CAPÍTULO 3: NEGOCIACIONES

Habían pasado ya tres horas de que la madre de Júpiter había llegado al palacio, Neptuno estába pensativo y sin saber qué hacer, sabía que aun amaba a Bridget, pero ella los había abandonado, aceptarla de nuevo sería exponer de nuevo a Júpiter a su propia madre, y ahora también al reino entero.

-Mi rey. -llamo Diabal- Si quiere mi opinión, una reina sería una bendición para el reino.

-Diabal, no me preocupa eso es... Ella era mi esposa desde mucho antes de todo esto, nos abandono a mí y a mis hijos. -dijo Neptuno.

-¿Hijos?

-Eran dos niños Diabal, mi hija se llamaba Venus, era una niña muy alegre, llena de vida y muy inteligente, murió en mis brazos cuando enfermo, nosotros llegamos a este valle con su cuerpecito en brazos, cuando la enterramos de su tumba nació todo esto.- Diabal lo miraba atentamente.

Neptuno no podía contener más las lágrimas al recordar a su hija, la culpabilidad de no poder haber hecho nada lo atormentaba todos los días y todas las noches.

-Entiendo que sea difícil todo esto majestad, pero piense en su hijo, necesita a su madre.

-Lo sé Diabal, lo sé, es por eso que me siento tan atrapado, no quiero fallarle. -dijo Neptuno pensativo.

A los pocos minutos entra Bridget al salon donde se encontraban, miraba a Neptuno y Diabal con tristeza y arrepentimiento en los ojos, se arrodilló ante Neptuno con respeto y soltando unas lágrimas hablo.

-Majestad, se lo imploro, piedad, se que no tengo justificación por irme, pero, usted tampoco es un santo, dejaba a su familia también. -le soltó.

-Los dejaba para que tuvieran lo mejor, no tienes idea de todo lo que tuvo que pasar Venus y Júpiter por ti, ahora vienes y dices que quieres volver, ya no soy el mismo Neptuno que conocías Bridget, ahora soy un rey y si permaneces aquí seré tu rey. -dijo lo último con voz fría.

Bridget no hizo más que bajar la cabeza ante las palabras de Neptuno, sabía que ahora sería difícil, pues aunque Neptuno la amara, su corazón estaba tan dañado debido al abandono y la pérdida. El sirviente miraba la escena mientras permanecía a un lado de Neptuno aún había muchas cosas que no sabía de su rey, Bridget sollozaba en medio del silencio hasta que las palabras volvieron a salir de su boca.

-Neptuno, te lo pido, solo otra oportunidad, no quiero volver a cometer el mismo error que cometí con Venus no lo soportaría, Júpiter no se lo merece. -dijo ella.

-Diabal -dijo ignorandola. - Asígnale una habitación, tomaré una decisión mañana.

Diabal le hizo una señal para que lo acompañará, y Bridget obedeció, al cerrar la puerta sé pudo escuchar al rey Neptuno romper en llanto.

-¿Sabe? Mi rey aún la ama, pero debe ver que usted es sincera, el rey Neptuno tiene un corazón tan puro capaz de perdonar y ayudar a quien lo necesita, él me ayudó cuando llegue a su puerta.

-¿Y que puedo hacer para ganar su confianza de nuevo? Neptuno a veces suele ser tan orgulloso. -señalo Bridget.

-A su majestad le encantan las negociaciones, sorprendalo, demostré que puede ser una buena reina. -dijo Diabal con una sonrisa.

-¿Una negociación? -Curiosa.

-Si, piense en algo que el rey Neptuno quiera y pueda conseguir de usted, y negocie con él, aunque si se saca el corazón y se lo da puede ser suficiente. -ríe levemente.-No es cierto, no lo haga.

Sin darse cuenta las palabras de Diabal le dieron una idea que sin duda alguna podrían servir para convencerlo o someterlo para estar con él, sonaba un chantaje cruel y obsesivo, pero si era la única forma de tener a su familia de vuelta lo haría, aunque existía la posibilidad de que Neptuno no la detuviera a tiempo y muriera en el intento, ¿Sería capaz él de dejarla morir?

La pregunta comenzaba a hacerle ruido en su cabeza mientras se ponía a pensar en las posibilidades entre la vida y la muerte, entre recuperar lo que le pertenecía y no lograrlo, solo tenía que encontrar las palabras correctas y accionar en el momento correcto, sin cabida de error, solo tenía que esperar al otro día.

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Al amanecer Diabal fue por ella a la habitación por órdenes de Neptuno, Bridget se guardó una daga que encontró en uno de los cajones de la habitación que Diabal le había asignado, como si todo lo que hablo con él la tarde anterior fuera planeado, se notaba nerviosa y sus manos sudaban, si su plan no funcionaba ella terminaría muerta. Las puertas del salón se abren mostrándole a Neptuno sentado en su trono.

-Y bien, te escucho, mi sirviente dijo que tenías ganas de negociar. -dijo Neptuno mirandola.

Era claro todo era un plan de Diabal, aunque no sabía porque él la ayudaba ahora, solo era una desconocida y el tendría que tener lealtad a su rey.
Bridget lo miro tragando saliva y se acercó a Neptuno tomando la daga de su bolsillo y coloco sobre su mismo pecho.

-Te daré mi vida y mi corazón, o puedo terminar aquí -dijo mientras apretaba la daga a su pecho. -O si lo deseas puedes tomarlos tú.

Neptuno se puso de pie y se acercó a ella para después besarla, esa era la señal, su decisión estaba tomada, ella reinaría con él.

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