso de largo a Adrien, quien sentía una molestia crecer en su pecho.

-¿Por qué siempre llega alguien para joder mi vida?-

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