OO2
Capítulo 2
❝Superheroes❞
Cuando abrió los ojos, Hinata se encontró con un ambiente totalmente distinto al del gimnasio de su escuela. Se podría decir que estaba en un parque, recostado sobre una banca.
A su alrededor, habían tres niños jugando con una pelota. Logró tranquilizarse un poco al ver a los pequeños; sin embargo, todo su intento de paz interior se fue al tacho cuando uno de ellos se sacó un brazo.
¿¡Qué demonios!?
Cuando se fijó bien en sus rasgos, notó que la única niña tenía cabeza de flor y el otro un cuerno enorme en la frente.
¿¡Qué era todo eso!?
—¡Hinata!— El mencionado se sobresaltó y volteó su vista hacia Midoriya, quien estaba parado frente a él.— Que bueno que despertaste, estaba muy preocupado.
El grito ultrasónico que dio la niña flor cuando se le cayó uno de sus pétalos lo sacó de onda. El pecoso pareció notarlo.
—Hemos vuelto a mi dimensión.
¿Se supone que debería entrar en pánico al ver al niño sacándose la cabeza del lugar en el que estaba?
—¡Midoriya, esto es increíble!—De hecho, se sentía asombrado y extrañamente emocionado.—¡No puedo creerlo, en verdad es genial!
De alguna forma, Midoriya se calmó, al menos no había reaccionado mal.
—Se supone que en unas horas inician mis clases, es bastante temprano y por suerte estamos cerca de mi academia.— dijo mientras se levantaba y le tendía la mano al pelinaranja.— Te quedarás en mi habitación y en el receso buscaré a All Might para que nos ayude en esto.
Hinata asintió sin entender nada de lo que acababa de oír, pero Midoriya parecía estar seguro de lo que decía y aparentaba ser buena persona, así que confiaría en él.
—Me da miedo que desaparezcas de la nada y me dejes en este lugar lleno de gente extraña.— dijo Hinata, bajando la mirada avergonzado y sujetando la mano del contrario. Izuku le respondió con una sonrisa.
Ambos comenzaron a caminar hasta llegar a un inmenso lugar que tenía las iniciales U.A. escritas. No ocultó su impresión y empezó a gritar que era increíble, hasta que sintió que cubrieron su boca.
—Debemos ser silenciosos si no queremos que nadie te vea.
Hinata asintió, tomándolo como una misión de espías.
Lograron llegar a la habitación del pecoso sin problema alguno, lo cual fue realmente sorprendente. Nadie los detuvo en el camino ni los miró raro, probablemente por la hora ya que era muy temprano.
Rápidamente el chico se vistió con el uniforme de la escuela y agarró sus cosas para salir.
—Hinata, necesito que te quedes aquí y no salgas en ningún momento.— dijo, con un rostro serio para que entendiera que era importante.— Volveré por ti en unas horas.
Asintió repetidas veces, viendo cómo Midoriya salía de la habitación con una gran sonrisa y despidiéndose de él. Hizo lo mismo y luego se lanzó a única cama que había.
Exploró el lugar con la mirada.
Habían diversas figuras de acción y pósters de un mismo personaje, aparentemente ese era All Might. Soltó una pequeña risa, probablemente así se vería su cuarto si existiera ese tipo de mercancía del pequeño gigante.
Calculaba que ya había pasado una hora exacta desde que el pecoso había salido y estaba muriendo de aburrimiento.
—Es increíble, estoy en un mundo lleno de súper héroes y no puedo salir a ver a ninguno ¿Existirá Spiderman?
Siguió explorando la habitación.
Esta vez abrió uno de los cajones de ropa, no por que fuera un pervertido, en realidad quería ver si tenía algún súper-traje guardado adentro.
En su mayoría habían camisetas blancas que decían "camiseta casual" o ropa con estampados de súper héroes, en especial de All Might, era bastante gracioso.
En uno de los colgadores había un uniforme idéntico al que Midoriya se había llevado a clase.
。
。
。
Se le acababa de ocurrir una gran idea.
[...]
El tiempo pasó demasiado rápido, tal y como él había estado esperando. Aparentemente el día estaba a su favor, tenía la oportunidad de ir a buscar a su mentor, explicarle la situación y luego ambos ir por Hinata a resolver el problema.
—¡Midoriya, ayer desapareciste de la faz de la tierra!— exclamó Mina de repente, deteniendo su paso y llamando la atención los demás.—¿En dónde te metiste? Te estuvimos buscando por todos lados.
Había sido demasiado optimista, definitivamente el día no estaba a su favor. Fue brutalmente bombardeado de preguntas por parte de la mayoría de sus compañeros con respecto a su paradero de la noche anterior.
Obviamente no les diría que había estando en Miyagi de otra dimensión.
Esa situación hizo que todo su valioso tiempo se fuera al tacho. Finalmente, decidió que se saltaría las siguientes clases e iría a hablar con su mentor o quién sea que esté disponible en ese momento.
Cuando sus compañeros lo dejaron en paz y creyó que ya era libre, el profesor Aizawa apareció detrás de él con varias copias en las manos pidiéndole ayuda.
—Necesito que me ayudes a llevar esto al salón de profesores.
Ahí pudo apreciar el fallecimiento su rato libre, solo esperaba que Hinata le haya hecho caso en no salir.
[...]
Salió de la sala común impresionado por todo lo que veía a su alrededor... ¡El lugar realmente parecía una mansión!
Había una gran sala con varios sillones y un inmenso televisor, también había un gran comedor con muchas sillas como si fuera un castillo, sin mencionar los baños... ¡También eran enormes!
Vio la puerta principal (que también era gigante) con un extraño sentimiento en el pecho.
Decidió salir, estaba con el uniforme puesto, así que podría aparentar ser un alumno y pasar desapercibido.
Antes de poder hacerlo él, la puerta fue abierta de golpe por dos chicos que conversaban animadamente, hasta que lo vieron.
"Oh no"
—¿Quién eres tú y qué haces aquí?— preguntó uno de ellos, era pelirrojo y tenía el cabello en punta. De alguna forma le recordó al peinado de Nishinoya, solo que el de su amigo era menos extravagante.
—H-Hinata.— respondió, temblando de miedo.
—¿Hinata?
—¿Qué haces acá? Aún no respondes eso.— Habló el otro chico. Era rubio y tenía un mechón negro en el flequillo.
Volvió a recordar a Nishinoya por los colores de su cabello, solo que los de su amigo eran lo contrario.
—M-me perdí.
Era obvio que estaba mintiendo, tanto así que hasta cualquier idiota podría haberlo notarlo.
—¡Oh, eres nuevo!— Preguntó/afirmó en de dientes afilados, volviendo a poner la misma sonrisa de antes.—¡Mi nombre es Kirishima Eijirō!
—Yo soy Kaminari Denki.
Las sonrisas de esos dos eran tan radiantes que llegaban a transmitirle cierta confianza y sin querer, le incitaron a sonreír de vuelta.
—¡Yo soy Hinata Shōyō, un gusto!— exclamó con una gran sonrisa plasmada en el rostro.
—Por un momento creí que era un niño, eres bastante pequeñín.— bromeó Denki, contagiando a Kirishima.
—¡Yo también creí lo mismo! Me había asustado.
Sin tener la intención de hacerlo, desataron la furia del enanito.
—¡No soy ningún niño, tengo dieciséis años bien cumplidos!— gritó moviendo ambos brazos de un lado a otro.—¡Además, soy ligeramente más bajo que ustedes!
Ambos chicos se miraron con una sonrisa en el rostro, habían encontrado a otro de su especie.
—¡Hey, cálmate!— dijo Denki, pasando uno de sus brazos por los hombros de Hinata.— Vamos a mostrarte la escuela.
—¡También te presentaremos con nuestra clase, si quieres!
—N-no es necesario, no tienen p-por qué tomarse tantas molestias.
—¿Te pusiste nervioso de repente?—Kaminari alzó una ceja.— ¡Ay, que niño tan adorable!
Eso había sido un golpe fuerte hacia su orgullo. Contra su voluntad, terminaron movilizándose hacia el patio (en donde habían varios alumnos).
Definitivamente ambos eran tan alegres como Nishinoya y Tanaka.
—Estamos entrando al campus principal, la verdad es que el lugar es bastante grande.
Denki asintió de acuerdo con Kirishima.
—Para evitar caminar mucho, te llevaremos de frente a nuestro salón.— dijo sonriente, abrazándolo un poco más.— Por cierto... ¿De qué clase eres?
—¿...Uno?
Kaminari y Kirishima se miraron de nuevo, emocionados.
—¿¡A o B!?
—...¿A-a?— respondió, dudando de lo que había dicho. Esperaba no meterse en problemas.
Volvieron a compartir miradas.
—¡Eso quiere decir que eres de nuestra clase!
"¡Rayos, Midoriya me va a matar!"
—¡S-supongo que sí!— gritó nervioso intentando aparentar felicidad, no quería mentirles, pero era una forma de defensa.
—¿Y por qué no entraste a las primeras clases?
...
No tenia una respuesta para eso.
El pelirrojo lo miraba expectante.
¿¡Bokeyama, en dónde estás cuando más te necesito!?
—¡Oigan, mierdas!—. gritó alguien acercándose. Hinata se asustó y por instinto se puso detrás del pelirrojo, quien parecía ser el más fuerte.—¿¡Qué hacen ahí parados como imbéciles!?
—¡Bakubro, estamos ayudando al alumno nuevo!—Exclamó Denki, haciendo que frunciera el ceño un poco más.— ¡Su nombre es Hinata!
—¿Uh? Pero si no hay nadie.
Kirishima miró en varias direcciones buscando al pelinaranja, hasta que sintió un ligero temblor en su espalda.
—Oh, ahí estás.— dijo amigablemente, abrazándolo por el cuello.— Él es Bakugō, también va a nuestra clase.
"¿Por qué me siguen abrazando?¡Me ponen nervioso!"
—¡U-un gusto!—. Esa persona daba miedo, más que Kageyama.
No, mentira, nada puede dar más miedo que el idiota de su armador.
El cenizo parecía estar analizándolo de pies a cabeza y eso hacia que se pusiera aún más ansioso.
—Pff, enanito.— espetó con un tono burlón.— Pareces un crío de colegio.
—¡Verdad que sí, yo también lo confundí con un niño!
Ah no, no iba a permitir que se burlaran de su estatura.
—¡Tengo 16 años, ya voy en preparatoria, Bokegō!
El dúo idiota se quedó congelado.
Ese chico estaba loco de remate como para gritarle así a Bakugō y ponerle un apodo en el primer intento. En parte se sintieron culpables, se habían olvidado de advertirle acerca del mal carácter del rubio.
Hinata juró ver cosas saliendo de la mano del ojirubí. Había empezado a sudar frío y a temblar sin darse cuenta.
¿¡Esas eran explosiones!?
—¡Tienes cinco segundos para correr, maldito enano!
No desaprovechó ni un instante y empezó a correr como alma que lleva el diablo.
"1...2..."
—¡Muere!—. Se escuchó la voz del chico al que había insultado aproximándose cada vez más.
—¡No se vale, no contaste los cinco segundos!
Siguió corriendo aún con más fuerza intentando perderlo de vista, pero nada.
¡No mires atrás!
La curiosidad lo mató por un momento y volteó su cabeza para mirar a sus espaldas. Lo último que vio fue al chico rubio lanzándose sobre él con una fuerza increíble.
Cayó al suelo violentamente con Bakugō encima, quien ya estaba levantando uno de sus puños para golpearlo, mientras que de este salían explosiones.
—¡E-Espera, aún no he conocido al Pequeño Gigante!— gritó desesperadamente, cubriéndose el rostro.—¡M-Midoriyaaaa!
—¿Deku?
El golpe nunca llegó.
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