5. Llanto
Marino se encontraba apoyado en la puerta de la chica, esperando que Marinette le abriera la puerta, mientras se sentía frustrado. El chico rubio era un idiota, no tenía tacto para rechazar a una mujer.
ꟷ Ty, vamos a ver a cierto estúpido- escupió las palabras, apretando aún más los puños.
ꟷ Sabes que Mari se puede enojar.
ꟷ Sí, lo sé. Pero tan sólo le haré razonar- Marino no era el tipo de chico que se golpearía con otro, o cualquier acto de violencia que los hiciera ver como animales salvajes. Sin embargo la rabia de ver a su mejor amiga en esa situación, no le estaba ayudando mucho.
ꟷ Es mejor que te quedes, o le aviso a Marinette- dijo Tikki mientras los miraba con reproche.
-Bien, bien, me quedo, nunca me dejan hacer nada por mí mismo- el peli azul bajo ayudar a la señora Cheng mientras murmuraba entre dientes. Las dos kwamis se miraron y suspiraron. Esto iba ser largamente doloroso. Si Marinette seguía deprimida, no podría ayudar a Marino.
Mientras tanto Adrien llego a su casa, fingiendo que estaba bien cuando por dentro estaba tan enojado, quería descargar su ira con cualquier persona, de preferencia LordBug.
-Sabes que no debías tratar así a la pobre chica- le comento el amante del queso. En cambio el oji verde soltó un sonoro suspiro, su pequeño amigo tenía razón, pero el mal ya estaba hecho.
-Me disculparé con ella mañana-
-No dejes las cosas que puedes hacer hoy para mañana-
-¡Pero yo tampoco le dije cosas crueles, era la verdad! nadie me puede entender-
-Bien, bien. Si vas a estar así chico, mejor te dejo-
Con el carácter que tenía era mejor ni cruzarle una palabra. Al parecer tenía una molesta piedra en el zapato. En su mente divagaban los recuerdos de Ladybug y ese desconocido.
-¿por qué me traiciona de esa manera, My Lady?-
Marinette tenía un dolor de cabeza de tanto llorar. Sus ojos rojos y labios resecos le hacían ver el estado tan desecho en el cual se encontraba. Su mirada pérdida entre todas las fotos de su amor, cuestionándose si se había enamorado del chico correcto.
-¿Mari? Me abrirás la puerta- Marino se encontraba detrás de la puerta, con la esperanza de que saliera de su auto confinamiento. Pero su amiga al parecer no tenía ninguna gana de querer ser ayudada. Se iba a retirar cuando sintió un tirón en su chaqueta.
-No te vayas- le dijo con la mirada baja y su cabello desatado. No aguanto más que envolverla en un abrazo, un reconfortante abrazo en donde coloco su mentón en la coronilla de la chica, mientras ella buscaba el calor de su cuerpo. Hasta que estallo en llanto, en un desgarrador llanto.
-¡Odio estar enamorada, lo odio!-
-No eres la única- le susurró.
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P.D: me rendí con la edición, será para la próxima. Así que publicaré todo. Teniendo muchas faltas ortográficas porque la escribí en la época que escribía como el hoyo xD (no es como si no lo hiciera ahora)
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